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Era Lunes por la mañana y Harry ya se encontraba enfundado en su elegante traje negro para ir a la empresa "Styles". Le dolía la cabeza y unos lentes negros cubrían sus ojos esmeraldas.
Había tenido una pelea el sábado por la noche con su esposa Taylor por llegar tarde a casa. No había sido completamente su culpa, su chico de hermosos ojos azules lo había tenido anclado toda la noche en la cama del apartamento, haciendo el amor, y antes que la triste realidad llegara a los dos lujuriosos amantes, el rizado se dedicaba a fotografiar a su lindo chico, que siempre se sonrojaba y se ocultaba en las caras sabanas del gran empresario Harry Styles, el hombre más joven en hederar el gran imperio de su fallecido padre.
—Te vas tan temprano y sin despedirte de mí—el ojiverde apretó la taza de café humeante entre sus manos. No le apetecía una pelea mañanera y mucho menos quería arruinar los pensamientos de lo que había pasado la noche pasada.
—Ya me voy, nos vemos después—se levanto de la taburete, tomando su maletín negro y dejando en la mesa la taza vacía del café. Una mano delicada, pero no como la de su chico, se posó en su brazo, deteniéndolo.
La miro encima de sus lentes, con su cabello rubio atado en una coleta alta, con sus facciones finas y su delgado cuerpo cubierto por una bata de seda transparente.
—¿Te acostaste con tu amante de nuevo?—sus dedos subieron hacia su cuello, donde un pequeño chupeton se encontraba debajo de su mandíbula. El ojiverde abrió sus labios, pero los cerró cuando la chica siguió hablando—. Cuando lo hagas, ten la maldita decencia de decirle a la puta que no deje marcas. Sigues siendo mi marido, Styles.
—No es una puta, y si no te gusta que esté enamorado de alguien más firma el divorcio, que lo estoy esperando haca tiempo—con voz amarga el rizado se dio la vuelta, caminando hacia la puerta—. Y no eras la más indicada para reclamar, cuando tú te acuestas con Liam Payne.
Cerró la puerta a sus espaldas, escuchando un claro grito de fastidio. Dio un suspiro lleno de alivio cuando salió de aquel infierno. Lo que más necesitaba era un paseo fuera de la ciudad y más que nada estar con Louis.
Tomó las llaves de su auto, abriéndolo la puerta de forma brusca, echando su maletín en en asiento del copiloto. Entró en el y encendió el auto, pensando unos segundos antes de tomar su celular del bolsillo del pantalón. Tecleo el número de su secretaria.
—Cindy, cancela la reunión de hoy y agendala para mañana a la misma hora, y que Horan se encargue de mi oficina—colgó el teléfono sin decir un cortes "hasta luego".
Tomó dirección hacia el departamento de su pequeño amante.
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Louis se encontraba comiendo una manzana recostado en el sofá de piel rojo que Harry le había comprado hace una semana atrás, y aunque él se había negado rotundamente al día siguiente despertó con un sofá nuevo y un ramo de rosas encima de el.
Miro su celular para mirar la hora y se sorprendió de lo rápido que había pasado el tiempo, se levanto de su cómoda posición y tomó su mochila del suelo. No podía llegar tarde a la universidad.
Mordió su manzana por última vez y la tiro a la basura. Salió de su hogar cerrando la puerta con llave a su paso. Sus pies se movieron rápido por el pasillo hasta llegar al elevador.
Harry siempre le había querido comprar un auto, y aunque siempre se negara a los regalos caros, el rizado lo compraba con o sin su aprobación. Pero cuando lo sorprendió con las llaves de un auto, no las tomó. Apretó en botón del piso bajo y el elevador se movió hacia su destino, haciendo que el ojiazul se mareara levemente en el transcurso.
Odiaba los elevadores, excepto aquella vez que Harry paró el elevador, subió su corta falda y lo follo. Sintió su cuerpo estremecerse de puro morbo.
