Elise miró el techo con una cara de Póker mientras sentía a su cálido esposo abrazarla por el costado mientras una de sus piernas estaba sobre sus muslos y uno de sus brazos debajo de su pecho. Ella casi podía sentir el semen deslizándose por sus muslos y ya podía adivinar que su adorable esposo se convirtió en una bestia pervertida debido a sus celos mezquinos y groseros y la destrozó completamente.
Ni siquiera podía sentir de la cintura para abajo.
Mirando el rostro satisfecho como un gato feliz con su vida, Elise sintió extrañas y repentinas e inevitables ganas de ejercer violencia doméstica y golpear a su esposo hasta mandarlo de vuelta a Konoha y de regreso... pero como buena esposa cariñosa y amable que era, decidió dejarlo ir por ahora... o al menos hasta que esté segura de que pueda moverse.
Bueno, por lo menos el día de ayer había sido el último día de presentación y canción de la extravagante fiesta del Daimio, por lo que Elise tendría tiempo libre y no tendría por qué preocuparse por su movilidad... hasta que escuchó a su dulce Kagami despertarse y empezar a llorar por hambre.
Entonces, Elise intentó hacer un esfuerzo inhumano para sacarse a su pesado esposo de encima, el cual solo se removió ligeramente adormilado, pero sintiendo que una parte de él estaba semiconsciente, Elise atacó.
—Quítate de encima, estás gordo —insultó infantilmente Elise intentando quitarse el brazo de encima junto con la gruesa pierna musculosa de su esposo.
Enserio, si su bebé no estuviera llorando porque tiene hambre, Elise podría ponerse a pensar en los atributos de su esposo y tal vez estaría con ganas de que la destrocen un poquito más porque una vez hundidos, ya perdidos al mar, ¿No?
—No estoy gordo —balbuceó Shisui apretándola contra su cuerpo.
—¡Suéltame, gato gordo! ¡Tengo que atender a nuestro bebé! —chilló Elise removiéndose como gusano en el agarre de su esposo.
—Mmm... miau —maulló adormiladamente Shisui mientras intentaba enterrar su rostro en los pechos de su esposa, solo para que Elise alejara su rostro de su suave destino—. Vamos, deja que este gato se acurruque en los pechos de mami...
—¡¿No escuchas a nuestro hijo llorar por hambre?! ¡Levántate de una vez, perro en celo! —Elise intentó alejar el rostro de su esposo de sus pechos mientras seguía atrapada en sus brazos y pierna.
—Guaf, guaf —ladró Shisui y presionó su polla contra el muslo de Elise—. Ayúdame con mi erección mañanera, ¿Sí? Soy tu lindo perrito en celo.
—¡Aaggg! —Elise intentó separar a su esposo enojada cómicamente— ¡Suéltame! —gritó Elise casi sintiéndose como el meme de Vegeta.
Shisui besó sus manos suavemente.
—¡Agghh! ¡Solo déjame alimentar a Kagami de una vez, mal marido! —exclamó Elise y Shisui se detuvo.
—¿Mal marido? —preguntó.
—Hum, más bien, mal padre, ¿Qué padre niega a su bebé de su alimentación? —habló desdeñosamente Elise y Shisui entrecerró sus ojos lentamente y sus manos pasearon pausadamente por su cintura.
—Mmm... entonces, ¿Crees que soy un mal marido para ti, mmm, Elise-chan? —preguntó seriamente y Elise se detuvo.
—Hablando francamente, no eres un mal marido, sino uno excelente si omitimos el hecho de que no te importaría follarme delante de los niños si estás lo suficientemente necesitado —habló seriamente Elise y Shisui sintió sus mejillas sonrojarse ligeramente.
—Justo...
—Eres amable, dulce, protector, cuidadoso, cariñoso, detallista, atento, empático, honesto, leal, comprensivo, amoroso y siempre estás dispuesto a hacer cualquier cosa por mí. No me impides que haga nada y no me exiges mierdas absurdas o estúpidas. Me apoyas y alientas en mis sueños, harías cualquier cosa con tal de verme feliz y hacerme sentir segura y eres tan bueno conmigo por lo que, honestamente, eres todo lo que siempre he querido en un marido —admitió honestamente Elise y sus mejillas se sonrojaron ligeramente.
Era un poco vergonzoso hablar tan honestamente, pero su esposo no era más que honesto y dedicado con ella, así que ella también debería serlo.
—Incluso si eres un gran pedazo de mierda pervertida, adoro cada parte de ti —admitió avergonzada Elise—. Tú y lo descarado que eres, lo pervertido que puedes llegar a ser, lo atrevido y juguetón... incluso si puedes sacarme de quicio, te adoro tal cual eres y no te reemplazaría por nada, ni siquiera cambiaría nada de ti, porque eres perfecto a mis ojos.
—Elise... —Shisui la mira con los ojos aguados.
—Eres mi adorable esposo... incluso cuando eres un gran idiota —Elise lo mira con una cara el blanco y Shisui hace un puchero.
—¡Elise! —se quejó infantilmente.
—Vamos, ahora suéltame, grandullón, debo de alimentar a nuestra criatura —habló Elise golpeando ligeramente el pecho de su esposo.
—Ño~ —se negó Shisui y Elise sintió una vena crecer en su frente mientras su puño temblaba.
—¿No? —los ojos de Elise miraron fríamente a su esposo, casi desde abajo.
—Cariño, te adoro siempre y, aunque te devoraría tal y como estás ahora —empezó Shisui sintiendo peligro por su vida—. No creo que a nuestro hijo le guste que su dulce leche materna venga mezclada con la leche de papá.
—¿Leche de...? —Elise se pone pálida y mira hacia abajo, abriendo la boca y cerrándola sin poder emitir palabra.
—Te veías tan bonita anoche con mi semen —rio jovialmente Shisui—. No puede evitar dormirme con la polla enterrada en tu bonito coño —entonces, besó el cuello de Elise—. Pero, ya ves... No creo que Kagami-chan aprecie como yo verte cubierta de mi semen.
—...
Shisui sonrió inocentemente.
—¿Qué te parece esto? Mientras tú te bañas, yo cargo a Kagami e intento distraerlo, ¿Mmm? ¿Te parece? —Elise suspiró.
—Bien —aceptó Elise y Shisui sonrió felizmente.
—¿Y tal vez podría hacerte el amor mientras le das de beber a nuestro...? ¡Hiiik! ¡Que agresividad! —Shisui sollozó mientras se apretaba con ambas manos donde Elise lo golpeó.
—Iré al baño y será mejor que logres distraer a Kagami lo mejor que puedas, Uchiha —los fríos ojos azules de Elise hicieron que Shisui se estremeciera y retrocediera hacia el borde de la cama.
—¡Hiiik! ¡Si, señora! ¡Haré mi mejor esfuerzo! —exclamó Shisui fuerte y claro mientras se levantaba.
—¡Y ponte calzoncillos, vas con tu arma biológica al aire! —exclamó sonrojada y avergonzada Elise.
—¿Arma biológica? —Shisui miró confundida a su esposa antes de mirar hacia abajo, mirando su orgullosa erección y se sonrojó ligeramente, mientras soltaba toses disimuladas—. Hum, sí, claro yo... yo me pondré algo de ropa, sí...
—Hum —Elise asintió antes de arrastrarse hasta el borde de la cama e intentar pararse.
Shisui se sobresaltó por el ruido sordo y miró hacia donde debería estar su esposa, para no encontrarse con nada más que la cama vacía y sabanas cayéndose al suelo.
—¿Te caíste? —preguntó tontamente el Uchiha y Elise sintió una vena crecer en su frente.
—¡Nooooo! Solo vi que el suelo estaba solito y decidí darle un besito —habló sarcásticamente Elise— ¡Por supuesto que me caí, idiota! ¡Mira cómo me dejaste! ¡Ni siquiera puedo caminar! —se quejó Elise haciendo un puchero mientras lloraba dramáticamente.
Shisui soltó una risita, divertido.
—Va, va, mi amor, no te enojes —Shisui felizmente cargó a su linda esposa hacia el baño, ambos completamente desnudos mientras Kagami continuaba llorando, solo que su llanto se hizo más fuerte.
Elise se bañó lo más rápido que pudo estando parcialmente lisiada por la polla de su esposo mientras que Shisui arrullaba y jugaba con Kagami suavemente, haciéndole caras, agitándolo suavemente, meciéndolo, actuando con sus peluches.
Incluso si se calmó un poco, seguía teniendo hambre y lloraba amargamente.
—¡Ta-da! ¡Mira, Kagami-chan, llegó la comida! —exclamó felizmente Shisui en un tono juguetón mientras que Elise lo asesinaba con la mirada, entonces, el Uchiha besó suavemente su mejilla— ¿No es la comida más linda y deliciosa que hay en este mundo? —Shisui descaradamente aprovechó para manosear los senos de su pareja excusándose en estimular sus pechos para su hijo.
Por puesto, solo era para acariciar, apretar y jugar con los lindos y grandes pechos de su amada esposa.
¿Lo admitiría?
Abiertamente, por supuesto que sí.
—Mira que bonitos pezones tiene, ¿No sueltan rica leche, mm, Kagami-chan? —preguntó Shisui mirando a su hijito el cual miraba ansiosamente los pechos de su madre—. Vamos pequeñín, abre bien esa boquita y come lo que tu pequeña y codiciosa boquita quiera a su placer —Shisui soltó una risita—. Que conste que solo te los estoy prestando, ¿Sí? —Shisui miró seriamente a su pequeño bebito que tomaba entre sus regordetas manitos el pecho de Elise y se metía el pezón en la boca, bebiendo ansiosamente.
Elise rodó sus ojos.
—Cuando crezcas, la única manera de que toques estos pechos será en abrazos y de ninguna otra manera... o si no... —amenazó Shisui, pero recibió otro golpe en la cabeza.
—Sigue amenazando a nuestro bebé y me aseguraré de que no me toques en un mes —amenazó sombríamente Elise y Shisui se horrorizó.
—¡¿Qué?! ¡Eso es imposible! —chilló indignadísimo.
—Le pagaré al Hokage para que te asigne misiones durante todo un mes —prometió sombríamente y Shisui tembló.
—¡No! ¡Mi linda esposa no sería tan cruel! ¡El Hokage no lo permitiría! —exclamó infantilmente Shisui, negándose a creer en esa amenaza tan maliciosa hacia su persona.
¡No tocar a su mujer era un pecado! ¡Una semana completa sin verla había hecho que envenenara, enfermara y creara atentados suicidas en contra del clan Uchiha! ¡Ni siquiera quería ponerse a imaginar lo loco que se volvería en un mes sin su Elise! Seguramente Shisui se convertiría en un segundo Madara y quemaría este mundo.
—Las misiones se hacen por dinero, el dinero es la ley, si quiere algo, debes dar dinero, aprende algo —Elise miró a su esposo amenazante, haciendo que el Uchiha temblara como un Chihuahua.
—P-pero...
—¿Pero...? —el aura amenazante de Elise se incrementó.
—¡B-bien, no le diré nada a Kagami-chan! —exclamó Shisui rindiéndose.
—Ese es mi esposo —Elise sonrió satisfecha—. Tal vez, si es un buen marido, le deje volver a hacérmelo.
—¡Seré el mejor marido de todos! —exclamó animadamente Shisui sintiendo su polla dura y clavándola en el coño vestido de Elise.
Elise solo pudo rodar los ojos y suspirar.
Shisui realmente nunca cambiaría.