—Hola, amor —Brett llegó abriendo la puerta de nuestra casa y dejo sus llaves en una mesita.
—Hola —vi cómo se quitó sus zapatos y camino hacia mí, para después dejarse caer en el sillón—. ¿Cómo te fue?
—Bien, solo que estoy cansado —subió sus pies y acostó su cabeza en mi regazo—. ¿A ti como te fue?
—Todo bien, excepto mi compañera de trabajo —hice una mueca—. Es demasiado mala.
Volteó a verme, curioso.
—¿Qué te hizo?
—Prácticamente se robó mi idea, dijo que todo lo había pensado ella, pero no fue así —crucé mis brazos—. Así que quedo bien con el jefe.
—¿Le dijiste a tu jefe que era tu idea?
—Lo hice —recargué mi cabeza en el respaldo del sillón—, pero dijo que como éramos un equipo todas las ideas eran de todos.
—Que idiota —asentí—. También tu compañera.
—Probablemente busqué otro trabajo y por fin hacer lo que me gusta —lo volteé a ver.
—Si eso te hace feliz, hazlo —acarició mi mano.
Sonreí y me acerqué a besarlo. Él gustoso, acepto, poniendo una mano en mi nuca para poder hacer del beso más largo.
Me separé algo agitada de sus labios.
Se acostó de lado para poder ver la televisión, en la cual estaba pasando una película romántica. Yo por mi parte pase mi mano por su cabello, acariciándolo.
Agarré mi teléfono para ver los mensajes que tenía, conteste algunos con ambas manos, pero al parecer a Brett eso no le agrado demasiado porque agarro mi mano y la regreso a su cabello, para que siguiera haciéndole mimos.
—No pares —susurró en un susurro.
Sonriendo le hice caso y volví a pasar mi mano por su cabello. Hacerle mimos siempre funciona para hacerlo dormir, más aún cuando está cansado.
—¿No quieres comer? —pregunte viendo como sus ojos le pesaban más.
—No, solo quiero que nos vayamos a dormir —toma mi mano y la besa. Después se para de manera algo torpe y me jala hacía él—. ¿Podemos irnos a dormir?
Asentí dándole un pequeño beso en la nariz.
—Vamos —tomé su mano y nos dirigí a la habitación.
Agarre una playera que antes era de mi hermano, pero ya le quedaba chica, así que yo la usaba de pijama. Él se puso un pantalón de pants gris junto con una playera holgada blanca y se echó en la cama, sin siquiera taparse.
Por mi parte, lavé mi cara para después ir a la cama, puse la colcha encima de mi novio y después me metí yo. Nada más hacerlo, se volteó hacía donde yo estaba, poniendo la cabeza encima de mi pecho a la par que rodeaba mi cintura con sus brazos.
Besé su frente y seguimos así acorrucados hasta que perdí la noción de lo que pasaba, disfrutando del silencio y el momento.