Capítulo 13- Alex

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Sin más, se dio la vuelta y se fue. Soy el más grande de los cobardes; "¿por qué no vienes conmigo?" preguntó, y yo solo me quede en silencio... Qué idiota. Al otro día que se fue, le mandé un par de fotos que le había sacado sin que ella supiera, tratando de... no sé; tal vez, quiero que sepa que pienso en ella, o buscar la forma de decirle algo más, quizá decirle que sí quiero irme con ella. La verdad, nunca nadie me había hecho pensar en esa posibilidad; ni siquiera algo similar a lo que Lina planteó. En este momento estoy en la oficina, contemplando la vista que se ve desde la ventana de esta. Antes, el hacer esto me calmaba, me ayudaba a aclarar mi cabeza; hoy solo es una pérdida de tiempo. Solo pienso en Lina, en todo lo que hicimos, en nuestras discusiones, sus retos, en todos nuestros encuentros. Recuerdo cuando volvimos del río, después que logró pararse sobre esa tabla de surf, lo contenta que estaba por ganar su desafío.

~•~

—Bueno, ahora merezco una muy buena recompensa —esbozó sonriendo cuando llegamos al hotel.

—Ok, yo me encargo de eso —le aseguré conforme apretaba el botón del ascensor.

—Me duele todo mi hermoso cuerpo, por tu culpa, Sole —Lina acusó, frunciéndole el ceño a su amiga.

—No sé por qué te quejas; hoy te van hacer masajes como te gusta, ¿no, Alex? —preguntó la pelirroja, mirándome con complicidad.

—Le haré lo que quiera —respondí sin dudar.

—Y lo que no quiera también —acotó Erik con aire divertido.

Ya dentro del ascensor, ella se masajeaba las piernas por el dolor, así que la alcé; los chicos se despidieron en el piso de Lina y nosotros seguimos a mi habitación. Después de entrar en esta, la coloqué suavemente sobre el diván.

—Quédate aquí —le avisé, depositándole un beso en la comisura de sus labios. Ella solo asintió con la cabeza.

Fui rápido a preparar el jacuzzi con sales y aceites, y cuando tuve todo listo la fui a buscar, la volví a alzar y la llevé al baño, con solo la intención de ocuparme de ella, de consentirla, y así lo hice. Le saqué la ropa con cuidado y luego hice lo mismo conmigo, la deposité en el jacuzzi con su espalda sobre mi pecho, limpié y masajeé su cuerpo; ella tiró su cabeza hacia atrás, apoyándola sobre el hueco de mi hombro.

—Esto es lindo... demasiado lindo —murmuró con los ojos cerrados.

—Lo es —me limité a decir, besando su cabello; y diablos que sí lo era. Ella se dio vuelta, colocándose a ahorcajadas sobre mí, mirándome con esos hermosos ojos grises brillantes, y yo me perdí en ellos.

Acaricié su mejilla con mis dedos, luego corrí mi mano hacia su nuca y la traje a mí para besarla; ella posó sus manos en mi cabeza, enredando sus dedos en mi cabello y haciendo más intenso el beso, como si su vida dependiera de ello; yo me uní a esa intensidad sin vacilar, besé cada célula de su cuerpo, saboreando su exquisito gusto a fresa, y ella se dejó hacer. Yo jadeé, ella gimió y succioné ese gemido que electrificó mi cuerpo; bajé de su boca, pasé por su cuello y el lóbulo de su oreja, el cual mordisqueé porque me había dado cuenta que era su punto débil, y seguí bajando hasta llegar a uno de sus pechos, donde hice mi labor de succionar y acariciar, y rozar con mis dientes; me hundí en ella cual si fuéramos uno. Mordí su rosado y erecto pezón, para luego mimarlo, la agarré del culo profundizando mis embestidas; ella tenía sus manos posadas en mis hombros, agarrándose de ellos y empujándome más. Tomé su pelo asiéndolo en mi puño y jalé de él, tirando su cabeza hacia atrás, y pasé mi lengua por su cuello hasta llegar al medio de sus pechos. Ella jadeó mi nombre cuando corrí unas de mis manos por sus nalgas y pasé un dedo por su hendidura; cuando llegué a su ano, la miré esperando su aprobación. Ella clavó su mirada en mis ojos y en ellos estaba el "sí"; con una media sonrisa penetré su ano con mi dedo índice, mientras, al mismo tiempo la embestía con fuerza; volvió a gemir y me bebí su gemido, mordió mi pecho y empezó a mover sus caderas con más ímpetu, succionando mi erección con sus músculos internos.

Maldito Cuerpo Traicionero (En Edición)Where stories live. Discover now