¿Existen los finales felices...

By Anilec_

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Los caminos siempre se cruzan, las personas conocen a otras que pueden terminar siendo o no parte de sus vida... More

Prólogo: La vida de los nuevos saiyajin.*
Capítulo 1: Rumbo a Namekusei.*
Capitulo 2: La joven extraña.*
Capítulo 3: La cosa celeste flotante.*
Capítulo 4: Llegada a la Tierra.*
Capítulo 5: Familia.*
Capítulo 6: Memorias e integraciones.*
Capítulo 7: Amistad en paz.*
Capítulo 8: Malentendidos, flores y un viaje.
Capítulo 9: Los preparativos para el viaje.
Capítulo 10: El entrenamiento va a comenzar.
Capítulo 11: El miedo de Koron.
Capítulo 12: Siente el ki.
Capítulo 13: El súper saiyajin.
Capítulo 14: El valor de la familia.
Capítulo 15: ¿Le gusto?
Capítulo 16: Volvamos a entrenar.
Capítulo 17: Un cumpleaños "perfecto"
Capítulo 18: Te quiero Fuko.
Capítulo 19: Sentimientos no entendidos.
Capítulo 20: Hermanos.
Capítulo 21: Una noche divertida.
Capítulo 22: Nuevo obstáculo, nueva meta.
Capítulo 23: Orgullo vs pequeño orgullo.
Capítulo 24: Fuerza de voluntad y novias bonitas.
Capítulo 25: Amores y despedida. (Capítulo alargado)
Capítulo 26: Pan, tartas y más pan.
Capítulo 27: Locura primaveral.
Capítulo 28: Verdades.
Capítulo 29: Similitudes extrañas.
Capítulo 30: Plan arruinado.
Capítulo 31: El gran ataque.
Capítulo 32: Confusiones.
Capítulo 33: Lágrimas de amor.
Capítulo 34: El mensaje.
Capítulo 35: Llegada inesperada.
Capítulo 36: Entre llamas.
Capítulo 37: Riesgos.
Capítulo 38: Gotas de sangre.
Capítulo 39: Vida.
Capítulo 40: Tal cual como Freezer.
Capítulo 41: Espada de salvación.
Capítulo 42: El inicio.
Capítulo 43: Venganza dorada.
Capítulo 44: Destrucción o salvación. (Capítulo alargado)
Capítulo 45: ¿Un deseo es suficiente para ser feliz?
Epílogo: Torneo de Artes Marciales.
¡Z Awards!

Capítulo 46: Felicidad...

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By Anilec_

Fue al templo con un saco de tela que contenía las mágicas esferas del dragón, se pasó todo el día buscándolas. Aterrizó junto a Dendé, le explicó la razón por su deseo y éste, dudando un poco, terminó aceptando la decisión del híbrido. Trunks, con suma alegría, sacó las esferas e invocó al gran dragón con ayuda del joven Kami-sama, el cielo se oscureció y las mismas cosas de siempre sucedieron cuando Sheng Long se reveló.

–Díganme cual es su deseo, sólo puedo concederle uno– asignó el dragón con su gruesa y amenazadora voz.

–Adelante Trunks– pidió Dendé dándole paso al muchacho. Trunks tomó aliento y gritó su deseo.

–¡Sheng Long!– lo llamó presionando los puños –¡Quiero que me comuniques con la saiyajin Koron del planeta Tashoku!– los ojos del ser místico brillaron y pronto el silencio se presentó.

–Debido a que aquel planeta esté muy lejos la comunicación será escasa– anunció Sheng Long, el joven tragó saliva y se preparó para sus siguientes palabras –La transmisión sólo será por sesenta segundos, pero la voz de ella no llegará hasta tus oídos.

Trunks cerró los ojos cuando escuchó aquello, sus planes no salieron como él quería. Pero se cruzó una nueva idea a la mente... Siempre quiso decirle a Koron lo que sentía por ella, y aunque esta no fuera la manera correcta de hacerlo igual quería expresárselo, si no lo hacía ahora posiblemente ya no lo haría nunca.

–¡Habla, chico! ¡Tienes un minuto corriendo!– indicó el dragón. Él tomó aire preparándose para el mensaje que quería dejarle a la saiyajin que amaba.

–¡Koron!– grito a todo pulmón resaltando las venas que se encontraban en su cuello. Dejó salir un gran suspiro después de aquello y decidió continuar –¡Koron! ¿¡Puedes escucharme, Koron!?

Mientras, a miles de billones de kilómetros del planeta Tierra, en el pacífico planeta de nombre Tashoku los habitantes se escandalizaron el oír tal llamado surgir desde los cielos.

–¿Qué fue eso?

–¿De dónde ha venido?

–¿A qué se debe aquel llamado?

Se oyó repetir esas preguntas entre el tumulto de personas reunidas en la plaza central que unía las ciudades principales del planeta.

–¡Koron!– se escuchó otro llamado alertando a más y más personas quienes se subían a sus techos o a los árboles buscando al emisor de los gritos.

–¿Escucharon eso...?– anunció la mujer saiyajin dejando de cocinar inmediatamente la cena que había preparado para el encuentro familiar semanal.

Los chiquillos híbridos, quienes estaban jugueteando por los alrededores de la casa, se detuvieron inmediatamente al escuchar aquel sonido que retumbaba hacia afueras de las ciudades, por el miedo de otra amenaza se refugiaron en los brazos de sus padres saiyajines y sus madres tashokianas.

–Sí lo escuché– anunció uno de los mellizos, Paseru, que anteriormente era nombrado "Líder número cuatro" –Sólo que no pude captar exactamente lo que decía.

–¡Koron!– se escuchó otro grito desesperado. Todos los presentes en aquel hogar detuvieron sus actividades en seco asombrados por el, ahora claro, llamado que se oía por casi todo el planeta.

La hija menor de los comandantes arrojó su utensilio al suelo quedándose paralizada al reconocer aquel grito... y aquella inconfundible voz.

–Tru... Trunks...– balbuceó en voz baja dejando caer inconscientemente algunas lágrimas que recorrían lentamente sus mejillas. Una ola de sentimientos inundó su ser haciéndola perder completamente la noción de la realidad, ignorando los murmullos de sus padres, hermanos y cuñadas.

–¿Qué dijiste Koron?– preguntó su hermano, el mayor de todos, colocándose de pie en un segundo.

–Me está llamando...– susurró para sí misma, arrojó todo lo que tenía en sus manos y se fugó por la ventana volando a increíble velocidad dirigiéndose al centro. Los demás tenían pensado detenerla pero alguien se los impidió, Chiiru se había colocado enfrente de todos negándoles el paso con un movimiento de la cabeza.

–Koron...– mencionó el híbrido en voz baja pero aún latente en el lugar. Todos los presentes explotaron una vez más en escandalosos balbuceos que alteraban el orden en el distrito.

–¡Trunks!– gritó ella con todas sus fuerzas hacia el cielo llamándolo como nunca antes lo había hecho. Dejó de hacerlo y un silencio aterrador se formó en el ambiente, se detuvo justo encima de las personas vigentes esperando impacientemente la respuesta del joven.

–No sé si me estás escuchando pero algo claro es que no puedo escucharte...– el corazón de la saiyajin se quebró al oírlo tan apenado, sin esperanzas. Deseaba llorar a todo pulmón pero no se dejaría llevar tan rápido, así que intentó una vez más.

–¡Trunks! ¡Sí te estoy...!

–Pero igual voy a decírtelo– interrumpió como si nada, Koron sintió que su corazón estaba oprimiéndose en su interior y se retorciera de dolor –Sé que estás consiente de cuanto te aprecio...

No... ¡No me lo digas ahora! ¡No es correcto! Pensó colocando ambas manos en las sienes, presionó los ojos y fingió no haber escuchado aquello. ¡Tenemos que decirlo ambos! Pero la voz retumbó de nuevo en los alrededores.

–¡Treinta segundos, chico!– asignó el gran dragón en la Tierra.

–Quiero decirte algo muy importante...– prosiguió desesperado, no debía desperdiciar el tiempo ni decir palabras innecesarias, debía decir lo correcto ahora –Sé que te gusta vivir allí, con tu familia y amigos...

En Tashoku los seis hermanos y los padres de Koron llegaron al lugar para descubrir que sucedía, pero nadie comprendía que rayos estaba ocurriendo, nadie a excepción de Chiiru y Nasuiro.

–Sé que eres feliz allí, Koron...– añadió la voz de Trunks que seguía haciendo eco en el lugar.

–¡Koron! ¿¡Qué demonios...!?

–¡Cállate, padre...!– lo interrumpió ella de un grito, volteó de nuevo a ver el cielo esperando otras palabras por parte de Trunks

Nasuiro se sintió ofendido ante la respuesta, estaba rojo de cólera hasta por las orejas. Se acercó hacia su hija para propinarle un guantazo pero ella rápida y habilidosamente lo sostuvo del brazo, irónicamente para él la mano que lo detuvo era el que llevaba el vendaje rojo. Él se zafó del agarre y retrocedió un poco volviendo con su familia, por primera vez en su vida sintió que esa joven no era su orgullosa hija.

–Por eso no me entrometeré en tu vida– continuó el híbrido con una voz casi apagada.

–¡Quince segundos!– anunció nuevamente el dragón, el tiempo valía mucho más que el oro en aquel momento.

–¡Koron! He pensado mucho en ti, en que debes ser feliz, pero no he pensado en mí... ¡Por eso deseé hablar contigo!– mencionó con una sonrisa calmada, sus manos temblaban y las lágrimas insistían en salirse –Eres feliz en tu planeta ¿O no?

–¡No lo soy!– gritó ella con esperanzas de ser oída. Su padre frunció el ceño vorazmente, en cambio, su madre sonrió orgullosamente –¡Yo quiero estar contigo!

–Pero eso no importa...– continuó casi sin ánimos pero aún así todos los presentes en aquella ciudad lograban oírlo claramente –Hagamos otra promesa... ¿Sí?– la pequeña asintió aunque él no pudiera verla.

–¡Cinco segundos!

–No importa cuanto tiempo pase, ni diez o cien años después de esto...– habló rápidamente aprovechando cada escaso segundo –¡Nosotros nos volveremos a encontrar de alguna forma!

Los padres de la saiyajin se estremecieron al oír tan dulces palabras, los hermanos de ella se sorprendieron ante tal propuesta. Koron sonrió dejando que hilos cristalinos de lágrimas rodaran por sus mejillas.

–Sí, Trunks...

–¡El tiempo se agotó!– informó Sheng Long, poco después desapareció en el cielo y las esferas volvieron a esparcirse por todo el planeta.

Trunks observó como cada esfera del dragón se dirigía a un punto cualquiera, el deseo fue cumplido y el no pudo decírselo. Cayó de rodillas y gritó el nombre de la saiyajin, pero todo lo que recibió fue un silencio que lo asesinaba desde adentro.

Y eso no fue diferente para Koron. Ella presenció el silencio abrumador, ninguna respuesta, ninguna señal de una voz. Pronunció el nombre del híbrido para llamarlo, una, dos, tres... Diez veces, pero no se oía nada. Nada. Y esa nada le dolía.

Finalmente se rindió entre los brazos de su hermano Chiiru y Oribu, estaba sollozando mientras lanzaba quejidos y remordimientos como cuando era pequeña... cuando estaba iniciando su vida en la guerra y ella no quería no sabía si vivir el terror en su planeta o formar parte de aquel terror para salvarla.

Dos meses después...

–Michi, déjame en paz...– por décima octava vez bajó al peludo gato blanco de la mesa de su oficina, cuando finalmente se sentó y empezó a teclear el computador el animal volvió a subirse de un salto –Basta ya, Michi...– el pequeño gato maulló restregándose sobre su mano, él sonrió y empezó a acariciarlo recibiendo un leve ronroneo por parte del minino.

Aquel animal no le dejaba realizar sus investigaciones acerca del planeta Tashoku, aunque lastimosamente hasta el momento no poseía suficiente información. Había viajado al pasado para preguntar a Goku y los demás pero no sabían nada, lo único que descubrieron fue en aquella línea del tiempo el dicho planeta había sido destruido por un tal Cooler hace casi diecisiete años.

En esta línea del tiempo aquel momento fue cuando Koron empezó su vida de defensora interplanetaria.

–¿Michi...?– se escuchó a una pequeña niña llamando al gato, el animal peludo saltó de la mesa al momento que la niña entró en la oficina –Aquí estás– dijo mientras se agachaba y cargaba a la mascota entre sus brazos.

–Pan, hoy es jueves ¿Por qué no fuiste al dojo?– preguntó sin despegar su mirada de la pantalla y concluyendo con su trabajo.

–Mi tío Goten fue a un viaje con Pares– mencionó tomando asiento en la silla giratoria que estaba frente al escritorio y dio unas cuantas vueltas en él.

–¿Acaso no volvieron ayer?– preguntó deteniendo los giros de la silla con una sola mano, el gato se hartó de tantas vueltas y se marchó tambaleándose.

–Mamá me dijo que aún no llegan.

–Seguro lo harán dentro de unas horas– explicó antes de volver a su proyecto.

