Juanjo no se atreve a pedirle a Martin que vuelva con él y le ayuda a localizar a Álvaro para que pueda volver a su piso. No quiere aprovecharse de su estado de vulnerabilidad para tentarle. Sin embargo, tampoco va a permitir que se vuelva a casa de sus padres sin luchar. Pedirle que se quede por él, no funcionó en el pasado, por lo que tiene que buscar otra opción que les haga sentirse completos a los dos.
Martin se despide de Juanjo en el coche. Nada más entrar en el portal, se rompe en mil pedazos y empieza a llorar. Cuando Álvaro lo ve en ese estado va a abrazarlo, convencido que está así por Chiara. Intenta animarle diciéndole que seguro que se pone bien. Lo que hace que Martin se sienta aún más miserable. En lugar de preocuparse por si su mejor amiga se va a recuperar, está llorando por haberse tenido que separar de Juanjo.
A diferencia de Martin, Juanjo siente paz en su corazón. Por primera vez desde su ruptura ha conseguido estar con él, en el mismo espacio-tiempo, sin discutir y eso le hace tremendamente feliz. Consciente de que no puede permitir que su ex abandone su sueño, decide organizar una quedada en su casa con sus amigos. Pide a Salma que se traiga a su nueva amiguita: planea sacarle a Violeta todos los detalles del concurso. Cueste lo que cueste Martin tiene que estar en él, sí o sí. Es su momento, ha recuperado su esencia durante el tiempo que han pasado distanciados y no puede permitir que el incendio lo haga volver a caer en el pozo.
El primero en llegar a casa de Juanjo es Omar. Estaba preocupado por él, pero no es él que rompe el hielo con las preguntas:
—¿Cómo estás? La otra noche tuvo que ser dura —pregunta Juanjo.
—Sí, nunca estás preparado para algo así. Salvamos a los que pudimos, intento quedarme con eso. Esta tarde he visto a Martin en el hospital. Lo he visto bien.
—¿Estaba solo?
—Con su... el otro chico bailarín... Lo siento.
—No es su novio. Me dijo que solo vivían juntos. No me mires así, si tuviese algo con él, no me habría dicho que va a irse con sus padres de forma definitiva.
—¿Tú estás bien?
—Sí.
—Siempre dices eso. Tú siempre estás bien, incluso cuando te estás muriendo por dentro.
—¿Te ha dicho algo de su amiga?
—¿No has vuelto a hablar con él?
—No quiero presionarlo.
—No le presionas. Te interesas por él.
—Ya, bueno, eso díselo a él. ¿Te ha dicho algo de su amiga?
—Se están recuperando, las dos chicas están ya en planta... Tío llámale. Te necesita tanto como tú a él.
—Estuve con él toda la noche y parte del día siguiente. No tiene móvil, tendría que ir en persona. He preferido dejarlo tranquilo, hoy.
—Lo ha perdido todo, deberías aprovechar que está sensible.
—Precisamente por eso no voy a hacerlo. Le llamaré mañana, a ver si ha conseguido un móvil para entonces. No quiero aprovecharme de la situación. No quiero que esté conmigo porque me necesite, quiero que esté conmigo porque... me quiera. ¿Lo entiendes?
—Claro que lo entiendo, pero qué vas a hacer, sentarte a esperar sin hacer nada.
—No...
—Le he preguntado por ti.
—¿Dime que no has hecho eso? —Omar se encoge de hombros, esperando que Juanjo se interese por saber más—. ¿Qué te ha dicho?
—Que te portaste genial con él y que no sabe lo que habría hecho sin tu ayuda. Pero que solo le ayudaste como amigo. Por su cara diría que le hubiera gustado que te hubieras lanzado.
—Quiero ganarme ese privilegio y antes tengo que hacer... algo.
—¿Qué planeas?
—Ya lo verás.
—Me alegro de que por fin te hayas decidido pasar al ataque.
¿Aceptará Martin la ayuda de Juanjo? ¿Vosotros aceptaríais una oportunidad así si se presentase la oportunidad? Os leo en comentarios y nos vemos mañana.