Los Warner #1: ¿Podrás ser sa...

Par Maaaacp

92K 5.6K 435

Amanda y Clar han vivido toda su vida en un pequeño y tranquilo pueblo. Todo el mundo se conoce y todo es dem... Plus

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis (Final)
PGP2016 ¡Ganamos! 💜
"Los Warner: #02"

Capítulo Dieciocho

2.3K 172 2
Par Maaaacp


Ahora entendía por qué Max parecía asustado cuando me miró a los ojos. Los míos estaban inyectados en sangre. Se veían feos, raros. Yo me veía distinta. ¿Sería posible que Eric me inyectara algo? No. Recuerdo que Max le dijo a Noah que si Eric me hubiese dado el suero completo, yo ya no existiría. Pero aquí estoy, frente al espejo, observando mi demacrado y cansado rostro. ¿Qué era lo tanto que quería hacer Max como para que me insistiera a levantarme de la cama?

Al parecer estábamos en las afueras del pueblo, cerca de donde se encontraba Cósmicos. Era raro que para que estuviéramos tan cerca, ningún Rogenes se hubiese acercado a nosotros en estos días. Salimos de la cabaña en la que nos estábamos quedando y Max me tomó de la mano, entrelazando nuestros dedos. Esto se sentía extraño. Algo estaba pasando aquí. Caminamos lentamente por la orilla de un camino de piedra, mientras mirábamos distraídamente a nuestro alrededor. El verde de los arboles poco a poco se notaba más por entre medio de los pequeños cerros que nos rodeaban.

- ¿Qué sucede? No has hablado nada desde que salimos de casa.

Pregunté balanceando lentamente nuestra mano unida.

- ¿Estás bien? ¿No te has sentido peor de lo que estabas?

- Ey, tranquilo –sonreí- Estoy bien. La luz ya no me molesta tanto como antes y creo que puedo comer mejor. No tienes de qué preocuparte.

- Podrías haber muerto por mi culpa, Amanda. No me pidas que no me preocupe por ti.

- Lo sé, lo sé. Perdón –suspiré- ¿Te incomoda algo? Te siento algo extraño.

Sentí un leve apretón de su mano, como si esa fuese la respuesta sin palabras que me quería dar. Definitivamente algo estaba pasando, y tenía que averiguarlo. Su risa llamó mi atención y entonces quise hacerme la desentendida, la que creería cualquiera cosa que me dijera.

- Estoy bien ¿Por qué debería de estar extraño? Es solo que –se quedó en silencio por algunos segundos- que no pensé que estaríamos así de nuevo, luego de que te perdiera de vista aquel día.

Intenté sonreír. Estaba mintiendo. Quizás él podía leerme la mente y con esto saber cuándo le mentía, pero yo podía leer sus expresiones o notar los diminutos cambios en su cuerpo para saber cuándo él me mentía a mí.

- Pero aquí estoy. No pasó nada muy grave –me acerqué un poco más a él y apreté su mano- Por cierto ¿Qué sucedió con Eric ese día?

- No quiero hablar de Eric, no ahora.

Inconscientemente me detuve cuando algo llamó mi atención.

- Max ¿Qué sucedió con Eric? ¿Le hiciste algo?

Me miró frunciendo el ceño, parecía ofendido y molesto por mi pregunta.

- ¿Todavía eres capaz de preocuparte por él cuando casi te mata? ¿Es en serio, Amanda?

- Sí, es en serio. Tienes que entender que Eric estaba desesperado. Para él tuvo que ser difícil estar entre ustedes y su padre, no creo que todo haya sido solo su idea.

Intenté dar un paso para seguir caminado pero él soltó mi mano.

- ¿Aún no te das cuenta de cómo es el verdadero Eric? Ese es él. No le importa hacer daño a los demás con tal de salvarse el pellejo, solo le importa sí mismo.

Lo miré molesta. Sabía que ambos tenían sus problemas, y que ahora yo era una de las causas más importantes en ello, pero me molestaba saber que ambos hablaban mal a sus espaldas. Era como si todo lo que me estuvieron mostrando durante semanas fuese solo una actuación.

