Es Un Placer Ser Tu Esclava

Por charlotteduran1

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#Dramione Más

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27

Capítulo 23

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Por charlotteduran1


- Draco, ¿podrías dejar mi cuello en paz? Estoy tratando de escribir.- solicitó la castaña mientras los labios de su esposo lisonjeaban su nuca entorpeciéndole la concentración para poder hacer una lista de todos los preparativos ya hechos y de los que aún quedaban pendientes.

- Vamos, Hermione, deja eso… Apiádate de mí.

- No me provoques, sabes muy bien que no tendría que dejarte besarme y te lo estoy permitiendo así que no te quejes.

- Pero no me pones atención…

- Tengo que hacer esta lista antes de irme a dormir, debo tener todo organizado para mañana.

- Lo puedes hacer mañana en la tarde.- sugirió el rubio acariciando la panza de su mujer por encima de la camisola negra de seda.

- No me hagas esto, Draco…No me tientes…

- Sabes que quieres…- musitó él al tiempo que sus labios descendían por la línea lateral del cuello cetrino.

- ¡Debo terminar!- espetó la gryffindor intentando desvirtuar la situación.

- Mañana…

- ¡No, ahora!

- ¡Está bien!- se mosqueó el blondo girando para acostarse de costado y darle la espalda a su esposa.

- No te enojes, Draco, sabes que no podemos.

- Arghh…- farfulló él por toda respuesta.

- Cambiemos de tema ¿quieres? ¿Lograste convencer a tus compañeros?

- Pensé que te estaba distrayendo de tu meticulosa escritura.

- No seas porfiado.

- Arghhh…Ok, le pedí a Parkinson que los convenciera por mí.

- ¿Y crees que lo conseguirá?

- Supongo que sí.

- ¡Qué bien!

- Aja.

- No me preguntaste cómo me ha ido con mis amigos.

- ¿Cómo te ha ido?- inquirió el chico desinteresadamente, más que nada porque al ver sus objetivos frustrados el sueño le vencía con mayor premura.

- ¡Pues me han dicho que sí! Creo que tu discurso de hoy ha sido efectivo.

- Me alegro.- contestó Draco antes de bostezar.

- Aunque también necesité mucho de la ayuda de Lavander, Parvati y Ginny. Las chicas encuentran atractivo esto de reunirnos con los slytherins.

- Mmmm

- Espero que mañana salga todo cómo lo planeé, ya verás…me felicitarás por lo genial que me saldrá este festejo. Te gusta el whisky de fuego ¿verdad?- Hermione no obtuvo respuesta de su marido.- Draco…- La castaña se incorporó para observar el rostro del blondo por encima de su hombro, aunque la respiración profundizada del mismo le dio a entender que estaba profundamente dormido. Sonrió, besó ligeramente la mejilla del muchacho, volvió a posicionarse con las rodillas flexionadas apoyando en su regazo el pergamino sobre el que estaba escribiendo y continuó su tarea hasta que también perdió la batalla con Morfeo, por lo que depositó el papiro en su mesa de luz antes de apagar el velador e irse a dormir.

- ¡Sal de ahí, Hermione!

- No puedo, aún no termino.

- Pero faltan 15 minutos para que vengan los invitados y necesito ir al baño.

- Ve a otro.

- No quiero, quiero usar MI baño!.

- No seas caprichoso, Draco.

- ¡¿Qué no sea caprichoso?! ¡Llevas dos horas allí encerrada y me hablas a mí de caprichos!

- Tampoco exageres, ¿quieres? Ya salgo, mientras tanto ¿podrías ir a buscar la gargantilla que está sobre mi mesa de luz?

- ¿Ahora soy tu lazarillo?- preguntó el rubio mosqueado.

- Vamos, sólo te estoy pidiendo un favor… ¿o no quieres que salga antes de este baño?

- Está bien.- aceptó el chico resoplando.- ¿Dónde está, en tu cuarto o en el mío?

- En el tuyo.- El Premio Anual sonrío al oír la contestación de su esposa. Después de todo, la castaña prácticamente se había mudado al cuarto de él, trasladando la mayoría de sus pertenencias de una habitación a la otra.

