¿Existen los finales felices...

By Anilec_

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Los caminos siempre se cruzan, las personas conocen a otras que pueden terminar siendo o no parte de sus vida... More

Prólogo: La vida de los nuevos saiyajin.*
Capítulo 1: Rumbo a Namekusei.*
Capitulo 2: La joven extraña.*
Capítulo 3: La cosa celeste flotante.*
Capítulo 4: Llegada a la Tierra.*
Capítulo 5: Familia.*
Capítulo 6: Memorias e integraciones.*
Capítulo 7: Amistad en paz.*
Capítulo 8: Malentendidos, flores y un viaje.
Capítulo 9: Los preparativos para el viaje.
Capítulo 10: El entrenamiento va a comenzar.
Capítulo 11: El miedo de Koron.
Capítulo 12: Siente el ki.
Capítulo 13: El súper saiyajin.
Capítulo 14: El valor de la familia.
Capítulo 15: ¿Le gusto?
Capítulo 16: Volvamos a entrenar.
Capítulo 17: Un cumpleaños "perfecto"
Capítulo 18: Te quiero Fuko.
Capítulo 19: Sentimientos no entendidos.
Capítulo 20: Hermanos.
Capítulo 21: Una noche divertida.
Capítulo 22: Nuevo obstáculo, nueva meta.
Capítulo 23: Orgullo vs pequeño orgullo.
Capítulo 24: Fuerza de voluntad y novias bonitas.
Capítulo 25: Amores y despedida. (Capítulo alargado)
Capítulo 26: Pan, tartas y más pan.
Capítulo 27: Locura primaveral.
Capítulo 28: Verdades.
Capítulo 29: Similitudes extrañas.
Capítulo 30: Plan arruinado.
Capítulo 31: El gran ataque.
Capítulo 32: Confusiones.
Capítulo 33: Lágrimas de amor.
Capítulo 34: El mensaje.
Capítulo 35: Llegada inesperada.
Capítulo 36: Entre llamas.
Capítulo 37: Riesgos.
Capítulo 38: Gotas de sangre.
Capítulo 39: Vida.
Capítulo 40: Tal cual como Freezer.
Capítulo 41: Espada de salvación.
Capítulo 42: El inicio.
Capítulo 44: Destrucción o salvación. (Capítulo alargado)
Capítulo 45: ¿Un deseo es suficiente para ser feliz?
Capítulo 46: Felicidad...
Epílogo: Torneo de Artes Marciales.
¡Z Awards!

Capítulo 43: Venganza dorada.

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By Anilec_

Pisó el acelerador a fondo sin rumbo ni dirección, se sentía una completa idiota para huir de esa manera sin siquiera tener la menor idea donde se encontraban su hijo, Koron y los demás. Finalmente se detuvo en el aire, chocó su frente por el manubrio dejando que sus flecos azules cayeran encima de éste y lanzó un suspiro agotador casi sollozando por tremenda bobería. Arrancó el motor de su aeromoto para marcharse y volver a casa pero vio un punto, o mejor dicho algo, que se estaba acercando velozmente hacia ella.

–¡Hey! ¡Bulma!– la peli azul reconoció al instante aquel llamado tan dulce e inocente, sonrió aliviada al observar que Pan y Mamoru la habían estado siguiendo.

–¡Pan! Que suerte que has llegado...– mencionó esto último casi en un susurro.

–Sabía que quedarías varada, no puedes sentir donde están los demás– respondió la pequeña aterrizando suavemente en el suelo para así bajar a Mamoru.

–Por lo menos tú si sabes donde están– contestó afligida y declarando sutilmente la envidia que sentía por aquello.

–Sí...– observó a la pelirroja que, sabiendo lo que iba a decir, asintió entusiasmada por la propuesta –Y por eso puedo guiarlas hasta allí ¿Qué dicen?

–Pan tiene razón, Bulma– agregó con su suave y delicada voz que, raramente, sonaba más una exigencia que un ruego –Necesito saber si están bien.

–No solo tú Mamoru, todos queremos saberlos.

–Está bien, está bien...– carraspeó mientras colocaba sus manos en el manubrio de la moto –Pan, guíanos– añadió encendiendo el motor inundando el ambiente con su inconfundible sonido de turbinas.

La pequeña asintió y despegó con Mamoru llevándola en su espalda. No era algo malo ir hacia un lugar de batalla donde un aterrador villano está sacándoles los sesos a todos sus amigos ¿O sí?

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Redice sintió que los ojos se desorbitaban, escupió un chorro de sangre luego que Koron retirara su macizo puño de su abdomen. Intentó no caerse aunque fuera en vano, aterrizó de espaldas en el suelo agonizando por el dolor que se extendía por todo su cuerpo, enrolló su cola y contuvo las ganas de vomitar debido a sus tripas revueltas. Él no se lo esperaba, era la primera vez que se había enfrentado a alguien así, conocía la leyenda del supuesto súper saiyajin a los que se enfrentaron sus familiares pero él sólo lo había tomado como una excusa para ocultar lo débiles que eran su padre y los demás. Pero la había subestimado, era real y eso era malo.

Observó a la joven con desprecio, aquella niña le estaba dando una patada en el trasero. ¡Qué humillación! ¿¡Cómo podía permitir aquello!? ¡Él es Redice! ¡Él viene de un legado real y poderoso! Su orgullo se estaba haciendo trizas al notar que se había rebajado al nivel de una mocosa que no tuvo derecho de conseguir una digna vida, era de lo más patético. Necesitaba pensar, necesitaba idear un plan, necesitaba concentrar su energía mental con la física.

Necesitaba hacer algo muy denigrante: huir.

Levantó su singular mano y, al abrirla, disparó una pequeña esfera de luz que se había dirigido hacia el rostro de la saiyajin. Sonrió mentalmente pensando que había funcionado y cuando estaba a punto de colocarse de pie Koron había contraatacado de inmediato, ni siquiera le había dado tiempo de respirar. Redice se había dado cuenta que aquellas pequeñas esferas no hacían efecto en ella exceptuando un simple rasguño.

Koron aferro su mano al rostro del alienígena y enterró la parte trasera de su cabeza en la tierra, se elevó en el aire y pisó con ambos pies el rostro del afectado. Redice no hallaba casi ninguna salida, cuando la mujer estaba apunto de atinarle una cuarta patada él agarró uno de sus pies deteniéndola en seco, reunió fuerzas mientras levitaba y la sacudió hasta arrojarla contra una montaña cercana formando un cráter con su duro aterrizaje.

Ella levantó la vista y, extendiendo las extremidades, reunió ki con un grito haciendo que la roca estallara en pequeñas gravas debida la agresiva extensión del ki. Redice abrió los ojos concentrando sus neuronas con las ondas de ki, y al hallar una chispa en ambas fuerzas, la física y la mental, logró ejercer una conexión provocando un necesario aumento de energía.

–Sí...– susurró al sentir toda la energía que crecía en él, su ki ya había ascendido un gran porcentaje lo cual era suficiente para continuar una buena pelea –¡Acabaré contigo mocosa!

–¡No si yo lo hago primero!– se dirigió hacia él con un puño en frente, lo golpeó en el rostro pero Redice se resistió sosteniendo su muñeca hasta alejarla de él. Ella se echó para atrás para ganar distancia y juntó ambas manos al frente cruzándolas entre sí hasta que un destello comenzó a formarse en ellas.

–¡No te atreverías!– chilló el enemigo mostrándose más amenazador que asustado ante su exclamación –¡Destruirás todo lo que esté a su paso, incluyendo este estúpido planeta!– Koron abrió los ojos sin desaparecer su ceño fruncido, él tenía razón, si utilizaba aquel ataque con su máximo poder acabaría destruyendo la Tierra.

Entonces una traviesa idea cruzó por su mente poca razonable.

El hombre aprovechó su distracción para abalanzarse sobre ella hasta apresarla entre sus brazos, los cuales habían ganado musculatura con su crecimiento del ki, para así estrujarla contra su pecho de una manera voraz y sin misericordia. Reía dementemente al oír los aullidos de la joven al crujir sus costillas y sacarle el poco aliento que le quedaba, ahora sí estaba obteniendo ventaja y lo mejor de eso era que lo hacía con una técnica simple y repetitiva que podría acabar con ella... si no fuera una súper saiyajin.

El albino percibió un agudo dolor ir desde su entrepierna hasta todo su cuerpo, bajó la mirada y observó la punta del pie de Koron luego de estrellarse con todas sus fuerzas justo en sus partes sensibles, ella sonrió diabólicamente en medio de la sangre que caía por sus labios. Finalmente la soltó con lágrimas en los ojos mientras se echaba para atrás casi sin aire, Koron aprovechó para sujetarle de los hombros y propinarle un rodillazo en plena cara haciendo que su sufrimiento sea aún peor.

–¿¡Qué demonios te pasa!?– mencionó hundiendo su rostro entre sus brazos a la par que su cola se refregaba violentamente por los aires –¡Maldita tramposa!

–¡Eso no es ser tramposa!– gruñó estrellando uno de sus puños en el estómago de su contrincante –Es ser habilidosa...

Redice jadeó retrocediendo a la par que ella le aplicaba unos cuantos golpes que, a duras penas, él lograba bloquear. Aprovechó para golpearla cuando ella descuidó su defensa, sujetó su brazo derecho con su cola y estiró de él hasta dislocar su hombro hasta casi desgarrarlo, luego lo dobló al revés causando una horrenda fractura. Koron lanzó un aullido que quebró los otros sonidos naturales del lugar en cuestión de segundos, sintió que el hueso de su brazo roto empezaba a cortar sus músculos haciendo aún más doloroso moverlo.

El enemigo comenzó a golpearla obteniendo gran ventaja, cada vez que ésta intentaba contraatacar débilmente con las piernas él colocaba una pequeña barrera gracias a su fuerza mental. Todo parecía ser tan coordinado, uno débil e intentando bloquear las agresiones, y la otra lesionada pero atacando a pesar de su decadencia.

Ambos rivales iniciaron una lucha con ataques de energía, aunque estén con dificultades no dejaba de ser peligrosa para ellos y para todo lo que encontraba a su alrededor. Debido a la favorable rapidez de Redice, éste comenzó a lanzarle pequeñas esferas al azar impidiendo que la saiyajin logre moverse libremente. Ella se sintió encerrada en un corral de explosiones sin lugar donde ir ni ninguna estrategia que logre bloquear cada ataque.

Desde varios metros abajo, los demás estaban observando todo con ojos fijos en todos los detalles, obviamente también percibieron la disminución del ki de Koron, pero incluso así ésta se hallaba en su estado del súper saiyajin.

–Oh por Kami...– musitó Goten manteniendo su vista al cielo casi sin parpadear, sabía que aunque mencionara esas palabras nadie lo ayudaría, y mucho menos el joven Dendé que ahora era el gran Dios de la Tierra.

Nasuiro frunció el entrecejo al ver a su hija en grave peligro, poniendo todo de sí en aquella pelea, y que él estaba allí parado, sin perder de vista de nada, disfrutando el espectáculo sin mover ningún dedo para ayudarla. ¿Desde qué momento su hija se había convertido en alguien mucho más fuerte que él? No sólo más fuerte, incluso el doble o hasta el triple de su fuerza era lo que su hija poseía en aquel momento. Aunque se había convertido en un saiyajin tranquilo, casi carente de su instinto, aún mantenía su orgullo consigo, y ver así a su hija lo destrozaba por un lado, por el otro, la admiraba.

Esa era su niñita, la más pequeña, la más llorona, la única mujer entre sus siete hijos. Ahora es la única que puede salvarlos.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El viento golpeaba bruscamente su corta melena negra y debido a eso no podía ver bien su camino, aunque supiera a la perfección donde estuvieran los demás, gracias por su sentido de detectar el ki, no podía divisar claramente en donde se encontraban. Se desesperaría si fuera en un bosque o en medio del mar. Y lo peor de todo no era eso, la aéreo-moto de Bulma era más veloz que ella, su pequeño cuerpo no podía moverse libremente ya que estaba cargando a Mamoru y eso la molestaba.

¿Acaso podía ser peor?

La explosión que ubicó a casi un kilómetro de distancia fue su respuesta. Supuso que Bulma también lo había oído o visto a si que inició un nuevo trayecto utilizando como guía el ki de los presentes en la batalla.

Finalmente llegaron a un lugar árido, logró percibir claramente a su tío y al maestro Roshi junto a un sujeto intimidante y extraño, también observó a Mirai en el suelo encogida entre sus rodillas... Y luego observó a Trunks sin vida descansando entre los brazos del Oliver...

Vio cuando apenas Bulma llegó al suelo y ni se molestó en guardar su vehículo, fue corriendo directamente hacia donde su hijo yacía difunto para abrazarlo y llorar a gritos. Mamoru había saltado de su espalda antes de que ella toque el suelo, como nunca antes lo había visto ni había imaginado la pelirroja corrió directamente hacia el moreno intentando calmar la angustia y separarlo de Trunks para que lo deje solo con la madre.

Vio que Mirai levantó la vista hacia su hermana y la misma, junto a Oliver, fueron a trote para ayudarla. Desvió ahora su mirada hacia su tío Goten quien hacía un gran esfuerzo para apartar y consolar a Bulma quien se negaba la muerte de Trunks formando un escándalo hasta quedar sin voz.

Y ella, la pequeña Son Pan, por primera vez supo que significaba perder a alguien. Aunque no conoció a Trunks hasta hace unos meses logró saberlo al observar la desconsolada escena en donde gente que conocía sufría por aquello.

Todo era un desastre.

El único allí que casi no lo afectaba, o no lo hacía realmente, era aquel hombre desconocido, al ubicar su cola entendió que era un saiyajin y que probablemente sea pariente de Koron. Por curiosidad fijó su mirada hacia donde aquel sujeto lo hacía y observó perfectamente lo que estaba sucediendo.

–¿Esa es Koron...?– murmuró asombrada por la brutal pelea. Le impactó los brutales ataques que ésta recibía por parte de su rival, y aún más cuando lo soportaba y devolvía los golpes con éxito –Es una súper saiyajin como mi tío y el señor Trunks...

–Exacto niña...– ella se asustó al oír la gruesa voz del saiyajin desconocido, el hombre sonrió desviando su mirada hasta ella –Y por eso la vida de todos está en sus manos...

–¿Aquel tipo asesinó a Trunks...?– aunque ya sabía la respuesta necesitaba asegurarlo, juntó ambas manos en su pecho aguantando las lágrimas en sus ojos al pensar que Trunks ya no estaría en este mundo, ni para poder jugar o entrenar junto a él ninguna vez más.

–Si no lo mataba mi hija no llegaría a ese estado con sed de venganza– esa fue su cruda respuesta antes de volver a observar el cielo.

Pan se fregó los ojos con sus manos, desearía estar con su madre en esos momentos para consolarla, y entonces corrió hacia su angustiado tío quien finalmente había calmado a Bulma y alejarla del, por así decirlo, el cadáver de Trunks.

–¡Tío Goten!– gritó llamando su atención, saltó entre sus brazos conteniendo las ganas de llorar para así evitar complicar la situación en la que estaban pasando –Tengo miedo... que hagan algo a este planeta...

El híbrido se sorprendió, alzó su mirada hacia su prima y Redice que continuaban luchando ferozmente entre sí, la saiyajin estaba en ventaja sujetando las piernas de su oponente para así girarlo y estrellarlo en el suelo. El mismo, luego de pocos segundos, volvió arriba para atacarla con una ráfaga de energía que cegó a todos por poco tiempo.

Todos sintieron perfectamente que su ki se había desviado y alejado a varios kilómetros luego de aquello. Redice había huido.

La menor de todos seguía confundida, no estaba lo suficientemente concentrada para saber lo que sucedía hasta que finalmente Koron aumentó su ki y fue tras él en un parpadeo. Ahora se había iniciado una persecución sin rumbo fijo...

O eso ella creía...

–¡Maldita sea!– gritó Mirai llamando la atención de todos los presentes, se colocó de pie inmediato frunciendo el ceño y apretando duramente su único puño.

Pan supo, por la expresión de todos, que nadie sabía porque la mujer había reaccionado repentinamente de aquella manera. Sintió que Goten la abrazó aún más y que tragó saliva con nerviosismo, sus manos temblaban mientras la sujetaba por la espalda, y luego bajó la mirada.

–Pan, te llevaré a casa.

–¿Por qué...?

Pero no logró continuar, se detuvo al notar que todos dirigieron su mirada hacia el punto exacto en donde Koron y Redice se habían marchado. Logró sentir el ki de ambos y al detectar que tan lejos se hallaban su rostro se descolocó de inmediato, incluso cuando escuchó de nuevo el grito de Mirai.

–¡Se están dirigiendo hacia la ciudad del Norte!

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hijo de... basura...

Comenzó a desesperarse al divisar los edificios formarse en el horizonte, justo donde Redice se dirigía velozmente. No era una tonta para no saber lo que aquel sujeto estaba empeñado a hacer para ganar ventaja, pero aunque quisiera ir a detenerlo cuanto antes no podía hacerlo, estaba perdiendo sangre, mucha en realidad, y aunque sea una súper saiyajin aquello afecta mucho su resistencia y capacidad para volar. Si seguía utilizando su brazo derecho caería de nuevo en una masiva hemorragia que impediría seguir manteniendo la transformación e incluso pelear, y eso era lo último que deseaba.

Reunió todas sus fuerzas para apresurar el vuelo, cada vez estaban más cerca de la gran zona urbana. Según lo que conocía, la ciudad del Norte es una de las ciudades con más habitantes, especialmente en las épocas de veranos como en ese momento, las personas aprovechan las grandes playas que esta ciudad posee y entonces pasan sus vacaciones allí. Recordó que Trunks deseaba ir con ella allí en unas semanas, lastimosamente no podrán ir... Nunca.

Perdió de vista a Redice pero supo donde estaba debido a que éste no sabía ocultar su ki haciendo más fácil su búsqueda, además, aunque hubiera miles de personas recorriendo por esos lugares sería fácil hallarlo. Bajó la vista y lo encontró encima de un edificio, estaba muy atento observando que cosas hacían los humanos, ella juraría que los estaba mirando perversamente.

El alien apuntó su mano hacia una región muy poblada, una plaza, y empezó a emerger una luz morada muy amenazante, la saiyajin se alarmó cuando aquella esfera se desprendió dirigiéndose justo hacia las personas. Apenas logró detener la esfera antes que ésta llegara a impactar sobre las cabezas de los humanos, lo malo de aquello era que había acertado justo en su brazo herido y por parte de su armadura desgarrándola por la mitad.

–Maldición...– gritó al caer al suelo, el dolor de su brazo derecho se extendió debido a las quemaduras y la sangre que salía de la cortaduras que había causado sus huesos por la caída, no logró aguantar y su transformación se deshizo en un segundo.

Las personas, atormentadas y sorprendidas, se acercaron a ella como si fuera un bicho raro. Ella logró percibir los gritos de asombro, gente pidiendo ayuda y hasta varias personas intentando ayudarla, ella obviamente se negó pero seguían ayudándola sin importar lo que sucediese.

–¡Salgan, bola de miseria!– la saiyajin supo de quien venía aquella voz, especialmente cuando observó con rabia una gran explosión mientras la gente corría desesperada –No se metan en mi camino.

Koron intentó colocarse de pie mientras alejaba a las personas de ella, mantenía su vista fija hacia aquella sombra entre el polvo que se acercaba lentamente revelándose como Redice. Observó a los humanos que corrían por sus vidas e hizo un gesto para defenderlos, levantó su brazo sano al costado indicándolos que deben huir lo más rápido que puedan.

Redice sonrió malévolamente al ver que la joven volvió a su estado base, o sea, a ser más débil. Se preparó para atacar reuniendo energía, pero luego desplegó su brazo hacia el frente disparando varias esferas de ki que aterrizaron en los edificios y así matando varios individuos. Continuó haciéndolo hasta que recibió un contuso golpe en la mejilla, jadeó dando varios pasos hacia atrás hasta chocar contra un local comercial, los vidrios se rompieron y cayeron encima suyo pero sin causarle ningún daño.

–Voy a matarte...– susurró él a la par que reunía energía en su mano –No te toleraré más– y entonces disparó hacia ella una gran esfera.

Koron, observando a la gente a su alrededor, no tuvo más remedio que detener el ataque con su único brazo disponible hasta que la esfera se desintegre destrozando su ropa dejando ver sólo la piel herida. Descubrió su rostro antes que su enemigo intentara golpearla, se agachó para esquivarlo con éxito, luego quedaron de espaldas mutuamente. Ambos giraron al mismo tiempo apuntado un dedo en la frente del otro, en éste una esfera se encontraba lista para ser proyectada y atravesar sus cráneos.

–¡Detente justo allí!– gritaron al mismo tiempo con un tono amenazante –¡Si te mueves, te disparo, y así concluiré con mi venganza!


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