"Este hombre me jalaba del cabello obligándome que matara a ese pobre inocente, no quería apretar el gatillo, estaba llorando del miedo que tenía, en verdad no quería hacerlo. Hasta que él posó una pistola en mi cabeza haciéndome disparar".
Me desperté de golpe, tomé mi celular para mirar la hora y eran las 5:30 am. Me levanté para ir por un vaso de agua fría para poder relajarme un poco. Regresé a mi habitación y me senté en medio de mi cama, después de esa pesadilla, se me había ido el sueño, así que encendí la portátil y me puse a ver una película esperando a que saliera el sol. Sé que al rato iba a tener mi cara de que dormí mal, pero eso era lo de menos.
—¡Nina! —mi padre me llamaba del otro lado de la puerta.
—Mande —abrí.
—¿Aún no estás lista? —se pasó una mano por la cabeza—Te dije que íbamos a ir temprano al laboratorio.
—Claro que no, no me dijiste nada —bostecé.
—Te lo dije cuando llegaste, pero como estabas enojada... —cierto, me lo había dicho. Pero como andaba de mal humor, lo tiré a loco.
—Ahora salgo ya lista, dame 10 minutos —cerré la puerta.
Apagué la portátil y la dejé en mi escritorio, me fui a lavar la cara y los dientes al baño. Busqué unos jeans y una blusa manga larga color roja junto con unos tenis negros. Me desenredé el cabello, me puse un poco de maquillaje y listo.
Salí de la casa, y Caitlin estaba esperándonos con la camioneta del laboratorio, estando arriba todos, Cait se dirigió hasta allá.
Cuando llegamos, aún no estaba aquí Cisco, mi padre se puso enfrente de la computadora junto con Caitlin y yo me fui a la pequeña oficina a dormirme un rato, me moría de sueño.
—Despierta... —sentí que alguien me tocaba en la espalda—Oye...
—¿Qué? —abrí lentamente los ojos y lo primero que vi fueron esos impactantes ojos verdes de Barry.
—Despierta, te traje un poco de café —se sentó en la silla que había del otro lado del escritorio.
—Gracias, no era necesario —tomé un sorbo. Ese café me supo a gloria, me fue reconfortante después de una mala noche.
—Es mi manera de disculparme después de lo de ayer —hizo una mueca.
—No te preocupes eso ya no importa —le sonreí, aparte de que no tenía las fuerzas de discutir.
—¿No dormiste bien?
—No, tuve una espantosa pesadilla —de tan solo pensar eso me da dolor de cabeza.
—¿Quieres contarme?
—No, no quiero hablar de eso —me levanté de la silla—Vamos, es hora de que atrapes a más meta humanos —le di la mano y ambos salimos de ahí.
Barry se fue a hacer su trabajo, me iba a sentar en la silla que estaba desocupada, pero recordé que no había desayunado y me estaba muriendo de hambre. Agarré dinero de mi mochila para comprarme un café y un sándwich en Jitters, decidí marcarle a Iris para que tuviera preparado mi pedido. Tomé prestada la camioneta del laboratorio para irme hasta allá, traté de manejar con cuidado, aún estaba algo dormida, pero llegué con bien.
Al entrar a Jitters, Iris ya estaba esperándome con una pequeña bolsa y mi café.
—Aquí tienes hermosa —me sonrió y me dio mi desayuno—El café está un poco cargado, por tu tono de voz al teléfono, deduje que habías pasado una mala noche.
—Muchas gracias Iris —me sonrojé por lo que me había dicho y le di un beso como despedida.
Salí de ahí tomando un gran sorbo de café, haciéndome que despertara un poco. Estaba por llegar a la camioneta cuando mi celular empezó a sonar y al mirar la pantalla, vi el nombre de Barry.
—¿Dónde estás?
—Lo siento, vine a comprar algo para comer —me disculpé.
—Ven a casa de Joe, Cisco y Cait están aquí —me quedé callada cuando vi a un hombre con una chaqueta negra del otro lado de la calle parecido al de mi sueño—¿Nina?, ¿sigues en el teléfono? —reaccioné.
—Si, lo siento. Sigo aquí, iré para allá entonces —colgué.
Cuando volví a alzar la vista, ya no estaba ese hombre. Había sido algo extraño, era imposible que algo que sucedió en mi sueño, puede pasar en la vida real. Pero como sea, ignoré aquella situación y me subí a la camioneta para irme a casa de Joe.
Estando allá, me puse a desayunar con todos, Joe me sirvió una taza de café, ya que la que me había dado Iris, me la terminé en un rato, y es que, necesitaba mantenerme despierta por cualquier cosa que pasara en el día, no podía quedarme dormida.
—¿Te sientes mejor? —Barry me tomó de la mano.
—Si, mucho mejor —le sonreí.
—Creo que deberías de dormir aunque sea un poco.
—Lo haré, pero luego —le sonreí.
Todos estábamos hablando a gusto sobre qué íbamos a comer para la celebración de año nuevo, pero la plática se vio interrumpida por un mensaje de mi padre diciendo que había problemas. Así que todos nos despedimos de Joe y nos fuimos hacia el laboratorio.
El día se me estaba haciendo un poco a estresante por tantas vueltas y eso hizo que me diera un insoportable dolor de cabeza. Lo primero que hice al llegar fue ir al botiquín y tomarme una pastilla.
—¿Dolor de cabeza? —agarró el pequeño bote de pastillas y lo sacudió—Creo que lo mejor es que descanses.
—Así estoy bien —hice un esfuerzo por ocultar mi malestar.
—Ven —me tomó del brazo y me llevó hasta la camilla—Duerme aquí.
—¿Y si Barry la necesita?
—Hay otra, no te preocupes —se fue hacia dónde estaba Cisco y yo me acosté en la camilla, solo esperé unos segundos para quedarme dormida.
"Estaba sola en una especie de almacén, por una puerta entraba apenas un rayo de luz, y de nuevo ahí estaba aquel hombre tirado en el suelo y yo con una pistola en la mano, quería soltarla pero ese hombre de chaqueta negra, tenía una pistola apuntándome"
—¡No! —grité exaltada, Cisco, Caitlin y Barry que ya estaba ahí se quedaron asustados al escucharme gritar—Lo siento, tuve una pesadilla.
—¿Fue la misma de hoy en la mañana? —se acercó Barry y me tomó de los brazos para ayudarme a bajar de la camilla—Estás temblando.
—Estoy bien, descuida —acomodé mi cabello algo despeinado. Tomé mi mochila para irme a mi casa—Te veo luego, mejor dicho, los veo luego —y me fui de allí.
Preferí caminar hasta mi casa, como el camino iba a ser algo largo, quise tomarme mi tiempo haciendo algo que igual me gusta mucho, que es tomar fotografías. Saqué mi pequeña cámara que me había regalado Iris en una navidad, y le tomé foto a lo que sea.
Después de estar un buen rato con mi cámara, la guardé en mi mochila y seguí con mi camino hasta llegar a mi casa. Llegué exhausta y lo primero que hice fue ir hasta la cocina y tomarme un buen vaso de agua.
Me fui directo a mi baño para tomarme una ducha, allí me puse a pensar acerca de la pesadilla que he estado teniendo, cada vez que me duermo, descubro más cosas, y la verdad es que no quiero saber más.
Cuando salí del baño, me puse mi pijama, eran las 7:00 pm y ya me sentía cansada. Quería dormir pero a la vez no, prolongué mi cansancio tomando una taza de café y viendo la televisión en la sala. Pasaron horas, y mi padre llegó cansado y se fue directo a la cama, yo solo seguía viendo la televisión y tomando café, hasta que me di cuenta que ya había amanecido. Me fui a mi cuarto a cambiarme e irme al laboratorio.
—¿Nina?, ¿ya estás lista? —mi padre se asomó por la puerta.
—Si —su cara estaba estupefacta, y lo entiendo, me veía fatal.
—¿Estás bien? —se acercó un poco a mi—No te ves nada agradable.
—Descuida, hay que irnos ya.
Al llegar al laboratorio, todos estaban ahí, incluyendo Joe, los saludé pero volví a irme a la oficina a dormirme un rato, por lo menos quería cerrar los ojos unos segundos.
Sentí que el escritorio se movía y fue inevitable no alzar la vista.
—Sigues sin poder dormir... —Barry se hincó a un costado de mi, acomodándome un poco mi cabello.
—Si, no dormí en toda la noche.
—¿Qué es lo que sueñas que no te deja dormir? —su pregunta hizo sentirme algo incomoda.
—No sé si puedo decírtelo.
—Te escucho —me tomó de las manos.
—En mis sueños, mato a un hombre, es alguien delgado y alto.
—¿Quién es?
—No lo sé, pero, cada vez que duermo, descubro cosas nuevas, y tengo miedo de saber quién es —me empecé a alterar un poco.
—Tranquila —me abrazó—Son solo sueños —si, son solo sueños pero se siente tan real.
—¡Oigan tortolitos! —dijo Cisco entrando a la oficina y de forma automática Barry y yo nos enrojecimos—¿Qué tal si esta noche salimos a divertirnos?
—Me parece bien —le respondió Barry, volteó a verme esperando una respuesta, y yo solo asentí algo entusiasmada.
—Entonces los veremos a las 8:00 en punto en Metropole —dijo Caitlin.
—Chicos, mejor hay que ponernos a trabajar o mi padre se molestará —interrumpí la plática ya que pude verlo algo molesto por no estábamos haciendo nada, así que Barry se fue a hacer lo suyo y nosotros a estar enfrente de la computadora vigilándolo.
Después de una larga mañana y tarde de duro trabajo ayudando a Flash a salvar la ciudad, cada quien se fue a su casa a arreglarse. Me metí a ducharme rápido, al terminar, abrí mi closet y escogí una falta negra, un top de manga larga negra y unos botines negros. El lugar no era tan elegante, así que me vestí a mi estilo, me maquillé un poco y ya estaba lista. Le avisé a mi padre de iba a salir, me dio permiso de llevarme el auto, así que no tenía porqué preocuparme.
Al llegar al bar, había mucha gente esperando en la entrada, pero como el vigilante era un viejo amigo, me dejó pasar sin ningún problema. Con la mirada busqué a los chicos, y los localicé en una mesa del fondo.
—Hola chicos —saludé a todos y me senté a lado de Caitlin.
—Te ves estupenda —me dijo Barry, eso hizo que las tontas mariposas vinieran a mi.
—Hay que pedir algunas cervezas —dijo Cisco para cambiar de tema y yo solo agradecí con señas.
El camarero llegó con nuestros vasos, y comenzamos a platicar de las cosas divertidas que nos han pasado, nuestras risas suenan por todo el bar, pero sin importar que los demás nos oigan, seguimos en lo nuestro.
—Es noche de karaoke, ¡vamos! —dijo Caitlin emocionada y me jaló del brazo.
—No Cait, no sé cantar —empecé a ponerme nerviosa.
—Vamos Nina, solo será una canción, lo prometo —me guiñó el ojo. Subimos al escenario, y el Dj puso mi canción favorita: "A Thousand Years" de Christina Perri.
~*~
Narra Barry
Ambas comenzaron a cantar, la gente del bar, les aplaudían, a lo lejos podía ver a Nina disfrutando de la canción, sabía que era su canción favorita. Estaba tan ensimismado al verla cantar, que perdí la noción de lo que pasaba a mi alrededor.
—Barry, Barry —me dijo Cisco moviendo una mano enfrente de mí para que reaccionara.
—Si, disculpa —me reincorporé en el asiento
—Te mueres por ella amigo —me lanzó una mirada acusadora.
—¿Tan obvio soy? —volví a mirarla mientras ya estaba por terminar la canción.
—Si, y es algo tonto que ella no se de cuenta —esa respuesta me hizo sentir mal. Todos los que estaban allí comenzaron a aplaudir, alcé la vista y vi que ellas regresaban a la mesa.
—¿Qué tal lo hicimos? —dijo Caitlin con una gran sonrisa de satisfacción.
—Muy bien, ambas lo hicieron bien —le contesté—Creo que es hora de irnos —miré mi reloj. Ellos asintieron y nos paramos para salir del lugar. Caitlin y Cisco se iban a ir conmigo y Nina aparte.
—Con cuidado —me despedí de ella—Si no puedes dormir, avísame y estaré allí.
—Gracias Barr —me dio un abrazo de esos que hacen que cierres los ojos—Gracias por esta divertida noche chicos —se despidió, se subió a su auto y se fue.
Conduje el auto de Joe que me había prestado, y llevé a Caitlin y Cisco hasta sus casas, de ahí me fui un rato a la estación. Cuando llegué, quité lo que había encima del caso de mi mamá y me senté en mi silla para pensar ciertas cosas, estaba por irme, cuando mi brazalete comenzó a brillar, y eso sólo significaba una cosa "Nina".
Corrí hasta su casa, entré por la puerta y ahí estaba ella, parada a mitad de la sala, con cara de tristeza, parecía una niña pequeña.
—¿Qué pasa? —la abracé con fuerza y ella comenzó a llorar. La tomé de la cara y le limpié las lágrimas.
—Eres tú... —no entendía lo que ella trataba de darme a entender con eso—Eres tú al que mato en mi sueño —me volvió a abrazar y enterró su cabeza en mi cuello.
—Descuida, recuerda que solo es un sueño —la acompañé hasta el sillón para que pudiera dormir. Una vez ya dormida, la cargué y la llevé hasta su cama con cuidado, me acomodé a lado de ella tratando de no despertarla—Nunca dejaré que algo te suceda —susurré en voz baja.
La miré mientas dormía detenidamente hasta quedarme dormido.