Draco entró a su dormitorio y tomó la cadena de plata que reposaba sobre la mesita de luz lindante al costado de la cama donde solía dormir su esposa, examinó el accesorio y frunció el ceño al notar el dije con forma de león. Le molestaba saber que ella era dueña de objetos que no tenían nada qué ver con él, porque ciertamente nada podía vincularlo a un león. ¿Serían celos? ¿Celos de qué? ¿De que la chica no se relacionara única y exclusivamente con él? Está bien, admitía que siempre había sido muy posesivo, pero… ¿posesivo de Granger?

- Draco…- Volteó al escuchar la voz de la mujer usurpadora de su mente e inmediatamente sintió que el aire le faltaba y que los acelerados latidos de su corazón remitirían en un desmayo seguro.

- ¿Qué…qué vistes?- balbuceó aturdido.

- ¿No te gusta?- inquirió Hermione dándose la vuelta y ocasionando con ello que el chico se atragantara gracias a su propia saliva, la cual iba acumulándose en su paladar habiéndose olvidado de la destreza para tragar. Sus ojos se agrandaban con cada centímetro que descendían por la espalda semidesnuda de su mujer y su mano derecha apretaba más firmemente al collar a medida que absorbía cada milímetro de piel descubierta. Y la causa de tanta desnudez era un cernido vestido beige cuya tonalidad se disimulaba muy bien con el color cetrino de la piel debido a un hechizo realizado por la misma castaña dificultándole al ojo ajeno distinguir el término de la prenda hasta el comienzo de los pechos que se asomaba por su escote moderado mientras que sus largas piernas estaban expuestas gracias a la corta longitud de la falda y su espalda exhibida por un escote en V que caducaba unos centímetros más abajo de su cintura. El camuflado atuendo de la joven le daba riendas sueltas a su imaginación, permitiéndole visualizar en su mente lo que ya sabía que escondía debajo, fantaseando con pasar sus manos por los hombros de su esposa para deslizar los breteles de modo que el vestido cayese al suelo y él pudiera disfrutar del cuerpo que añoraba hacía más de una aparente eternidad. – Ah…encontraste la cadena.- observó la joven para romper el silencio que comenzó a incomodarla.- ¿Harías el favor de ponérmela?- Aquello significó la última gota de saliva que su boca pudo almacenar por lo que el rubio empezó a toser compulsivamente. Instantáneamente, la castaña estaba al lado de su marido palmeándole la espalda para ayudarlo a controlar sus carraspeos. - ¿Estás mejor?- preguntó una vez que Draco consiguió tranquilizarse.

- Si, si, gracias.

- Me alegro. ¿Me pones la gargantilla o no?

- Claro, claro.- respondió él automáticamente.

"Me está torturando, lo está haciendo apropósito." Pensó el blondo a medida que su esposa se daba vuelta y sujetaba en un costado su cabellera guarnecida de rulos mejor definidos para permitirle a su marido prender el collar alrededor de su largo cuello, cuya piel él jamás encontró tan sensual como en ese momento. Olió la fragancia de Hermione y aspiró vigorosamente contra su tez.

- ¿Qué haces, Draco?

- ¿A ti qué te parece?- contestó él tomando los hombros de su mujer y besándolos luego.

- Espera…

- No, espera tú porque yo ya aguardé demasiado.

- Pero…- Habría continuado contradiciendo a su marido sino fuera porque éste la giró para besarla, sin embargo pudo apartarse luego de unos segundos.- ¡Draco!

- ¡¿Qué?!- se exasperó el chico harto de tantas idas y vueltas. La muchacha lo miró de arriba a bajo asimilando su aspecto y deteniéndose más tiempo en la abertura de su camisa gris que dejaba entrever el contorno de sus pectorales. ¿Por qué tenía que ser tan condenadamente sexy? ¿Y por qué no podía simplemente besarlo y dejarse llevar por el deseo que la abrumaba? Simple, porque sabía que todo era una farsa y que la situación ya la había superado, que había empezado a sentir un cariño por aquel hombre que desde un principio conocía como prohibido e imposible. No obstante, no podía evitar querer que la besara a pesar de sus continuos intentos por alejarse de él, pues al final ella también quedaba insatisfecha, siempre procurando más. ¿Qué había de malo en sucumbir a sus impulsos sólo una vez? Bueno…una vez más…sólo una vez más y nunca jamás. ¿Podría hacer eso?- ¿Vas a volver a hablar o pretendes quedarte mirándome toda la noche?-

El tono molesto de su esposo le devolvió la certeza de que seguía corriendo riesgos tratando con quién trataba, mejor no aventurarse. A cambio de platicar, tomó las solapas de la camisa gris y las acomodó ante un blondo confundido.

- Mejor ahí, estabas un poco desarreglado.- El slytherin frunció el entrecejo pero siguió firme en su ambición.

- ¿Tan repulsivo me consideras?- Se odió por rebajase de esa manera ante una mujer, sin embargo su esposa le tenía loco, no entendía la causa de tanto rechazo y comenzaba a dudar de sí mismo, pues estaba seguro de que había dado pruebas de su buena fe comportándose bien, por única petición de su cónyuge, con dos personas a las que él despreciaba. "¿Acaso no me merezco algo a cambio?" Pensaba el blondo con su natural razonamiento slytherin.-

-¡Claro que no!- espetó la muchacha un poco contrariada por la muestra de vulnerabilidad de su marido, aunque bastante enternecida por la misma. – Sabes que no es eso…

- Yo no sé nada.

- Sí que lo sabes, ya lo hemos hablado. Entiende que no puedo.

- ¿Por qué no?- demandó saber él en un arrebato de desesperación que al menos logró barrer un poco de la rigidez de Hermione, quién impulsada por una inusitada ternura se acercó a su esposo para rodear su cuello con sus propias manos. El chico aprovechó para estrecharla contra si abrazándose fuertemente a la cintura de su mujer a medida que se aseguraba de que ella no reculara, aunque esa posibilidad ya no rondaba la mente de la castaña. Sus narices se rozaron, sus alientos se mezclaron y los ojos de uno se fijaron en los del otro.

- ¿Por qué no puedes ser siempre así de tierno?

- Dame una razón para serlo.- La Premio Anual entornó los ojos antes de replicar.

- Tiene que nacer de vos, no quiero que lo hagas para meterme en tu cama.

- ¿Perdón? Te recuerdo que duermes en mi cama, sólo que jamás hacemos lo que yo desearía que hiciésemos.

- Como sea, podrías ser más dulce conmigo.

- Eso trato…- dicho lo cual, acortó aún más la ya escasa distancia que lo separaba de la boca de su mujer para envolverla con la suya en un intento de beso delicado y minucioso que pronto fue inducido a uno mucho más apasionado por la misma castaña, quién primero pidió permiso para abrirse paso entre los labios de su marido y ganándolo sin mayores preámbulos. Las manos del joven permanecían asentadas en la cintura de la muchacha mientras que las de ella acariciaban únicamente la nuca de su pareja, pues ninguno de los dos se atrevía a cambiar de posición por temor a que algo interrumpiera el momento como generalmente les pasaba. No obstante, ése algo no tardó en llegar.

TOC, TOC.

- No, no, no…- susurró Draco contra los labios de su esposa.

Ella lamentaba lo mismo que él ser nuevamente estorbados pero tenían una tarea que realizar y debían ocuparse de sus responsabilidades.

- Disculpa, pero tengo que abrir.

- Déjalos que se vayan…

- Sabes que no puedo.

El blondo resopló y levantó los párpados topándose con los ojos marrones de la castaña. La apretó una vez más besándola nuevamente. Sonriente, Hermione se soltó de los brazos de su esposo y se encaminó hacia el retrato de entrada.

- ¡Espera! ¿No irás a usar ese vestido para la fiesta, verdad?

- ¿Cómo?- inquirió ella avistando al muchacho sobre su hombro.- Por supuesto que sí.

- No es apropiado, Hermione.

- ¡Por favor! No me fastidies.- El chico frunció el ceño dispuesto a rebatir pero para ese entonces su mujer ya había abierto el retrato dando paso a Harry, Ron, Ginny, Semus, Dean, Parvati, Lavander, Colin, Neville y otros gryffindors de sexto y séptimo.

Las muchachas fueron las primeras en abalanzarse sobre la anfitriona para felicitarla por las decoraciones festivas del salón desprovisto de sofás y en cuyos laterales descansaban las mesas provistas de refrescos, alcohol y tentempiés. Por otra parte, los hombres esperaron su turno para saludar a la Premio Anual puesto que ninguno parecía muy dispuesto a congratular al anfitrión. Las muchachas, en cambio, sí saludaron a un Draco incómodo y bastante molesto por tantos abrazos y besos en las mejillas, ya que con sus compañeros de casa acostumbraba a decir hola con una sencilla inclinación de cabeza. Eventualmente, Hermione guió a sus amigos para que fueran a saludar a su marido como correspondía. Los tres jóvenes se miraron desconcertados, sin saber cómo actuar.

- Hola.- Ron, el más agradecido para con Draco, inició la interacción aunque acariciándose la nuca y así mostrar su confusión.

- Hola.- contestó el blondo lanzando una nerviosa mirada de reojo a su mujer, quién le devolvía una sonrisa alegre. "¿Qué mierda estoy haciendo?" Se preguntó a si mismo. "Debo estar demente…si bien su sonrisa lo vale bastante."

- Buenas noches, Malfoy.- Harry extendió su brazo para estrechar la mano de su rival por lo que la mandíbula de éste cayó al piso irremediablemente, completamente incrédulo. Un jadeo ahogado se escuchó de la expectante y contemplativa castaña antes de que el slytherin correspondiera al gesto del ojiverde.- Será mejor que cuides muy bien de Hermione si pretendes mantenerte con vida.

- ¿Es una amenaza, Potter?- preguntó el blondo aún estrechando la mano del pelo-azabache.

- Es una advertencia, Malfoy. Si le haces mal a Mione me encargaré de que desees suicidarte luego.

- ¡Vaya! ¿Quién diría que el bueno de Potter pueda ser tan siniestro?

- Espero que no tenga que probarlo.

- No te preocupes porque no pienso hacerle daño a Hermione, al menos que hables de un daño que atañe a mi esposa atada a los barrotes de mi cama.

- ¡Draco!- se escandalizó la aludida disculpándose después con sus horrorizados amigos a causa de la desfachatez de su marido.

- ¿Qué?- replicó el desvergonzado, sin embargo se vio interrumpido por un nuevo golpe proveniente del retrato. Agradeció la excusa para apartarse del trío de oro y en seguida fue a recibir a sus camaradas.

- Pansy, veo que has cumplido con mi cometido.- apreció el rubio mientras Blaise, Millicent, Theodore y demás serpientes ingresaban al salón, todos inspeccionando cada recoveco con el entrecejo fruncido y una expresión de desagrado ante tantos leones juntos.- ¿Cómo lo conseguiste? Terminaste acostándote con todos ¿cierto?

- ¡NO! No me acosté con nadie, imbécil.

- ¿Y a qué se debe ese milagro? No me digas que Weasley te tiene realmente entusiasmada…

- Eso no te importa. De igual manera, ya pronto entenderás el motivo de mi éxito.

- Es decir que les prometiste algo a cambio.

- Claro, sabes bien que de otro modo jamás habrían asistido.

- Pues dime…

- No, aún no es el momento. Ya verás, ya verás.

- Draco, esto es un fiasco. Nadie baila.- se quejó la castaña echando un vistazo al espacio que ella misma había arreglado para otorgarles a sus invitados una seudo pista de baile.

- Dímelo a mí, te dije que esto no saldría bien.

- Al menos no ha habido peleas como tú dijiste.

- Sí, como digas pero ¿te das cuenta que están mis compañeros en un rincón y los tuyos en el otro? Esto más que fiesta parece un velorio con música que por cierto es horrible.

- ¡Oye! Esa música es mía, es un grupo muy conocido de Inglaterra que ya se desintegró hace mucho tiempo, se llamaron The Beatles.

- Pues me parecen pésimos. ¿Qué es eso de que lo único que necesito es amor?

- "All you need is love" Una canción genial, lástima que tu mal gusto musical te prohíba verlo. Es un himno al amor, muchas canciones de ellos se refieren a la paz mundial.

- ¡Vaya idiotas!- replicó bebiendo otro sorbo de su vaso.

