Capitulo 11: Divagaciones
Los siguientes días no me van muy bien. Aunque ya se golpear mejor, sigo sin ser rápida ni fuerte, tan torpe como antes. Dos días después del primer combate, hacemos el segundo. Este tampoco lo gano, y mi puesto en la clasificación empieza a bajar muy rápidamente. Por muy bien que se me de la técnica, soy un tanto horrorosa en la practica. Y todo ello no hacia nada mas que recordarme constantemente el comentario de Eric: "tal vez no estés hecha para Osadía..."
En el segundo combate lucho contra Drew. Drew es el amigo inseparable de Peter, aunque para ser su amigo lo trata como a una mierda. Mejor dicho, es su vasallo. Drew es bueno luchando, aunque no tanto como Peter. Aun así, Drew es alto, rápido y de complexión fuerte; todo lo contrario a mi.
Esta vez, el combate es mas largo. Consigo mantenerme en pie durante mas tiempo y acierto mas golpes, seguramente por que él es mucho mas lento que Edward. Pero al final, termino cayendo al suelo. Y la escena se repite: yo tumbada en el suelo, intentando taparme la cara con los brazos, y él pegando me puñetazos, arrodillado encima de mi. Pero esta vez no espero que Eric nos pare. Como ultimo recurso, le doy un rodillazo en la entrepierna, lo que hace que caiga a mi lado lamentándose por el dolor. ¡Eso si que le debe haber dolido!
-Creo que es suficiente- se adelanta Cuatro.
-Yo creo que no- dice burlón Eric, mientras observa divertido como Drew todavía se lamenta por el dolor- Ahora empieza lo bueno. Deja al chico sufrir un poco mas.
-Eric...
-¿Que? Si querías mandar haber cogido tu el puesto- le suelta sin mas. Se hacen unos segundos de silencio que solo aumentan la tensión. Últimamente Eric ha estado bastante mas borde de lo normal. Y si ya lo era de normal, ahora es todavía peor, si eso es posible...- Pero de acuerdo, el combate ha terminado. Ve y ponte hielo, Drew, anda.
A pesar de esa ultima patada en la entrepierna de Drew, pierdo el combate y bajo puestos en la clasificación. Estoy entre los 5 últimos en la clasificación, y teniendo en cuenta que son 4 los que no pasan de fase empiezo a estar seriamente preocupada. Decido que no puedo seguir bajando puestos y les pido a Uriah y a Lynn que me ayuden. Ellos dicen que puedo entrenar por separado en mis tiempos libres, para así mejorar, y eso es lo que hago. Por la tarde, voy a la sala de los sacos de boxeo y practico.
Absorta, pegando golpes al saco, pasan dos horas muy rápidamente. El sonido de la ruidosa puerta y el eco de la sala que hace que se expanda por toda ella me hace volver a la realidad.
-¿Que haces aquí, iniciada?- me pregunta Eric, acercándose a donde yo estoy. Va vestido con su chaqueta y sus pantalones negros de siempre, y lleva una bolsa de deporte en la mano.
-Practicar, ¿no lo ves?- contesto, sin tan siquiera girarme a mirarle, aunque si lo hago de reojo. Continuo golpeando. Eric no dice nada, pero tampoco escucho los pasos alejándose, por lo que sé que sigue ahí, observando. Después de dos minutos en silencio, con tan solo el ruido de mis golpes llenando la sala, oigo como una bolsa cae al suelo.
-Te ayudo- se presta Eric. Y al igual, que la ultima vez se pone entre el saco y yo.
-¿Que?- pregunto un poco desconcertada por su propuesta. Él no me debe nada, ¿por que hace esto? Eric no parece el tipo de persona que ayuda a otras así por que si. Suele ser frió e indiferente conmigo, ¿por que me iba a ayudar ahora? Sobre todo teniendo en cuenta su ultimo hiriente y mordaz comentario.
-¿Que pasa, iniciada? ¿Eres sorda o simplemente muy cortita?- se burla Eric- Golpeame, como la ultima vez.
Pero yo no aguanto mas y no puedo evitar preguntarselo:
-¿Por que haces esto? ¿Por que me ayudas? Pensaba que a ti te dábamos todos igual.
-Supongo que estoy harto de ver como te pegan una paliza cada vez que pisas la arena- contestó seco e impasible. En parte su comentario me había herido, igual que lo hacían todos sus comentarios; pero este era diferente. En lo mas profundo de mí, a la parte mas optimista, alegre y tonta, a esa parte le gusto su comentario. Que ilusa era esa parte que incluso pensó que podía significar que, aunque el no lo quisiese admitir, le importaba y no aguantaba verme caer una y otra vez en la arena. Que cosas, ¿verdad? Unos pensamientos tan cursis sobre una persona tan fría. Ya estaba empezando a divagar. Pero gustaban esas divagaciones.
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Hey, que tal?
Yo aquí, aburrida en el asqueroso hospital. Como odio las revisiones y el vomitivo olor a hospital.
Espero que estéis pasando un día genial.
Nos leemos~
Smiling