Capítulo 20

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Draco despertó con la luz de la mañana acribillándole la cara pero la somnolencia le indujo a continuar durmiendo así que cerró los ojos y giró para acostarse boca abajo al tiempo que estiraba su brazo buscando a cierta castaña que había dormido a su lado. No obstante, se extrañó al no encontrar el cuerpo cálido que le había abrigado durante la noche, por lo que volvió a abrir los ojos cerciorándose de que efectivamente Hermione ya no estaba en la cama. Segundos después, el rubio se levantaba refregándose la cara para despabilarse, salió de su dormitorio observando que su mujer no se hallaba en el living ni tampoco en su cuarto según dejaba entrever la puerta abierta del mismo. Decidió probar suerte en el baño.
La encontró frente al lavatorio, lavándose los dientes con su uniforme impecablemente dispuesto y sus bucles mojados enmarcándole el rostro que aún daba señales de un sueño recientemente arrebatado. Se acercó a ella mientras que las pupilas marrones lo escudriñaban de reojo sin que el accionar del cepillo dental se detuviera dentro de la boca de la joven.

- ¿Por qué no me despertaste?- inquirió abrazando por la cintura a su mujer, quién se enjuagó la boca antes de contestar.

- No quise, te veías demasiado adorable como para cometer semejante atropello.

- ¿A si?- El chico giró a la castaña para abrazarla más estrechamente y besarla detrás de la oreja ocasionando que ella riera por las cosquillas.

- Sí, resulta que cuando duermes tus párpados cerrados evitan que se vea la chispa de maldad que siempre ilumina a tus ojos.

- Esa chispa que te encanta.- afirmó él descendiendo sus labios por el cuello cetrino. Hermione sonrió asintiendo internamente.

- Eso lo has dicho tú, no yo.

- Pero tengo razón, ¿cierto?

- Ya deja de jugar, Draco.- solicitó la chica empujándolo para quitárselo de encima.- Aséate que se hace tarde.

- ¿Y de quién es la culpa de ello?

- Mía, mía…- confesó ella siguiendo el juego y entornando los ojos.- Lávate los dientes y yo te prepararé la tina.

El slytherin resopló pero igualmente acató. Mientras tanto, la castaña marchó hasta la bañera, abrió las canillas tanteando la temperatura del agua hasta lograr la regulación perfecta y una vez llena la tina cerró los grifos. Para el momento en que ella se ponía de pie, Draco ya había dejado de cepillarse los dientes y sumergido en el agua pero arrastrando a su esposa en el acto.

- ¡¿Qué haces?!- demandó ella totalmente empapada- Ya estaba lista, cerdo.

- ¡Qué lindo que me llames así!- musitó el rubio devorando el cuello de su mujer- Siempre te imaginé como mi pequeña puerquita.

- Ayer te portaste más o menos bien. ¿Por qué ahora no?- preguntó la castaña siendo arrinconada contra la pared de la bañera, las manos de su marido aferradas a sus caderas y él entre sus piernas.

- Cada nuevo día es un nuevo intento. ¿Alguna vez escuchaste el dicho: "Persevera y triunfarás"?

- ¿Nunca dejas de pensar en mí de la misma forma?

- Sí, a veces te fantaseo debajo de mí, otras arriba, contra algún muro, sobre el escritorio de Snape, en el lago, la torre de Astronomía, mi Sala Común, TU Sala Común, el Gran Comedor, en plena clase de Historia de la Magia, el invernadero, en el estadio de Quidditch, tanto en las gradas como en el campo y los vestuarios…

- ¡Ya está bien!- exclamó Hermione con los ojos desorbitados al especular todo el tiempo que le llevaría al joven imaginarse tantas escenas diferentes.- Creo que me quedó claro que solamente piensas en mí en el plano sexual.

Es Un Placer Ser Tu EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora