Capítulo 12

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- ¡A ti te quería ver!

- Ahora no tengo tiempo ni ganas para tus calenturas, Parkinson.

- Voy a obviar tu comentario, Draki. ¿Se puede saber qué carajo hacías ayer con la Sangre Sucia?- el aludido miró a la rubia a su lado con una expresión que logró que la chica suavizara el semblante temblorosa. Luego volvió a centrar su vista en el plato de desayuno para contenerse de cruzarle la cara a la muy arpía.

- Pansy tiene un punto, Draco- tanteó Blaise enfrente del blondo.- Ayer hubiese parecido que estabas muy a gusto con sus caricias antes de que ella desvaneciera tus ropas. Ah...por cierto, no podía dejar de decirte lo dulce que son tus calzoncillos.- el moreno sonrió con malicia mientras que examinaba la reacción del Premio Anual, quién fue tomando un color rojo más grave con cada nueva palabra que su compañero pronunciaba.

- Ayer fue día de lavandería.- explicó entre dientes.

- Por supuesto, lo tendría que haber previsto- satirizó Zabini.- Como sea, ¿nos dirás por qué tan modosito con la come-libros?

- No tengo por qué.

- ¡Claro que sí, Draki! ¡Eres mi prometido!
El rubio se volvió hacia Pansy apretando los puños para no golpearla como se lo merecía.

- Escucha, descerebrada. Te he dicho mil veces que tú y yo ya no estamos comprometidos ¡¿ok?!

- Pero tu padre...

- ¡MI PADRE UNA MIERDA!- gritó Draco desaforado, ganándose muchas miradas en lo ancho y largo del Gran Comedor. Respiró hondo para calmarse un poco antes de continuar.- Mi padre ha dejado de existir para mi hace mucho tiempo, ¿entendido? Ahora está muy bien donde está: ¡pudriéndose en Azkaban!- dejó de vociferar para hacer una pausa en la que aprovechó a mirar con extrema dureza y advertencia a la rubia que con cada segundo se encogía más en sí misma. La última frase antes de salir del comedor la dijo muy bajo sobre el oído de la aterrorizada slytheriana - Si vuelves a repetir algo así juro que nunca más te olvidas del daño que puede hacer una varita...

Hermione había oído el primer exabrupto de su colega desde el otro extremo del salón, substrayéndola de sus pensamientos acerca del mismo chico. No dudó en agudizar su oído para escuchar lo que siguió aunque obviamente no pudo distinguir lo que él había susurrado a Parkinson. Una vez que el rubio salió disparado fuera del Gran Comedor siendo observado de cerca por todos los allí presentes, la castaña comenzó a debatir si ir a buscarlo o no, siendo completamente indiferente a los comentarios de sus amigos en la mesa del desayuno. Siempre había tenido curiosidad por el pasado familiar de Draco. ¿Qué habría ocurrido para que él delatara a su mismísimo padre y confesara secretos de vital importancia a la Orden para que Voldemort y compañía sucumbieran? Ella recordaba que en varias oportunidades el blondo se había mostrado muy a la defensiva de su padre, entonces... ¿qué podría haber pasado? Algo decisivo sin duda pero ¿qué? Las ansias por saber inherentes a su persona pudieron más que cualquier resentimiento pasado y vacilación acerca de los contradictorios sentimientos que últimamente sentía hacia al chico, así que se levantó de la mesa sin ninguna palabra de despedida para sus amigos y salió del salón con la misma premura con la que lo había hecho su colega, compañero, amante, ¿enamorado?, lo que sea.

Cuando ingresó al Hall de Entrada vio que al chico sentado en un escalón sobre la base de la escalera principal. Se acercó a él y se sentó al lado de quién parecía totalmente ensimismado en sus pensamientos contemplando los jardines soleados de esa mañana a través de las puertas abiertas de la enorme entrada.

- ¿Qué pasó?- preguntó la castaña con la incertidumbre interponiéndose a cualquier atisbo de recelo. Draco la miró de reojo con sospecha y midió sus palabras.

- ¿Por qué preguntas?

- Porque saliste cual loco enfurecido por algo que dijo Parkinson y si no me equivoco te oí gritar algo referente a tu padre.
Al chico le impresionó tanto la seguridad y el interés que ella plasmaba en su tono de voz que no supo bien si evadir la tarea de responder o sincerarse. Prefirió asegurarse.