Hermione sólo resopló a modo de contestación para después rellenar su copa con más whisky de fuego.

- ¡Ojo! Eso es demasiado fuerte para ti y no estás acostumbrada a las bebidas alcohólicas.

- ¿Quién te dijo que no? He tomado solamente un vaso y no me ha afectado en lo más mínimo. – aunque sus mejillas sonrojadas decían lo contrario.

- Por supuesto que sí, te apuesto a que dentro de un rato empiezas a tambalearte.

- Nunca más apostaré contigo. Además, tú no tienes derecho a decirme nada, te has tomado tres vasos.

- Pero yo sí estoy acostumbrado. No quiero que des un espectáculo, mejor pasa a la cerveza de mantequilla.

- ¡No quiero!- espetó elevando la voz.- Estoy cansada de que dirijas cada cosa que hago.

- ¿Dirigir cada cosa que haces? ¿Estás loca? Si dirigiera cada cosa que haces no estarías vestida de esta forma.- dijo el chico deslizando su mano libre por el costado de su esposa.

- ¿Acaso no te gusta?

- Claro que me gusta, pero es demasiado llamativo. Podrías haberte cubierto un poco más…

- Pues yo elegí este vestido pensando en vos.- comentó la chica acercándose insinuantemente a su marido, los efectos de la bebida trabajando más de lo que deberían. Hermione comenzaba a sentirse menos inhibida y Draco no tardó en encontrarle provecho a la situación, así que tomó el vaso de su mujer para depositarlo junto con el suyo sobre la mesa de refrescos.

- Vamos a animar esta fiesta.- profirió rodeando la cintura de la chica y atrayendo su cuerpo bruscamente al suyo. La guió hasta el centro del salón y posando las manos sobre las caderas de la castaña comenzó a balancearse al ritmo de una canción que él no conocía pero que apreció sensual y seductora como su esposa, quién lo miraba fijamente a pocos centímetros de su boca, sosteniéndose en sus hombros.- Ojalá se vayan pronto.

- ¿Por qué lo dices?- susurró ella acercando su boca al oído del rubio. Éste sonrió memorizándose el utilizar alcohol como un medio para motivar más rápidamente a su mujer.

- Porque quiero llevarte a la cama en este instante.

- Siempre tan pervertido, huroncito.- observó rozando el lóbulo de la oreja de Draco con sus labios. Sabía que se estaba pasando, que no debería estar haciendo eso pero simplemente no podía evitarlo, el aroma embriagador de su esposo se le estaba haciendo más irresistible de lo común, culpaba al whisky pero ya no le importó. Entrelazó sus manos atrás de la nuca rubia acercándose más al cuerpo del chico. No obstante, se sobresaltó ligeramente al sentir la cadera de su marido demasiado presionada contra la suya. Lo miró a los ojos sorprendida y se estremeció al ver la sonrisa maliciosa de los labios ámbar.

- ¿Pasa algo?- Hermione tragó saliva ante la voz profundizada de su marido.

- No, nada, nada.

La mano del rubio subió desde la espalda de la joven hasta su nuca y luego manoteó su barbilla mientras que la otra permanecía en su cintura manteniendo ambos cuerpos pegados firmemente. No se movió otro milímetro sino que espero alguna reacción por parte de ella.

- Bésame, Draco.

- ¿Ya no me odias?- La castaña contestó descendiendo su mano desde la nuca hasta el trasero del blondo, al que estrujó entregándose a un beso desaforado.

- ¿No se ven tiernos?- apuntó Lavander.

- Sí, hacen una pareja perfecta, ¿no, amor?

- Depende de lo que entiendas por pareja perfecta, Gin.

- Sí, yo todavía no me trago a Malfoy y menos cuando está besándola.

- Pues deberías, hermanito, más aun después de lo mucho que te defendió por lo de Parkinson.

- ¿Qué con Parkinson?- curioseó Parvati.

- Nada, nada.- replicó el pelirrojo totalmente enrojecido.

- A mi me parece que sí pasó algo.

- Si, Lav, deberíamos investigar, ¿no crees?

- Yo también lo creo, Parv.

- Ni lo piensen.- advirtió el ojiazul.

- ¿Por qué no? Podríamos empezar sondeando el terreno entre las serpientes ¿no? Zabini está muy lindo.

