Miércoles. 9:30 a.m.
Estúpida y sensual campana que marcaba el final de la clase de Álgebra.
- Estúpidas matemáticas. Las odio.- gruñó (TN).
- No son tan difíciles.- dijo Armin, su amigo rubio.- Hasta ahora las vas controlando bien.
- Pfff...- bufó la chica.- Tengo problemas con las fracciones. Estúpidas fracciones. Oye, Armin, ¿podrías ayudarme con las fracciones?
- Seguro. Cuando quieras.- contestó el rubio prestando atención a su amigo, quien no había dicho una palabra en toda la clase.- Eren, ¿estás bien?
- Ah, sí...- contestó el moreno regresando de donde quiera que haya estado.
- Te ves algo...- habló Armin.
- Desvelado.- completó (TN).
- No es nada.- se excusó el moreno.- Me desvelé viendo un programa en televisión.
- Sí, lo sabemos. Los miércoles lo haces.- dijo el rubio.
- Pero al empezar la clase te duermes.- le recordó (TN).- No te dormiste hoy...
- Estuve perdido en algún rincón oscuro de mi mente. No se preocupen.- explicó el moreno estirándose y empezando a caminar.
- ¿Y en qué pensabas?- preguntó (TN) alcanzándolo.
- En un futuro juntos. Tú y yo.- le dijo Eren pasando un brazo al rededor del cuello de su amiga.
- Ay, Eren...- rió ésta.
Miente... Él está mintiendo, pensó el rubio.
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Miércoles. 2:50 p.m.
Una vez en casa, me metí bajo las sábanas de una cama desesperada por amor y cómo decirle que no a esa cosita tan bonita y tan... cómoda;-;
- Ah, te extrañé.- le dije a mi cama dejándome caer sobre ella como si mi vida pesara más de lo que aparenta.- Eres el amor de mi vida. Nunca me dejes.
- (TN).- me llamaron al otro lado de la puerta.
- Nooooo...- me quejé.
- (TN)...- era Hanji. Por el tono de su voz, se notaba algo preocupada.
Me levanté con mi vida pesando sobre mis hombros y abrí.
- ¿Quién osa despertar mi sueño?
- Cariño, tengo que hablar contigo.- me dijo en un tono serio.
- ¿Es sobre tu viaje?
- Sí.- se sentó en uno de nuestros sofás y palmeó un asiento junto a ella para que me sentara también.
- En tu nota decía que me quedaría con un... ¿duende gruñón? Lo que sea.
- Enano gruñón.- me corrigió.- Sí, ese es Levi.
- ¿Levi Ackerman?- pregunté.
- ... Sí, ¿cómo sabes su apellido?- me preguntó sorprendida.
- No lo sé, yo...- me puse nerviosa. Busqué algo con qué distraerla.- ¿Enano gruñón?- pregunté.
- Es una larga historia. No le digas así cuando estés con él. Pero de él no quería hablar. Él no va a cuidarte de todos modos.
- ¿No? Entonces, ¿quién lo hará?
- Su esposa.
- Ah.- de repente, un dolor de cabeza me llegó.- Agh.
- ¿Estás bien?
- Si, es sólo que... necesito descansar, Hanji. He tenido un largo día y-
- ¿No puedes con tu vida?- me completó. Ella me conocía tan bien.
- Sí.- reí.
- Anda, ve a dormir.- me dijo. Besó mi frente y se puso a hacer de comer.
Entré a mi habitación y me tiré a la cama. Toqué mi frente para comprobar que no estaba enferma o algo así. Di un par de vueltas intentando encontrar la posición adecuada. Abracé una almohada y cerré los ojos.
¿Por qué esa noticia me pone triste?
¿Quién es Levi Ackerman?
Y lo más importante... ¿Cómo es que yo conozco su apellido?