Experimento FOBIA ©

By SolusStella

64.5K 4.7K 1.3K

El miedo es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. El miedo es... More

Sinopsis
P R Ó L O G O
I
II
III
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII

IV

3.3K 202 74
By SolusStella


»En un acto desesperado tratas de salir. Con algo de éxito te mueves a rastras por el ducto de ventilación, el sonido de los ventiladores se escuchan a la distancia. Estás entrando a un estado de shock por el cambio tan radical que has sentido, así pues empiezas a sentir desesperación por estar en un lugar tan reducido...

»Has avanzado por lo menos cinco metros, y sientes un cansancio casi extremo, y con desesperación que sobrepasa los límites, quieres salir, y tratas de gritar, pero de ti, tan solo sale un pequeño quejido que se apaga ni apenas sale de tus labios por el sonido de los ventiladores. Ya no quieres seguir. Pero en aquel punto en el cual te ibas a rendir, escuchas estruendos bulliciosos y sientes el movimiento de los ductos bajo tu cuerpo. Algo se está acercando. Es veloz, y no sabes que será de ti si te encuentras, así que empiezas a moverte de nuevo, pero ahora es más difícil, aunque no lo sientas por la adrenalina, estás más que asustado, y eso hace que sientas como los ductos reducen de tamaño, sientes como se encogen y eso dificulta tu movimiento.

»Te mueves cada vez más. Los estruendos son cada vez más altos y el movimiento es cada vez más fuerte y tu desesperación cada vez mayor. Sea lo que sea que se acerca, está a punto de encontrarte. Te mueves más, arrastrándote por lo ductos.

»Llegas a un intercambiador, cuatro ductos están unidos, tú te encuentras bloqueando uno de ellos, sientes el viento chocar y el movimiento de los ventiladores.

»Los pasos se acercan más, buscas la forma de salir, no quieres que te encuentre, estás entrando en pánico, sin embargo, no lo sientes por la adrenalina que estás sintiendo. Te mueves hasta tu frente, y tratas de detener el ventilador, pero te has acercado mucho, te quedas sin tu dedo índice, gritas de dolor, la sangre sale por la herida, el olor a sangre es intensa. Lo que te está buscando está más cerca y ahora está más ansioso por aquel olor que emanas.

»El piso metálico empieza a tomar un color carmesí, lo absorbe. Y sin siquiera notarlo, estás rodeado de un metal color rojo, con un olor tan intenso a hierro que te daña la nariz. Te duele donde antes estaba tu dedo, estás llorando.

»El piso se mueve de nuevo, escuchas un chirrido que hace que tu cabeza duela y tus oídos se sientan afectados. Está corriendo, se choca contra las paredes, los ventiladores empiezan a moverse más rápido. Luego, nada.

»Nada, absolutamente, nada. Dejas de escuchar, de ver, de llorar, dejas todo, porque no hay nada, no estás en nada, no eres nada; y como vino, se va. Los ventiladores regresan a sus movimientos, pero ahora es más suave, puedes detenerlos con la mano, y así lo haces, tratas de quitar las hélices. Y justo cuando estás a punto de seguir en tu escape, sientes que algo te coge de los tobillos. Son uñas largas, se clavan un poco en tu piel, sientes como la sangre empieza a recorrer tu piel, al igual que tus lágrimas. No sabes que es y el miedo es cada vez más intenso. Sus uñas entran más y sientes el dolor desgarrador, oyes como se relame los labios, como si disfrutara ver tu sangre correr y ver como sufres. Tiene hambre y lo sabes.

»Sientes sus uñas enarcadas, das un fuerte alarido, y sientes como tu pie se desprende.

»El color de tus alrededores se hace cada vez más intenso, tu sangre lo está tiñendo, sientes mucho dolor y vomitas cuando escuchas como aquella cosa que te seguía, consume aquella parte que te arrebató. Y luego sigue con tu otro pie, lo arranca vorazmente, pero ahora con los dientes, te ciegas completamente, el dolor es insoportable. No sabes que sentir, pero lo que nunca dejaste es el miedo, ese miedo a lo desconocido que te está devorando, vivo. Encerrado, sin escapatoria, y desistes mientras degustan de tu carne cruda.

Mientras el Dr. Roosevelt retiene las ganas de vomitar mientras observa la horrible escena, habla consigo mismo en voz baja, como cual persona desatada hace. Dice palabras sin sentido, pero para él, es algo entendible y normal. -Acabamos con el tercero, muy bien, muy bien. Esto se está poniendo cada vez más intenso. Es algo de admirar, estoy orgulloso de mí-, y mientras prolifera esto, lo que resta del cuerpo de E03 aparece. El Dr. Roosevelt se acerca cautelosamente, como un felino a punto de cazar, sonríe y se lo lleva a la morgue.

-No hay que dejar correr al tiempo, empezaré lo más rápido que pueda, descansa E03. -Y prosiguió, como si nada le importase.

»Despiertas con el sonido constante de una risa, más bien, una carcajada. Es profunda, aguda y se la distingue a lo lejos. Es como si pequeños niños estuviesen jugando y disfrutando de un momento en el parque. Y se apaga cuando abres los ojos, estás en un lugar oscuro. Sientes una brisa fría, casi helada.

»Te levantas por instinto y tratas de buscar algo de luz, quieres saber dónde estás y buscar la forma. Y de la nada, gritas, tus músculos se contraen, las risas regresan, pero está vez más macabras. Te estás encogiendo, sientes tus huesos rozar, mareo, nauseas, asfixia, y tu boca llenarse con tus dientes.

»Tratas de escupir, ya estás entrando en un estado de shock por culpa del miedo. Dejas sentir, y te dejas desplomar en el suelo.

»Expulsas diente por diente, y te quedas sin dentadura luego de un corto lapso de tiempo, y tu boca no está sangrando, es como aquella pesadilla que has tenido desde los cinco años. Así que tienes la esperanza de despertar ya. Te pellizcas y te duele, esto está pasando y tu miedo aumenta.

»Las risas no han cesado, pero escuchas la voz de una niña, reírse delicadamente, con curiosidad e inocencia, esa, no es una buena señal, o por lo menos así lo presientes.

»Se escucha el sonido de una puerta vieja de madera abrirse, cruje y choca suavemente contra la pared. Escuchas pasos, alguien prendiendo un fósforo y una pequeña llama iluminando tú alrededor.

»Te encuentras a ti en el piso, sobre una alfombra de diseño peculiar y antiguo, a tu alrededor un piso de madera pulida, con paredes tapizadas de papel con formas en mosaico, una cama grande muy bien tendida, con cortinas arremangadas a los lados de la misma de un color rojo transparente, el lugar es limpio, te fijas que tienes una silla mecedora a tu lado izquierdo y la vela negra que está en un porta velas en la mesita de noche, su llama se mueve lentamente de un lado al otro, sientes paz pero al mismo tiempo temor de lo que puede pasar. Tratas de levantarte, y cuando lo logras caes al piso nuevamente. Te has golpeado la cabeza con el suelo, así que la masajeas con tu mano pero sientes algo extraño en la muñeca, así que la miras, y cuando lo haces retienes un grito de sorpresa. Tu mano está cosida con hilo rojo y fino hacia el resto de tu mano, tienes dos clavos a ambos lados y una separación milimétrica. Estás temblando, y revisas tu otra mano, es igual.

»La cabeza te duele, tu estómago se revuelve y la llama de la vela se mueve rápida y ferozmente, sientes un viento helado recorrerte la espalda, la silla se empieza amover lentamente... Las risas se empiezan a escuchar de nuevo y una caja de música empieza a sonar.

»Tus ojos arden, tu estómago quiere huir de ti, tu cabeza pesa, tus articulaciones duelen, la llama se mueve cada vez más rápido, el frío es más intenso, la silla rechina y se mueve eufóricamente, las risas son más intensas y la música es ensordecedora, tu miedo cada vez más intenso.

»Tu incapacidad de moverte es desesperante, y una puerta se abre, choca fuertemente contra la pared, ¿cuándo se ha cerrado?, escuchas pequeños saltitos junto con una risa juguetona. Cierras los ojos fuertemente y las lágrimas hacen aparición, tu mandíbula está muy apretada y te empieza a doler. Los saltos se convierten en pasos y hacen que el suelo rechine, sientes su presencia a tu costado, se detiene frente a ti. No quieres abrir los ojos, pero algo en ti de desobedece y los abres, al instante, gritas, aquella niña de porcelana te mira. No tiene un ojo y su cara está partida y rayada -Buh. -, y ahí es cuando te paras, retrocedes y caes sobre la silla que se estaba meciendo, lo peor de todo es que en ella, otra niña también está sentada. Con sus regordetas manos sin dedo índice te atrapan en un abrazo asfixiante, la otra niña se acerca a ti y te sonríe: -Vamos a jugar, Amanda. -, la niña parada asiente y sale un por un momento, -Aquí está Molly-, Amanda entra con soga larga, arrastrándola por el piso, está muy feliz. Mientras que tú, estás con el terror recorriéndote el cuerpo y sin poder respirar...

»Molly te avienta al suelo y se para, la miras, no tiene la mitad de su cráneo.

»Tratas de regular tu respiración, pero no puedes, las lágrimas te nublan la vista, tienes un nudo en la garganta. Las niñas se juntan y empiezan a hablar y reírse, cogen la soga y se acercan a ti, sabes perfectamente lo que harán y de igual manera tratas de evitarlo, te mueves, pero es en vano, son más fuertes que tú de alguna forma. Te atan asegurándose de no hacerte mucho daño, y eso te extraña. Pero contradictoriamente te pegan en la cabeza con un candelabro, -Buenas noches. - Y pierdes la conciencia.

»Cuando empiezas a recobrarla, sientes un punzante dolor en la cabeza, y un pequeño chorro de sangre recorrerte la cara, es tibio. Abres los ojos y no puedes ver nada, sin embargo, sientes como eres arrastrado por un pasillo y la textura de algo suave bajo tus pies desnudos.

»Se detienen, una silla es arrastrada y te posicionan sobre ella. Te quitan lo que sea que tenías puesto en la cabeza. No hay ventanas, lo único que alumbra el lugar son aquellas velas que están sobre ti. Tus manos están atadas al igual que tus piernas y torso, solo tienes ropa interior. Sientes ridiculez, pero no te importa, lo único que sabes es que lo que viene no es bueno y que tienes miedo.

»Las niñas se van, y cuando regresan, traen consigo una jarra de té, con tazas y platos, tu alrededor es casi igual a la habitación en la que te encontrabas, piso de madera y paredes tapizadas, la mesa es blanca, y combina con las tres sillas que hay en ellas. Un largo candelabro que cuelga del techo.

»Pones atención nuevamente a las muñecas, todavía no entiendes como es que Molly puede ver, pero parece que lo hace, puesto a que sirve un humeante líquido espeso y rojo de la jarra hacia tu taza: - ¿Azúcar?-, pregunta y se dirige hacia ti, no sabes cómo reaccionar y Amanda contesta por ti, -No seas boba, Molly, claro que quiere azúcar, - así pues, la niña pone en tu taza dos cubitos de supuesta azúcar. Y lo pone frente a ti. Sirve en las demás tazas y las dos muñecas se sientan en la mesa. Amanda, parece recordar algo y sale de la habitación corriendo, y regresa rápidamente, solo que ahora con un muñeco de felpa destruido completamente y lo pone en la silla que estaba desocupada. -Él es Tommy, es un oso, es nuestro mejor amigo. -La niña te presenta a su muñeco y tú solo lo miras, Molly sirve en otra taza el espeso líquido y lo pone frente al muñeco. -Hora de tomar el té, Amanda, ayuda a nuestro invitado, ¿sí?- Amanda asiente muy rápido, se levanta, pone su silla a tu costado, se sienta, coge la taza y te la pone frente a la boca. -Abre-, te opones, no quieres tomar nada, pero Amanda sigue insistiendo: - ¡Que abras! -Con un sobresalto abres la boca y la niña vierte en ti el líquido, es amargo, sigue caliente, así que te quema la lengua y la garganta, Amanda inclina la taza hasta que terminas tomando todo.

»No puedes abrir la boca, Amanda regresó a su lugar y las niñas hablan con Tommy.

»Una gota cae sobre tu brazo, es caliente, se enfría y se solidifica. Miras hacia arriba, la cera de las velas están cayendo sobre ti. -Molly, mira, ya se están derritiendo. -Molly ríe, feliz juguetona, Amanda la sigue, y para tu sorpresa Tommy también lo hace. -Hay que retirarnos ya-, las dos niñas se levantan, terminan de beber de sus tazas, Amanda coge al oso y espera a Molly, la cual te está moviendo al centro del candelabro, las velas han aumentado y la cera cae cada vez más, no puedes gritar, tu boca y garganta están inflamadas y quemadas por el té, duele. Te están torturando. Cuando las niñas se retiran, las velas se empiezan a consumirá cada vez más rápido, y la cera cae como una lluvia caliente que empieza a caer sobre ti. Es caliente, cada gota te quema, se solidifica y donde cayó, se amortigua. Las risas de las niñas empiezan a sonar. Las gotas se han convertido en chorros de cera caliente que caen continuamente sobre ti. Al principio, el dolor de la quemazón no era tanto, caía y se enfriaba inmediatamente, pero ahora, sientes como tu piel se quema con la cera.

»Las muñecas regresan: - ¿Ya has tomado el té?-, preguntan al mismo tiempo. - ¿Te ha gustado?-, las niñas se acercan más, - ¿te duele?-, las niñas ríen y traen consigo la caja de música, la abren y de ella salen gritos: -No has gritado como ellos, tal vez no te duele, ¿acaso debemos ponerte alguna otra cosa? Dinos, ¿qué te duele? Lo podemos hacer aunque no lo quieras. -, ya no sientes tu cuerpo, - ¿sabes? Haremos un molde con tu cuerpo, estarás junto con los demás, ya no te sentirás en soledad, quieres eso ¿verdad? ¿Qué opinas Amanda, no cierto que quiere eso?- Amanda abraza a Tommy, y asiente muy feliz.

»No has gritado en todo este periodo de tiempo, solo porque no has podido, sientes la cera meterse en tu cuerpo, empieza a arder, y sigue cayendo del techo, te quema la piel y te quema por dentro, llega a tus pulmones y ya no puedes respirar, estás asfixiándote, las niñas te miran y ríen a carcajadas, bailan entre ellas y cantan, los gritos de la caja de música son cada vez más fuertes. Es como si te estuvieras escuchando.

»Y ahí acaba todo. Ya no estás vivo, has muerto.

»Cuando las niñas se aseguran de que ya no estás vivo, te desatan, te sostienen y te arrastran por la casa, te llevan al sótano, te sientan en una silla, te quitan la cera y estás embalsamado. Te empiezan a maquillar, te ponen polvo blanco en el cuerpo, te pintan los labios con sangre, te visten con ropa, y te dejan ahí, junto a otros cuerpos. Cierran la puerta y se van mientras que las velas se apagan...



N/A: ¡Hola! Aquí les dejo el capítulo 4 después de un largo tiempo. Espero que el capítulo compense el tiempo de espera x3



Continue Reading

You'll Also Like

59.9K 2.4K 31
¿Cómo funciona el universo? En este libro de divulgación astrofísica aprenderás de la forma menos técnica posible como es que el universo funciona
308K 22.3K 30
Muchos conocen la historia de los chicos de la academia Umbrella, pero nadie se atreve a preguntar sobre su más reciente miembro. Número 8