- Y Theodere- secundó la morena a su inseparable amiga.

- Pues sí, ¿vamos?- Parvati asintió y antes de que Ron pudiera protestar las dos muchachas caminaban de la mano hacia los alejados slytherins.

- No lo puedo creer…

- Algún día se enterarán, Ron.

- Pero no tiene por qué, Harry.

- Vamos, no seas dramático, supéralo.- reprendió Ginny.- Si vas a estar con una mujer, más vale que la aceptes y no que la niegues.

- ¿Y si es ella quién no quiere aceptarme a mí?- preguntó el aludido mirando al piso y encogiéndose de hombros.

- Eh…no te tortures, Ronald, ya verás que Pansy no es tan mala.- lo animó la pelirroja sin darle mucho crédito a sus propias palabras.

- Ok, mejor voy a buscar una bebida.- se excusó el desgraciado para destilar pena en otro lugar lejos de su mejor amigo y hermana menor.

- Pobre Ron.

- Es su culpa por meterse con gente poco casta.

- No seas tan dura, Gin.

- ¡Ya! Dejemos de hablar de mi hermano ¿si? Mejor hablemos de lo que tenemos pendiente.- sugirió la chica acercándose peligrosamente a su novio.

- Claro, claro, pero después, ¿vale? Ahora vamos a bailar.

Ginny bufó mientras era arrastrada hacia la pista de baile.

- ¿Interrumpo?

- ¿Qué quieres, Pansy?

- Nada, Draco, sólo quería hablar con Hermione.- La pareja de casados rompió su abrazo para mirar perplejos a la rubia, quién estaba de pie en la pista junto a ellos. La castaña se extrañó un poco ante la petición pero igualmente besó la mejilla de su marido de manera de consolarlo por serle extraída de su brazos y caminó junto a la slytherin hasta una de las mesas de refrescos.

- ¿Pasa algo, Pansy?

- No, nada.- La Premio Anual consideró sospechoso al tono meloso de la blonda aunque tal vez sólo eran imaginaciones suyas así que decidió no darle mayor importancia.- Lo único que quería era pedirte disculpas por mi antiguo comportamiento. Ya sabes, mis maltratados y todo aquello. Supongo que Draco ya te habrá pedido perdón y pensé que era mi turno para hacerlo. Después de todo, si él te eligió como su esposa debe ser por algo ¿no?- Hermione sintió una punzada en el pecho al recordar que su marido en realidad no le había pedido disculpas por sus antiguas torturas y tampoco creía que alguna vez lo hiciera. Aunque sin duda ya no la hostigaba como solía hacer antes, por lo mismo no de la misma forma. – Entonces, ¿qué dices? ¿Me perdonas?- La castaña frunció el ceño. ¿Qué pasaba allí? ¿Era posible que la rubia peliteñida sintiera verdaderamente haberla humillado innumerables veces? ¿Por qué? ¿Acaso su nuevo romance con Ron le había hecho cambiar? ¿Sería eso posible después de uno o dos días? A ella le había costado mucho más tiempo fraguar un cambio en su marido. ¿Qué había de malo en ella?- Hermione…- llamó Pansy impaciente abstrayéndola de sus absurdas vacilaciones.

- Ah…claro, claro que te perdono.- Se asombró un poco por no guardarle rencor… ¿o sería el whisky que hablaba por ella?

- ¿Si? ¡Genial!- exclamó abrazando a la gryffindor.- Me alegro mucho, ¿una bebida para festejar?

- Eh…bueno, está bien.- aceptó un poco reticiente.

- Espérame unos segundos, te prepararé un trago riquísimo que te encantará.- La anfitriona asintió con la cabeza al tiempo que la rubia desaparecía de su vista para dirigirse sabe Dios adónde. Mientras tanto, decidió inspeccionar al salón y a sus invitados. Sonrió al notar que ya había varias parejas más bailando en la pista: Lavander con Zabini, Parvati con Nott, Millicent con Dean, Harry con Ginny por supuesto, y algunas más. Buscó a su esposo entre el gentío pero antes de poder encontrarlo un vaso se interpuso enfrente de su vista.

- Aquí tienes.

