-Nunca más utilizaré aquel ataque...- susurró mientras mantenía perdida su vista hacia el techo, rodó hacia la parte izquierda de la cama dejando caer sus mechones mojados por el rostro.
Se sentía decepcionada de sí misma por no poder continuar aquella pelea, se sentía débil por no poder controlar tanto ki en una técnica y no resistir ningún segundo después de aquello.
Ahora lo único agradable era la pequeña ducha que se dio y estar ilesa en su cuarto, por lo menos agradecía estar en una casa a salvo en vez de arriesgar su vida peleando de planeta en planeta.
Ya había dormido de más de nuevo, había anochecido y eso no le agradaba para nada ya que había perdido todo el tiempo durmiendo mientras que aún había luz del sol, podía aprovecharlo perfectamente para pelear.
-Te odio Trunks...- sin más que decir continuó con su descanso dejándose vencer nuevamente por el pesado sueño.
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Cerró la compuerta de la cámara de gravedad que Bulma había reparado días atrás, amaba volver a ese entrenamiento en vez de hacer trucos en una luz anti-gravedad. Secándose el sudor del rostro con una pequeña toalla se dirigió hacia la cocina a paso lento.
Mientras pasaba por los pasillos empezó a observar los detalles de la casa, observó una puerta entreabierta. Con su típica curiosidad se acercó a la puerta abriéndola lentamente descubriendo, por todo el contenido en el interior del cuarto, que era la oficina de Trunks.
Ingresó lentamente sin realizar ningún ruido, había papeles por todos los muebles y en las paredes. Levantó la vista al frente y observó a Trunks durmiendo plácidamente recostado sobre su mesa de trabajo, con la computadora encima y una taza de café media llena sobre la mesa.
-No ha dormido en toda la noche...- se escuchó un murmuro venir por detrás de ella, volteó y observó a Bulma asomar la cabeza hacia el umbral de la puerta -Debido a los entrenamientos tuvo algunos retrasos en el trabajo, pero no te preocupes, no es demasiado.
-¿Aún le falta mucho?- preguntó manteniendo la calma, quería golpearlo por ser muy terco y mezclar sus actividades de manera tan torpe.
-No lo creo, pero es mejor que lo dejemos descansar- continuó la mujer entregándole una pequeña sábana de color beige -Cúbrelo para que no pueda pescar algún resfriado, a estas horas el frío aún es fastidioso.
-¿Lo dejaremos dormir aquí?
-No es necesario que lo llevemos arriba, seguro despertará en unos minutos- calmó a la pequeña para luego retirarse lentamente de la oficina sin realizar ningún ruido brusco.
Koron obedeció a Bulma y se acercó a Trunks desdoblando la cobija que ella la había entregado. Se detuvo unos segundos observando al híbrido dormirse perdiéndose en los detalles de su rostro, salió de sus pensamientos agitando su cabeza de un lado a otro para no dejarse llevar por sus ridículas fantasías.
Cubrió a Trunks y después se marchó de la habitación sin perder más tiempo.
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Y en las últimas noticias un camión chocó contra un automóvil en la autopista de la ciudad de Pepper Town alrededor de los 34 kilómetros de la ciudad...
-Otro...
¿Deseas conseguir fondos paras tus estudios pero...?
-Aburrido...
Don Antonio ¿por qué no me pasaste los tomates...?
-Odio las telenovelas...
Koron cambiaba a cada segundo los canales de la gran televisión del salón de estar, el aburrimiento la consumía bastante como para estar sentada en los sillones sin hacer nada. Si no llegaba a realizar algo divertido moriría del hastío.
De pronto sintió algo suave caer sobre ella desde su cabeza, cubriéndola completamente de una fina tela. Volteó y levantó la vista fijándose arriba de ella el rostro afligido del híbrido.
-Gracias por cubrirme, por poco me congelo- comentó el joven con un tono algo irónico, bostezó y se dirigió a la cocina -Hace casi treinta grados a esta hora.
-A la mañana eran menos de veinte- se defendió quitándose con desagrado la sábana que llevaba encima suyo -Sólo hice lo que tu madre me ordenó, además, no es mi culpa que despiertes a esta hora cuando ya hace calor.
-Veo que estás muy aburrida para ver la televisión- cambió de tema con una sonrisa mientras tomaba asiento al lado de la saiyajin -¿Acaso quieres ir a entrenar?- animó bebiendo un trago de jugo de naranja que había servido en un vaso de vidrio.
-Ya no- respondió secamente levantándose rápidamente del sofá -Tu actitud es intolerable, pedazo de basura- sin decir más dio paso hacia las mesadas y salió del salón a paso largo.
Idiota...
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Koron no iba a rendirse, podía divertirse sin Trunks, tiene muchos amigos ahora y seguro alguien de ellos va a querer pasar el tiempo con ella.
Tal vez...
-Mamoru ¿quieres ir conmigo a pasear?- preguntó la saiyajin al aterrizar sobre el balcón de la pelirroja.
-Hoy no puedo- contestó la muchacha con suma pena mientras vertía un poco de agua en sus delicadas y cuidadas macetas de flores exóticas -Saldré a comprar víveres esta tarde.
-Dioses...- realizó un quejido de disgusto, cambió de gesto al observar a Mirai cerca de ellas -¿Mirai...?
-Yo iré con Mamoru- respondió sin ni siquiera dejar terminar a Koron con su pregunta. La saiyajin se quejó de vuelta pera luego, despidiéndose, salió volando por los cielos marchándose finalmente.
-Pan ¿No quieres venir a jugar en casa?
-Hoy es jueves y tengo Dojo...
¡Maldición!
-¿Goten...?
-Tengo que ir a enseñar las nuevas técnicas a mis alumnos.
¡Diablos!
-¿Oliver...?
-Tengo trabajo.
¡Me llevan todos los insectos!
-¿¡Qué no hay nadie con quien pueda salir hoy!?- gritó en medio del patio de la Corporación luego de varias horas preguntándoles a todos sin obtener resultados afirmativos.
Se rindió y se arrojó al verde césped del jardín, estirando las extremidades y cerrando los ojos dejándose llevar por sus pensamientos.
Esto era absurdo para ella, durante todo este tiempo no se había dado cuenta que siempre ha estado con Trunks, no hubiera conocido a nadie si no fuera por él. Ahora se sentía mal por haberse enfadado de esa manera con él.
-Pequeña ¿Qué te pasa hoy?- escuchó una dulce y amable voz. Koron sabía perfectamente de quien se trataba.
-¿Qué quieres?- preguntó ásperamente al momento sin siquiera abrir los ojos para observarlo, pero sabía perfectamente que el sujeto estaba sonriendo.
El joven no era nadie más ni nadie menos que el clemente de Sora, siempre andando con aquella típica sonrisa inocente de niño pequeño, cautivando casi a todas las mujeres que rondaban alrededor de él. Menos a Koron, a ella sólo le cautivaba una sola sonrisa en todo el universo.
-Te he visto aturdida- comentó sentándose en el césped al lado de ella -¿Sucede algo?
-¿Acaso no tienes nada que hacer? ¿No tienes trabajo?- preguntó aún manteniendo los ojos cerrados y el entrecejo levemente fruncido. Sora rió tímidamente.
-Hoy tengo el día libre- contestó sin borrar aquella mueca tierna -Estaba aburrido, fui a saludar a unos compañeros del trabajo y cuando salí del edificio te encontré aquí.
-Pues continúa tu camino.
-Oye... ¿No quieres ir a comer algo?- invitó el chico rascándose mansamente la nuca con algo de vergüenza.
-¿Helado?- respondió abriendo repentinamente un ojo mientras sonreía internamente, con tan sólo pensar en aquella crema deliciosa y fría hacía que su estómago rugiera.
-Sí, ven conmigo...
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-¡Fabuloso!- exclamó la pequeña al presenciar una gran copa llena de distintos sabores de helado, galletas, chispas y mucho jarabe de caramelo -¡Nunca había visto algo tan increíble!
-Lo increíble es lo costoso que fue esto...- susurró el chico bajando un poco la cabeza mientras, con un ligero suspiro, cerraba su billetera.
-¿Qué dijiste Sora?- preguntó interrumpiendo momentáneamente su alegría.
-Que disfrutes ese magnífico postre- respondió el rubio sonriendo nerviosamente, tomó una cuchara y empezó a probar el helado junto a Koron -¡Esto de verdad está delicioso!
-¡Esto es demasiado sorprendente!- continuó devorando a grandes cucharadas la montaña de helado.
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-Mamá ¿Dónde está Koron?- preguntó el híbrido mientras chequeaba algunos planos en la mesada.
-No lo sé cariño- contestó si levantar la vista continuando con la reparación de uno dispositivos -Creo que salió con aquel chico, el hermano de Mamoru.
-¿Con Sora...?- se detuvo inmediatamente soltando uno de los papeles que tenía en sus manos.
Sintió algo raro en su pecho y en su cabeza, no confiaba para nada en Sora, pero no sabía a que venía eso. Tampoco quería consultarlo con nadie, estaba seguro que los demás comenzarían a charlar sobre los estúpidos "celos", aunque esta vez le parecía ser verdad.
-¿A dónde vas hijo?- preguntó Bulma al momento que Trunks salió del laboratorio.
-Sólo... iré a buscar algo...
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-Este es un bonito lugar- comentó la pequeña mientras se recostaba por la barandilla de metal que separaba el piso de madera del lago.
-Ya casi nadie viene a este lugar- mencionó el joven con un tono nostálgico repitiendo la misma acción que la saiyajin dejando que sus flecos dorados se muevan al sentido del viento -A mucha gente le parece aburrido esta zona del parque, pero desconocen estas alturas en donde se nota la parte más hermosa del lago.
-¿Por qué les aburre?- preguntó casi sin comprender lo que estaba comentando el joven.
-No es que los aburre, sino que dejaron de interesarles esa zona por la mal ubicación, supuestamente...- resaltó la última palabra con un tono molesto.
El ambiente quedó en silencio por unos segundos, ambos apreciaron el reflejo del agua tornarse de un color anaranjado causado por la entrada del sol.
-Koron...- murmuró bajando la cabeza lentamente -¿Te gusta alguien...?
Koron quedó en silencio unos segundos intentando buscar las palabras adecuadas, cualquier palabra podría llevarla a algún error que, seguramente, ya no lograría solucionar.
-Eso ni yo lo sé realmente- contestó dejando ver una pequeña sonrisa, no sabía si era una burlona o una nerviosa.
-Pues a mi sí me gusta alguien- Koron volteó a verlo, él estaba con la mirada perdida hacia el horizonte con el rostro serio, era la primera vez que lo veía así -Pero... al parecer a ella le gusta alguien también...
-¿Estás seguro...?- preguntó la pequeña con alguna pequeña esperanza de comprender la situación, de todas formas no era nada malo ayudarlo en ese tema.
-¿A qué te refieres?
-A que si estás seguro que a ella le gusta alguien.
-Como ya te lo dije, no lo sé- continuó dejando ver finalmente su típica sonrisa inocente.
De nuevo el silencio invadió el ambiente resultando una cierta incomodidad entre ambos jóvenes, de pronto algo volvió a la mente de Koron repentinamente. No sabía porqué pero deseaba saber lo que Sora estaba a punto de decirle aquella vez en que y Mamoru él quedaron cuidarla hace más de una semana.
-¿Recuerdas aquella vez que me cuidaste con Mamoru?
-Sí...- dijo casi en un susurro.
-Querías decirme algo antes de irte ¿no?- continuó señalándose con el dedo índice.
-Exactamente- musitó levantando su mirada al cielo de color ocre -Era algo muy importante.
-Pues, dímelo- motivó mientras se acercaba más hacia él para lograr escucharlo adecuadamente.
Sora se quedó observándola algo avergonzado, dio un suspiro y desvió la mirada hacia el suelo unos segundos para luego encarar otra vez a la saiyajin.
-¿Te... gusta Trunks...?
De nuevo con aquella pregunta, Koron no sabía que responder, aún negaba todo lo que sentía por aquel híbrido. Su corazón empezó a latir alertadamente y sus ojos empezaron a brillar por los últimos rayos de sol en ese día.
Maldición... Pensó. ¿Por qué sucedía eso? ¿Por qué le preguntaría eso ahora? Por un momento observó a Sora de reojo y logró observar a Trunks frente a ella como una ilusión, pero al parpadear la imagen volvió al rubio observándola nerviosamente.
-No- respondió sin pensar. Se cubrió la boca con las manos como si hubiera dicho alguna grosería. Estaba arrepentida, aunque lo haya negado varias veces esta vez si la afectó demasiado.
-Está bien, no será una molestia entonces que te lo diga...- balbuceó sin ni siquiera verla.
-¿Una... molestia...?- ella logró notar las mejillas del chico, llenas de pecas entre un color rojizo que casi rodeaba todo su rostro. No comprendía que sucedía.
Sora levantó la cabeza, tomando un gran suspiro se paro firmemente y la tomó de los hombros con suavidad dejándose ver un destello en el cristal de su anteojo.
- ¡Koron...! ¡Te quiero...!
Ella se quedó perpleja, no sabía que decir, ni como reaccionar, sólo se mantuvo allí con los ojos abiertos y el cuerpo quieto. Y la situación se puso más intensa al momento que sintió un gran ki cerca de ellos dos, no podía creer que él se encontrara cerca del lago.
-¿Qué...?- apenas susurró aquella simple palabra, sentía un nudo en la garganta que la impedía hablar, ya no quería estar allí, no quería que eso sucediera.
Sora se acercó a ella con mucha seguridad, se agachó aún más hasta la altura de su rostro y unió sus labios con las de ella, fundiéndolos en un cálido beso. No duró más de un segundo para que ambos se separaran.
-¿Qué acabas de...?
-¡Tú me gustas Koron!- exclamó tomándola de la mejilla con la mano izquierda y rodeándola de la cintura con la otra -Pero espero que estés segura con lo que acabas de negar- mencionó casi con la voz apagada agachando de nuevo la vista.
En ese momento Koron comprendió lo que sucedía, él logró descubrir su amor por Trunks y que éste momento de confesión es su rendición. Sora se dio cuenta que nunca estarían juntos y, por eso, quiso realizar esto antes de ceder completamente.
De nuevo Sora se acercó hacia Koron besándola intensamente pero esta vez por más tiempo que la vez anterior, disfrutando cada milésima de segundo aquel sabor de los labios de la saiyajin.
En aquel instante Koron sintió la penetrante mirada de aquellos ojos azules, aunque estuvieran a larga distancia ella sabía que lo podría captar todo. Se separó rápidamente de Sora, arrepentida por haberlo hecho, por dejarse llevar y por ser tan débil.
-No...- murmuró a penas con verlo a los ojos, esos ojos de color miel que transmitían el gran peso de la culpa -Lo siento...
Sin decir más salió volando del lugar sin importarle ser vista por las personas. Se sentía completamente terrible, se había metido en un lío y lo peor es que él estaba allí.
Trunks los estaba observando.
Comenzó a llorar dejando que las lágrimas sean llevadas por el viento que chocaba por su rostro. Ahora no sabía donde ir, era mejor que se instalara en algún lugar antes que Trunks decida seguirla sintiendo su ki.
Aterrizó sobre una montaña, en medio de un campo abierto con vista al bosque. Era mejor permanecer un tiempo allí para reflexionar el grave error que ha cometido.
Comenzó a sollozar más alto, se sentía una maldita frágil y estúpida. No tenía idea que negar lo que sentía la llevaría a tal complicación extrema.
Se sentía completamente horrible, cubrió su rostro con sus pequeños brazos dejándose caer sentada sobre la tierra rocosa. Se detuvo completamente al sentir un leve ki, volteó y observó a la persona quien estaba tras ella.
-Koron, no te sientas mal por un tropezón- comentó la mujer de cabellos oscuros acercándose a ella lentamente.
-Mirai...- susurró la pequeña sin dejar de derramar lágrimas -¿Cómo...?
-Sabía que esto sucedería- interrumpió mientras se agachaba a la altura de la saiyajin -No es tu culpa ni la de Sora, pero deber aceptarlo, debes aceptar que amas a Trunks.
-¿Cómo lo sabías...?- preguntó con un tono débil y confuso.
-Siempre lo supe- contestó con una leve sonrisa -Pero eso no importa ahora, apuesto mis bellas flores que si Trunks se entera de esto asesinaría a Sora.
-¡Debemos impedirlo...!- intentó levantarse inmediatamente pero fue detenida por Mirai -¡Él nos vio!
-Está bien- la tranquilizó con un tono maternal mirándola fijamente -Lo importante ahora es que Trunks lo sepa.
-Pero seguro él me odia al igual que a Sora...
-No te preocupes- le guiñó el ojo realizando un gesto pícaro -Yo me encargaré de eso...
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-Trunks, cariño, ya regresaste- lo recibió su madre con alegría mientras lo dejaba pasar dentro de la casa -¿Y dónde está Koron?- preguntó al no ver por ninguna parte a la pequeña saiyajin.
Trunks ignoró a su madre, entró con cólera hacia el salón dirigiéndose directamente hacia las escaleras con el ceño atrozmente fruncido dejando ver claramente el fuego arder en sus muecas.
-Trunks ¿Dónde está Koron?- repitió Bulma con un tono algo más preocupado.
-Ya no me interesa lo que ella haga ahora...