—Me gusta que uses faldas solo para mí—sus grandes manos adornadas de anillos caros acariciaron sus piernas abiertas, sin ninguna ningún tipo de pudor, provocando que sus extremidades se erizaran por el contacto—, me gusta que solo tengo que subirla para tenerte cuando yo quiera.
Era lo que había mencionado con voz baja en su oído. «Louis, no pienses cosas sucias, no necesitas una erección en medio del público» mordió su labio y levantó su cabeza cuando las puertas se abrieron, saliendo de su pequeño martirio y caminando por el living hasta llegar a fuera del edificio, donde lo recibió un calor agradable y el lujoso auto Ferrari del ojiverde. Sonriendo correteo hacia dónde estaba estacionado, abriendo la puerta y adentrándose en él, donde un Harry con la mirada perdida en la calle.
Tragó saliva y sus ojos zafiro miraron hacia el frente.
—Pensé que hoy irías a la reunión para terminar el contrato con la empresa de Liam Payne—murmuró bajo, con sus dedos tocando la tela de sus jeans. No le agradaba el Harry serio y enojado.
—La cancela para mañana, hoy iremos fuera de la ciudad—no había sido una pregunta si deseaba ir—. Así que cancela cualquier plan que tengas en la universidad.
Sin más que decir el auto arranco por las calles transitadas de Miami, en un silencio que carcomía el interior del menor.
Tal vez si él no estuviera en la vida de Harry todo sería mucho más fácil para él. Seguiría queriendo a su mujer y encargándose adecuadamente de su empresa. En ese momento se odio a sí mismo por haber coqueteado con el gran empresario cuando fue a unas visitas para un proyecto, sin ser consciente que estaba casado con una hermosa mujer. Se odio por permitir que su relación de amantes continuará por dos años más.
—Lo siento mucho—fue lo único que pudo pronunciar con unos ojos cargados de lagrimas. Harry solo siguió guardando silencio, pero su mano fuerte se posó en su muslo.
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Cuando sus lágrimas saladas habían dejado de caer por sus mejillas y sus pequeñas manos dejaron de cubrir sus labios sollozantes, el ojiverde llegó a su residencia privada. Saliendo de el, camino hacia la puerta del copiloto.
—Vamos—fue lo primero que dijo cuando abrió la puerta del coche, estirando su mano para que el más pequeño la tomará, y así lo hizo. Con sus ojos aún cristalinos por llorar en el trayecto miro a Harry, levantando su cabeza, dándole una perfecta vista al mayor. Mejillas sonrojadas, labios rojos por las mordidas que trataban de callar sus sollozos y su cuerpo tembloroso.
«Te miras como cuando hacemos el amor.»
—Harry, escúchame—hipidos comenzaron a salir descontroladamente de él. Sus ojos dejaron caer lágrimas y sus manos se colocaron en el pecho del ojiverde, alejándolo—. Siento haberte arruinado tú vida, yo soy una puta.
—No eres una puta—los fuertes brazos del rizado lo tomaron por sorpresa, tomando su delgada cintura y apoyando su frente en la suya, con cuidado de no asustarlo—, eres el amor de mi vida.
—Pero yo te coquetee—sus manos se colocaron alrededor del cuello del rizado, acercándolo aún más a su cálido cuerpo—Eso hacen las putas.
—Te recuerdo que yo también te coquetee, no solo fuiste tú—su aliento a mentes golpeaba en los labios del más bajo—. Y agradezco al destino por haberte puesto en mi camino.
—Te amo mucho, Hazza—su llanto comenzó con más fuerza, echándose a los brazos del ojiverde y besando sus cálidos labios rosados. Sus pequeñas manos se colocaron en el cabello rizado, acariciando con desesperación el sedoso cabello castaño del hombre mayor. Harry correspondió el beso de igual manera. Con manos desesperadas el rizado intento desabrochar los jeans de Louis, ganándose un jadeo en respuesta.
—Vamos a la cama.
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—Te quiero—Harry susurro de nuevo, su mano tratando de colarse por la parte de atrás de los jeans de Louis, agarrando su trasero—. Quiero tener mis manos sobre ti ahora.
—Harry—Louis suplica débilmente, aún con ojos acuosos y caminado por el pasillo para llegar a la habitación. La única respuesta del ojiverde es empezar a chupar el lóbulo de su oreja y Louis gime entre dientes, apretando su mano en los antebrazos de Harry.
Está demasiado caliente y está empezando a sentir su miembro duro y sus jeans cada vez más apretados. Harry sigue susurrándole palabras sucias al oído cuando Louis abre la puerta de la recámara. Finalmente entran en el interior y el menor logra empujar al mayor encima de la cama.
—Ropa—Harry solo sonríe con sus brillantes hoyuelos y empieza a tirar de su camisa. Hay zapatos, camisas y pantalones volando cuando se desnudan y Louis termina tendido en la cama desnudo con un Harry sonriendo de manera tierna sobre él.
Harry lo besa y Louis le permite saborearlo, abriendo su boca para que la lengua tibia de Harry se adentre en su boca. Sus piernas se extienden y Harry se coloca en la base de sus caderas, sus miembros rozándose entre sí. Louis gime, meciéndose por lo que su miembro se frota contra el vientre tonificado de Harry. Gime de puro gusto.
—Cariño—dice contra la boca de Harry—, tenemos toda el día—cuando el mencionado abre los ojos su respiración se detuvo por un instante. Su piel blanquecina se colorea de rosa, sus labios rosas ahora están hinchados y más apetitosos. Louis coloca su pulgar contra sus labios, sintiendo como son suaves y esponjosos. Amaba tocar los labios de Harry, eran como tocar a un dulce bombón.
—Si—asiente finalmente.
Esta vez, cuando Harry se agacha para besarlo, es muy lento. Lame el interior de la boca de Louis a lo largo de los dientes, chupa su labio inferior en su boca hasta que Louis está gimiendo suavemente. El rizado amaba besar tanto a su chico.
Louis se relaja de nuevo en la cama y se deja besar libremente, pasando sus manos sobre los hombros y el cuello de Harry.
La boca de Harry se mueve desde sus labios a través de su mandíbula y bajando por el cuello, dejando un rastro de besos húmedos que se mueven lentamente por la marcada clavícula de Louis. El rizado lo mira y sonríe antes de tomar el apetecible pezón de Louis en su boca, succionándolo con fervor. El toque envía electricidad a través del cuerpo de Louis y se arquea ligeramente en contra de él. Era tan sensible a los toques de Harry que creía morir al instante.
Harry es increíble cuando hace un mapa en el cuerpo de Louis con su boca. Pone delicados besos sobre su cintura, mordiendo en la unión entre el hombro y el cuello. Harry parece absolutamente decidido a dejar a Louis hecho un lío tembloroso de jadeos, tomando la sugerencia de Louis en disfrutar su intimidad. Cierra los ojos y deja que sus dedos acaricien el cabello rizado de Harry. No puede predecirlo, pero la lengua del rizado da lamidas sobre el ahora estimulado pezón de Louis. No pasa mucho tiempo antes de que el ojiazul este mordiéndose el labio, todo su cuerpo tenso y sensible; ardiendo.
Louis gime impotente cuando Harry evita por completo su entrada y baja la boca al interior de los tiernos muslos de Louis. Sus manos se cierran a su alrededor, separándolos por lo que Harry puede hundir sus dientes en la suave carne, calmando el ardor con su lengua.
—Dios, Harry—dice el menor desesperadamente.
Harry no se detiene.
Él sabe exactamente lo que está haciendo y Louis está decidido a tomar venganza. Él tira fuerte del cabello de Harry, alentándolo a abandonar su lugar entre los muslos de Louis y volver a besarlo con júbilo. Louis aprecia el jadeo de sorpresa de Harry cuando utiliza su distracción para voltearlo, poniéndose a horcajadas sobre las caderas de Harry.
—Eres hermoso—dice con la voz ronca, y Louis lo mira intensamente. Él está totalmente cubierto de marcas rojas con la forma de la carnívora boca de Harry.
—Me gusta—dice, a pesar de que está bastante seguro de que Harry ya lo sabe. El siempre sabe que le gustan sus marcas en el cuerpo, especialmente si son las de él.
Harry sólo sigue mirándolo y levanta sus manos para tocarlo. Sus manos sobre la curva de la cintura de Louis.
El ojiverde ama tanto la delgada y curveada cintura de su amante.
Cuando las manos de Harry toman su rostro, Louis presiona sus labios en el dorso de la mano. Toma los dedos de Harry entre los suyos y este le permite cerrar la boca sobre su dedo índice; chupa suavemente. Louis tiene una obsesión con los dedos de Harry y él se toma su tiempo lamiendo y chupando cada uno de los elegantes dedos, porque son tan hermosos que deben ser amados de todas las formas posibles.
Cuando Louis abre los ojos se encuentra con Harry mirando su boca. Louis sonríe y toma el dedo de Harry en su boca de nuevo, asegurándose de deslizar sus labios lentamente hacia abajo más allá del primer y segundo nudillo. Él deja escapar el dedo de su boca con un chasquido húmedo y ruidoso.
Harry maldice con voz sutil.
—Lou—dice en voz baja—, eres increíble.
Louis libera el dedo corazón de Harry, pero no antes de dejarlo húmedo por su saliva.
—Sí, lo sé—dice con una sonrisa de satisfacción.
—Creo que merezco follarte de nuevo.
Louis se inclina lejos del cuerpo de Harry por un momento para hurgar en el cajón de la mesilla de noche, regresa triunfal con una botella de lubricante en la mano.
—Me vas a dejar a dolorido, como el sábado.
—No me arrepiento de nada—Harry declara. Él mira con fascinación como Louis toma su mano y comienza a poner lubricante sobre sus dos primeros dedos (aún con su saliva en ellos). Louis envuelve sus dedos alrededor de la muñeca de Harry y guía su mano hacia abajo. En el momento en el dedo de Harry empieza a circular en su agujero Louis está jadeando, sorprendido por el shock de tener aquella sensación abajo en su columna vertebral. Se siente bien.
Han pasado dos días y Louis se siente que está mucho más apretado de lo normal. Exhalo duro cuando el dedo de su compañero empieza a presionar suavemente en su interior. Harry parece totalmente fascinado por esto, observando el rostro de Louis con atención mientras empuja sus dedos más profundo; más fuerte. Louis puede sentir la forma en que su cuerpo se cierra alrededor del dedo de Harry, y es la primera vez en un tiempo que ha tenido que trabajar para relajarse en torno a la intrusión. Está sonrojado, mordiéndose el labio inferior mientras se concentra en respirar de manera correcta.
Él quiere esto, ama los largos dedos de Harry dentro de él. Louis rueda sus caderas un poco en forma circular.
—Te encanta esto—señala Harry, sonando maravillado. Louis se limita a asentir con voz temblorosa y lo monta un poco más duro.
Ahí tres dedos trabajan tortuosamente lento en él, hasta que Louis se siente caliente y con ganas de ser follado con fuerza. Cuando el rizado comienza a mover sus dedos casi se pierde por completo, porque Harry conoce el ángulo exacto en el que lo vuelve loco de remate. Louis hace un ruido realmente vergonzoso, y se remonta a agarrar los hombros de Harry.
—Oh Dios, te quiero dentro de mí.
—Pues hazlo, pequeño.