–Me aburro, Trunks– cuestionó volviendo a dar vueltas en la dichosa silla.

–Distráete sintiendo el ki de las personas– indicó observándola por primera vez en la conversación, la pequeña se detuvo en seco y su rostro se volvió serio –¿Qué sucede ahora...?

–Siento algunas energías muy poderosas, creo que son ocho en total– se sentó y dirigió su vista al techo –Y están todas reunidas en un mismo lugar...

Trunks se alarmó al oír aquello, se concentró en aquellas energías y se conmovió aún más. Ordenó a la pequeña quedarse en casa, fue corriendo hasta la sala y se quitó la camisa de oficina, para así colocarse su chaqueta azul y su espada. Salió volando por los cielos rumbo a donde se hallaban aquellas misteriosas presencias, aunque dos de esas le hacían muy familiares.

Aterrizó sobre un precipicio cuando vio una gran y rara nave, entonces decidió que era mejor ir a pie, no sabía si aquellos sujetos tenían rastreadores o sabían sentir el ki. Llegó hasta un punto algo alto, perfecto para espiar a aquellos seres que comenzaron a salir de la nave, empuñó su espada y se preparó para atacar ante cualquier amenaza.

Dos, cuatro, ocho... Justo como lo había asignado Pan. Quedó sin aliento al identificar que aquellos seres tenían una peluda cola rodeando su cintura, eran saiyajines. Dio unos cuantos pasos hacia adelante antes de detenerse por completo, reconoció a uno de ellos cuando se fijó en sus rostros.

Nasuiro...

Luego vio que uno de ellos, de estatura baja, se adelantó y dio una vuelta presenciando el lugar con alegría, aquel ser quedó de espaldas mientras conversaba con los otros. Trunks sabía perfectamente quien era, había visto aquella figura miles de veces, lo que más le emocionaba era que de verdad estaba frente suyo.

Soltó su espada sin ningún cuidado y emprendió una corrida hacia aquellas personas, estaba emocionado por lo que estaba sucediendo, era imposible de creer... Estaba feliz por volverla a ver...

–¡Koron...!

La mencionada volteó a verlo, a él le pareció observar en cámara lenta como su cabello oscuro iba de un lado a otro y que en su rostro se formaba una indescriptible sonrisa de emoción. Finalmente se abalanzó sobre ella para capturarla entre sus brazos y dar varias vueltas mientras reían como niños.

Desde atrás Nasuiro observaba todo con detalles, su hija estaba muy feliz, aún más después de volver a tener una vida familiar en su planeta. Le costaba admitir que su hija prefería estar con un híbrido cualquiera en vez de seguir buscando a uno de raza pura, pero al verla sonreír a la par que se abrazaba con aquel chico se estaba demostrado a sí mismo que se había equivocado.

Si ellos estaban felices así era mejor dejarlos.

–Te extrañé, Trunks...

–Yo también lo hice, Koron...

Luego de encontrarse con el joven y despedirse de su familia Koron comenzó a llorar, pero no de arrepentimiento sino de felicidad. Amaba a su familia, sí, pero también quería comenzar una nueva vida, y su mejor opción era que lo hiciera junto a quien amaba. Trunks colocó su mano en su hombro y sonrió para tranquilizarla.

Pero allí los más sensibles parecían ser sus hermanos, quienes se amontonaron entre todos y dieron un enorme abrazo de grupo a Koron y Trunks...

–¡Te extrañaré hermanita!

–¡Nunca te olvides de nosotros!

–¡Visítanos si puedes!

–¡Recuerda siempre que te amamos!

–¡Sé buena niña!

–¡Si le llegas a hacer algo a mi hermana te voy a castrar!

–Bueno ya...– mencionó el híbrido asustado por el último comentario. Todos comenzaron a reír, incluso el amargado de Nasuiro que aún seguía alejado de la multitud.

Después de todo ellos tuvieron que marcharse. Los hermanos de Koron tenían familias en aquel planeta, sus padres son los defensores de aquel lugar, y ella... decidió dejar su antigua vida de guerrera y dedicarse a ser alguien normal como siempre quiso ser, agradeció a todo lo existente que Trunks haya aparecido en el camino de su destino...

Ahora sí era feliz, y no dudaba que él también lo fuera.

–Bienvenida a casa, Koron...

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Todos estaban reunidos en la Corporación Cápsula celebrando la llegada de la joven, según Bulma la llegada de un miembro de la familia, Koron lanzó una corta risa al escuchar eso por parte de la mujer. Todos se hallaban allí, incluso la novia de Goten, la conoció y pronto le comenzó a contar sus anécdotas como guerrera y defensora del universo.

