Maldito Cuerpo Traicionero (E...

By NessaRodriguez26

305K 15.9K 480

La versión original de Maldito cuerpo traicionero... (versión erótic) #Premios Espinelas Hace mucho quería ha... More

Sinopsis
El casino y el barman
Capitulo 1-Lina
Capitulo 2-Lina
Capitulo 3-Lina
Capitulo 4-Lina
Capitulo 5-Lina
Capitulo 6-Lina
Capitulo 7-Lina
Capitulo 8-Lina
Capítulo 9-Lina
Capitulo 10-Lina
Capítulo 11-Alex
Capítulo 12- Lina
Capítulo 13- Alex
Capitulo 15- Alex
Capitulo 16- Lina
Capítulo 17-Alex
Capítulo 18-Lina
Capítulo 19-Alex
Capítulo 20-Lina
Capitulo 21-Alex
Capitulo 22-Lina
Capitulo 23-Alex
Capítulo 24- Lina
Capitulo 25-Lina
Capítulo 26-Dany
Capitulo 27-Lina
Capitulo 28-Alex
Capitulo 29-Lina
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capítulo 35-Lina
Capitulo 36-Lina
Capitulo 37-Alex
Capítulo 38-Alex
Capítulo 39-Alex
Capítulo 40-Lina
Capítulo 41-Lina
Capítulo 42-Alex

Capítulo 14-Lina

5.5K 363 6
By NessaRodriguez26


"Un mes después del regreso de Alemania"

—Sole, quedas a cargo, voy a buscar a Aye a la escuela.

—Está todo bajo control —asegura.

—Bien —digo finalmente, y me dirijo hacia el auto para ir por Aye.

Ya pasó un mes desde que regresamos de Alemania. Con Sole hemos abierto un restó, por suerte nos va bien; encontramos un lugar espectacular y unas personas excelentes. Dany todavía no apareció, no sabemos nada con respecto a él, ni siquiera la policía, todavía parece no estar buscándome; aparentemente, Lucas tenía razón, él necesita instalarse y eso le va a llevar un rato. De todas maneras, yo sigo con mis entrenamientos, los hago más extensos y por más horas, y paso más tiempo practicando tiro. Mi familia, Sole y yo, seguimos con custodia; pero no nos sentimos amenazadas, al menos no todavía. Lucas me ayudó a comprar un arma «en realidad, dos»; siempre llevo una conmigo, y la otra la tengo escondida en mi casa. Alex... Bueno, sobre él no he sabido nada desde la noche que me envió las fotos; todavía lo pienso, aunque no tanto como los primeros días, trato de no volverme una sombra de sus recuerdos. Sole y Erik siguen juntos, ellos están muy bien; es más, en estos momentos él está aquí. No se mudaron juntos, tienen una relación a media distancia; se turnan viajando. Estuvieron días sin verse, a veces se extienden esos periodos por temas de trabajo, pero les va bien con eso y yo estoy feliz por ellos. Todo eso hace un poco más difícil el sacarme a Alex de la cabeza, pero pongo todo de mí para no pensar en él. Erik, gracias a Dios, no lo nombra, a menos que le pregunte; pero no lo hago, y yo agradezco y quiero a ese chico por esa acción. Llego a la escuela de Aye, salgo del auto y me dispongo a esperarla fuera de este, veo a todos esos niños salir y correr hacia sus respectivos padres y eso está tan lejos para Aye; es decir, por ella solo viene la madre, o los tíos, nunca va a venir su padre. Ella no lo tiene y, para ser sincera, espero que nunca lo tenga; Dany no es bueno para mí hija, nunca lo será.

—¡Mami, mami! —grita, corriendo hacia mí.

—Hola, princesa, ¿lista para ir a casa? —la alzo y le doy un beso en la mejilla, y otro en la frente.

—Sí —canturrea, mientras la meto en el auto y le abrocho el cinturón de seguridad.

—Bien. ¿Qué le vamos a pedir a Tony para que nos prepare de rico hoy? —le pregunto, en cuanto lo pongo en marcha.

—¡Hamburguesas con papas fritas! —grita.

—¿En serio, Aye? Tony hace comidas de todas clases y muy elaboradas, ¿y quieres comer hamburguesas? —le hablo en tono de reto, aunque ambas sabemos que eso no funciona.

Tony es el chef del restó, un gran chef. Es un boricua de los que no hay dos.

—Bueno, de postre, que haga tiramisú; eso es elaborado —dice sonríendo.

Chica lista.

—Si no hay una comida de verdad, no hay un postre de verdad — asevero.

—Bien; entonces quiero pastel de papas, pero tiramisú de postre —Hace morritos.

—Bien, ya lo llamo para que nos tenga todo preparado, entonces.

Después de un día largo «muy largo, ya que es viernes y en el restó hay más trabajo», llevé a mi hija con mi mamá; ella la va a cuidar hoy, porque Sole insistió en salir. En la mañana Erik se va, así que será como una "media despedida", y digo media porque en unas semanas va a volver. Llego a mi casa, me ducho, me visto, me pongo un top azul eléctrico, unos pantalones de cuero tiro bajo y unas botas largas hasta las rodillas de color negro; ahora solo me falta terminar de maquillarme. El timbre suena cuando estoy terminando de ponerme el labial. Abro la puerta y me lo encuentro a Gaby con una botella de tequila en las manos.

—¿Tequila? —curioseo conforme me hago a un lado para que pase.

—Sip; hoy es noche de ronda de tequila en el bar, así que nosotros vamos a empezar en tu casa —demanda, al tiempo que caminamos hacia la cocina.

Sí, la ronda de tequila; recuerdo eso. Es la noche cuando permiten que algunas mujeres suban a la barra para bailar, y también para recostarse sobre esta; las que se recuestan, es para la famosa "ronda de tequila". Consiste en lo siguiente: una chica se recuesta sobre la barra, mientras que el compañero que eligió le forma una línea de sal sobre su estómago, entre las costillas hasta su ombligo, el cual se llena de tequila y luego ella debe sostener una rodaja de limón o lima sobre su boca. Después de la preparación, empieza el juego, su compañero lame la sal de su estómago hasta su ombligo, luego succiona el tequila que está dentro de este, para terminar tomando con su boca la rodaja de limón que ella o él tienen en sus labios; todo, sin usar las manos. Una gran hazaña.

—Bien, esa idea me gusta; siempre con buenas ideas, teniente.

—Ya lo sé —fanfarronea.

—¿Y Lucas? —indago, buscando los tequileros y los limones.

—Debe estar por llegar, pasaba primero por la casa de la madre —me hace saber.

—Bien, empecemos con la ronda —lo apuro.

—Tranquila chica, no queremos llegar al club ebrios —suelta conforme sirve los tragos.

—No vamos a llegar ebrios —le aseguro; él me mira por un instante, hasta que se decide a hablar.

—¿Algún día me vas a contar lo que pasó en Alemania? —interroga para luego se toma el tequila.

—Algún día —murmuro.

Definitivamente hoy no va a ser ese día.

—Voy a tener que emborracharte, entonces —dice divertido, vertiendo más alcohol.

—Eso no va a pasar —lo miro a los ojos y él no esquiva su mirada—. Otro día lo voy a hacer, te lo juro, pero hoy no.

—Tengo tiempo —habla, elevando sus hombros.

Después de unos minutos se vuelve a escucha el timbre, Gaby se levanta de un salto y va a abrir la puerta; el que llega esta vez es Lucas.

—Hola, preciosa —besa mi frente—; pareces una chica mala —entona admirando mi ropa.

—Es la idea. ¿Cómo estás?

—Bien —mira el tequila—. ¿Empezaron sin mí?

—No es mi culpa si tardan —contesta Gaby sirviéndole un trago.

—Tenía que ser idea tuya —vocifera Lucas—. ¿Y Sole?

—No sé, debe estar haciendo la "ronda de tequila privada" con Erik antes de venir —contesto.

—Seguramente —asiente Gaby—. Yo también quiero una de esas — argumenta, antes de beber su trago.

Después de media hora nos hemos bajado más de media botella; estamos... ¿cómo decirlo...? Alegres. En ese momento vuelve a sonar el timbre, anunciando la llegada de Sole y Erik.

—Por los Dioses del alcohol destilado, ¡empezaron sin mí! —espeta Sole al vernos.

—Gaby —dijimos con Lucas al unísono, apuntándolo.

—Era de esperar, el nene siempre tiene que dar la nota —refuta la pelirroja.

—Nosotros le dijimos que te esperara, pero viste cómo es —acota Lucas. Mentiroso.

—Solo espero que no vomiten el auto —farfulla Erik.

—Jamás —exclama Gaby.

—¿Nos vamos? —dice ella.

—Sip. Erik, hoy te toca ser el conductor designado —le hago saber.

Él se limita a sonreír y a asentir con la cabeza. Al llegar al bar, lo primero que hice fue, tomar de la mano a Gaby y arrastrarlo a la pista de baile, mientras los demás se encargaban de los tragos; muchas mujeres lo miran, y yo sonrío por dentro. Todas quieren al chico malo.

—Vamos, Li, mueve ese culito —azuza Gaby.

—¿Quieres aprender cómo se hace? —bromeo, cacheteándole el culo.

Una chica lo mira y le sonríe, y él no puede ser menos: le regala una hermosa sonrisa, mostrando toda su blanca dentadura. Instintivamente ruedo los ojos. Gaby es imposible. Los demás se unen a nosotros. Luego de un largo rato, ya estoy muy acalorada y transpirada; voy al baño a refrescarme un poco y a acicalarme, para cuando salgo, los chicos ya no estaban en la pista de baile y los visualizo en una de las mesas, así que, me dirijo hacia allá; cuando me siento, noto que están mirando hacia la barra, sigo las miradas y observo que la ronda de tequilas ya había empezado. Había chicas bailando sobre la tabla, y otras recostadas sobre la misma. En un momento me doy cuenta que no tengo nada para tomar, así que aviso que voy en busca de bebidas. Hay muchas personas y se me complica el llegar, así que las rodeo «lo mejor que puedo» y encuentro un espacio en una de las esquinas de la barra; cuando alzo la vista me encuentro con que el barman, el que me había arrinconado contra la pared la vez pasada, me mira con una media sonrisa.

—Pensé que no ibas a volver —esboza, elevando la voz por encima de la música.

—Pensaste mal.

—¿Vas a subir? —pregunta, haciendo señas con la cabeza hacia las chicas sobre la barra.

—No.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—Vamos, eso ni siquiera es una repuesta —exclama sonriendo.

—No quiero hacerlo —clavo mis ojos en los suyos—. ¿Es una repuesta para ti?

—Vamos, quiero verte recostada aquí —articula, pasando una mano por la barra como si la acariciara—. ¿Tienes miedo?

—Nunca —respondo.

No te metas en ese juego, Lina.

—Podríamos hacer un trato —manifiesta, posando el dedo índice sobre su barbilla.

—Escucho —listo, Lina: ya caíste, otra vez.

—Primero te recuestas tú, y luego lo hago yo. ¿Qué dices? —argumenta.

Eso, Lina, qué dices... ¿Hacer la ronda con el barman? Nada malo puede pasar por hacer eso. A la mierda.

—Trato —acepto, estirando mi mano para estrechar la suya.

Él sonríe satisfecho. Me señala que rodee la barra para ir hacia donde él está, yo giro mi cabeza para ver a los chicos y Sole, como era de esperar, está mirándome con la boca abierta; le guiño un ojo y camino hacia el otro lado. Cuando llego, quedo de frente a él, posa sus manos sobre mis caderas y me mira fijamente a los ojos por unos segundos, luego me alza para sentarme en la barra.

—Ponte cómoda —susurra a centímetros de mi rostro. Me recuesto, levanto mi top dejando mi estómago al desnudo, y él empieza el ritual. Siento el fresco de la sal, una línea que viaja desde el centro de mis costillas hasta mi ombligo; luego siento el líquido áspero llenándolo, y se acerca a mí, entregándome una rodaja de limón, la cual, coloca en mi boca.

—¿Estás lista? —indaga en voz baja en mí oído.

Yo solo puedo asentir con la cabeza; acabo de perder el don del habla y, si sigue con esa mirada de picardía que promete una noche con constelaciones, voy a perder el don de respirar. Comienzo a sentir su lengua caliente, abriéndose camino muy suavemente desde el centro de mis costillas hasta el ombligo; mientras tanto, se escuchan los gritos de las personas que lo alientan. Una vez que llegó a mi ombligo, empieza a succionar el tequila que hay dentro, terminando por meter su lengua para sacar hasta la última gota; cuando se levanta puedo ver su sonrisa sexy, se inclina hacia mi rostro para tomar de mi boca la rodaja de limón, y puedo ver muy claramente su sonrisa de triunfo. Toma el limón de mi boca, rozando sus labios con los míos por unos segundos «unos largos segundos», y se queda cerca de mi rostro, exprimiendo el limón con sus dientes.

—Te toca —le aviso, inclinándome para levantarme.

Se recuesta sobre la barra y yo empiezo a preparar el ritual imitando lo que él hizo conmigo; levanto su remera dejando al descubierto «Mmmm.» un duro y lindo abdomen. Comienzo a hacer el camino con la sal hasta su ombligo; este hombre no tiene una pisca de pelo, ni siquiera debajo de su cadera, ¿tendrá pelos ahí...? Basta, Lina, concéntrate. Las mujeres empezaron a gritar:

—¡Sigue hasta abajo con la sal!

—¡Yo también quiero la ronda con el barman!

—¡Después de ella me toca a mí! —se escucha otro grito.

Después de mí no le toca a más nadie, qué les pasa.

—¡Comparte! —grita una más.

Nada de eso.

—¡Lo siento chicas, pero es mío! —les grito. En cuanto dije eso, Seba comenzó a reírse—. Quédate quieto, que no voy a poder ponerte el tequila.

—Perdón —dice.

Sigo con el ritual, le relleno su ombligo con el tequila y luego me levanto hacia su rostro, poniéndole el limón en su boca y le susurro en el oído:

—¿Estás listo? —cito sus palabras anteriores y, al igual que hice yo, se limitó a asentir con la cabeza.

Apoyo la punta de mi lengua entre sus costillas, donde empieza la línea de sal, y siento cómo contiene la respiración; recorro el camino hacia su ombligo muy suavemente, tal cual había hecho él, y puedo notar como contrae su duro abdomen. Cuando llego a su ombligo, succiono el tequila, e imitándolo, meto mi lengua en él para tomar hasta la última gota, mientras su respiración se agita. Los gritos nunca cesaron; al contrario, cada vez eran más altos y peor cuando llegué a su ombligo. Luego me elevo y lo miro un instante mordiéndome el labio, y voy hacia su boca en busca de mi rodaja de limón; pero en un segundo deja escapar de su boca, toma mi nuca con una mano y me besa intensamente. Los gritos eran cada vez peores, y temo que me golpeen cuando salga de aquí. Me separo, quedando a centímetros de su boca.

—Hecho —le anuncio y me alejo.

Cuando rodeé la barra me agarra de la muñeca y me gira.

—Nunca me llamaste —demanda.

—Lo...siento...—vacilo—. Yo... perdí tu número; después me fui de viaje, tuve asuntos que atender y... Con todo eso, me olvidé. No fue mí...

—Tranquila, no te estoy reclamando nada, solo preguntaba. Pensé que simplemente no querías llamarme.

—Dame tu celular —ordeno, extendiendo mi mano.

—¿Qué?

—Tu teléfono, dámelo —repito.

—Ok.

Saca el celular de su bolsillo y me lo tiende. Yo agendo mi número y se lo devuelvo.

—Listo; ahora tienes mi número para que te olvides de llamarme — entono con una sonrisa.

—Eso no va a pasar —asegura, devolviéndome la sonrisa.

—Veremos.

—¿Quieres apostar? —otro reto... No puede ser.

—Creo que ya hubo muchos retos por esta noche —dicho eso, le beso la mejilla y me doy la vuelta para irme con los demás.

—Bueno, llegó "coyote ugly" —declara Gaby, muy divertido.

—Qué idiota —espeto.

—¿Qué? Casi tengo un orgasmo visual por tu culpa, debería ser un crimen eso —bromea, haciendo estallar las risas.

—Estoy con Gaby; por tu culpa, tuve que poner toda mi fuerza de voluntad para no llevarme a casa a Erik y hacer la ronda con él —nos hace saber Sole.

—Yo no me hubiera resistido —suelta el susodicho.

—Yo te privaría de tu libertad por eso; acabo de presenciar un crimen premeditado, casi lo matas —demanda Lucas.

—Son unos idiotas importantes, elevados al cubo; no fue para tanto.

—Eso dices tú, pero él lo dudo; apuesto que se va a escabullir en breve para ir al baño —anuncia Gaby.

—Viniste de ahí, ¿verdad? —le retruco.

—De hecho, voy hacia allí —habla levantándose, dejándonos a todos carcajeándonos.

—La verdad, me gusta mucho la noche porteña —se deja escuchar Erik.

—Nosotros sí sabemos cómo divertirnos —concuerdo.

—Y lo dice la chica que, prácticamente, tuvo sexo sobre una barra con el barman enfrente de una multitud —se mofa Sole.

—Van a tener que custodiarme cuando salgamos, porque me acabo de ganar una cantidad importante de enemigas —aviso.

—Yo te cuido —afirma Lucas, pasando su brazo por mis hombros.

Continue Reading

You'll Also Like

1.4M 136K 74
Acostumbrados a obtener todo lo que desean, dos almas tan siniguales como iguales se embarcan en la travesia de conseguir aquello que el universo se...
2.9M 184K 35
Desmont James es un hombre que se repite a sí mismo que lo perdió todo cuando la mujer que amaba dejó de existir , aun cuando ella dejó como recuerdo...
2.8M 195K 58
¿Cómo arruinar una amistad de muchos años en solo una noche? Simple , con una fiesta y alcohol...Mucho alcohol. Chase Macdaniel y Blue Mitchell l...
906K 62.6K 35
Zoey Stewart y Coonor Crawford creyeron haber roto los lazos esa noche en la que todo se dio por finalizado , después de una dolorosa ruptura ,Zoey n...