Daron, un ángel para Nathalia...

By jane_n_johnmest

1.8M 151K 16.4K

LIBRO COMPLETO✓ Una joven normal, con una vida normal. Abandonada por su madre, pero amada y protegida por su... More

Sinopsis
Para ti, querido lector
Book tráiler
Epígrafe
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 9
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 28
Capítulo 42
¿Qué te ha parecido la historia?
¿Qué sigue después de esto?
Capítulo 46
Capítulo 47
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Extras
Capítulo 48 [+18]
Capítulo 49

Capítulo 4

45.9K 4K 444
By jane_n_johnmest

NATHALIA

Escucho el motor de un vehículo acercándose, volteo mi cabeza para ver hacia atrás, y percatarme de que es el autobús. Intento apresurarme en avanzar, sin embargo, me es casi imposible moverme tan rápido como desearía, para llegar a la parada antes que él. Entre maldiciones vuelvo a dejar la maleta en el suelo y levanto una de mis muletas, agitándola en el aire para hacerle una señal al conductor para que se detenga; el chófer parece apiadarse de mí, porque estaciona el autobús unos cuantos metros antes de la parada, y muy amablemente se toma la molestia de abandonar su asiento, para ayudarme a subir.

Johnvid no vive muy lejos, tomando en cuenta la distancia en la que se encuentra Dijon, capital de Borgoña. El viaje hasta allá toma aproximadamente una hora y un par de minutos. Vid aceptó estudiar en la universidad de Borgoña, solo por mí, y el esfuerzo de hacer viajes diarios de una hora todos los días, es algo digno de admirar, no cualquiera lo haría. Ahora que lo pienso mejor, siento que es de muy mal gusto de mi parte haber decidido dejar de asistir a ella por mis simples caprichos, cuando él hace un enorme sacrificio para que compartamos más tiempo juntos. Estoy olvidándome de eso como si nada, como si no importara su sacrificio y sí mis estúpidos caprichos.

Debo pensarlo mejor, si retomo las clases no se me hará complicado integrarme, solo he dejado de asistir a ellas una semana, pero el problema no es reintegrarme, sino ver como la sustentaría, porque no dejaré que mi padre cargue con ello.

El tiempo pasa más rápido de lo previsto.

¿Cuándo una hora dejó de ser una eternidad?

Ni siquiera me percaté en qué momento dejé de mirar por la ventana, y mis ojos se cerraron; lo hago cuando me despierto entre el río de baba que siento sobre mi mano, la comisura de mis labios y parte de mi barbilla. El dolor en mi cuello es insoportable y cuando me enderezo inmediatamente me quejo, termino de abrir mis ojos por completo y es ahí cuando logro percatarme de que el autobús se encuentra en la estación, detenido.

¿Tanto he dormido?

No puede ser posible.

Me remuevo en mi asiento, mirando en todas las direcciones posibles dentro del oscuro espacio. No encontrar a nadie más aparte de mí, inmediatamente me pone nerviosa. Observo hacia afuera a través de los empañados vidrios. Johnvid me ha contado que el clima en Dijon es muy lluvioso y cambiante, por lo que puedo ver en el exterior, la ligera llovizna que hay. Tomo mis muletas y me pongo de pie, apoyándome sobre ellas, camino hacia la puerta del autobús e intento abrirla, pero no puedo; está cerrada. No puedo tener más suerte.

—¡Maldición! —Exclamo en medio de la penumbra y un fuerte trueno resuena sobre el techo del vehículo.

Me estremezco en cuanto la lluvia parece hacerse más fuerte en cuestión de segundos, golpeando abruptamente el techo de acero.

¿Qué voy a hacer?

¿Pasar la noche aquí hasta que amanezca y alguien venga a mi rescate?

¿O llamar a Vid y pasar la peor humillación de mi vida?

Ningún ser humano común y corriente pasa por esta clase de situaciones, pero como se trata de mí, no se puede esperar nada más.

Me desplazo por el autobús, devuelta a mi asiento y saco el celular de mi bolsillo.

Debatiendo contra mi propio orgullo, que me tiene acorralada entre la espada y la pared. Me quedo observando la pantalla del aparato, al ver que no enciende, está completamente apagado y niego con la cabeza.

—Porquería.

Me acomodo para poder dormir en el incómodo asiento. Pasaré la noche aquí, hasta que alguien aparezca. Cierro los ojos dispuesta a dormir, afuera solo se escucha el placentero sonido de la lluvia cayendo, mientras me remuevo incómoda en el asiento. Dormir aquí es imposible, sobre todo por el frío.

¿Cómo he logrado dormirme antes?

Tomo una respiración profunda y vuelvo a abrir los ojos en medio de la penumbra, el recuerdo de mi padre abofeteándome y su rostro de arrepentimiento me baten la cabeza.

De pronto, esos recuerdos son interrumpidos por un golpe brusco en el techo del vehículo, mi cuerpo sobresalta en el asiento, y el autobús se sacude de un lado al otro. Siento que va a darse vuelta, pero no.

Algo ha caído de golpe; algo muy pesado.

—Hacer tratos no es tan malo como crees, amigo mío.

Escucho una voz masculina encima de mí, y alzo la vista hacia el techo oscuro del autobús. La lluvia no deja que mis oídos enfoquen bien lo que articula la voz, y trato de poner toda mi atención, mientras el gesto en mi rostro se contrae.

—Que buena decisión has tomado —Otra voz se le une y puedo notar la ironía en ella—. ¿Para qué demonios me has traído aquí? Hace tiempo que desapareciste, ¿por qué vuelves ahora?

—Para que recuperes tus alas, tal como lo hice yo.

—¿Mis alas? —Cuestiona la segunda voz y luego ríe.

¿Sus alas? Repite mi mente con confusión.

—No me interesa recuperar mis alas. Dejaron de estar hace demasiado tiempo y así se van a quedar.

—Las mías también se habían ido, ¿lo olvidaste? Pero las he recuperado. No seas así, te servirán en algún momento.

—No son tus alas, es solo un chantaje de los demonios para convertirte en uno más.

Mi ceño se frunce al escuchar semejante charla.

¿Qué carajos?

¿Qué hacen dos personas hablando de alas sobre el techo de un autobús?

¿A qué se refieren con eso de demonios?

—Espera... —murmuro—. ¿Demonios? —vuelvo a decir en el mismo tono—. ¿Serán palomas?

Las palomas son cosas del demonio.

Mi boca se abre levemente ante la confusión y sorpresa, me estoy volviendo loca o tal vez estoy soñando que dos palomas poseídas entablan un diálogo. Solo hay una manera de comprobarlo; pellizco mi antebrazo, un grito ahogado sale de mi boca y uno de mis pies patea una de las muletas involuntariamente, dejándolas caer sobre el suelo. Inmediatamente me cubro con la mano.

—Guarda silencio.

—Hay alguien aquí.

Las voces han cesado y en vez de escucharlas como lo haría una persona común y corriente, ahora las escucho dentro de mi mente, como si me susurraran demasiado cerca del oído. Sacudo la cabeza a modo de negación, que clase de ridiculez estoy diciendo.

«—Hay alguien en el autobús.

—¿Qué hace alguien a estas horas en un autobús?

—No lo sé, pero lo averiguaré».

Ahí está el mismo miedo que me invadió aquella noche, cuando aquel chico disparó en mi pierna sin aparente razón.

El autobús se vuelve a tambalear ligeramente. Me atrevo a pegar mi rostro, en el frío vidrio de la ventana para contemplar la oscuridad afuera, pero no logro ver a nadie, solo que la lluvia ha cesado. Veo la neblina cubrir el lugar y me parece completamente escalofriante, una escena sacada de una película de terror.

Malditas alucinaciones.

No escucho ningún cuerpo caer sobre el cemento.

Empiezo a sentir el frío escabullirse en mi piel, estoy preparada para lo que sea que esté a punto de pasar en este atormentador silencio. Las puertas del autobús se abren como si nada y una ola de viento helado entra sin permiso. Miro a ambos extremos y contemplo dos cuerpos extremadamente altos en la oscuridad, dos siluetas que me parecen escalofriantes. Lo primero que me viene a la cabeza, es otro asalto o peor, esta vez sí me van a matar.

Tal vez me descuarticen y tiren mis restos a un basurero; trago saliva ante los escalofriantes pensamientos.

—¡Maldita sea! —Gruñe una de las voces—. ¿Qué haces aquí? —Me pregunta.

—Yo... me... quede... dormida —respondo tartamudeando y con la boca temblorosa a causa del pavor y el frío.

—¿Qué clase de humano hace eso? —Pregunta la silueta que yace de pie en la puerta delantera.
Su tono es burlesco.

—Uno muy estúpido —admito—, pero no se preocupen ahora puedo irme —digo con el nerviosismo carcomiéndome las entrañas.

—¿Irte? —Inquiere y escucho su voz detrás de mi asiento.

Me giro rápidamente para ver su sombra demasiado cerca de mí, y me pregunto mentalmente, ¿cómo demonios llego tan rápido hasta ahí?

—¿Escuchaste algo?

Trago saliva.

Los nervios me van a matar.

—¿Algo de qué? —Pregunto haciéndome la desentendida—. ¿Qué se supone que debía escuchar?

—Mientes —Afirma—. Has escuchado cada palabra que hemos dicho. Lo sé.

—Yo no he escuchado nada, lo juro —permanezco con la vista enfrente, observando a la otra silueta que yace en silencio—. Me acabo de despertar, me quedé dormida y atrapada aquí, iba a intentar salir, pero ustedes han abierto las puertas y no sé cómo lo han hecho y no me importa en verdad, pero gracias.

Las palabras que acaba de escupir mi boca, han salido como balas. He hablado tan rápido que el aire me falta por unos instantes. Rápidamente intento levantarme, olvidando mis inútiles muletas, pero la silueta detrás de mí, posa su mano sobre mis hombros, empujándome contra mi asiento sin darme oportunidad a ponerme de pie.

—Déjala —Se digna a hablar la silueta frente a mí.

La mano deja de hacer presión sobre mis hombros y el nudo en mi garganta se deshace. Solo quiero salir del maldito autobús.

El chico —porque obviamente son chicos— que está frente a mí se acerca y sin saber cómo, empiezo a tiritar, me preparo para otro disparo que ahora si me mate.

—Por favor, no tengo nada que darles excepto mi teléfono celular, pero es una chatarra, está apagado. No les va a servir de nada.

No sé cómo carajos he logrado decir aquellas palabras en tampoco segundos y sin tomar aire. Una pequeña risa nerviosa se me escapa.

—Parloteas demasiado —dice la voz del chico que yace en el asiento detrás de mí.

Su tono denota hastío.

—Ya basta, mantente alejado —Le ordena el otro.

—Como digas, jefe —dice en tono de broma.

Ahora que está más cerca de mí y puedo percatarme de lo ronca que es su voz y del humor que carece en ella.

—Escúchame con atención, Nathalia Chardin.

Mi cuerpo empieza a temblar descontroladamente en el preciso momento que escucho mi nombre salir de su boca. Su mano sujeta la mía.

—¡¿Qué mierda?! —Exclamo impactada—. ¿Cómo sabe mi...? —No me deja terminar las palabras.

—Te irás, sin hacer preguntas —añade—. Esto solo es un sueño y nada más, estás en casa de tu amigo, recostada sobre la cama. Te despertarás y él estará a tu lado. Nada de lo que acabas de escuchar o ver, ha pasado. No es real. Olvida todo esto, olvida nuestras voces.

Mis ojos dejan de enfocar con claridad la penumbra y su silueta frente a mí. La visión se me nubla en segundos. Todo se vuelve completamente borroso, como si estuviera a punto de caer en un profundo sueño.

¿Qué está ocurriendo?

Entonces me desvanezco.


Por favor, apóyame en redes sociales también


Continue Reading

You'll Also Like

1.2M 198K 200
《 Transmigré a la antigüedad para ganar dinero y criar a mi cachorro 》 Cuando despertó después de transmigrar, descubrió que se había convertido en l...
1.8M 241K 47
En un mundo oscuro, ella es un brillante faro... Portada hecha por: Austrova ♥️
6.5K 141 11
T/n es la hermana de JJ, tiene 18 años. Ella es cómo una hermana mayor para John B, Kiara y Pope a parte de su hermano de sangre, JJ. A los 17 ella s...
9.1K 956 12
???? - tu me puedes ayudar ???? - claro siempre y cuando firmes este contrato y con solo necesitaras decir mi nombre y en ese momento apareceré pequ...