Pequeño, tímido, ojos azules como el cielo en primavera, inocencia y calidez desprendiendo de cada poro de su acaramelada piel, lentes grandes y gruesos que cubrían gran parte de su cara, cabello castaño liso y con un largo flequillo que escondía parte de su azulado ojo derecho, ropa holgada que disimulaba las suaves curvas de su cuerpo.
Quien diría que el delicado omega escondía más secretos de los que su pequeño cuerpo podía contener.