- Gracias, Pansy.- retribuyó Hermione manoteando el vaso para beber un sorbo de él.- Muy rico.

- Me alegro que te guste.- comentó la slytherin. Su compañera sonrió como una segunda muestra de gratitud y volvió a escanear al lugar, por lo que no pudo ver la sonrisa maliciosa que iba curvando los labios de Parkinson a medida que ésta la escudriñaba buscando algún síntoma de la poción que había agregado al "riquísimo trago" que con tanto cariño le había preparado.

- Es gracioso que estemos todos juntos aquí, ¿no?

- Pues yo diría incómodo más que gracioso.

- ¿Te sientes incómodo conmigo?- preguntó Lavander haciendo pucheros y acariciando la nuca del slytherin mientras bailaban una canción lenta y desconocida en el mundo mágico.

- No, no, contigo no.- se corrigió el muchacho afianzando sus brazos alrededor de la gryffindor. – Imposible sentirse incómodo contigo, Brown.- agregó fijando su vista en el valle que se exhibía por el escote de la remera blanca de su pareja.

La aludida sonrió conociendo muy bien sus ventajas en la situación. Su abuela siempre le solía advertir de los brujos –"Cuídate de los muchacho magos, querida, pon un par de pechos enfrente de ellos y enseguida los tendrás apuntándote con su varita acérrima."- En realidad la chica no comprendía lo que su nana le quería decir con aquello de "varita acérrima" pero poco le importaba, los adultos siempre soltaban algún término innecesariamente complicado. Como fuese, se contentó al notar que sus atributos captaban la atención del moreno, pues de esa forma nada le costaría conseguir lo que deseaba, bueno…una de las dos cosas que deseaba.

- Blaise…- susurró en el oído del joven.-… ¿sabes que pasó entre Ron y Pansy?

- No.- El hombre no reparó en su respuesta, más bien contestó mecánicamente puesto que todavía mantenía sus ojos fijos en la separación de los senos de la castaña. No obstante, un roce de labios en el lóbulo de su oreja izquierda le forzó a alzar la mirada hacia al rostro de la culpable.

- ¿Estás seguro?

Zabini se tomó unos segundos para recapitular y entender lo que su acompañante le pedía hasta que finalmente captó.

- ¡¿El pobretón Weasley y Pansy?! ¿Acaso hay algo que pudiera relacionarlos?

- No lo sé, por eso te pregunto.

- No entiendo, ¿de dónde sacaste semejante idea?

- Escuché a Ginny insinuándole algo a Ron, nada más.

- ¿Estás diciendo que hay un rumor que puede vincular siquiera escuetamente el nombre de la comadreja con el de la per…eh…Pansy?

- Bueno, eso es lo que oí. ¿Qué tendría de malo si así fuera?

- Para empezar… uno es de Gryffindor y la otra de Slytherin.

- Tú y yo también lo somos.- señaló la chica frunciendo el entrecejo.

Blaise se maldijo internamente por su falta de tacto. Después de todo, pretendía obtener algún beneficio de esa ridícula fiesta y él jamás se había acostado con una leona, ciertamente le gustaba experimentar.

-No quise decir eso, preciosa. Quiero decir que en realidad él es un pobretón de tu casa y ella una rica más de la mía, lo cual resulta en diferencias de estirpe y clase social que suelen ser muy difíciles de menguar.- "¡Maldición! ¡Si habrá que ser mojigato para tirarse a una gry! ¿Me preguntó cómo lo habrá conseguido Draco?" Pensó el moreno.

- Ah, pues con un poco de amor todo se soluciona, ¿no crees?- tanteó la castaña rozando la abertura de la camisa negra del joven con uno de sus dedos fríos. Él replicó con una sonrisa pícara y un brillo en sus ojos.

- Claro que sí, pero no creo que entre esos dos pase algo.

Luego, hubo un momento de silencio en el que Lavander permaneció callada mirando por sobre el hombre del chico con la boca un tanto abierta. Éste, interpretando que algún otro había acaparado su atención, se irritó ligeramente y movió su cabeza para forzar a la castaña a mirarlo.

- ¿Pasa algo, Brown?

- Llámame Lavander y sí, pasa algo…Mira hacia atrás...

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