No me sueltes.

Від olibuhh

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Todo el mundo habla de lo bonito que es el amor, de la magia que sientes al encontrar a esa alma predestinada... Більше

Sipnosis
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 (+18)
Capítulo 20
Epílogo

Capítulo 2

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Від olibuhh


Odio las mañanas, pero sobre todo odio el instituto.

Eso sin contar que ahora odio más el instituto, gracias al momento vergonzoso momento de ayer con el entrenador.

Chase al terminar los ejercicios con los chicos salió corriendo del campo, no logré verle por ninguna parte.

Merecía una disculpa.

Al terminar la práctica Elika me llevó a casa, junto con los chicos del equipo.

—Ada, ven a desayunar.—pidió mi padre.

—Papá, entra.

Y sin pensarlo dos veces el gran Lucas Miller entró a mi habitación, mi padre se preocupaba de más por mí.

Eso en ocasiones podría resultar un poco agotador.

Sin pensarlo dos veces me repuse en mi cama, y comencé a contarle lo sucedido ayer en el instituto.

—El entrador me agrada.

—Papá, Chase no quería eso.—aseguré.—La señora Hoffer nos colocó juntos en un proyecto, para ser más clara en todos los proyectos de su curso.

Mi padre asintió intentando comprender cada una de mis palabras.

—Papá, no quiero ir al instituto, podríamos mudarnos a Rusia.—pensé.—O tal vez Alaska.—agregué.—Si, Alaska suena bien.

Mi papá sonrió.

—¿Dejarás al gran Elika Nguyen?

Mi padre tenía razón, no podemos dejarlo, no puedo dejarlo, él es mi mejor amigo.

Alejarme de él sería cómo separarme de mi gemelo siamés, somos un solo cerebro y corazón.

—Tal vez podríamos llevarlo con nosotros.

—Elijah me mataría si alejamos a su hijo de él.—aseguró.—Confío en que sabrás cómo llevar está situación, esconderte de Chase no es la mejor opción, y si suspendes literatura estarás castigada una eternidad.

Sabía que los castigos de mi padre nunca eran del todo cierto, pero no le agrada la idea que suspenda un curso. 

—Papá, podría cambiarme el nombre y tal vez aprender otro idioma, así se olvidan de mí.

—Eso suena a una solución muy inteligente de tu parte.—aseguro mi padre.

Lo vi rodar los ojos, subió su brazo y al ver el reloj que traía en su muñeca se dio cuenta que llegaría tarde si no bajaba a desayunar ahora.

—Vamos, tienes que comer ahora.—pidió.—Elika vendrá por ti en cualquier momento.

Eso si no tiene necesidades que cubrir está mañana.

Idiota.

Desayune rápidamente con mi padre, y corrí a mi habitación tenía un tiempo de al rededor de dos minutos para cambiarme.

Busqué entre el desastre de mi closet una camiseta, y me coloqué mis jeans favoritos, ya se veían desgastados, pero eso le daba mucho estilo.

Me sujeté el cabello y unté un poco de bloqueador en mi rostro, el sol de este maldito pueblo estaba acabando con mi rostro.

Elika tocó la bocina de su convertible, busqué mis tenis y me los coloqué rápidamente.

Si no salía ahora mismo Elika me haría correr dos cuadras tras su coche.

—Adiós papá.—me despedí y deposité un beso en su frente.

—Nos vemos la semana que viene, bonita.

Mi cara de confusión hizo que mi padre  se carcajeara.

—Recuerda que está es tu semana con Sarah.

Joder.

Sarah era mi grandiosa madre, Sarah Relish una empresaria retirada que heredó todo el dinero de sus padres.

Mi padre y ella no tienen una buena relación, y aunque mi padre tiene toda la custodia de mí, él le prometió que podría tener una semana al mes conmigo.

Solo si yo deseaba tenerla, mi padre nunca me obligaría hacer nada que yo no deseara, ambos respetamos mucho la opinión del otro.

Yo acepte estar esa semana con mi madre ya que su casa queda a dos casas de Elika, normalmente paso más tiempo con él que con mi madre.

Ella parece no importarle, aunque si le mencionó que estoy con Elika su semblante y actitud cambia rápidamente a uno bastante serio.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el acelerador de Elika.

Salí corriendo hacía la puerta principal, y al ver a un muy fastidiado Elika sonreí.

—Elika, sonríele a la vida.

Él rodó los ojos, me subí rápidamente y bese su mejilla.

—Hada, no puedes hacerme enojar y pensar que con un beso en la mejilla lo resolverás todo.—respondió.—Lo cual es un poco cierto, pero déjame hacerme el duro un poco.

Sonreí y le golpeé suavemente el hombro.

—Vámonos al instituto caballero de armadura dorada, necesito llegar temprano.

Él asintió y aceleró el auto, buscó en la emisora una estación de su preferencia y al encontrarla pudo concentrarse de nuevo en el camino.

There is an evil feeling in our brains

But there's nothing new, you know it drives us insane

Running, on our way, hiding

You will pay dying

One thousand deaths.

Metálica había inundado la carretera hasta el institutos, solo podía escuchar y ver a un Elika tarareando la letra, y cada que podía golpeaba suavemente el volante.

Elika era un chico muy apuesto, era claro que su físico lo había sacado de su padre.

Sin embargo Elika tenía algo en su mirada que lo hacía mucho más apuesto, su cuerpo perfectamente trabajado, su color de piel, y esos pequeños tatuajes sin sentido que pintaban sus brazos.

Su cabello despeinado, y esos pequeños mechones de el que tropezaban con su cejas.

There is no escape and that's for sure

This is the end, we won't take any more

Say goodbye to the world you live in

You've always been taking and now you're giving

La canción finalizo y dio inicio a otra que Elika odio de inmediato, porque no tardo ni dos segundos en quitarla.

Son los Backstreet Boys.—mencioné ofendida, al ver cómo hacía una mueca de asco.

—Hada, todos los días me preguntó la razón por la cual eres mi mejor amiga, y aún no lo encuentro.

Lo golpeé y le subí volumen a la radio.

I can't get you out of my head

Don't care what is written in your history

As long as you're here with me

I don't care who you are

Where you're from

Canté a todo pulmón, y giré a verlo, él rodaba los ojos cada que podía.

—Elika, podrías dejar de verme con decepción.—pedí.

—Hada, tus gustos apestan. Y créeme que no sólo hablo de la música.—aseguro.

—¿De que hablas?.—pregunté.

—Chase Jones.—respondió.

—No me gusta Chase.

—Hada, ningún chico alguna vez te ha dejado sin palabras, y Chase te hizo cerrar esa boca con un simple saludo.

Rodé los ojos, no había necesidad de seguir con esta conversación.

Llegamos al instituto y me baje rápidamente de su auto, comencé a caminar a paso apresurado por los pasillos del instituto y a lo lejos escuché que Elika gritaba mi nombre.

Pero decidí ignorarlo, corrí hacía mi clase, la cual era de matemática avanzada.

Joder.

Mi día había sido un constante estrés, matemática avanzando había acabado con cualquier posibilidad de tener un buen día.

Lo mejor de todo, es que ahora me encontraba en la cafetería y solo quedaba esperar los apuntes de literatura y podría irme a casa.

—Ada, Alex Mayer está preparando una fiesta en su casa.—mencionó Sophie mientras tomaba una de las bandejas vacías de la cafetería.

Alex Mayer era uno de nuestros a compañeros, él tenía fama de hacer las mejores fiestas del maldito instituto.

—Tenemos que ir.

—Sophie, realmente no me apetece ir a una fiesta.

—Ada tienes diecinueve años, no ochenta.—mencionó.—Hasta tu padre iría a una fiesta si lo invitáramos.

Sonreí al imaginar a mi padre en una fiesta, estoy segura que iría y se comportaría cómo un adolescente.

Pero, para ser honesta me gustaría que mi padre saliera con una chica joven, pero no tan jovencita cómo yo.

—Además, no pregunté si quería ir, solo estaba avisándote que iremos a su fiesta.

Sophie podía ser muy intensa, tanto que aceptarías cualquier cosa que ella quisiera que hicieras para no escucharla más.

—Además, Chase Jones irá y según las malas lenguas.—susurro.—Él quiere verte.

Antes de poder reaccionar, sentí las manos de alguien envolver mi cintura y cargarme en su hombros.

—¡Suéltame!.—grité, entre risas al sentir una de sus manos rascar mis costillas.

Y todos los de la cafetería comenzaron a murmurar, todas las chicas miraban a Elika con una sonrisa y al subir su mirada hasta mí me fulminaban con la mirada.

—Elika, suéltame.—pedí.

—Ada, tienes que aprender a no dejar a tu mejor amigo con la palabra en la boca.

¿De que demonios estaba hablando?

—Por dios, que niña me saliste Nguyen.

—Me encanta cómo suena mi apellido en ti.

¿Por qué sus palabras estaban afectándome tanto?

Joder, necesito que me suelte, él es cómo mi hermano.

Él comenzó a carcajearse, sabía que estaba bromeando.

Porque eso hacía, no había alguna posibilidad que él lo dijera de verdad.

—Elika, cuando me sueltes voy a golpearte tanto.—amenace.

—Estarás muy ocupada secándote.

¿Secándome?

Joder, estábamos en la piscina del instituto.

—¡No!.—grité y comencé a moverme desesperadamente.—No, Elika, te lo pido no me lances.

—Aunque tus súplicas tocan una parte muy débil en mi corazón, no puedo hacerlo.—aseguro.

Y sin pensarlo saltó conmigo a la piscina.

—¡Idiota!.—grité.

Comenzamos a pelear bajo el agua, el oxígeno comenzaba agotarse y subimos rápidamente.

—Te vas arrepentir Nguyen.—advertí.

Lo vi sonreír, y ese simple acto me sonrojó.

¿QUE DEMONIOS ESTABA PASANDO CONMIGO Y ELIKA?

Comencé a nadar lejos de él y cuando me dispuse a salir, escuché las palmas de una persona cerca de las escaleras.

—Esto es tan tierno.—ironizó una chica.

Joder, esto era lo que faltaba.

Samantha Wheeler.

La novia o lo que sea de Elika, estaba claro que ni yo era la persona favorita de su mundo ni ella del mío.

Una de mis ex mejores amigas, recuerdo que solo se acercó a mí para estar con el idiota de mi mejor amigo, y cuando consiguió meterse en su cama, me desechó cómo si fuese una maldita lata vacía.

—Elika por alguna vez en tu vida podrías darme el puesto que merezco, y dejar de tontear con tu mejor amiga en el maldito instituto.—escupió Samatha.

—No voy a tener esta conversación ahora.

Nunca había visto a Elika tan serio en una conversación.

Todos en el instituto conocen a Samantha Wheeler, es la abeja reina y la bruja más grande del mundo.

Todos saben que ellos están juntos, pero por parte de Elika ninguna chica parece importarle.

Elika siempre sale con distintas chicas, pero solo a esa chica la etiqueta cómo su novia.

—Elika, está bien.—asegure.—Habla con ella, yo tengo que secarme porque un idiota me lanzo a una piscina.

El sonrió y me guiño el ojo en forma de despedida.

Idiota.

—Un placer cómo siempre, Samantha.—me despedí y salí corriendo a los vestidores.

Después de ir a los vestidores, busqué uno de mis cambios que siempre guardaba allí, y corrí para anotar los apuntes del proyecto que tendríamos que entregar Chase y yo.

—Hola.

Joder, aquí vamos con el vómito verbal.

—Hola, Chase.—saludé.

Se veía tan bien con esa camisa blanca y esos jeans negros y su cabello perfectamente peinado.

Joder, era guapísimo.

—Ya que estás aquí, quería pedirte disculpas por lo sucedido con el entrenador.

Él sonrió.

Joder, esa sonrisa. Sus dientes eran perfectos y ese ligero hoyuelo en su mejilla, Elika tiene uno igual, aunque el de Elika es mucho más visible.

¿Por qué demonios estaba comparándolo con mi mejor amigo?

—Descuida, me viene bien el ejercicio.

—Si, eso creo...

¿Por qué demonios había dicho eso?

Chase entorno su mirada con gracia.

—O sea, no quiero decir... quiero decir.—balbuceé.—Quiero decir, que a todos nos vienen bien el ejercicio.

Alaska sigue siendo un lugar increíble.

—¿Te parece si mañana en la tarde nos reunimos en tu casa?.—preguntó.

Al ver mi cara de confusión levantó el cuaderno de literatura.

Oh, por supuesto, por el proyecto, solo por eso.

Eso fue decepcionante.

—Está bien, aunque estaré en casa de mi madre.—mencioné.—¿Podríamos quedar a las tres?

Él asintió con una sonrisa.

—¿Podrías darme tu número?.—pregunto mientras se rascaba su nuca.

Parecía nervioso pero, tal vez eran solo ideas mías, después de todo él solo estaba acercándose a mí por el proyecto.

Escribí mi número en su libreta y él la cerró para guárdala en su mochila.

—Nos vemos, Ada.—se despidió.

¿Soy solo yo o esto con eles muy incómodo?

Joder.

El camino a casa de mi madre fue largo, Sophie se ofreció a llevarme solo porque se quedaría allí para irnos juntas a la fiesta.

Cochino interés.

Necesitaba un auto, pero para ser completamente honesta me gusta que Elika haga eso por mí.

Pero, necesitaba aprender a manejar, tal vez debería decir a Elika que me ayude y así podría manejar su convertible.

Mi madre no estaba en casa, lo cual fue un alivio subimos a mi habitación de allí, y Sophie comenzó a rebuscar entre mi ropa posibles outfits para colocarnos esa noche.

Las horas transcurrieron rápidamente, Sophie se había ofrecido a planchar mi melana castaña, lo cual agradecí, porque no quería llevar una coleta.

Sophie cargaba un vestido negro que no recordaba que estaba en closet.

Yo por mi parte busqué un top blanco con un jean, y mis zapatillas no deseaba ir incómoda en una casa la cual habrán tantas personas que será imposible respirar.

Elika me había texteado que si teníamos con quien ir, o pasaba por nosotros.

Sophie tenía su auto, así que me negué.

Al llegar a la fiesta como le tenía previsto estaba repleto de personas, le envié un mensaje a mi padre informándole que ya estaba en la fiesta.

Guarde el celular en mi bolsillo y junto con Sophie llegamos a la barra para buscar algo que tomar.

Sophie tomó cerveza para las dos, la noche transcurrió muy tranquila aún no encontraba a Chase.

—Hola.—saludaron a mi espalda.—Estoy buscando a un hada.

Me giré para ver a mi mejor amigo.

Su cabello seguía desordenado cómo siempre, se veía muy apuesto con esa chaqueta de cuero.

Idiota.

—No me mires con esa cara, aunque no lo creas las hadas existen.—defendió Elika.

—Idiota.

Salte a sus brazos y sonreí.

—¿Donde estuviste?.—pregunté.

—Buscándote, están jugando la botellita en uno de los cuartos.—informó.—Oh, lo siento Sophie.—se disculpó mi amigo al notar la presencia de Sophie.—No te había visto, ese vestido esta increíble.

Mi amiga se sonrojó y yo rodé los ojos, sabía que a Elika no le gustaba Sophie, pero le encantaba hacerme molestar.

Elika nos pidió que lo siguiéramos hacia el cuarto donde jugaban, y nosotros lo seguimos sin chistar, la fiesta ya estaba algo aburrida.

—Salí solo y encontré a dos bellezas por el camino, imposible no traerlas.—informó Elika para el grupo.

No eran muchos, pero mi vista se quedó estancada en una sola persona.

Ahí estaba Chase, y se veía tan jodidamente caliente.

Dios mío, prendan el maldito aire acondicionado.

—En fin, pueden quedarse con la rubia. La castaña es mi mejor amiga, y si la ven mueren.—advirtió.

Le golpeé el hombro al ver cómo Samantha me fulminaba con la mirada.

Me senté en cualquier espacio vacío mi mejor amigo iba a sentarse a con Sophie y conmigo pero su novia no lo permitió.

Terminó sentado al frente de mí junto con Chase.

Joder.

—Vale, las reglas son simples, las explicó para las nuevas ya que no estuvieron en el inicio del juego.—explicó un moreno en la esquina de mi izquierda.—Si el pico de la botella te señala a ti, tienes que aceptar el castigo o verdad que te coloqué el grupo.

Ambas asentimos.

Eso no era muy justo del todo, sin embargo en juego de alcohólicos lo menos que importa es la justicia, todos quieren sexo o quedar más borrachos de lo que están.

La botella seguía girando y consigo la ropa de varias personas iban desapareciendo, primero fue una camisa y antes de que pudiera reaccionar ya estaba saliendo el sujetador de una chica.

Joder.

Hasta ahora la maldita botella del terror no me había tocado, a diferencia de Sophie que ya se había besado con dos chico.

La botella seguía girando y se detuvo en Elika, todos estaban emocionados y Elika indiferente mente subió la mirada.

—Oh, Nguyen, estás en nuestras manos.—mencionó el moreno.

Y todas las personas del círculos en unísono murmuraron un "uh".

Idiotas.

Supongo que los retos serían con su novia, no le veo tanta emoción.

—¿Qué tan amigo eres de nuestra querida castaña?.—pregunto el moreno.

¿Se refería a mí?

—Es mi mejor amiga, casi hermana.—respondió.

¿Por qué demonios eso me había hecho sentir incómoda?