Goten estaba postrado en uno de los sofás durmiendo pacíficamente, apenas había llegado de su viaje y Trunks lo había llamado para recibir a la saiyajin. Por suerte se mantuvo bien hasta una hora después, cayó del sueño apenas se recostó en el asiento. También se ganó una sesión de fotos por parte de Oliver y Trunks.

Todo era muy divertido, le encantaba volver a su hogar en el planeta Tierra, todos estaban allí muy felices por volverla a ver. Sinceramente estaba muy feliz por eso...

–Koron...– murmuró Trunks al acercarse a la saiyajin, ella dejó su vaso vacío sobre la mesa y se dispuso a escucharlo –Acompáñame...– dijo casi en un susurro. Le indicó que salieran afuera y prontamente así lo hicieron.

Trunks tomó su mano con timidez al salir del salón, cuando llegaron hasta el patio se elevaron hasta una parte del techo que estaba plano, se hallaba justo sobre la fachada de la mansión. Se sentaron y permanecieron en silencio por varios minutos, nunca se mantuvieron así, ni siquiera cuando pasaban por los momentos más incómodos de sus vidas.

–¿Por qué me trajiste aquí?– se atrevió a preguntar finalmente, observó a su acompañante y notó el sonrojo en sus mejillas –¿Por qué te sonrojas?– comentó con una sonrisa, Trunks desvió la mirada y agachó la cabeza.

–No me mires...

–Vamos, no te comportes así– bromeó intentando ver su rostro, cuando estaba apunto de lograrlo él la tomó del brazo y la atrajo hacia ella.

–Koron...– dejó salir un suspiro mientras se perdía en esos ojos negruzcos que lo observaban –Tengo algo que decirte...– Koron suspiró esperando con ansias lo que él debía confesarle –¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez en Namekusei? Estabas completamente herida y sin duda alguna te rescaté...– él la tomó de la mano apretándola con ternura para no caer en nerviosismo – Todo el tiempo que pasamos, cada tontería, cada pelea, cada momento incómodo, fueron muy especiales para mí; entonces poco a poco me di cuenta de lo que siento por ti...– la abrazó hundiendo su rostro en su pequeño hombro, ella quedó estática con los ojos llenos de lágrimas –Koron... Te amo...

Por fin, luego de todo aquel tiempo lo había dicho... Le dijo lo que sentía, se sentía bien hacerlo y quería repetir aquellas palabras por toda su vida.

–Trunks...– murmuró deshaciendo el abrazo, el la miró confundido por repentina reacción.

–¿Qué sucede?

–Realmente esperé mucho tiempo para eso...– dejó que una sonrisa se formara en sus labios –Debo agradecerte por todo, por estar junto a mí, por protegerme... por decirme que me amas...– se detuvo unos segundos apreciando el rostro del híbrido que se reflejaba por la luz de la luna –Porque yo también... te amo Trunks...

–No llores, tonta– mencionó con una sonrisa cuando pasó su pulgar por la mejilla de la joven, ella ni se había dado cuanta que las lágrimas empezaron a correr por su rostro –Te propondré una cosa Koron...

–¿Qué cosa?– preguntó tragando saliva, se puso nerviosa pero aún así mantuvo su vista al frente.

–Quiero que a partir de ahora tú y yo salgamos juntos, como una pareja...– sugirió con entusiasmo, ella asintió cerrando los ojos y sonriendo como una niña. Se abrazaron con necesidad sintiendo sus corazones apunto de salirles de la conmoción.

Finalmente estaban juntos...

–¡Trunks, Koron, a cenar!– los llamó Bulma de un grito que sobresaltó a ambos, Koron casi cayó del techo si no fuera porque Trunks la sostuvo de la cintura a tiempo.

–¡Ya nos iremos, mamá!– respondió algo molesto por la interrupción, ambos suspiraron antes de hundirse carcajadas –Es mejor que vayamos antes de que todo se enfríe– indicó cuando las risas se calmaron, la pequeña asintió dispuesta a bajarse cuanto antes –Espera Koron– ella se detuvo al oírlo.

–¿Qué suce...?– no logró terminar lo que iba a decir, cuando volteó inesperadamente sintió algo que nunca presenció en su vida, y estuviera mintiendo si llegase a decir que no le gustó aquello.

Trunks aprovechó aquel segundo en que ella le estaba dirigiendo la palabra, se asomó a ella y unió sus tiernos labios con los suyos, un beso tan cálido y prematuro pero a la vez muy tierno. Habían esperado tanto tiempo, tantas oportunidades él dejó ir y su paciencia ya estaba al límite.

Pero todo valió la pena.

Se separaron y se observaron nerviosos, él sonrió y posó su mano en la mejilla de, ahora, su pareja. Koron bajó la mirada mientras todo su rostro se tornaba de color rojo, se cubrió el rostro con sus pequeñas manos mientras chillaba avergonzada.

–No me esperé eso...– dijo con una voz aguda mientras agitaba su cabeza de un lado a otro.

–¿Y esto?– él le tomó de las muñecas bajándolas hasta su cuello y volvió a besarla en los labios, cuando se alejaron ella volvió a escandalizarse y ponerse roja como un tomate.

–Basta...– pidió la pequeña sonriendo nerviosamente, pero él no se detuvo, siguió dándole varios besos en las mejillas hasta que ésta acabara en un ataque de risa.

–Bien, vayamos a cenar, seguro mamá estará exasperada porque nos tardamos– luego de eso la tomó de la mano entrelazando sus dedos con los de ella y, juntos, bajaron del techo satisfechos por lo que había sucedido.

Catorce meses después.

La ropa le picaba, ya había usado trajes anteriormente pero éste era un esmoquin de alta calidad, y nunca le había picado un atuendo tanto como ese. Odiaba tener que esperar por mucho tiempo, la ceremonia ya estaba durando una hora y sólo había escuchado puras palabrerías.

–Cálmate...– rogó la persona que estaba a su lado, aquella persona era alguien muy especial para él pero a veces le irritaba un poco que le diera órdenes. Bueno, así era la maravillosa vida de pareja.

–Está bien...– fue su sumisa respuesta. La pequeña saiyajin sonrió y volvió su vista al frente.

Ella se veía tan increíble con aquel delicado vestido blanco con encaje de rosas en los bordes, era la primera vez que la veía con maquillaje ¡Quizá nunca la volverá a ver así! Pero era obvio que en ese día especial ella estaría hermosa, y el maquillaje caro que Bulma la había obligado a usar la volvía la envidia de las mujeres glamorosas. Ella hizo un mohín para que se acercara, él lo hizo y prestó atención a las palabras que le susurró.

–¿Sientes el ki de Mamoru?– él se fijó en eso pero no notó nada raro, volvió hacia la pequeña negando con la cabeza al no entender que sucedía –Hazlo bien, hay un pequeño ki en ella...– Trunks por fin lo comprendió y casi volteó a ver a la pelirroja con asombro si no fuera porque su pareja lo atajara de la manga del vestuario –Me lo dijo hace dos días, seguro tiene un mes de gestación.

–Increíble...– le limitó a comentar –¿Oliver lo sabe?– Koron levantó los hombros desconociendo la respuesta.

Pasaron varios minutos más, lo único que hacían eran levantarse, escuchar, sentarse y escuchar de nuevo. Finalmente se levantaron por última vez para concluir con la ceremonia, el pastor anunció las palabras necesarias mientras Trunks se perdía en la mirada de su amada Koron.

Estaba muy alegre porque aquel momento finalmente llegó, todos se hallaban allí, incluso los familiares de Koron que ocupaban casi la mitad del lugar. Agradecía que para la fiesta hayan ordenado toneladas de comida.

Y ahora estaban allí... él y su novia Koron esperando el momento exacto con ansias. Trunks estaba feliz, de hecho, nunca pensó que llegaría a estarlo... Pero lo que nunca supo en realidad, hasta ese momento, era que él siempre fue feliz...

Sobrevivió a la guerra contra los androides, viajó en el tiempo y conoció a su padre, derrotó a sus enemigos mortales, hizo nuevos amigos, conoció a Koron, la defendió y ahora estaban juntos... En cada ocasión él estaba feliz de verdad.

Y estaba seguro que seguiría estándolo...

–... hasta que la muerte los separe.

Porque para él no existía un final para esto, y mientras esté al lado de los que ama, mientras esté ahí para protegerlos, él estará feliz...

"La páginas de un libro o los episodios de una serie pueden acabarse, pero la historia misma permanecerá para siempre"

–Acepto.

Las historias mismas permanecerán para siempre... Finalmente besó a su prometida mientras todos celebraban por la increíble y muy esperada boda.

Y para ti... ¿Existen los finales felices?

Fin.







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