—Clase, esta es la nueva estudiante —habló la profesora de matemáticas— ¿Cómo te llamas?
—Mora, Mora Martin —respondí.
—Espero que sean muy agradables con su nueva compañera —dijo—. Busca un lugar vacío y siéntate.
Camine hacia el compañero de banco de Lydia y poniendo una sonrisa coqueta le pregunte si me dejaría sentar allí, por lo que este obviamente respondió que sí.
—¡Hey Ly! —dije con una gran sonrisa—. No tenía idea de que nos tocaría en la misma clase, eso es genial.
—No tienes idea de cuánto —respondió con una sonrisa falsa.
—Lydia, ¿quién es la nueva? —le pregunto un chico de cabello castaño.
—Soy su prima — respondí.
—¿Prima? ¿Acaso ella tiene el mismo carácter que tú? —bromeo.
—¿Creías que yo era una perra? —preguntó Lydia, por lo que este asintió—, entonces ni te imaginas lo que puede llegar a ser ella.
—¡Escuche eso! —dije mirándola ofendida.
—Era la idea, Mora —me susurro, para luego prestar atención a la clase.
Y de verdad que también lo intente pero no logré comprender nada.
—Lydia, Mora y Malia a la pizarra —nos indicó la profesora.
—¿Pero por qué? —proteste—. Yo no me ofrecí para ser voluntaria.
—No necesito que te ofrezcas, ve a la pizarra ahora.
Comencé a caminar hacia la pizarra y cuando la vi quede paralizada, ¿que eran estos? ¿Números chinos?
—¡Lydia! —susurre—. ¿Podrías ayudarme?
—Si, a mí también —susurro una chica rubia.
—Mora, x es igual a 25, —me susurro, lo escribí y me fui hacia mi asiento.
—¡Hey, Mora! —me llamo la chica de la pizarra—. Hoy nuestros amigos tienen entrenamiento, ¿quieres acompañarnos?
—Me encantar...
—No, no iras —me interrumpió Lydia.
—¡Claro que iré! Nos vemos allí —afirme.
Cuando finalmente terminaron las dos extravagantes horas de matemática me dirigí hacia la cancha de Lacrosse y tome asiento junto a Malia y su amiga Kira.
—¿Ellos eran los mejores jugadores de Lacrosse?
—Lo eran —respondió Kira.
—¿Y qué les pasó?
—No son tan malos —dijo riendo.
—Scott le dio al palo y Stiles atajó su propio tiro, pero podría ser peor.
—¡Eso fue suerte! ¡Háganlo de nuevo! —gritó Malia.
—Cariño, no hay repeticiones —respondió el entrenador.
—20 dólares por los dos idiotas —le ofrecí al entrenador.
—¡Hecho! —me respondió—. Espera, ¿cuál de todos?
—Scott y Stiles.
—¡Liam vuelve a la cancha! —le llamó.
—Muevan sus traseros porque no perderé 20 dólares por ustedes —les grite.
Finalmente lograron vencer a Liam pero este terminó lesionado.
—Creo que alguien me debe 20 dólares ¡Suerte para la próxima!
—Oh cállate por favor.
El entrenador le indicó a Scott y Stiles que llevaran a Liam a la enfermería y tomó una pelota de Lacrosse y la lanzó sin dirección específica. Pero esta estuvo a punto de darme en el rostro si no fuera por Kira, ya que logró detenerla justo a tiempo.
—¡Buena parada! —le dijo a Kira.
—¿Buena parada? ¡Ahora me debes 30 dólares!
—De verdad que estuviste genial, Kira.
—¡Ahora me debes 50 dólares por ignorarme!
—¡Bien! —aceptó—. Kira lánzame la pelota.
Kira lanzó la pelota pero lo golpeo en su estómago por lo que el entrenador cayó al suelo.
—¡Que alguien le pregunte si alguna vez ha jugado Lacrosse! —grito como si fuéramos sordas.
—¿Alguna vez has jugado Lacrosse? —le pregunte, por lo que Kira negó con su cabeza—. No entrenador, nunca.
Al salir de clases me dirigí a casa pero al llegar me encontré con Lydia saliendo de manera sospechosa. Y como era de esperarse la seguí. Se adentró en una casa junto con un policía y me dije a mi misma que no entraría porque sería una muy mala idea, por lo que termine entrando de todas formas. Camine por la fría y desconocida casa hasta que por fin encontré una puerta abierta. Rápidamente me adentre y vi dos siluetas de espaldas a mí.
—¿Lydia? —la llame.
—¿Mora? —preguntó confundida—. ¿Cómo llegaste hasta aquí?
—Te estaba siguiendo.
—¿Por qué me seguiste?
—Simplemente no tenía nada que hacer —le expliqué—. ¿Qué estamos buscando exactamente?
—No te incluyas, no nos ayudaras —me dijo—. Scott dijo que necesitaba ayuda con Liam, puedes ir a ayudarlo.
—No iré a cuidar a un adolescente de primer año.
—Es lindo.
—Bien, entonces iré.