Hiii~ (⌒▽⌒ )/
Grashias por los cometarios y votos ( ˘ ³˘)❤
Bue como podéis ver más abajo al final he decidido hacer un cap entero sobre dan, disfrutad del phan juju
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dan.
¿Porque era tan rarito? ¿Porque siempre la cagaba?
Después de que Frank me volviese a gritar y de que Alex se fuese a su habitación con Jack, yo también acabé yéndome a la mía.
Me estiré en la cama boca arriba, mirando al techo, refugiándome en la oscuridad y tranquilidad de esa habitación, donde podía ser yo mismo, sin restricciones ni nadie juzgándome por ser un maldito desastre andante.
Odiaba esto.
No es que me cayesen mal todos ellos, al contrario, los demás eran geniales. Eran capaces de llevar un plato a la mesa y que llegase entero, eran capaces de tener conversaciones normales sin silencios incómodos ni balbuceos y habían encontrado a alguien como ellos, alguien que los comprendía.
Y yo estaba solo, no pertenecía a ese lugar.
Suspiré, buscando los auriculares encima del desorden encima de mi mesita de noche, y me puse a escuchar algo de música, quedándome dormido con Time is running out de Muse.
...
Cuando desperté unas horas más tarde vi que eran las nueve y media de la noche y Alex pasó a decirme que bajase a cenar.
"No tengo hambre." Murmuré, volviendo a estirarme.
Alex suspiró en el umbral de la puerta y vi cómo se acercaba, sentándose en el borde de mi cama.
Resoplé y me di la vuelta, mirando a la pared, decidiendo ignorar sus intentos de animarme porque sabía que, en el fondo, él también estaba harto de mí.
"Dan, ya sabes cómo es Frank, pierde los nervios con cualquier cosa, no te lo tomes a mal."
"Pero tiene razón, siempre la estoy liando."
Oí como suspiraba detrás de mí y se tumbaba a mi lado.
"Todo el mundo tiene defectos y todo el mundo la lía a veces. Sino mírame a mí, casi me como a mi novio hace nada." Se rió, tratando de restarle importancia aunque se le notaba en la voz lo angustiado que estaba por ello.
Era lo primero que oía sobre que Alex hubiese mordido a Jack, pero podía imaginarme como habían ido las cosas.
Me giré boca arriba, igual que estaba el vampiro, y ambos permanecimos mirando el techo desinteresadamente.
"Es solo que... siento que no encajo..."
Tenía un nudo en la garganta. Antes Alex tampoco tenía pareja, así que pasábamos mucho tiempo juntos, jugando a videojuegos o viendo películas de Tim Burton día tras día, pero, desde que apareció Jack, él pasaba mucho más tiempo con él y sentía que la única persona que me entendía se había ido. No me malinterpretes, Jack me caía igual de bien que Alex y creo que ambos se complementaban a la perfección; pero me sentía solo.
Con esos pensamientos en mente, empezé a jugar con mis dedos, tratando de distraerme y no pensar en lo mucho que quería llorar.
"Claro que encajas, tonto, todos te queremos un montón." Giré mi cabeza y vi cómo me sonreía.
Suspiré.
"No lo entiendes, Alex, tú tienes a Jack, él es exactamente como tú. Te ríes con él porque tenéis el mismo sentido del humor, os gustan las mismas bandas y veis juntos las mismas pelis. Pero yo no tengo a alguien así. Soy esta persona rarita que no encaja con vosotros y me siento solo." Y, tras decir eso, cogí una sudadera y salí de allí, lejos, hacía las profundidades del bosque.
Estuve andando sin rumbo un buen rato, maldiciendo no haberme llevado el móvil porque siempre era mejor andar solo por el bosque con música que estar resignado a ocupar el silencio con pensamientos; sobre todo cuando son negativos.
Llevaba un buen rato andando cuando me topé con un chico, un humano. Ahora que me daba cuenta, había andado lo suficiente como para llegar a las afueras de la siguiente ciudad. Supongo que esto era lo que tenía no llegar a cansarse nunca y no apreciar nunca más la efimeridad del tiempo porque, ¿a quién le importaban esas cosas cuando eras inmortal?
El chico estaba sentado en el suelo, con su espalda apoyada contra el tronco de un árbol, observando la pantalla de su móvil. No podía verle bien la cara porque llevaba la capucha de su sudadera a rayas puesta y, además, su pelo negro le tapaba bastante la cara; lo único que podía ver era la sonrisa que se dibujaba en sus labios al observar lo que sea que miraba en su móvil.
Iba a pasar de largo, ya que ahora mismo no tenía ganas de hablar con nadie y lo que menos me convenía era involucrarme con un humano y meterme en más problemas, cuando él levantó la cabeza y sus ojos azules como el mar chocaron contra los míos, dejándome momentáneamente sin aire. Nos quedamos así por unos segundos, mirándonos fijamente, sin apartar la mirada. Sinceramente, el chico era muy mono, sentía el aire atrapado en mis pulmones y el calor subiendo a mis mejillas.
"Hey." Dijo, sonriéndome.
"Hey..." Respondí, algo inseguro, mirando hacia otro lado, hacia los arboles, antes de volver a mirarle.
"¿Estás bien?" Preguntó de repente, sacándome de mi mundo y mirándome con una mueca de preocupación cuando el silencio se extendió un poco demasiado.
"Eh sí... yo... estoy... bien."
Supongo que aquello no era convincente para nadie, ni siquiera para un completo desconocido, porque el humano me miró e hizo una mueca aún más preocupada.
"Si quieres puedes contarme lo que sea que te molesta, a veces ayuda sacarlo todo, aunque sea un extraño." Me sonrió de nuevo y vi como guardaba el móvil en el bolsillo de su sudadera, dándome a entender que tenía toda su atención.
Resignado y decidiendo que, ya que él se había tomado la molestia de intentar ayudarme, rechazarle sería bastante antipático, me senté a su lado.
"Vale, a ver..." Empecé, pensando en la mejor manera de decirle aquello sin meter la pata y revelar por accidente que era un vampiro que vivía con más vampiros. "Vivo con unos cuantos amigos y todos ellos me caen muy bien, son muy simpáticos y todos nos llevamos bien, pero yo soy... bastante rarito... No sé hacer una cosa bien y ellos son mucho mejores que yo... Dios, ¿no podría ser normal?"
Me di cuenta de que, haciendo honor al desastre que era, lo había acabado soltando todo bruscamente y sin apenas sentido. Me quedé mirando el suelo, sin ser capaz de mirarle.
"La normalidad te lleva a la tristeza." Dijo él, sorprendiéndome, haciendo que devolviese mi mirada a él. "¿Y cuál es el problema? Ser raro es guay, sino mírame a mí; para empezar llevo calcetines de colores diferentes." Comentó, enseñándome como llevaba uno de rallas negras y verdes y otro amarillo de puntos negros.
Me reí y él me sonrió, como si estuviese feliz de haberme hecho reír por primera vez desde que estábamos ahí.
"Por cierto, soy Phil." Se presentó, tendiéndome la mano.
"Dan." Contesté, estrechando su mano.
...
Después de aquel encuentro inesperado con aquel chico, habíamos estado quedando mucho.
Durante toda mi vida -humana y vampira- nunca había tenido un mejor amigo, alguien que entendiese mi sentido del humor irónico y que fuese tan friki de los videojuegos y el anime como yo; pero ahora lo tenía. Y era genial.
Phil solía escaparse un rato de casa cuando empezaba a hacerse de noche, decía que sus padres no le dejaban salir antes porque tenía muchos deberes de verano y, cuando nos encontrábamos, hablábamos de animes que nos habían gustado y que el otro debería verse, youtubers divertidos e incluso nos llevábamos la Nintendo a veces y competíamos juntos en Mario Kart.
Todo era genial con Phil. Era como si iluminase los días con su felicidad contagiosa, como si nada pudiese herirle porque tenía un escudo de optimismo antibalas.
Hasta ese día.
Llegué al bosque algo tarde porque me había entretenido hablando con Alex -las cosas volvían a ir bien con él y de hecho parecíamos dos colegialas hablando de los chicos que nos gustaban- y, cuando llegué al lugar donde siempre quedaba con Phil, me lo encontré apoyado en el tronco del árbol donde lo había visto por primera vez.
Su cuerpo temblaba mientras sollozaba y se abrazaba sus piernas, apoyando su cabeza en estas.
Se me partió el corazón al verle así. ¿Porque lloraba? ¿Quién había sido tan cruel como para hacer llorar a alguien tan adorable y amable como él?
Me acerqué lentamente a él y me senté a su lado, abrazándole. El moreno rápidamente correspondió a mi abrazo y se apegó más a mí, llorando con fuerza. Dejé que llorase un buen rato, que se desahogase, porque muchas veces ayuda sacarlo todo, hasta que se calmó un poco.
Aparté unos mechones de su cara e hice que me mirase a los ojos.
"Phil, ¿qué ha pasado?"
Él me miró triste, como si no quisiese volver a recordarlo, y vi como una lágrima bajaba por su mejilla antes de responder.
"Mis padres... siempre están discutiendo... antes solo era algo entre ellos... pero desde hace casi un año las cosas se han vuelto contra mí..." Su voz temblaba y su vista estaba perdida en algún punto dentro del bosque y no pude evitar pensar en como esos ojos azules como el mar, en esos días de verano donde todo era calmado y agradable, ahora parecían un mar tempestuoso donde algún barco se hundía. "Dicen que es mi culpa que discutan todo el tiempo... que soy un desastre y un rarito y que no les extraña que no tenga amigos... han llegado a decir que no debería haber nacido..."
Vi como mi amigo se derrumbaba de nuevo frente a mis ojos y como hundía su cara en mi pecho. Al mismo tiempo, sentí una ira que nunca había sentido -o que, al menos, no recordaba- invadirme. Nadie merecía oír algo así y que a alguien como ese humano le hubiesen dicho algo así me hacía desear poder ir a donde sea que estuviesen sus padres y ocuparme yo mismo de ellos.
"No quiero volver ahí nunca más..." Susurró, sus palabras sonaban tan honestas que dolían.
Podía sentir la desesperación de querer huir, de saber que no perteneces a un lugar y nunca lo harás.
Sabía que decirle que viniese conmigo era muy imprudente, sabía que lo último que necesitábamos era más humanos sabiendo de nuestra existencia, sabía que Austin se enfadaría; sabía todas las consecuencias de decirle a Phil que se viniese conmigo pero lo que más claro tenia era que me había enamorado irremediablemente de ese chico y que no podía simplemente dejar que volviese a ese infierno.
"Podrías... Podrías venirte conmigo..." Murmuré, algo inseguro.
Phil levantó la cabeza y me miró a los ojos, sus naufragantes ojos azules clavados en los míos, su mirada contenía todo de emociones desde duda hasta esperanza.
"N-No puedo hacer eso, Dan... no quiero ser una molestia para ti y tus compañeros de piso." Desvío la mirada hacia un lado. "No sé ni porque te molestas, seguro que tampoco te importo a ti."
Pero sí que me importaba, me importaba más de lo que me había importado nunca nadie. Durante toda mi vida había sido simplemente uno más del grupo, nunca había sido la primera opción de nadie, pero con Phil era diferente; con él éramos el uno la prioridad del otro. Conectábamos. Éramos lo que Gerard siempre llamaba destino o almas gemelas. Y sería un tonto si lo dejaba ir ahora.
Y precisamente porque sabía que me importaba y que desde que nuestras miradas se toparon por primera vez sentí que él era más que un simple humano, mis manos se fueron hacia él y junté nuestros labios. Noté las cálidas lágrimas de Phil rodar por mis propias mejillas y como lentamente se relajaba y correspondía a mi beso. Sus manos se fueron a mi cintura al mismo tiempo que sus labios se movían en sincronía con los míos en un beso lento y ajetreado a la vez.
Nos separamos, con la respiración pesada y nuestras miradas clavadas en la del otro.
"¿Todavía crees que no me importas?"
Él me sonrió, y su sonrisa llegó a sus ojos, y, en vez de contestarme, volvimos a besarnos.
...
Ahora caminábamos por el bosque cogidos de las manos hacia mi casa y tenía que decírselo, tenía que advertirle lo que suponía seguirme y quedarse conmigo, por mucho que me asustase. No podía dejar que se metiese en una casa plagada de vampiros, siendo él un humano, sin advertirle acerca del riesgo que eso suponía.
"Phil..." Empecé dudoso, tenía miedo de perderle ahora que lo tenía, tenía miedo de perder al mejor amigo que siempre había estado buscando. "Tengo que decirte algo."
El moreno me miró y soltó un leve «hmm», indicándome que me escuchaba.
Nos quedamos en silencio unos instantes que parecieron eternos, donde lo único que se escuchaba era nuestras pisadas y el sonido de animales a lo lejos. Intentaba encontrar las palabras adecuadas, la forma idílica de explicárselo, pero no se me ocurría otra manera que no fuese soltárselo abruptamente.
"Dan, simplemente dímelo; no puede ser tan malo." Me sonrió, dibujando círculos con su pulgar en el dorso de mi mano.
Suspiré y cerré los ojos, reuniendo el valor para soltárselo de una vez.
"Soy un vampiro."
Phil se detuvo, soltando mi mano, y me dije a mi mismo que ahí se acababa lo que sea que hubiésemos empezado.
Me giré para mirarlo y me encontré con sus ojos abiertos de par en par, en una mirada que no sabía descifrar del todo. Sin embargo, toda esa sorpresa inicial pronto pasó a ser una mirada divertida y burlona.
"Va, Dan, hablo en serio; puedes confiar en mí." Dijo suavemente, tomándose aquello como una broma.
"Hablo en serio, Phil. Yo y mis «compañeros de piso» somos todos vampiros." Respondí, trazando comillas en el aire porque dudaba mucho que cupiésemos en la categoría de compañeros de piso.
Pero su cara de incredulidad y su sonrisa burlona no desaparecían, supongo que era uno de esos casos que hasta que no se encuentran los colmillos del vampiro en cuestión clavados en su cuello no se creen nada.
"Mira, sería muy divertido ser un vampiro, yo mismo he fantaseado con eso muchas veces, pero los vampiros no existen, Dan."
"¿Qué tengo que hacer para que me creas? ¿Morderte?" Sugerí sugestivamente, acercándome a él hasta que su espalda acabó contra un árbol. "Seguro que tu sangre sabe muy bien."
Recorrí su cuello con mi lengua, besándolo y dejando algunas marcas mientras sentía la respiración del humano agitarse.
Mordí levemente su cuello, teniendo cuidado de no sobrepasarme y romper la piel, y sentí como dejaba ir un pequeño suspiro. Sonreí y me separé, observando divertido las mejillas enrojecidas de Phil y sus ojos semi abiertos.
"T-Tus ojos... los tienes rojos..." Dijo sorprendido.
Había tenido cuidado de no hacer ninguna estupidez, pero lo cierto es que Gerard tenía razón; la sangre de la persona que quieres es irresistible y si no hubiese llegado a separarme ahora tendríamos algo más que unos ojos rojos. Cabía agradecer que no hubiese liado un incidente como el de Jack y Alex porque estábamos solos en medio del bosque, sin nadie que pudiese salvar a Phil de mí. Aunque, en cierto modo, si había algo bueno en mí, era que probablemente era el que más control tenía sobre el vampirismo.
"¿Ahora me crees, tonto?" Me burlé un poco.
Él me miró fijamente, como si estuviese asimilando lo que segundos atrás creía irreal, hasta que finalmente sonrió para sí mismo y se abalanzó encima de mí, rodeando mi cuello con sus delgados brazos.
"Esto no cambia nada, Howell, vas a tener que aguantarme." Se rió y yo me reí, rodeando su cintura con mis brazos y hundiendo mi cara en su hombro.
"Me alegro."
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Wa me ha sabido mal hacer malos a los padres de Phil porque entre otras cosas la madre de Phil sale en algunos vídeos y es muy mona (Ｔ▽Ｔ)
Siento que este capitulo sea tan caca e.e
También, llamalo karma o lo que quieras pero escribí que Jack se cortaba con un vaso y que "no era para tanto" y que "uno nunca se corta con estas cosas" y me cargué dos vasos el otro día mientras ponía la mesa y me corté con uno en un dedo y aquello no paraba de sangrar ;_;
Votad, comentad y no os cortéis con vasos rotos (∩_∩)
-Cris x