Daron, un ángel para Nathalia...

By jane_n_johnmest

1.8M 151K 16.4K

LIBRO COMPLETO✓ Una joven normal, con una vida normal. Abandonada por su madre, pero amada y protegida por su... More

Sinopsis
Para ti, querido lector
Book tráiler
Epígrafe
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 9
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 28
Capítulo 42
¿Qué te ha parecido la historia?
¿Qué sigue después de esto?
Capítulo 46
Capítulo 47
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Extras
Capítulo 48 [+18]
Capítulo 49

Capítulo 5

49.4K 3.8K 313
By jane_n_johnmest

NATHALIA

—¡¿Qué demonios me hacen?! —grito.

Me hallo cayendo en un profundo abismo en donde la luz carece, y en el cual mis ojos no parecen tener protagonismo. La caída parece no tener fin. El corazón me late aceleradamente, y siento que en cualquier momento mi alma saldrá de mi frágil cuerpo, abandonándome en la nada.

—Chienne! —Escucho a lo lejos de ese pozo sin fondo, la voz de mi amigo Johnvid.

Me hace despertar de sopetón, tomando todo el aire que me es posible.

Ahí está él, sentado frente a mí.

Miro a mí alrededor y me percato de que me encuentro en una habitación. La cabeza me martilla de manera fuerte y siento que no podré con ello. Estoy sumergida en una profunda fosa de confusión; de una manera que me parece aterradora. Recorro la habitación con los ojos y luego pongo mi vista sobre el rostro confuso y preocupado de mi amigo. ¿Cómo he llegado aquí? No lo entiendo.

—¿Qué te sucede? —Cuestiona Vid al ver mi rostro de espanto.

Él me contempla con el ceño fruncido.

—¿Cómo? —trago saliva tratando de comprenderme a mí misma—. ¿Cómo llegué aquí?

—Llegaste en la madrugada —Explica.

—Pero... —Me quedo pensando unos segundos, y me llevo la mano a la boca—. No recuerdo como llegué hasta aquí —Lo observo fijamente a los ojos.

Las imágenes del autobús a oscuras, yo atrapada allí, las voces en el techo y las siluetas que aparecieron de la nada, inundan mi cabeza como si fuera una película puesta en reproducción rápida.

—¿Estaba sola cuando llegué? —Cuestiono.

—Absolutamente, ¿deberías haber venido acompañada? —Me está mirando como si fuera una maldita loca.

Su gesto me dice que está tratando de entender que me ocurre, pero ni siquiera yo misma puedo hacerlo. ¿Cómo es posible que haya llegado sola hasta aquí? Teniendo en cuenta que una de mis piernas no se encuentra en su máxima condición, apenas me deja avanzar unos cuántos pasos y todo gracias a las muletas; de repente las recuerdo y las busco por toda la habitación.

—¿Dónde están mis muletas?

—No las traías —Ahí está su mirada otra vez.

Llevo una mano hacia mi frente, siento la desesperación subirme cuál reflujo estomacal. Estrujo mis ojos con brutalidad, tratando de deducir que está pasando conmigo. La ansiedad quiere consumirme, mi pecho me suplica que saque mi angustia, pero respiro profundamente para controlarla.

—¿Qué sucede contigo, Nat? Anoche parecías algo fuera de sí —agrega al ver que no respondo su pregunta—. ¿Te pasó algo durante el viaje? —Su cejo se vuelve a fruncir—. Cuando me colgaste tome el tiempo que te demorarías en llegar y no fue una hora exactamente, ¿por qué te retrasaste?

—Deja de hacerme preguntas, Vid. Estoy confundida —digo intranquila.

—¿Confundida? ¿Qué pasó ayer? —Insiste.

Lo pienso un instante antes de contestar a su pregunta.

Una exhalación profunda y entonces decido contarle la situación que he vivido:

—Me quedé dormida en el autobús, ¿de acuerdo? Luego desperté y estaba lloviendo. No había nadie, el autobús estaba estacionado y cerrado, no pude salir cuando lo intenté. Después escuché un par de voces sobre el techo de este, eran voces masculinas y hablaban de —Resoplo y me callo unos segundos, antes de continuar con la locura que tengo en la cabeza—. Hablaban de alas.

