Capítulo 19

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20 de Febrero de 1816

Después de dos días de viaje, llegaron a Norfolk, Georgiana ya extrañaba su hogar.

- Estoy tan cansada. - Dijo tirándose en la cama.
- Si... - Respondió Christopher mientras iba junto a su valet para cambiarse.
- ¿Georgiana?
- Lissa, ayúdame por favor. - Extendió la mano sin despegar la cara de la almohada.
- Por supuesto. - La ayudó a levantarse para llevarla a que se fuera un baño y de allí tendrían que comer para después dormir.

Cuando terminaron de comer, se fueron directo a dormir, dentro de dos días vendría el Sr. Fernsby por asuntos de trabajo.

22 de Febrero de 1816

- Sra. Rumsfeld, un placer volverla a ver.
- Lo mismo digo Sr. Fernby.
- ¿Usted podría guiarme al estudio de Christopher?
- Claro.

Caminaron hacia el estudio de Christopher, pues William había encontrado a Georgiana fuera de la casa, por lo que la saludó.

- ¡William! Gracias Georgie. - Besó la mano de su esposa al verlos llegar a su estudio. - Pasa William.
- Hasta luego Sra. Rumsfeld.
- Hasta luego Sr. Fernsby.

Ambos caballeros se adentraron al estudio de Christopher para hablar de negocios, un tema de aburrición para Georgiana.

Caminó a su gran jardín donde pidió un té para ella, no había nadie que la acompañara.

- Sra. Rumsfeld, le ha llegado una carta, es anónima.
- ¿Cómo? - Preguntó asombrada.
- No hay remitente.
- Déjala allí, la leeré más al rato.
- Con permiso milady.

Se levantó con su pequeña taza por sus hermosas flores mientras pensaba en si leerla o no, si le debía de comentar a su esposo o no.

De estar un rato pensando, terminó su taza de té y caminó a la carta donde efectivamente no había remitente, sólo decía "para la Sra. Georgiana Rumsfeld".

La observó intentando identificar aquella letra, pero no era conocida para ella por lo que procedió a abrirla.

- ¿Cómo prefiere mi lazo?
- Como lo trae puesto, milady.
- Oh querido Christopher, espero verlo en el hermoso jardín de la Sra. Jonhson.
- Espero poderla ver, hace mucho que no tenemos tiempo a solas.
- Lo veo, milord.

Esa era una hoja que se notaba que había sido escrita desde hace mucho tiempo. No sabía de quién era pero estaba segura de que tal vez era una mala broma de parte de alguien, por lo que no le tomó importancia y la guardó en su sobre para llevarla a guardar en su cajón.

Cuando terminó de cerrar el cajón con llave, escuchó como salían del estudio de Christopher, por lo que bajó a con ellos.

- Sra. Rumsfeld, nos vemos pronto. - Inclinó un poco su sombrero y salió por la puerta principal.
- Me dijo la Sra. Lawrence que te llegó una carta anónima.
- Oh, veo que te comentan todo. - Dijo con burla ocultando su decepción por la privacidad. - Pero es una carta equivocada, creo que no es importante.
- Bueno, vamos a comer.
- Vamos. - Aceptó su brazo para ir al comedor.

22 de Febrero de 1816

Se encontraba la joven señora de Norfolk en una banca que estaba en el extenso territorio de Norfolk.

- ¿Buscando el sol?
- Creo que no llegará jamás. - Le contestó a su esposo mientras le hacía campo en su banca, a lo que él se sentó a su lado.
- Espero un día llevarte a un lugar donde haya sol.
- Yo esperaré con ansias.
- ¿Qué harás este día?
- Pues estar aquí, ir a cabalgar, ir a algún lago y refrescarme.
- Bueno, espero me acepte en sus planes, milady.
- Con gusto, milord.
- Sra. Rumsfeld, una nueva carta para usted.
- ¿De parte de quién?
- Anónima mi señora.
- Déjala en mi salón por favor.
- En seguida. Con permiso.

Se fue de allí la joven a lo que Christopher habló de inmediato.

- ¿Quién será el de las cartas anónimas? - Le habló con seriedad.
- No lo sé, seguro es disculpándose por la equivocación. - Mintió con nerviosismo.
- Bueno, está bien.
- Vamos, hay que ir a cabalgar.

Se levantó seguida por su esposo.

Hicieron todo lo que ellos quisieron hacer desde un principio, fueron a cabalgar, fueron al lago e hicieron más cosas, por lo que terminaron cansados.

Mientras terminaba de cepillar su cabello, vio su reflejo en el espejo que tenía frente, vio su rostro pálido, sus hermosos ojos verdes se veían cansados y apagados, se sentía cansada y con mareos, seguro algo le había caído mal de la comida.

Terminó de cepillar su cabello y cuando lo bajó, vio la carta anónima que había allí, la que la joven le había dicho que había llegado.

Agarró el sobre que se sentía igual que el anterior, estaba segura de que era de la misma persona que le había mandado la carta.

- Georgia... ¿qué ocurre? - Le dijo al ver a su esposa con la cara perturbada y pálida.
- Nada cariño, buenas noches. - Se acercó y le dio un beso en la mejilla mientras se iba a la cama y se dormía.

Christopher supo que algo iba mal. Fue a el cajón de su esposa donde vio el cajón donde guardaba sus cosas privadas, lo intentó abrir pero estaba cerrado. Se regañó a sí mismo por querer invadir la privacidad de su mujer.

Caminó hacia la cama donde estaba su esposa ya dormida.

- Espero no sea nada malo...

Y cerró sus ojos azules.

23 de Febrero de 1816

Sr. Rumfeld, espero este día haya amanecido de maravilla, la casa de la Sra. Rumsfeld es muy cómoda, su casa milord es muy cómoda.

Este día es el último, el último que nos veremos, esperaremos hasta la próxima temporada para vernos. Bailaremos toda la noche, sin importar que sea inapropiado, al fin y al cabo nos casaremos, ¿no es así? Bueno mi querido, deseo tanto verte... Espero y Betsy sea discreta y entrgue está pequeña misiva con toda la discreción posible.

Recuerda, todos los bailes reservados para mi querido.

Con mucho amor tu bella amante.

- Oh Christopher... - Y soltó la carta de sus manos dejándola caer en su mesa mientras frotaba sus manos y miraba por su gran ventana. - ¿Quién será?

Always Yours (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora