15; El asiento peligroso.

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Luego de una semana finalmente conseguimos tres vuelos hacia Beacon Hills, pero solo dos de nosotros irían en el mismo avión. Finalmente decidimos que viajaría sola, mientras mi padre y su prometida viajaban en otro vuelo. Después de todo lo que Josephine había hecho por mí, lo menos que podía hacer por ella era cederle un asiento junto a mi padre.

Mi padre había logrado acordar con Natalie que a pesar de que seguiría viviendo en su casa, debía visitarlo como mínimo una vez por semana. Ya era hora de tomar mi vuelo, ya que salía unos minutos más tarde que el de mi padre.

—Asiento veintiuno, veintidós, veintitrés —susurré—. ¡Aquí es!

Tome asiento y espere a que mis acompañantes llegaran. Mi atención se desvió cuando observe como los niños que me habían acompañado en el vuelo anterior se tomaban asiento a mi lado.

—¡Claro que no! —gritó uno de los niños.

—¡Que sí! —le respondió el otro—. ¡Papá dijo que yo debía sentarme del lado de la ventanilla!

—¡Eso es mentira!

—Bueno, si lo es. Pero como soy el hermano mayor tengo derecho a escoger mi asiento y escojo el de la ventanilla.

—¡Pero si nacimos el mismo día!

—Sí, pero yo soy un minuto más grande.

—Oh no —me quejé—. Vaya coincidencia.

—No todos los días te encuentras a los hermanos más atractivos del mundo en un avión.

—¿Cuáles eran sus nombres?

—¿Acaso no recuerdas mi nombre?

—Tal vez lo haya olvidado...

—Hermano, ¿puedes decirle algo?

—¿Recuerdas mi nombre? —me preguntó este.

—¿Acaso tu no eras Dylan?

—No tengo nada que hacer, al menos recuerda el mío.

—Esto no se acabara hasta que recuerdes mi nombre —me amenazó.

Y literalmente no lo hizo. El niño siguió atormentándome por tres horas más.

—¿Cuál es mi nombre? —pregunto por centésima vez.

—¡Te llamas Matthew! —exclamé.

—¡Dylan, te lo dije! Nunca nadie se olvida de este galán.

Cuando Matthew finalmente se calló logre dormirme, pero cuando yacía en la mejor parte de mi sueño me despertaron los fuertes gritos y sacudidas de los niños.

—¿Qué sucede? —pregunté frotándome los ojos.

—¡Vamos a morir! —exclamó Matthew sollozando.

—¿Vamos a morir?

—¡Claro que no! —exclamó Dylan—. Tan solo estamos teniendo una fuerte turbulencia.

—¿Cuál es el grado de la turbulencia? —le pregunté.

—Severo.

—¿Acaso no es el grado más próximo a matarnos?

—Así es.

—¿Cuánto tiempo llevamos así?

—Casi media hora

—¿Y ya ha pasado lo peor?

—En realidad recién está comenzando.

—¿Matthew puedes abrochar tu cinturón? —le pedí.

—No pue... —comenzó a decir pero se vio interrumpido por la azafata.

—Por favor, mantengan la calma. En unos minutos el avión deberá inclinarse hacia la derecha, así que por favor abrochen sus cinturones.

—Mora —me llamó Matthew con lágrimas en sus ojos—. Mi cinturón se rompió y no logro abrocharlo.

—No hay problema, cambiémonos de lugar.

Matthew obedeció y ambos nos pusimos de pie para cambiar de lugar, pero justo en ese momento el avión se inclinó hacia la derecha como lo había advertido la azafata. Matthew se vio azotado contra la ventanilla y mi cuerpo choco contra el suyo con tanta fuerza que el cristal comenzó a quebrarse. Dylan se puso de pie y tomó mi mano para así lograr quitarme de encima del cuerpo de su hermano. Para cuando logramos sacar a Matthew de allí el cristal se había quebrado y pequeños trozos de este quedaron incrustados en el cuerpo del pequeño.

En cuestión minutos, el aire que respirábamos comenzó a salir disparado llevándose consigo varios objetos que yacían sueltos, se parecía bastante a cuando inflas un globo pero no logras hacerle un nudo el cual mantendría al aire dentro, entonces el aire contenido comienza a salir con demasiada presión.

—¡Ve a buscar ayuda! —le pedí a Dylan.

—¿Q-que debo decir? —tartamudeo.

—Dile al piloto lo ocurrido con la ventanilla. Debe descender de inmediato ya que a esta altura no hay oxígeno y cuando ya no quede más oxigeno dentro...

—Moriremos asfixiados —finalizo por mí.

Pasaron varios minutos y cada vez tenía menos fuerzas para sostener el cuerpo de Matthew, el cual no paraba de sangrar. Por más que el avión descendiera y finalmente tuviéramos el oxígeno necesario, el no sobreviviría. Mire a mi alrededor y sentí el miedo, algunos pasajeros yacían usando cámaras de aire, mientras que otros ya se habían desmayado.

De pronto el avión descendió hasta que finalmente quedó a una altura en la cual las temperaturas no eran tan bajas y las personas podrían respirar. Tome el cuerpo de Matthew y lo coloque sobre su asiento, observando detalladamente sus heridas. Lleve ambas manos hasta su pecho comprobando que este aun siguiera vivo y así fue. No sabía qué hacer y fue entonces cuando recordé las palabras de Deaton. Coloque ambas manos sobre el pecho de Matthew y cerré mis ojos.

—¿Mora? —me llamó—. Me has salvado.

—Te has salvado tú mismo —le dije.

—¿Cómo?

—Al tocar tu pecho he encontrado luz en tu interior y eso significa que hay bondad en ti. Todo ser humano que tenga bondad merece vivir.

—¿Y si no fuera bondadoso me hubieras salvado?

—Todos tenemos esa luz en nuestro interior, solo que algunas personas logran apagarla pero solo es cuestión de volver a encenderla.

—¿Acaso eres una bruja?

—Soy una banshee pero eso no importa ahora, solo debes prometerme que guardaras el secreto.

—Lo prom... —comenzó a decir pero fue interrumpido por la presencia de su hermano.

Matthew corrió a abrazarlo y con una amplia sonrisa le dijo:

—¡Mora es una banshee!

—¡Matthew, era un secreto!

—Lo siento, Mora —se disculpó pero no parecía arrepentido en lo más mínimo.

—Sabía que había algo raro en ti —admitió Dylan.

—Pasajeros, estoy muy feliz de anunciar que finalmente hemos llegado a Beacon Hills —anunció la azafata.

Todos los pasajeros comenzaron a aplaudir felices de seguir con vida, incluyéndome.

—Supongo que esta es la despedida —les dije.

—Nunca podre agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros —dijo Matthew.

—Ha sido un placer.

—Prométenos que nos volveremos a ver —me pidió Dylan.

—Lo prometo.

Al prometerlo estaba segura de que el destino no querría que nos volviéramos a encontrar y que mi promesa sería tan fácil de romper como la de Matthew. Estaba tan equivocada.

Lydia's cousin | Teen WolfOnde as histórias ganham vida. Descobre agora