Sí, lo admito. Me oigo como una demente, pero todo en mi mente parece tan claro y fresco como el agua de un manantial, pero por una extraña razón, no puedo recordar cómo he logrado llegar hasta aquí.

Mis ojos escrutan a Vid, buscando algo en su mirada, pero él me observa con diversión en su rostro y cierto ápice de incredulidad, para después cambiar su gesto, al de alguien que parece haber recordado algo malo y trata de disimular su repentino accionar; pero me doy cuenta.

—¿Voces sobre el techo del autobús? —Vid levanta una ceja—. ¿Eran hombres? —Me cuestiona—. ¿Y hablaban de alas? ¿Te drogaste antes de venir aquí? ¿Y quién rayos se queda atrapado en un autobús?

—Vid, no estaba drogada —Estoy un poco molesta por su actitud.

—Perdona, Nathalia, pero es que no puedo entender que harían dos chicos hablando de «alas» sobre el techo de un autobús, en plena lluvia —dice enfatizando la palabra alas—. Es algo fuera de... la realidad. Tienes que admitirlo.

—Cuando los escuché ya no estaba lloviendo —aclaro—. Así que no pude haber escuchado mal, Johnvid.

—Aunque ya no lo estuviera, suena a algo improbable y sobre todo ilógico —dice casi burlándose—. A menos que hayan sido palomas parlanchinas, o que hayas estado soñando.

—¿Palomas? —Me molesto—. Las palomas no hablan, Vid —digo, sin olvidar que fue lo primero que pensé—. Maldita sea. ¿No me crees?

Él suspira.

—No es eso, pero es que es difícil. Tú misma acabas de decir que te habías quedado dormida en el autobús. Quizás pensaste que habías despertado, pero no, seguías soñando. Seguro tuviste uno de esos sueños que parecen ser reales, como cuando sueñas que vas al baño a orinar plácidamente y terminas haciéndote encima.

—Ya, Vid, ¿y cómo explicas mi llegada hasta aquí? —Pregunto cruzándome de brazos—. No recuerdo haber llegado por mi cuenta y menos sin mis muletas. Ni siquiera puedo caminar bien todavía.

—No lo sé —Se encoge de hombros—. Tú solo tocaste la puerta, no recuerdo la hora exacta. Estabas parada mirándome y no dijiste nada. Solo entraste y por lo que yo vi, caminas...

Lo interrumpo.

—¡Vid! —Exclamo cuando otro recuerdo me viene a la cabeza.

—¡¿Qué?! —grita él.

—Uno de los chicos... —trago saliva—. Era el más alto, se me acercó y me empezó a susurrar un montón de cosas —digo tratando de recordar las palabras exactas.

La expresión de Johnvid es de asombro, lo puedo ver claramente y, sin embargo, se empeña en hacerme creer que es imposible todo lo que le estoy diciendo.

—Eres mi amiga y todo, pero realmente creo que te drogaste —Se pone de pie.

—El chico me dijo que lo que había pasado, solo era un sueño y nada más. Que cuando me despertara yo estaría aquí, recostada sobre la cama —digo citando las palabras que mi mente ha recordado—. Y que tú estarías a mi lado —prosigo—. Es justamente lo que está pasando.

Vid estalla en risas y me mira como si estuviera inventando la historia más ridícula de todo el mundo.

—Creo que eso solo fue eso, un sueño —agrega mirándome—. Te hace falta un hombre y descansar.

—¡Te digo que es real!

Me está empezando a molestar el hecho de que no crea en mis palabras.

No estoy loca.

—Él me dijo que nada de lo que acababa de escuchar o ver había pasado, que no era real, que olvidara sus voces —Johnvid permanece a los pies de la cama, observándome—. Luego cuando terminó de decir esas palabras, perdí el conocimiento y me desperté aquí. ¿No crees que eso es raro?

—Sí te tengo que admitir, que para el disparo que tienes en la pierna, caminas demasiado bien, eso sí me parece raro, pero ajá, ¿cómo sabe ese sujeto que yo vivo aquí y que soy tu amigo? —cuestiona—. ¿Cómo sus palabras lograrían hacer semejante cosa? Eso no es posible. Vivimos en el mundo real, Nat.

—No lo sé, pero él sabía mi nombre —digo espantada—. Él me había llamado por mi nombre. No pude ver quien era, porque estaba muy oscuro.

