[ Narra Barry ]
—Barry, Barry...
—¿Qué?, ¿qué pasa? —me desperté agitado.
—Te recuerdo que tienes que ir hoy a ver a tu padre.
—Si lo sé —me pasé ambas manos por la cara.
Me levanté de la silla y recogí mi chaqueta que estaba detrás de ella. Pensé que primero tenía que comprar algo para desayunar ya que me estaba muriendo de hambre.
—Avísame si algo sucede con ella.
—Por supuesto —Joe se quedó a lado de Nina—. Ve con calma.
Me fui a Jitters y compré algo para comer y mientras estaba ahí, pensaba que no quería ver a Iris, ya que no quería volver a discutir con ella. Vi mi reloj y eran las 11:00 am, me terminé mi café y dejé un billete para pagar lo que consumí.
Salí de ahí y me fui a un callejón vacío para poder correr hasta Iron Heights para ver a mi padre.
Estaba emocionado por ver a mi padre, es como si hubiera pasado un siglo sin verlo. Quise hacerlo después de que desperté pero Joe me dijo que tenían prohibido las visitas a todos y eso sin duda me puso mal.
Ya estaba dentro y me senté en la silla esperando a que llegara mi padre y poder hablar con él. Mi celular empezó a sonar y era Iris. Escuché una puerta abrirse y era mi padre, así que decidí colgarle y ponerle toda la atención a él. Se sentó y ambos tomamos los teléfonos para comunicarse al mismo tiempo.
—Hola campeón —me sonrió—. Al fin, estas despierto.
—Hola papá, me da gusto verte otra vez.
—Igual a mi. ¿Cómo estas? —me dijo con su tranquila voz.
—Bien, bueno, eso creo —bajé la mirada.
—¿Es sobre Iris?
—¿Qué? No papá. No es sobre Iris.
—Entonces es sobre Nina... —hizo una pausa.
—Sí, bueno, ella aún no ha despertado.
—Lo sé, me lo dijo Joe.
—Es mi culpa —volteé mi cara para que no me viera llorar.
—No es tú culpa. No puedes vivir toda tu vida culpándote por lo que le pasa a los demás.
Un policía le hizo señas a mi papá de que ya era tiempo de irse. Así que solo se despidió de mi y se fue por aquella puerta por donde había entrado anteriormente.
[ Narra Nina ]
Escuché voces, quise abrir los ojos pero me pesaban un poco. Traté de mover mis dedos con cuidado, al igual que mi cabeza, pero sentí como si tuviera muchos cables al rededor de ella.
De repente sentí ganas de llorar y no entendí porqué, tal vez porque quería estar con Joe, Iris y Barry. Por cierto, ¿dónde estaban ellos?, y Barry, ¿él estará bien?, esperaba que si.
Quise levantarme, a si que con todas las fuerzas que tuve me senté en la camilla en donde terminé haciendo un respiro ahogado. Habían dos personas que borrosamente vi al despertar y rápidamente pude ir observando que una chica que estaba ahí, se acercó a mi con un oftalmoscopio y un tensiómetro.
—¿Qué? ¿Qué haces? —con mis manos sujeté las de ella para que no me tocara.
—Sólo te revisaré, tranquila —me sonrió, se veía que sabía lo que hacía así que la dejé—. Me llamo Caitlin.
—¡Al fin despertaste Nina! —alguien gritó pero la chica me tapaba así que se hizo un lado y vi que era mi padre.
—¿Papá? —me paré de la camilla. Caitlin intentó detenerme pero no la dejé.
—Hija, me alegro que estés bien —me sonrió.
—Tú... Estás en una silla de ruedas —cerré los ojos por ser la gran tonta que soy—. Lo siento, no debí de haber dicho eso.
—No te preocupes, no es tu culpa sino mía —se dio la vuelta y se dirigió a una mesa llena de computadoras—. Es mejor que regreses a la camilla, Caitlin necesita seguir revisándote.
Me quedé un segundo parada, esperando por lo menos un "te quiero hija" o algo así pero, supongo que un "me alegro que estés bien" estaba bien. Así que caminé de regreso a la camilla y me senté en el borde para Caitlin siguiera revisándome.
Estaba algo decepcionada, no podía forzar a mi padre a que me dijera esas cosas, después de casi 12 años sin vernos. De pronto me acordé de Barry, él no estaba ahí, ni siquiera sabía si había estado en este mismo lugar.
—¿Barry Allen estuvo aquí? —le dije a ella en voz baja.
—¿Barry?, ah si... Él despertó antes que tú —me sonrió mientras me sacaba sangre—. Debe de estar con Joe.
—Joe... —Dios, lo extrañaba tanto que quería abrazarlo.
—Listo, ya puedes cambiarte e irte —me dio una blusa azul que decía "S.T.A.R Laboratories".
—Gracias —le sonreí y me puse la blusa. Empecé a caminar hacía la salida y me despedí de mi padre—. Adiós... papá —se volteó hacia mi.
—Adiós Nina, espero puedas regresar más tarde. Necesito hablar contigo —siguió haciendo algo en la computadora que había en aquel escritorio.
Salí de aquel lugar. Había sido tan extraño, aquel hombre era un total desconocido ahora para mi. Ni siquiera parecíamos padre e hija y el no tenía idea de cuanto quería darle por lo menos un abrazo.
Caminé horas hasta llegar a la estación de policías, subí por el elevador, estaba nerviosa y no sabía por qué. La puerta se abrió y pude ver que todos estaban calmados, vi a Joe hablando con Eddie. Él se quedó sorprendido al verme, a si que la reacción de Joe fue voltear y cuando me vio, puso una gran sonrisa.
—¡Nina! —corrí hacia él y me abrazó con fuerza.
—Hola Joe, te extrañé mucho.
—Y yo a ti. Qué bueno que estés despierta. ¿Tienes hambre?, ¿sed? —empezó a comportarse como todo un padre.
—Joe... —me empecé a reír.
—Está bien, pero, al rato iremos por algo de comer —asentí.
—Iré al laboratorio de Barry —estaba por irme pero en verdad quería sorprenderlo—. ¿Está él allá arriba? Es que quiero darle una sorpresa.
—No, Barry llegará en un momento —me sonrió.
Subí rápidamente las escaleras que casi tropiezo. Entré a su laboratorio y estaba totalmente ordenado, como aquella noche del accidente. Habían cosas nuevas y otras estaban ordenadas en diferentes lugares. Y por supuesto, estaba aquella pizarra de Barry, la cual no deja que nadie la toque.
Me senté en la silla que ocupaba él para poder esperarlo. Me puse a observar todo como la curiosa que soy.
—Iris, en verdad no quiero volver a discutir contigo —escuché su voz.
—¿Iris? Creo que te has equivocado... —me reí y me di la vuelta con la silla. Puso una de esas sonrisas que enamoraría a cualquiera.
—¡Oh mi Dios! ¡Al fin! —corrió hacía mi y me dio un gran abrazo—. No sabes cuanto quería que ya despertaras.
—Si bueno, pues aquí estoy —me reincorporé.—. ¿Todo bien?, te noto algo diferente.
—No, sigo siendo el mismo Barry Allen que conoces —se quedó viéndome por un momento.
—¿Qué?
—Nada, solo que te extrañé mucho.
—Y yo a ti Barr. Hay que bajar, Joe me prometió ir a comer así que quiero que vengas con nosotros.
—Está bien, vamos —me dio la mano y ambos bajamos para reunirnos con Joe.