—Dicen que los mejores amigos que se besan, son la mejor compañía.—respondió un rubio que en mi vida había visto.

¿De que demonios estaban hablando?

—No sabía que te gustaba ese rollo del incesto.—le respondió Elika con fastidio al rubio.

—Elika no hará eso, su novia soy yo, pónganme un reto con él.—demandó Samantha.

Las ganas de besarlo después de lo que había dicho Samantha incrementaron.

¿Era normal desear besar a mi mejor amigo?

—Reto es reto, a no ser que seas una marica.—reto el moreno.

Miré a Elika, él no parecía muy convencido, su mirada de indecisión estaba quemando mi corazón.

Maldición.

—Solo será un beso.—le susurré.—Esta todo bien, hazlo, será rápido.

Él asintió no muy convencido.

¿Por qué mierda había alentado a que esto sucediera?

Él se soltó del brazo de Samantha y vino hacía mí, me tendió la mano para ayudarme a levantarme y la acepté.

—Solo no metas tu lengua hasta mi garganta.—demandé en un susurro.

Elika sonrió nervioso.

—No quiero que esto sea incómodo después.

—Está todo bien.—susurré cerca de su oído.—Bésame, Elika.

Elika me miró a los ojos y una de sus manos la posó en mi cuello, y me atrajo hacía él.

Sin pensarlo dos veces sus labios tocaron los míos.

Joder.

Sus labios comenzaron a sincronizarse con los míos, ese beso fue suave, fue un beso dulce pero cargado de algo más.

¿Deseo?

Tal vez, eso podría ser.

El beso comenzó a intensificarse, quería más que solo ese beso, necesitaba más de esto.

—¡Parad!.—demandó con furia Samantha.

Elika se separó de mí, mis labios comenzaban a extrañar algo que solo habían tocado por primera vez.

Ese beso fue mágico, y a juzgar por su cara él también lo había sentido.

—Hermano, ese beso fue caliente.—aseguro el moreno.

Ambos nos sentamos en nuestros respectivos asientos, y no cruzamos miradas en ningún momento.

—Ada si no te conociera, pensaría que te gusta Elika, después de ese beso tan caliente.—susurro Sophie.

Sonreí por su comentario.

Solo fue un beso.

Un maldito beso, que había nublado cada parte de mí, que me había transportado a una playa serena.

Joder.

Yo amo las playas serenas.

Seguimos con el juego y la botella ahora solo señalaba a Sophie, la retaron a bailarle a Chase y aunque ella se negaba por mí, a mi ahora me importaba una mierda ella y Chase.

Mi mente estaba en ese beso, en el idiota de mi mejor amigo.

Lo jodimos todo.

Mi mirada cayó en él y lo descubrí mirando, sonrió y me guiño un ojo.

—¿Todo está bien?.—susurré.

Él asintió, pero se veía confundido.

—Ohhh, querido Jones un pajarito habló con nosotros y nos dejó el recado, una chica de esté círculo te gusta.—volvió hablar el moreno.

Él se sonrojó, mi mirada se posó en él.

—¡Chase, es tu oportunidad ahora!.—grito una chica.

El moreno y todos al rededor comenzaron a reírse a excepción de Elika, él no estaba divirtiéndose con la situación.

—Jones, besa a nuestra querida castaña.—retaron.

Joder.

Él estaba decidido.

Y aunque hace unos minutos me moría por besarlo, o hablar con él.

Ese maldito beso con Elika lo había jodido todo.

—Vamos, Ada no te hagas de rogar.—demando Samantha.

La fulminé con la mirada y me levanté, solo será un beso, tal vez ese beso te ayude a borrar los labios de tu mejor amigo.

Joder.

Estoy jodida.

Chase se levantó y vino hacía mí.

Esto sería rápido, mis manos atrajeron su rostro y estampé sus labios en los míos.

Desde luego esté beso nunca lo imaginé así, no quería que fuese así, pensé que sería mágico.

Que nuestros labios tendrían una sincronización perfecta, porque estábamos hechos el uno para el otro.

Pero no fue así, no lo sentí con él.

Lo sentí con otra persona, una persona prohibida para mí.

Elika, mi mejor amigo.

Joder.

Un portazo hizo que nos separáramos rápidamente del otro, busqué para ver de quien se trataba.

Joder, lo había jodido todo.

Elika no estaba, se había ido.

Estaba furioso.

Chicas esos celos de mis bebés.

Dios mío cómo crecen y abandonan el nido.

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