—Esto no es "Nathalia y el país de las maravillas" —hace comillas—. Creo que será mejor que duermas un poco, yo también lo necesito.

Me doy por vencida. Tratar de convencer a Johnvid no sería cosa fácil.

—¿Qué hora es? —Pregunto sin ánimos de seguir intentando convencerlo.

—Las seis de la maldita mañana.

—Tengo miedo, Vid —musito.

—¿Nathalia Chardin tiene miedo? —Vid arquea una ceja—. ¿Qué pasó con aquella a la que no le importa ver a la misma muerte?

—Perdida —respondo—. Desde aquella noche del disparo. Siento que eso no ha sido por pura casualidad.

—No pasa nada, Nathalia —añade, mientras se dispone a salir de la habitación—. No tienes enemigos que quieran asesinarte. Ni siquiera tienes tantos amigos. Yo soy el único. —Se ríe.

—¿A dónde vas?

—A ducharme, tengo que viajar a Borgoña por si lo olvidas, yo si tengo clases —sonríe.

—Vid...

—¿Sí?

—No dejaré la universidad.

—¿De qué hablas?

—De eso —pongo los ojos en blanco—. No es justo para ti que lo haga, te inscribiste ahí para que estuviéramos juntos, y no es necesario que yo te deje solo.

—De verdad las drogas están afectándote —sonríe.

—Por Dios, permíteme reírme —digo sin humor.

—Al fin decides algo bueno en tu vida —camina de vuelta hacia mí—. Sabía que ibas a entender que no me podías abandonar, ni tirar a la basura la oportunidad que te ha dado tu padre —Se abalanza sobre mí para abrazarme.

—¡Mi pierna! —Exclamo recordándole mi herida, cuando me golpea sin querer.

—Lo siento —Se disculpa rápidamente, mientras me mira con ojos alertados.

—Espera... —murmuro al percatarme de algo.

—¿Qué sucede?

—Ya no me duele —Levanto la mirada hacia su rostro.

—Debes estar sanando bien, porque llegaste sin las muletas y caminando perfectamente.

Me quedo pensando.

—¿Cómo le harás para pagarla? —dice continuando la conversación y vuelvo a prestarle atención—. Lo digo porque después de esto tu padre no te va a ayudar o tal vez lo haga.

—Tengo que buscar un trabajo —observo con confusión mi pierna vendada.

—Tenemos —dice haciendo enfatizando.

Muevo la cabeza en negativa y le sonrío. Vid siempre está dispuesto a estar donde yo lo necesite, así como yo también por él. Nunca me cansaré de decir esto; pero no cambiaría su amistad por ninguna otra.

—Ahora te dejaré para que descanses —Deposita un beso en mi mejilla—. Me iré a preparar para irme, cualquier cosa me llamas al celular.

—Gracias —murmuro y una sonrisa se planta en mi rostro.

Entierra una de sus pálidas manos entre su cabello negro y ondulado, empujándolo hacia atrás para acomodar las relucientes y rebeldes ondas que caen por sobre su frente. Sus ojos de color azul me observan con ese brillo tan peculiar que los caracteriza.

—No tienes que agradecerme nada —Me guiña un ojo.

Luego abandona la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Tomo una exhalación profunda y me vuelvo a sumergir en el calor de las sábanas, con la preocupación de poder entender qué es lo que me ha ocurrido en ese autobús de mierda, y qué es lo qué está ocurriendo con el mundo.

¿Qué es lo que pretende? ¿Hacerme ver como una loca? ¿O volverme realmente una loca?

━━━━━━━━━━━━ ━━━━━━━━━━━━

Por favor, apóyame en redes sociales también

Continue Reading

You'll Also Like

8.8K 505 20
En esta historia la Urss revive por conveniencias del guión y va a ver como el mundo cambio después de haber caído no es mi primera historia y de co...
28.8K 1K 31
Les vengo a informar que si demoró en publicar más capítulos es por falta de ideas o porque estoy ocupada y si no les gusta el ship por favor no haga...
9.1K 956 12
???? - tu me puedes ayudar ???? - claro siempre y cuando firmes este contrato y con solo necesitaras decir mi nombre y en ese momento apareceré pequ...
396K 55.3K 130
Titulo Original: Después de Renacer, ya no quería ser Carne de Cañón! Capítulos: 405 (novela original) Mu Chen estaba acostado en la cama, pensando s...