Louis agarra el lubricante de nuevo con manos ansiosas y pone una generosa cantidad en el miembro de Harry antes de inclinarse hacia atrás y orientar la cabeza hacia su entrada. Ahora está más flexible y abierto, pero aun jadea como la cabeza de la polla de Harry empuja más allá del anillo de músculos. Harry gime su nombre y Louis se hunde hasta el fondo, para que pueda sentir cada centímetro de su polla adentro.
Abrió sus labios, sonriendo con felicidad.
—Lou—Harry respira, su pecho subiendo y bajando en respiraciones suavemente aceleradas por la desesperación—, Lou, dios, necesito...
—Sí—dice el menor, moviendo sus caderas mientras se adapta al grosor y tamaño de la polla de Harry. Es tan bueno sentir la forma en que su cuerpo se abre a su alrededor, lo lleno que se siente. Las manos de Harry se envuelven alrededor de sus caderas solo sosteniéndolo al principio pero luego aprieta con urgencia cuando Louis no acelera.
—Lou—dice Harry otra vez, y sus manos tratan de guiar las caderas de Louis, tratar de hacer que vaya más rápido. Lo necesita más rápido.
Louis se apiada de su amante y descansa las manos en el fuerte pecho tatuado, lo usa para sostenerse firmemente mientras fija un ritmo ligeramente más rápido. Es por eso que le encanta montar tanto a Harry. Le fascina ser el que está siendo jodido, pero en realidad es Harry quien siempre se viene abajo cuando hacen esto. Al ojiazul le encanta controlar sus propios movimientos en la cama, y su amante sólo tiene que quedarse allí y dejarlo hacer lo que él quiere. Por qué le gusta tener el control. Le gusta hacer rogar a Harry en la cama.
Tuerce sus caderas un poco, cambiando el ángulo por lo que Harry se queja. Cuando Louis se mueve de nuevo más rápido, Harry gime, apretando su agarre. Y esa es la mejor parte para el ojiazul, viendo todas y cada una de las reacciones de Harry hacia sus movimientos; él ama ver sus expresiones.
Louis no se sorprendió al darse cuenta de que no va a durar mucho más tiempo. Su polla esta dolorosamente dura, caliente en su mano cuando el mismo se comienza a acariciar de forma desordenada. Puede sentir la acumulación en su vientre, su respiración inestable, el fuego comenzando a quemar su cuerpo.
Louis cambia su posición, curvándose hacia abajo para que pueda besar a Harry, al mismo tiempo que lo monta. Su polla contra el vientre de Harry y Louis está casi llorando por la sensación.
Louis planta sus rodillas en la cama a cada lado de las caderas de Harry, y él solo cabalga, moviéndose rápido y urgente. Es desordenado, y todo el cuerpo de Louis parece concentrarse en la sensación de Harry golpeando dentro y fuera de él.
—Haz, tienes que llegar por mi, necesito...—Louis balbucea, moviéndose increíblemente rápido y su cabeza está agachada. Sollozos saliendo de sus labios sin poder evitar. Se siente tan cerca. Se siente tan vulnerable—. Vente en mí. Quiero que te vengas dentro de mí, por favor Harry, vente en mí—las manos del rizado agarran su cintura.
Louis aprieta desesperadamente sus puños y le muerde el hombro. Es la sensación de Harry llenándolo cálido y húmedo dentro de él que lo deja a en el borde y sólo tiene que poner la mano en sí mismo por varios segundos, tocándose antes de que él esté derramándose en el vientre de Harry.
Sus respiraciones tan aclaradas apenas permitiéndoles hablar. Pero el rizado se las arregla para murmurar:—Quiero formar una familia contigo, pequeño.
Louis se recostado en su pecho.
—Yo también... pero tú estás casado con ella—hablo con tristeza. Sus manos entrelazadas encajaban perfectamente, hechas una para la otra.
—Ese matrimonio terminara, lo prometo.
—Te amo.
—Yo también te amo.