- ¿Por qué te preocupas?
Hermione titubeó un poco. Ni ella misma sabía bien por qué le importaba lo que le ocurría al cretino que hacía de su vida un calvario. Como siempre, el orgullo pudo más.

- No me preocupa, sólo estoy sondeando el terreno. Siendo mi enemigo es bueno conocerte a fondo para poder retribuir tus jugarretas como es debido.
Si la expresión del Premio Anual antes era toda relajada y hasta alegre, ahora era una máscara impresa con una única pauta: muerte a la Sangre Sucia.

- ¡Eres una zorra, Granger! Te dije que no me provocaras y ya te advertí anoche. ¿Qué buscas? ¿Acaso quieres que te lastime en serio? ¿Eres masoquista o qué?
Ante la clara furia de Draco, ella se amedrentó un poco pero además se preguntó seriamente si era masoquista o no. "Quizás sí" se dijo.

- Sólo te soy sincera, porque a diferencia de vos yo como la Gryffindoriana que soy sí actúo con entereza y sin dar puñaladas por la espalada como buena serpiente rastrera que eres.- "Sí, está decidido: soy masoquista. ¡Yo! Que siempre me manifesté en contra de cualquier tipo de sadismo."

El blondo volvió a contorsionar todos los músculos de su cara y a estrujar sus puños para no permitirse golpear a la castaña. Pegarle a las mujeres no estaba entre sus planes, pues pretendía ser la antítesis perfecta de su padre. Afortunadamente, los pasos y las voces provenientes del Gran Salón le indicaron que los alumnos estaban abandonando el desayuno para disfrutar del domingo. Una sonrisa malévola sustituyó a la anterior mueca de disgusto pues sabía que ya iba haciéndose hora de su revancha.

- Ahora verás, Sangre Sucia.- susurró al oído de la Premio Anual. Ella se sorprendió levemente puesto que hacía mucho que no escuchaba esas dos palabras de la boca del chico.

De repente, una luz se proyectó en el Hall casi cegando a la muchedumbre que se acumulaba entre sus cuatro paredes. Después de un rato, el encandilamiento cesó para dar lugar a unas enormes palabras que se leían en las alturas del lugar, meneándose de aquí para allá pero sin dejar de formar las entendibles frases que le quitaron el oxígeno a unos cuántos. Los ojos de Hermione se agrandaron tanto que sus párpados se unieron al contorno de sus cavidades oculares.

Draco te amo desde lo más profundo de mi alma. Por favor amado mío, acepta salir conmigo en una cita.
Te idolatra con cuerpo y alma,
Hermione, por siempre tuya.

Rápidamente, Draco se puso de pie plantándose frente a la asombrada castaña.

- ¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no?! Ya estoy harto de todas estas perras que me siguen Sé que soy hermoso pero pónganse un stop de vez en cuando. Nunca saldría con vos, ¿lo oyes? Grávatelo, Sangre Sucia. ¡Por favor!- con eso el blondo subió las escaleras con una mezcla de satisfacción y algo más que no pudo precisar. Algo que le oprimía el pecho con mayor presión a cada peldaño que escalaba. "Se lo merecía." Se auto convenció desapareciendo por los pasillos del castillos.

En la base de la escalera, Hermione estaba estática conteniendo sus sentimientos a duras penas. Aunque no supo muy bien qué tipo de sentimientos eran. Quería llorar, eso seguro, pero la causa de aquello era lo incierto. No sabía si era por la humillación de haber sido rechazada tan mordazmente enfrente de una parva de alumnos boquiabiertos o por el significado de las palabras del rubio. "¡No importa!" ¡Qué efectivo que puede llegar a ser el auto convencimiento! "¡Esto es guerra! ¡Y la batalla final la ganará una Sangre Sucia!"

Hola chicaaas! Pues aqui un nuevo capi Que idiota Malfoy pero nuestra Hermi se vengara! Muajajaja

Dejen rr se los agradecere de corazon ;) y para motivarlas les dejo un pequeño adelanto

- ¿Se puede saber qué mierda hacías?- preguntó rabioso con la cara a pocos centímetros de la de ella.

- Estaba arreglando para una cita, aunque no sea de tu incumbencia.

- Te equivocas, Hermione. Tú no saldrás con ningún otro, en ninguna cita.

Es Un Placer Ser Tu EsclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora