✧ i'm dying to live ✧ || נαℓε...

By TheSadTeen

12.6K 1.2K 1.7K

‹‹ "Corre." Susurró en mi oído, mandando escalofríos por mi espalda. Y corrimos. Los arboles parecían des... More

p l a y l i s t
u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s e i s
s i e t e
o c h o
n u e v e
d i e z
o n c e
d o c e
t r e c e
c a t o r c e
q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
d i e c i o c h o
d i e c i n u e v e
v e i n t e
v e n t i u n o
v e i n t i d o s
v e i n t i c u a t r o
v e i n t i c i n c o
v e i n t i s e i s
v e i n t i s i e t e
v e i n t i o c h o
v e i n t i n u e v e
t r e i n t a
t r e i n t a y u n o {f i n a l}
a g r a d e c i m i e n t o s
C O N C U R S O
shameless self promo
IDTL 2

v e i n t i t r e s

285 28 22
By TheSadTeen

si ese giff no demuestra lo real que era/es el frerard no sé que más se necesita

pensé que no acabaría este capítulo nunca porque al principio tuve un bloqueo de escritore y luego llegó pokémon go y.... GOTTA CATCH 'EM ALL!

en fin, aquí teneis un capítulo frerard (siento que no haya smutt tho :'c )

∆∆∆

gerard.

Estaba estirado en la cama al lado de Frank, viendo como este dormía, y maldiciendo no haber llegado unos segundos antes.

Quien iba a decir que, siendo inmortales, el tiempo iba a llegar a importarme tanto.

Debería haberme quedado luchando al lado de él, porque sabía que Frank era fuerte y capaz de arreglárselas solo, pero nadie es invencible delante de según qué situaciones. Sin embargo, tampoco podía dejar a Jack prácticamente muerto y Alex al borde de un ataque de pánico solos.

No tenía que pasar nada, Frank y yo habíamos afrontado situaciones así antes, no obstante, sentí que me disparaban a mí también en el momento en que vi a mi chico desplomarse en el suelo abatido y como el cazador aún tuvo el descaro de pisarle con sus sucias botas.

Sabía que solo necesitaba un poco de sangre de ese tipo, que no era propio de nosotros matar cazadores sin remordimientos; pero solo podía ver a Frank medio muerto en el suelo y al hombre riéndose de él y de mi desesperación.

Volví a mirar a mi novio, tratando de alejar aquellos pensamientos y calmarme. Estaba más pálido de lo normal, con algunos mechones de su pelo oscuro cayendo desordenadamente sobre su rostro, y respiraba pesadamente con algo de dificultad.

Me tumbé más cerca de él, mirando hacía el techo, y cerré los ojos, sintiendo como todos los recuerdos junto a ese chico volvían.

.

.

.

.

Había acabado de vuelta en un orfanato por el homicidio de mis supuestos padres, los cuartos este año. Podía ver las expresiones de lástima que me dirigían todos los de ese lugar al pensar que un pobre chico de diecisiete años no tenía una familia, que esta había sido asesinada dejando al pobre niño solo, pero la había tenido; hace siglos.

Lo que ellos no sabían era que el asesino de esa pareja había sido yo, consumido por el hambre de sangre después de que me castigasen sin poder salir de casa por alguna estupidez, y que solo aparentaba ser un adolescente porque en realidad debía tener más de cien años.

Sinceramente, odiaba esto; pero era la forma más fácil de vivir en mi condición. Si estaba en el sistema de adopción era más fácil pasar desapercibid. La gente me tenía por un pobre huérfano, solo y triste, y no por un sanguinario y despreciable vampiro -y, por ello, era más fácil obtener sangre sin levantar tantas sospechas.

Era un plan perfecto o, al menos, lo fue hasta que apareció él.

Lo conocí en una noche de invierno, llevaba un jersey de lana viejo y desgastado y unos tejanos rotos que muy difícilmente podían protegerle del frío del exterior.

Cuando la monja encargada del orfanato -no recuerdo su nombre, aunque tampoco es como que importe ya- lo vio aparecer en la entrada principal, tiritando y ligeramente cubierto de la nieve de diciembre, lo hizo pasar dentro enseguida.

Y yo no pude evitar fijarme en él, en como su pelo negro, tan oscuro como la noche, caía caóticamente sobre su tez enfermizamente pálida.

Nuestras miradas chocaron por un instante, verde contra verde, y no pude evitar constatar en que aquellos eran los ojos más tristes que había visto nunca.

Con el paso de las semanas, descubrí que el recién llegado se llamaba Frank y que nadie sabía cómo había acabado ahí, porque se negaba a hablar de ello y todavía más de sus padres.

...

"La hermana Mary dice que no podemos subir a la azotea." Me detuvo una voz a mitad de las escaleras que llevaban a dicho lugar.

Me giré, ligeramente molesto porque lo último que necesitaba era que uno de esos niños me sermonease sobre lo que podía o no podía hacer, y me encontré con aquel chico.

"No sé quién es esa Mary, pero voy a subir igual." Respondí, girándome de nuevo y dejándole ahí plantado.

Oí como balbuceaba algo, como si intentase encontrar las palabras para detenerme, y, al no encontrar nada, me siguió hacía arriba.

"¿Cómo puedes no saber quién es? Llevas aquí más tiempo que yo." Preguntó incrédulo, sentándose a mi lado, al borde de la azotea.

Seguramente era por eso que no dejaban subir a nadie aquí, la barandilla que debería haber se había desmoronado y ahora no había nada que protegiese ni asegurase que no cayeses al vacío desde una sexta planta. Y no convenía exponer a niños depresivos -algunos incluso suicidas- a este peligro.

"Simplemente no me importa, no me interesa saberme el nombre de toda esta gente si luego me voy a ir de nuevo."

Frank me miró atónito unos segundos, el viento revolvía su desordenado pelo y el sol incidía sobre sus ojos verdes, haciendo que se viesen más claros de lo que eran, y luego sonrió burlonamente.

"Ah ya, tú debes de ser Gerard. Cambias de familia cada dos meses y, si mal no recuerdo, los últimos fueron asesinados."

"En realidad, los maté yo." Solté, esperando que eso lo asustase lo suficiente como para que se alejase de mí.

Parecía un buen chico, pero yo nunca dejaba que nadie se acercase y, aunque prácticamente no sabía mucho más que su nombre, sentía cierta atracción hacía él y sabía que estaba mal; porque no podía permitirme dejar entrar a nadie en mi vida.

Sin embargo, la reacción del moreno fue totalmente inesperada. En vez de asustarse o mirarme sorprendido, sin esperarse aquello, se echó a reír despreocupadamente.

"Me caes bien. Eres mucho más divertido que cualquiera de esos ahí dentro." Comentó, moviendo los pies que colgaban del precipicio y observando sus converse negras -lo único en condiciones de la ropa con la que llegó.

"Y tú mucho más descarado." Contraataqué, decidiendo dejar como una broma el asesinato de mis padres adoptivos.

"Oh, no has visto nada, puedo ser mucho más descarado." Dijo, mirándome con una gran sonrisa, recordándome a la de un niño de cinco años, ilusionado y feliz.

"¿Ah así?" Me reí, observándole divertido.

Sabía lo que estaba haciendo, había vivido lo suficiente como para poder reconocer a alguien ligando obstinadamente conmigo, pero no dije nada, porque era divertido ver sus ojos brillar juguetonamente y, en el fondo, me alegraba de que esa mirada triste hubiese dejado de inundarlos.

...

Nunca me había supuesto un gran esfuerzo alejar a la gente de mí, solo era cuestión de ser cruel o distante y, a los pocos días, la gente ya no quería saber nada más de ti. Pero Frank era diferente. Él seguía regresando a mi lado, no importaba que dijese ni como lo tratase, era como si fuese capaz de ver a través de mis barreras y darse cuenta de que en realidad solo estaba fingiendo para quitármelo de encima y, además de descarado, también era persistente y testarudo.

Y, de esa manera, se había acabado haciendo costumbre entre nosotros quedar cada tarde en la azotea.

"¿Por qué estás aquí?" Le pregunté una tarde, el chico no le había dicho a nadie de donde venía, decía que no era asunto suyo, que ni siquiera le conocían como para tener el derecho a preguntar, y me intrigaba porque sus ojos se veían tan tristes cuando lo vi por primera vez.

"Mi madre murió hace dos años y desde entonces mi padre se ha convertido en un maldito alcohólico y, dios, no sabes lo que es vivir con un borracho; así que me fugué, con la mala suerte de que era invierno y el dinero se me acabo antes de lo que pensaba." Contestó, observando sus converse pensativamente.

El silencio se apodero de nosotros durante unos segundos y lo único que podíamos oír era el bullicio de los coches de Nueva Jersey volviendo a casa, a un hogar que nosotros no teníamos.

"Oye, Gerard, ¿es verdad que mataste a tus últimos padres?"

Permanecí en silencio, viendo las luces de los semáforos de la calle debajo de nosotros cambiar de color de vez en cuando, mientras consideraba que decirle.

"Sí."

"¿Por qué?"

Nuestras miradas se encontraron entonces, con el silencio sentándose entre nosotros de nuevo, y, tan solo esa pregunta, reafirmó mi creencia de que el moreno no era como los otros. Cualquier persona hubiese huido o se hubiera asustado si le dices que has matado a alguien, pero ahí estaba él, pidiendo los motivos, cómo si un homicidio tuviese menos peso con unas razones que lo justificasen.

Sonreí de lado, sin romper el contacto visual.

"Porque soy un vampiro."

"Tiene sentido." Murmuró, volviendo a mirar la calle debajo de nosotros, y yo me reí porque era la primera persona a la que le decía eso y me creía a la primera. "¿Y los mataste para beberte su sangre?"

"Bueno, sí, pero en mi defensa diré que llevaban días sin dejarme salir a buscar presas y tenía hambre."

"Y... ¿tienes hambre ahora?" Preguntó entonces, sin dignarse a mirarme siquiera, como si de golpe me tuviese miedo.

"Mucha." Confesé, hacía semanas que no había tenido la oportunidad de morder a ningún humano y, aunque tenía hambre, podía resistir unos días más.

"Puedes... Puedes beberte mi sangre..." Susurró, casi inaudiblemente, mirando hacia abajo.

Sonreí, divertido, porque jamás consideraría hacerle nada justo a él y por cómo se había ofrecido tan amablemente.

Me acerqué a él, a su cuello, y sentí como se tensaba levemente sin apartar la vista de la ciudad frente a nosotros, y lamí su cuello.

Me reí al ver su expresión confundida y vi como Frank pasaba a mirarme algo molesto al darse cuenta de que me estaba burlando un poco de él.

"Joder, Gee, lo digo en serio." Dijo, esta vez mirándome directamente.

"No voy a hacerte nada, Frank, estoy bien." Cerré la conversación, levantándome del suelo y extendiendo mi mano en su dirección para ayudarle a levantarse. "¿Vamos? Creo que hoy hay pizza de cena."

...

Sin que me diese a penas cuenta, los meses iban pasando. Frank rechazaba cualquier oferta de adopción que se le presentase, con excusas que tan solo escondían que no quería alejarse de mí, lo cual era un problema porque era demasiado arriesgado que permaneciese a mi lado. Sin embargo, yo tampoco podía hablar demasiado porque yo también había estado rechazando varias propuestas de diferentes familias.

Lo cierto era que, aunque me había prometido que, pasase lo que pasase, no me enamoraría de ese humano testarudo, sentía algo por él y era incapaz de alejarme por mucho que sabía que era lo mejor.

Vi a Frank correr por el pasillo principal del orfanato en el que vivíamos, con la tal Mary detrás de él, persiguiéndole furiosa, y me reí.

"¡Quedamos en cinco minutos arriba!" Me gritó, mientras seguía corriendo entre risas.

Me volví a reír, viendo como los demás niños se asomaban desde los márgenes de las puertas para ver que sucedía, y me encaminé hacía el último piso.

Cuando llegué a la terraza, me senté en el borde y, a los pocos minutos, apareció el moreno respirando entrecortadamente, apoyado en la puerta metálica de la azotea.

"¿Qué ha pasado?" Pregunté, riéndome.

"Tenía hambre y he ido a mirar si había algo de comida en la nevera. Mary me ha pillado comiéndome un trozo de pizza y ya sabes cómo es esa mujer, se ha puesto como una furia porque estuviese comiendo a pocas horas de la cena y porque cogiese comida sin permiso de nadie." Me explicó, con una sonrisa, claramente encontrando todo el asunto tan divertido como yo, mientras se sentaba a mi lado.

"Quizás convenza a las demás de que no te den cena hoy." Me burlé.

"Bueno, al menos aquí no me encontrará y, si me deja sin cena, sé que tú me pasarás algo de comer a escondidas." Me sonrió, haciéndome ojitos, como si me estuviese pidiendo que lo hiciese en caso que de verdad lo dejasen sin cena.

"Sí, sí."

El humano volvió a sonreírme antes de quedarnos en silencio.

Mientras el mundo transcurría fuera de las paredes de aquel orfanato y las personas pasaban por las calles de aquella inmensa cuidad, Frank parecía estar considerando que decirme. Parecía inquieto, y lo conocía lo suficientemente bien a estas alturas como para saber que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto.

Iba a abrir la boca para hablar yo, cuando él lo hizo.

"Oye, Gee..." Susurró nerviosamente el chico. "No sé cómo vas a tomarte esto, pero... Joder, me gustas."

Vi como jugaba nerviosamente con sus dedos, sin atreverse a mirarme y realmente era adorable verle así, Frank podía llegar a ser jodidamente mono.

"A mí también me gustas." Respondí, sonriéndole, sin pensármelo dos veces porque, en realidad, ya había pensado demasiado en ello muchas veces antes.

"No- quiero decir... en plan, estoy enamorado de ti, te quiero." Balbuceó, esta vez mirándome y con sus mejillas levemente ruborizadas, hecho un completo lío y tratando de transmitirme sus sentimientos.

"Lo sé, yo también te quiero, tonto." Me reí.

No dejé que dijese nada más y junté nuestros labios, sintiendo como inmediatamente correspondía mi beso, rodeando mi cuello con sus brazos y abriendo más la boca.

Nos separamos y juntamos nuestras frentes, sonriendo. No estaba demasiado seguro de esto, sabía que quería a Frank, se había metido en mi vida lentamente y me había sido imposible echarle porque yo mismo quería que se quedase; pero no quería ponerle en peligro por ser un vampiro.

Lo que no sabía, era lo poco que duraría esa paz.

De repente, oímos gritos y mucho ruido dentro del edificio. Ambos intercambiamos unas miradas antes de levantarnos e ir a investigar.

Bajamos al piso de abajo, cogidos de la mano, y vimos como todo estaba patas arriba, como si hubiese venido alguien y lo hubiese revuelto todo.

Sin embargo, el verdadero horror se apoderó de nosotros cuando bajamos a la planta principal, donde podía oírse más alboroto y dónde normalmente había más gente.

Rápidamente pude olerlo; el humo de los cazadores. Solían usarlo o bien para detectar si había vampiros en el lugar e identificarlos para poder matarlos sin matar a ningún humano sin querer, o bien para directamente dejarnos indefensos e incapaces de defendernos y facilitarles así eliminarnos.

Me incliné, casi calléndome al suelo de no ser porque conseguí sujetarme de una de las paredes, al notar aquel humo colarse por mi garganta, asfixiándome y haciendo que mis ojos llorasen y no pudiese casi ni ver.

Frank rápidamente se inclinó a mi lado, terriblemente preocupado, y me ayudó a andar.

Permanecimos estáticos en el marco de la puerta de la sala de estar, viendo, aterrados, la escena que se presentaba frente a nosotros.

La música del gramófono que siempre estaba presente en esa sala ahora había desaparecido por completo, ahogando la habitación en un extraño e inusual silencio, el viento se colaba a través de las ventanas rotas, moviendo las cortinas blancas, y, en el suelo, junto a los pedazos de vidrio de las grandes ventanas, estaban los cuerpos muertos de varios vampiros.

Sabía que en ese lugar había varios como yo, igual que ellos también sabían que yo era uno de ellos, pese a todo, nunca hablábamos porque, aunque fuésemos de la misma especie, no quería saber nada de ellos y la norma parecía aplicarse en ellos también. No obstante, no sabía que en el orfanato vivíamos tantos.

Mi vista se centró entonces en las personas vestidas de negro, armados y con miradas frías y desafiantes. A sus pies estaba el tubo, prácticamente vacío, de humo y parecían estar inspeccionando la zona en busca de más posibles víctimas.

Al lado de estos, totalmente asustadas, estaban las monjas del orfanato y los demás niños. Sus caras reflejaban el shock y el miedo de ver a aquellos que creían sus compañeros tirados en el suelo, inertes y sin vida, e incluso algunos lloraban la muerte de sus amigos.

Volví a mirar a los cuerpos caídos, sintiendo el pánico apoderarse de mí con la misma rapidez que el veneno de los cazadores, porque sabía que yo sería el siguiente. El humo cada vez me estaba debilitando más y no había forma de que me enfrentase a ellos.

"Huye." Vi que decía uno de los vampiros que conocía, medio muerto, su voz apenas llegaba a un susurro y más bien había sido capaz de saber que decía leyéndole los labios.

Los cazadores de vampiros se fijaron entonces en nosotros dos, acabando todas las miradas en mí, porque lo sabían, sabían que yo era uno más, solo hacía falta ver como me estaba ahogando y como mis ojos estaban llorosos por el humo tóxico; y realmente nunca podré agradecérselo suficiente, porque, de no ser por Frank, estaría muerto.

El chico tiró de mí, arrastrándome a través de los pasillos del edificio que, para desventaja de nuestros persecutores, no conocían, porque eran pequeños atajos a través de habitaciones que se usaban poco.

Y, de alguna forma, logramos dejarlos atrás y salimos por la puerta trasera, que daba a un camino que llevaba al bosque.

"Joder... eso sí que no me lo esperaba." Comentó mi ahora novio, apoyando sus manos sobre sus rodillas, tratando de recuperar el aliento, una vez los perdimos dentro del inmenso bosque. "¿Estás bien?"

Yo simplemente me quedé mirándole, pensando en la suerte que habíamos tenido y en cómo podríamos haber muerto ambos ahí dentro -yo por ser un vampiro y él por estar de mi parte.
Respiré profundamente, aliviado al notar como lentamente los síntomas del humo empezaban a desaparecer, y asentí, con una sonrisa, tratando de asegurarle que estaba bien. Por suerte, si una cosa tenía de buena ese dichoso humo, es que sus efectos no duraban mucho.

"¿No estás cansado? Debemos haber corrido como un kilómetro hasta aquí." Cuestionó, reincorporándose, pero con la respiración un poco agitada aún.

El bosque quedaba bastante lejos de la ciudad dónde vivíamos, así que fácilmente podíamos haber corrido, huyendo de disparos, un kilómetro, o incluso más, hasta aquí.

"No, los vampiros no nos cansamos, ventajas de estar medio muerto." Me reí, enseñándole la lengua juguetonamente. Y, pese a ser verdad, lo cierto es que, afectado por el veneno, me había costado casi tanto como a él correr tanto. "Lo que me sorprende es que tú hayas podido correr tanto."

"Bueno, tenía miedo de que te matasen." Dijo. "Aunque podrías convertirme en vampiro y facilitar las cosas antes de que me muera de asma."

Y, lo que en un principio quedó como broma, con el paso de las semanas acabó convirtiéndose en una posibilidad que ambos contemplábamos muy seriamente.

Éramos conscientes de que nos buscaban, había carteles por todas partes anunciando que se nos buscaba bajo el estúpido pretexto de que éramos unos pobres adolescentes perdidos, y, pese a que Frank era bastante ágil y capaz de seguirme el ritmo, cada vez se nos hacía más imposible parar a descansar y estaba empezando a pasarle factura al humano. Cada vez estaba más débil y tenía miedo a que se enfermase gravemente.

Él mismo me lo había sugerido varias veces y, aunque no quería arrebatarle su vida, porque la inmortalidad era más dura de lo que parecía, cada vez era más obvio que aquello era la solución más obvia.

Si seguíamos así, Frank podría ponerse enfermo y no teníamos medicinas -sin mencionar que, mientras yo podía resistir bastante tiempo sin sangre humana, Frank necesitaba comer para sobrevivir y, el que nos persiguiesen, dificultaba poder obtener comida para él. En cuanto a mí, tenía claro que no le abandonaría. Lo cual nos dejaba con que, o le transformaba, o moríamos ambos.

...

"¿¡Es que eres imbécil!? ¡Vete! ¡Tú puedes huir, yo no puedo seguirte el ritmo más, Gerard! ¡Lo siento, ¿vale!? ¡Te quiero, te quiero, joder, y por eso quiero que te salves tú, aunque me duela alejarme de ti! ¡A mí probablemente me ayudarán en cuanto vean que no estoy contigo!" Me gritó mi chico, en medio de otra de nuestras peleas, porque últimamente el estrés y el miedo eran tanto que no hacíamos más que discutir.

"¡No seas idiota! ¡No te pienso dejar tirado en medio del bosque solo!" Le respondí, igual de frustrado que él.

El humano se sentó en el suelo lleno hojas, con una expresión molesta, mirando el bosque detrás de mí.

"O me dejas aquí, o me transformas. Sé que eres lo suficiente listo como para haberte dado cuenta de que esas son las dos únicas soluciones, por mucho que te joda." Me dijo, esta vez más calmado, volviendo a centrar su vista en mí.

Me agaché a su altura, mirándole a los ojos.

"Te equivocas, solo hay una; transformarte."

Frank me sonrió, ambos sabíamos que ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar atrás al otro y que permaneceríamos juntos frente a cualquier cosa.

Junté el espacio que separaba nuestros labios, en un beso pasional, y lentamente fui moviéndome hasta su cuello, besándolo y mordiéndolo levemente, haciendo que soltase suspiros de placer y tratando de distraerle un poco de lo que pensaba hacer.

"No te preocupes, Frank, los vampiros nunca te harán daño." Susurré contra su piel antes de clavar en ella mis colmillos.

...

Después de aquello, Frank se adaptó sorprendentemente rápido a su nueva condición de vampiro y despistar a los cazadores fue relativamente fácil.

Sin embargo, para asegurarnos y alejarnos de todo aquello que conocíamos, no paramos hasta que llegamos a Baltimore; donde construimos la casa que, desde entonces, ha sido el hogar que nunca tuvimos.

.

.

.

.

Me tumbé de lado, observando fijamente el rostro durmiente de mi novio, sin poder evitar que algunas lágrimas rodasen por mis mejillas, mientras le apartaba algunos mechones oscuros de su tez blanca.

"No te preocupes, Frank, los vampiros nunca te harán daño." Susurré, besando levemente su cuello, justo donde lo mordí la primera vez, y casi puedo jurar que lo vi sonreír un poco.

∆∆∆

sí, he hecho una referencia de vampires will never hurt you #sorrynotsorry

ah~, la historia de estos dos me ha acabado gustando tanto que he llegado a plantearme hacer un fanfic entero solo de su historia :')

y ya que estamos, creo que voy a aclarar las fechas.

gerard se supone que se convirtió en vampiro en los años '40 y conoce a frank a principios de los '60, creando la casa vampiro en la que viven todos cuando llegan a baltimore. por otro lado, el cashby está ambientado en los años '80, igual que alex que, como ya salió, fue encontrado por gerard que lo llevó con los otros. y, por último, dan se convirtió en vampiro a principios de los '90 igual que muke (ah, son unos '90s kids)

queda un poco cutre explicarlo por aquí pero como son capítulos 'extra' los de frerard, cashby y phan pos ???? no se puede explicar todo tan bien sorry

votad, comentad e ir a cazar pokémons (?)

-Cris x

Continue Reading

You'll Also Like

135M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
409K 35.3K 43
Camila Cabello odia su vida con su tío y aprovecha la oportunidad de trabajar para la famosa e influyente familia Jauregui, que necesita una niñera...
293K 28.8K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
48.8M 4.6M 83
Primer libro de la serie #GoodBoys. En físico gracias a Nova Casa Editorial (este es un borrador). Inteligente, perfeccionista, competitivo, meticulo...