Capítulo 21

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- Buenos días, cariño.- saludó Draco a su esposa cuando ésta salía del aula de Transformaciones, habiendo acabado la última clase del día.

- Hola.- replicó ella secamente.

Los demás gryffindors que abandonaban el aula de Mcgonagall contemplaron a la pareja de casados con la misma incertidumbre y sorpresa que siempre, todavía no se acostumbraban a verlos tan juntos. No obstante, la renovada actitud de lejanía que manifestaba la castaña tornaba la situación mucho más normal.

- Veo que seguís enojada.- comentó el rubio caminando a la par de su mujer.

- Ves bien.- espetó Hermione.

- No te entiendo, realmente no te entiendo.

- No es tan difícil, Malfoy. No sé qué es lo que no entiendes.

- Me estás cargando, ¿verdad? Primero estás encima de mí besándome y luego me quieres morder y comienzas a dar bofetadas como si nada. Explícame qué es lo entendible de todo esto.

La chica resopló resignada sin detener su marcha. – ¡Por Merlin! ¡¿Cómo no lo ves?! ¿Tú estás ciego o qué? ¿O serás sordo? ¿Acaso no escuchas las idioteces que me dices a cada rato?

- ¿Cómo qué?

- ¡Cómo qué?! Por favor, Draco, piensa. Tú vas y me dices que me consideras una idiota y crees…

- ¡Espera!- la interrumpió él tomándola de la muñeca.- Yo nunca he dicho que eres una idiota. Bueno… al menos no en este último tiempo.

- ¡Claro que sí! Esta mañana sin ir más lejos.- recalcó ella enfrentándose a su marido en el medio del pasillo y provocando con ello que los estudiantes transeúntes debieran esquivarlos por los lados.

- ¿Hoy? ¿Hoy yo te he llamado idiota?

- ¡Draco!- exclamó exasperada.- ¿Cómo crees que me sentí cuando dijiste que mis ideologías eran idiotas?

- Ahhh…eso, pues yo te lo dije por una razón muy simple.

- ¿Cuál?- inquirió desafiante.

- Fácil, que estabas estorbando el momento con tus cosas feministas y esas rarezas…

- ¿De qué hablas? Yo no soy feminista.

- Como sea, Hermione, ya dejemos el drama ¿ok? ¿Podemos hacer las pases?- preguntó acercándose a su esposa, quién a su vez ladeó la cabeza para no recibir los labios del blondo aunque no se alejó ni un ápice de él. - ¿Sabes qué? Estuve pensando…- susurró el chico en el oído de la castaña.- De hecho, he estado pensando más de la cuenta, en ti más que nada y en lo obsesionado que me tienes. ¿Alguna vez has sentido algo similar? Unas ganas apremiantes de estar con alguien, de besarlo, de abrazarlo y escucharlo. ¿Lo has sentido?

La gryffindor tragó saliva y se estremeció cuando notó la mano del rubio descender por su espalda. ¿Qué debía contestar a eso? Claro que lo había sentido, pero ciertamente no podía confesarle aquello a él, justamente a él.

- ¿A qué quieres llegar?- inquirió odiándose por la debilidad de su voz, la misma que el chico reconoció esbozando su sonrisa maliciosa.

- A que entiendas por qué siempre busco tus besos.- culminó acariciando con su mejilla a la de su mujer.

- Draco, estamos en medio de un pasillo.

- Lo sé, sólo quiero decirte algo más: comprendo que me rechaces pero tú debes comprender que a mí no me gusta ser rechazado así que no te buscaré más.

- ¡¿Qué?!- preguntó algo desesperada.

- Lo que escuchaste, ¿vamos?- El slytherin tomó la mano de su esposa sin esperar respuesta y comenzó a caminar hacia la oficina de Dumbledore. - Entonces, ¿qué tal tu día?

Es Un Placer Ser Tu EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora