Posiblemente algunas personas creerán que el dormir en un espacio tan reducido con la persona adorada sea la cosa más tierna y romántica, un espacio donde uno esté prácticamente encima del otro sintiéndose incluso entre la marea de anestésico.
Pero la realidad es diferente, porque el sofá no fue lo suficientemente grande en el momento que Louis decidió tomar su lugar a un lado de Harry y no en su pecho como había estado toda la noche.
Aún la luz matutina era escasa cuando el dormido ojiazul comenzó a empujar a Harry para acurrucarse en sus brazos. Lo que sus pequeños movimientos no midieron fue que Harry estaba acostado sobre su costado en el borde, y sólo bastó un poco de presión mimosa de su parte para que el sonido inconfundible de un golpe sordo llenara el silencio de la habitación.
El aire perdido y el dolor que atravesó su espalda fueron lo suficiente para que Harry despertara viendo el techo desde una altura más al fondo de lo que recordaba. Pero, por el contrario, Louis ni siquiera se inmutó. El castaño únicamente frunció el ceño ante la pérdida del calor de su alfa, pero no despertó. Tomó la posesión completa del sofá boca abajo y enterró su rostro en el lugar aún tibio donde el olor de Harry se concentraba.
El rizado soltó una suave maldición al dolor que atravesó su cuerpo al tratar de levantarse, pronto se quitaría, sin embargo, eso no evitaba que estaría sobre la alfombra esperando a que su respiración se regularizara.
Un instante después, la mano de Louis colgó fuera del sofá y la punta de sus dedos rozó su pecho mandando estremecimientos a su cuerpo a pesar del mal momento. Pero con ese simple toque el dolor se atenuó para que su atención se centrara en aquello que verdaderamente era importante, en su dulce omega y sus toques inquietos.
Siempre sucedía eso cada vez que Louis lo tocaba y era maravilloso. Harry no pudo reprimir el suspiró y la sonrisa que se formó a pesar de estar en el frío suelo completamente desnudo.
—¿Qué demonios haces ahí? —Louis preguntó adormilado viéndolo con los ojos entrecerrados.
—Nada, compruebo la vista —Harry soltó sarcásticamente.
—Sube aquí y abrázame —Louis no captó su respuesta y demandó su calor. Dejó caer la cabeza sobre la mullida superficie quedando otra vez dormido.
Un nuevo suspiro salió de los labios de Harry y se incorporó lentamente. Estirándose hasta que escuchó sus extremidades crujir, tomó a Louis en brazos y lo llevó a su habitación. No tenía nada de gracioso mantenerse en el sofá para volver a ser tirado. Adentró en las sábanas el diminuto desnudo cuerpo y se colocó tras él rodeándolo con sus brazos, protegiéndolo e inhalando en su nuca el olor puro y dulce de él.
Por un instante, tomado por sorpresa, se dio cuenta de la confianza ciega que le tenía el ojiazul. Él siendo un alfa podría hacer lo que quisiera con el castaño, lo tenía desnudo y estaba seguro que Louis estaba muy dispuesto a él, y aunque no lo estuviera, el rizado era más fuerte y corpulento que la frágil criatura que sostenía con amor. Entendía su desconfianza y disgusto por los demás alfas, pero con él era tan diferente que su pecho se desbordaba de satisfacción.
Un suave movimiento hizo que su mirada viajara a Louis que se retorcía en sus brazos, entre la oscuridad de la habitación captó el ceño fruncido y creyendo que lo estaba estrujando demasiado fuerte, lo soltó.
Una sonrisa tonta se plantó en su rostro cuando lo único que hizo el ojiazul fue colocarse sobre su pecho. Justamente encima de su corazón la cabeza castaña se posó. Volvió a enrollar sus brazos alrededor de Louis escuchando el ronroneo cuando enterró sus dedos en la sedosa cabellera y acarició el lugar donde amaba Louis.
Harry no pudo volver a dormir. No por la horrible sensación de pérdida que sentía cuando el omega no estaba con él como aquel día que no lo tuvo entre sus sábanas, sino por la sola satisfacción de sentir la piel de seda quemando en sus manos.
(...)
—Por favor, por favor, Haaaaaz —Louis batió sus pestañas de forma coqueta sin apartarse de los ojos verdes.
—No —Harry negó sonriendo y lo atrajo a un beso que los dejó jadeando cuando se separaron con un chasquido—. Podemos decirle a cualquiera que los haga.
—Pero yo quiero hacer eso por ti —Louis hizo un puchero.
—Pero yo quiero que te quedes justo aquí —Harry colocó sus manos sobre los abultados montículos que sobresalían en la parte trasera de Louis. Teniéndolo a horcajadas sobre sus piernas era impensable que se fuera cuando estaba tan cómodo con él encima.
—Quiero hacerlo, siento que sólo estorbo —Louis suspiró y se inclinó más cerca del rizado comenzando a dejar un recorrido de besos sobre su mandíbula—. Además, yo soy el único que debería de hacer cosas como esas para ti.
—Esa es una artimaña muy sucia, bebé —Harry cerró los ojos disfrutando de los besos sobre su rostro.
Sólo quería que Louis se quedara sobre sus piernas justo como ahora, dejando que su presencia tranquilizara a su alfa. No lo quería ni un segundo lejos.
Era un poco aterrador su necesidad por él, pero así era cuando un alfa encontraba todo lo que estaba buscando en alguien. Su posesividad nata que estuvo oculta toda su vida salía a flote con intensidad habiendo encontrado su mitad.
Si Harry era así de posesivo cuando todavía no reclamaba a Louis, cuando lo hiciera, posiblemente tendría muy a menudo el impulso cavernícola de dejarlo encerrado para que nadie lo viera. Era su naturaleza alfa, quien quisiera decir lo contrario era porque mentía o aún no había encontrado su luz de estrella. Generalmente había la creencia que los alfas al reclamar a alguien debía de bajar sus instintos posesivos al tenerlos exclusivamente para ellos, pero la marca sólo hacía que su instinto protector aumentara en gran escala. A Harry le daba un poco de miedo asustar en un futuro a Louis con su intensidad.
—De acuerdo, ve —suspiró derrotado.
Un segundo después de que Louis le diera una sonrisa de suficiencia y su delicado peso desapareciera sobre su regazo, se sintió repentinamente perdido y solo. Bufó despejándose de esa desagradable sensación. Louis no iba a estar a cada minuto pegado a él por más que quisiera y debía acostumbrarse a la idea de empezar a estar lejos ahora que las clases se reanudarían en la universidad de Louis.
Pasó una mano por su cabello y volvió a concentrarse en la variedad de hojas en su escritorio. Esperaba que Louis jamás pensara en dejarlo, porque de lo contrario, Harry no sabría qué tan hondo podría caer.
(...)
Louis estaba en otra habitación preparando un té para él y café para Harry. Buscó el frasco de azucar por todo el lugar y se dio un golpe mental cuando lo vio dentro del armario empotrado muy arriba de su cabeza tenía que mencionar. Si no fuera por el lugar donde estaba, rodeado de personas que aún le daban miradas disgustadas, probablemente Louis hubiera dejado salir un grito lleno de indignación y frustración ¿A quién demonios se le ocurría ponerlo tan alto?
No usaba tacones para llegar al lugar y tampoco era tan alto, ahora que lo pensaba mejor, hubiera tomado la oferta de Harry de mandar a alguien más a hacer la sencilla tarea.
Tras resignarse a ponerse de puntillas ya que al parecer no había ninguna silla en todo el lugar, abrió la pequeña puerta y se estiró, porque también a esa persona se le ocurrió poner el frasco en el compartimento más alto como si todos midieran dos metros.
Con la punta de sus dedos comenzó a tratar de empujar hacia fuera el recipiente hasta que por error movió demás la mano y terminó por empujarla al fondo donde ya no podía ni tocarla. Un chillido casi imperceptible y muy frustrado salió de él sin importar si alguien lo escuchaba. Pensó entonces que podría haber jalado el frasco con la cuchara para sacarlo antes de que estuviera tan fuera de su alcance... Vaya, ¿Cómo no se le ocurrió antes?
A Harry no le importaría tomar el café simple ¿cierto?
Vaya mierda era ser muy bajo de estatura. Aunque... eso también traía beneficios, como poder ser rodeado completamente por el imponente cuerpo de Harry y acurrucarse en el amplio pecho con olor a hogar. El rizado mencionaba muy a menudo que era tierno por su pequeña altura, y Louis no estaba dispuesto a renunciar a tales palabras amorosas. No, nunca. Mmmm... iba a pensar mejor las cosas antes de desear ser más alto.
Antes de tomar las tazas y salir de ahí, alguien se posicionó tras él y un brazo se alzó tomando con facilidad el frasco que buscaba. Cuando el recipiente se colocó frente a él, Louis volteó el rostro con una sonrisa avergonzada e intentó no sonrojarse por su intento fallido, porque la tierra debía de tragarlo en ese momento por haber hecho un poco el ridículo. Y más si ese alguien era Harry. Con la intención de rodear con sus brazos al rizado y esconder su rostro rojo se giró completamente hacia él.
Pero hubo un ligero inconveniente cuando estuvo a centímetros de posar sus manos en los hombros de la otra persona, y el problema fue que ese no era Harry.