- ¿Y qué tiene eso de malo? Todos deberíamos de preocuparnos de nuestro bienestar si se trata de salvar nuestro pellejo. Además... Él no me quería hacer daño, lo sé porque...

- Porque le gustas –me interrumpió antes de que fuera capaz de decirlo. Aún no podía asimilar que yo de verdad le gustara a Eric- Por eso lo sabes ¿No? Siempre le gustaste, o es lo que él quiere hacernos creer.

Max estaba evitando nuestro contacto visual, se dedicaba simplemente a mirar a su alrededor, en donde había prácticamente nada. Tenía ambas manos puestas sobre su cadera. Parecía tan furioso y tenso que llegaban a marcarse sus venas por sus brazos.

- Te gusta ¿No? Es eso, por eso siempre lo defiendes, por eso siempre le ves el lado bueno a las cosas ¿Te gusta Eric? ¿Sientes algo por él?

- ¿Qué? –solté inconscientemente una risa incrédula- ¡Claro que no! ¿De dónde sacas eso? Simplemente creo entenderlo, creo saber por qué hizo todo esto.

- Lo sabía. Lo supe desde que estuvimos en la cabaña. A él lo miras de forma distinta a como me miras a mí.

Abrí mi boca para protestar, pero luego volví a cerrarla. ¿De qué estaba hablando? ¿En serio estábamos teniendo una discusión sobre esto? Me crucé de brazos frunciendo mi ceño mientras lo miraba fijamente, como si estuviera estudiando su comportamiento, el mismo que tendría un niño cuando su primo recibe más dulces de lo que él recibió. Estaba celoso.

- Está todo claro.

Dijo antes de comenzar a caminar. Parpadee un par de veces para luego darme cuenta de que Max se estaba alejando de mí, que ni siquiera caminaba en dirección hacia la cabaña, si no que a otro sitio. Rayos, se había tomado todo demasiado en serio. Corrí tras él y lo tomé forzosamente de su brazo para detenerlo, en cuanto lo hizo, lo abracé con fuerza por su espalda.

- No seas idiota. Claro que a él lo miro distinto, porque tú a mí me gustas. Yo te quiero y estoy enamorada de ti, por él no siento nada, solo simple simpatía. Las miradas tienen que ser distintas.

Un silencio nos invadió a ambos. Esperaba, muy en el fondo de mi corazón, que él me respondiera de la misma forma. Que me dijera que estaba enamorado de mí, que le gustaba, que no quería perderme, o todo el montón de cursilerías que las chicas de mi edad recibían de sus novios 'normales'. Yo quería tener un noviazgo normal, quería que hiciéramos el montón de cosas que aún no hacíamos, sin tener que escapar de sus padres, ni de mi inminente muerte. Sentí la mano de Max apoyarse sobre la mía, separando mis manos, para luego girarse y pasar ahora sus brazos alrededor de mi cintura y apegarme contra su cuerpo en un abrazo.

- Eres muy importante para mí, lo sabes ¿No?

Suspiré débilmente y asentí. Él no lo diría. No podía decir algo que no sabía que sentía.

- Lo sé. Tú también eres importante para mí.

Pasamos horas juntos, conversamos, nos divertimos, he hicimos como si entre nosotros nada pasara, como si nuestras vidas no corrieran peligro a cada segundo que pasaba. Decidimos volver a casa cuando vimos que el sol ya se estaba poniendo, era hora de comenzar a armar un plan para nuestros futuros, ¿Seguir escapando o enfrentarnos a nuestra realidad? Eran dos opciones que fueran lo que eligiéramos, nos traerían grandes consecuencias. En cuanto comenzamos a acercarnos a la cabaña, supimos que algo iba mal, las luces no paraban de parpadear y la puerta principal se encontraba a medio abrir. Ambos salimos corriendo en dirección a esta y en cuanto pusimos un pie dentro, alguien me tomó por la espalda, inmovilizando mis brazos y tapándome la boca con un paño que contenía algún líquido extraño, porque en menos de lo que pude darme cuenta, me desvanecí.

De pronto sentí una clavada en mi cabeza, seguida de un fuerte dolor. A lo lejos escuchaba la voz de alguien diciendo 'Déjala ir' casi sin parar de decirlo entre respiración y respiración. No, no de nuevo. No podía ser que de nuevo me encontrara en manos de Eric. Abrí mis ojos rápidamente y frente a mí encontré a Clar sentada en la misma posición que estuve yo cuando fui secuestrada, pero ella no se movía. Parpadee un par de veces para que mi vista se acostumbrara a la oscuridad que me rodeaba y pude ver que en la habitación contigua estaban Noah, Victoria y Max, atados unos con otros en un estilo de circulo, dándose la espalda entre ellos. Max quedaba justo frente a mí, yo podía verlo perfectamente bien así como él también a mí.

- Clar... Clar ¿Me escuchas?

Susurré mientras intentaba estirar mi pierna para así alcanzar el cuerpo de ella y golpearlo, para ver si tenía algún tipo de reacción.

- ¡Clar!

Susurré un poco más fuerte que antes. Mierda. Max me miró, si él me había escuchado, alguien más también pudo haberlo hecho.

- Vaya, vaya, hasta que al fin logras despertar ¿Preocupada?

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. No era la voz del padre de Max, o la voz de aquel tipo mayor que me había ayudado a escapar, no, era la voz del tipo sin escrúpulos que me hacía pensar que era la copia viva de la maldad. Era el padre de Eric.

- Son iguales –dije intentando reír para no verme tan nerviosa- ¿Es necesario hacer todo esto para conseguir lo que quieren?

- De hecho, hemos cambiado de planes. De todos, serás la última en morir –podía escuchar como sus pasos se acercaban cada vez más a mi desde alguna parte de la habitación- Verás el sufrimiento de tus amigos y claro, el de aquel ser al cual no debiste entregarle tu corazón. Triste ¿No? Por sus venas corre la cantidad exacta del suero que te aplicó Eric, para mantenerlos con vida, pero depende de ti quién sea el primero en recibir tan solo 1 milímetro más que hará la diferencia entre su vida y muerte. Tú elegirás al primero. ¿Quién te gustaría que fuera nuestro ensayo? ¿Victoria o quizás... Clarissa? Sí, Clarissa será la participante ideal para esto.

Esto tenía que ser un jodido juego de mal gusto. ¿Por qué tenían que hacerme esto a mí? No podía aceptar que ninguno de ellos muriera, si era así, prefería yo ser la primera. Jamás sería capaz de elegir quien muere primero. Un sudor frio recorrió mi espalda. Aquella gota se sentía como si quemara cada centímetro de mi piel, desgarrándola pedazo por pedazo. Mi respiración se aceleró y entonces se me ocurrió la mejor y suicida idea posible.

- Hazlo conmigo. Prueba conmigo.

- ¡NO!

Gritó Max desde el otro lado de la habitación. Fue un grito desesperado y horrorizado que invadió todo el lugar. Seguido de esto, se escuchó una fuerte risa burlona por parte del padre de Eric. Se notaba demasiado que estaba disfrutando de esto.

- Adoro la forma estúpida en que tratan de protegerse entre ustedes –dijo mientras miraba a Max y luego a mí- Pero lo siento, pierde la gracia todo este juego si pruebo el resto del suero contigo. Tú debes de ser la última. Así que, comenzaremos con Clar... ¿Alguna objeción al respecto?

Mi boca comenzó a temblar y ya no era capaz de formar alguna oración o palabra coherente. Era incapaz de pensar con claridad o decir algo para impedir lo que podía pasar. Estaba amarrada a una maldita silla que me impedía moverme, y Clar seguía sin reaccionar, parecía como si estuviera muerta en vida.

- ¡Espera!

Grité sin siquiera llegar a pensarlo. El padre de Eric se detuvo a pleno camino hacia Clar. Se dio media vuelta sobre sus talones y luego me miró fijamente, con media sonrisa dibujada en su rostro.

- ¿Sí?

- Victoria. Hazlo con Victoria.

Murmuré cerrando mis ojos y agachando la cabeza. No era capaz de mirar hacia donde se encontraban ellos, pero tampoco era capaz de que pusiera el resto del suero en Clar. Eran ellos o nosotras, y en esta oportunidad nos elegiría a nosotras por sobre ellos.

- ¡Amanda! No puedes hacerme esto. ¡Fui tu amiga! ¡Te ayude desde un principio!-gritó enfurecida- Eres una estúpida. Juro que me vengaré.

Continuó cuando yo no fui capaz de decirle algo. Si bien ella estaba de espaldas a Max, sabía que si tuviera la oportunidad de mirarme fijamente, me mataría. Entonces, me acordé de algo. Max podía saber lo que yo estaba pensando. Lo miré de inmediato en cuanto el padre de Eric me dio la espalda. "¿Podremos salir de esta?" Pregunté, él se quedó mirándome por unos segundos y luego asintió. Fue un movimiento mínimo, casi imperceptible, pero yo lo noté. "¿Estás herido?" él negó. "¿Crees que..." No alcancé a terminar la frase porque Noah tomó por los pies al padre de Eric y lo lanzó contra el suelo. No sé bien qué fue lo que pasó, pero en cosa de segundos Noah y Max estaban abalanzados sobre él, forcejeando con algo que tenía este entre sus manos.

Desesperadamente comencé a intentar desatarme, pero las amarras estaban demasiado bien hechas que me sentía inútil al no poder soltarme de estas. Victoria llegó a mi encuentro y en un abrir y cerrar de ojos recibí una cachetada por su parte, cosa que me hizo prácticamente voltear mi rostro de un lado a otro. Bien, me lo merecía por poner su vida en peligro.

- A la próxima que decidas deshacerte de mí, créeme que esto no será nada.

Dijo entre dientes mientras terminaba de desatarme las cuerdas por entre medio de mis manos y pies. Al fin estaba libre.

- Si te hicieran elegir entre Max y yo, sé que elegirías a Max.

Respondí poniéndome de pie y quitándome de encima desesperadamente las cuerdas que aún mantenía enredadas alrededor de mi cuerpo. Corrí en dirección a Clar y desaté las cuerdas que la tenían atada a la silla, en cuanto terminé, su cuerpo cayó sobre mí, sin reacción alguna.

- ¡Clar! ¿Me escuchas? ¡Clar!

Grité intentando moverla para que reaccionara, pero nada.

- Entró en un estado de shock poco antes de que llegaran ustedes.

Noah se acercó y de entre mis brazos tomó a Clar llevándola entre los propios. Me paré con mis piernas algo inestables y en eso sentí como dos brazos me tomaron por la espalda, pegándome al cuerpo de alguien, de Max. Cerré mis ojos con fuerza y estos se aguaron al instante.

- ¿Estás bien? ¿Te hizo algún daño? -preguntó volteándome y tomando mi rostro entre sus manos.-

- Últimamente lo único que hemos logrado preguntar es sobre si el otro está bien.

Dije a modo de intentar bromear un poco. Max medio sonrió y entonces ambos nos fundimos en un abrazo fuerte y profundo.

- Es lo único que realmente me importa. Que estés bien.

Max se alejó lentamente de mí, volviendo a posicionar sus manos sobre mi rostro, pero esta vez un poco más cerca del cuello. Intercambiamos miradas por quizás cuantos segundos. Él sabía lo que yo estaba pensando, y yo sabía que él estaba pensando lo mismo. Me dedico una de esas sonrisas que suelen paralizar mi corazón por micro segundos y luego volvió a acercarse lentamente hasta mí. Rozamos nuestros labios y cuando sentí que al fin nos volveríamos a besar, se escuchó el ruido de la bocina de un auto. Maldición.

- ¡Si quieren vivir, será mejor que muevan su jodido trasero hasta acá!

Gritó desde fuera, Victoria. Sí, tenía una voz bastante potente que podía escucharse fácilmente a varios metros de distancia.

- Vamos.

Susurró Max. Asentí dejando escapar un leve suspiro, pero justo antes de que saliéramos de casa, Max se volteó y junto sus labios con los míos, uniéndolos en un corto pero significativo beso.

No supe dónde nos había llevado Victoria, ni siquiera había visto que un lugar así existiera antes. ¿De dónde podían sacar tantos lugares secretos en un pueblo remotamente pequeño? Era como si ellos mismo hubiesen construido todo esto. Estábamos literalmente, entre medio de dos cerros. Todo a nuestro alrededor era el mismo desierto. En realidad no eran cerros, eran las montañas, ya que podíamos ver en sus cúspides la nieve que había estado cayendo durante el invierno.

- ¿Sabes que hemos estado faltando casi dos semanas a clases, no?

Me pregunto Clar. Se había despertado en medio del viaje, justo antes de que llegáramos. Lloró como toda una magdalena, pero la comprendía, ella no tenía por qué pasar por esto. Reí en respuesta y medio asentí con mi cabeza.

- Sí, lo sé, o me lo imaginaba. Pero la verdad es que no he estado interesada en saber cuántas clases he perdido, creo que podría acostumbrarme a la idea de vivir lejos de la escuela.

- ¿Lejos de la escuela mientras escapamos de la gente que nos quiere muertas? –preguntó con cierto sarcasmo- ¿Quieres escapar toda tu vida? ¿Dónde quedaron tus sueños de ser psicóloga? ¿Los de tener una familia normal y con muchos hijos?

Sus preguntas me descolocaron un poco. Desde que conocía a Max no me había detenido en ningún momento a pensar en el futuro que quería antes de conocerlo a él, y no es que tampoco haya querido cambiar mi futuro e incluirlo a él, pero extrañamente me había olvidado de pensar en los planes que tenía para mí. Ahora solo estaba concentrada en lo que tenía, en que quería estar con Max, en que mi familia estuviera a salvo, y que mis amigos estuvieran bien, si para lograrlo tenía que huir el tiempo que fuera necesario para no morir, podría hacerlo.

- ¿Tan enamorada estás de él que se te olvido pensar en lo que querías antes de conocerlo?

Volvió a preguntar cuando vio que yo no respondí. Suspiré y me quedé mirando fijamente hacia una pequeña luz que tintineaba frente a mis ojos.

- ¿Tú no estás enamorada de Noah? Si no ¿Por qué estás acá?

- Estoy aquí porque estoy preocupada por ti, y por él. Y... -suspiró- Me gusta, Noah me gusta mucho, pero no sé si sea capaz de cambiar todo lo que tengo planeado para mí, solo para estar con él.

- Entonces ¿No morirías por él?

- ¡¿Qué?! –dijo casi en un grito- ¿Estás loca? ¡Claro que no! –se paró abruptamente de su silla- Oh por dios, ¿No me digas que tú serías capaz de morir por él? –preguntó mirándome acusatoriamente, aunque parecía estar más espantada por la idea- ¿Es en serio? ¿Morirías por Max?

Volví a quedarme en silencio. Quizás algunos días atrás estaba dispuesta a morir por Max, había corrido el riesgo de morir en las manos de sus padres, pero en los momentos en que he visto que mi vida ha estado a punto de acabar, he sentido ese instinto de supervivencia que me ha provocado decir y hacer cualquier cosa con tal de salvar mi vida. Ya no soy capaz de morir por Max. Una vida sin él, sin mis amigos, mi familia, no sería vida. O los tengo a todos, o no tengo a nadie. Para mí esto ya se había transformado en un todo o nada.

- No. Ya no lo haría.

Respondí desviando mi mirada hacia un costado. Vi que una pequeña sombra se movió y entonces supe lo que había pasado. Max nos había escuchado.


Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

3K 237 8
No es una historia de amor, o tal vez fue el comienzo. Es el relato más sentido de un hombre que todas sus fans creemos conocer, pero sólo él sabe lo...
15.2M 1.3M 37
TRILOGÍA DEMON #1 ¡A LA VENTA EN LIBRERÍAS! "El infierno está vacío. Todos los demonios están aquí." -William Shakespeare.
9M 1.2M 37
[COMPLETADA] Libro II en la Trilogía Almas Perdidas. ¡Almas Perdidas: El nuevo mundo, está disponible en librerías! Puedes comprarlo accediendo al li...
200K 14.4K 51
La vida después del accidente de Ruggero Pasquarelli no será la misma desde que Karol Sevilla aparecerá en ella. ¿Te atreves a conocerla? ✴✴✴✴✴✴ Prim...