ADVERTENCIAS
Este capítulo contiene:
Tortura mental y física implícita, inestabilidad mental, sadismo, ligeros tintes de dependencia, ataques de odio, decapitación, suicidio forzado, tortura, abuso familiar pasado, misógina y machismo, etc.
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Todo el capítulo contiene escenas de ataques de celos, violencia doméstica, abuso familiar y dependencia e inestabilidad mental lo que lleva a cometer crímenes de odio(? e intentos de asesinato. Allanamiento de propiedad, decapitación, tortura implicita y suicidio forzado.
Si no se siente cómodo leyendo esto, saltarse el capítulo.
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Misaki odiaba a Elise
Ella la odiaba desde que vio sus primeros posters y fue peor aun cuando escuchó su hermosa voz, ni hablar cuando fue su primera entrevista en vivo y habló sobre toda la libertad que le daban sus padres como si fuese algo natural que todo el mundo tiene.
La odiaba.
Elise era tan talentosa, amable y tenía, según lo que ella contaba y se podía observar, una familia amorosa que la apoyaba incondicionalmente en todo incluso lo que hacía y lo la abandonarían incluso si hiciese las cosas más egoístas... y también estaba ese niño que siempre la esperaba en el set después de las grabaciones -¿Su hermano, tal vez?- para felicitarla, abrazarla y decirle todas las cosas más bonitas que Misaki había escuchado en su vida.
Ella era tan radiante y feliz, tan sincera que le daba nauseas.
Desde que nació, Misaki ha tenido que vivir bajo la sombra de sus hermanos mayores y aceptar como un hecho irrefutable el desprecio flagrante hacia su persona y el favoritismo absurdo que sus padres hacían alarde a sus hermanos por el mero hecho de haber nacido como hombres y no como una -inútil- mujer.
Misaki detestaba a su familia.
Entonces, cuando se les dio la oportunidad de ir a un escenario y cantar, solo por el hecho de que sus padres querían más fama y honor, ella lo tomó enseguida como su boleto de salvación.
Misaki quería ser amada por las masas, adorada y notada, creía que, si sus padres la veían triunfar como cantante, lo más probable es que le darían, aunque sea un poco; una mísera gota, su amor.
Porque eso era lo que ella siempre deseó, quería ser amada por sus padres incluso con lo malditamente crueles y despiadados que eran con ella, creía que, si era útil para ellos, algún día sus padres la reconocerían y le brindarían el amor al cual había estado privada desde su nacimiento (porque su madre ni siquiera le dio leche materna y contrató a otra mujer para amamantarla, porque era tan indeseada, que ni su madre deseaba darle el más suave o banal toque).
Eso nunca sucedió.
Misaki fue constantemente pisoteada y puesta a la sombra de Elise, la cual era como un sol brillante que llamaba la atención de todos, incluso sus padres las comparaban constantemente y ella era puesta en la basura porque la joven pelirrosa no era más que lo mejor de lo mejor constantemente.
Si Misaki sacaba una canción que le iba remotamente bien, Elise sacaría tres que se volverían hits a nivel nacional, si Misaki tenía un aumento de su popularidad un 2%, Elise tendría un aumento de un 20%, si las canciones de Misaki salían de las fronteras de su pueblo natal y se abrían paso a otros pueblos... lo siento, Elise ya había cautivado a la población de diez pueblos más con su voz y las canciones de Misaki les sabían insípidas de consumir.
Fue entonces cuando su descerebrado hermano, Jun, decidió que lo mejor sería volverse repentinamente una celebridad porque se había "enamorado" de Sirene, su cantante favorita y les decía constantemente a sus padres que ellos eran una pareja enviada por el cielo y que seguramente se casarían y tendrían muchos hijos.
A Misaki le daba asco el solo pensar en ello.
No solo el hecho de que Elise se convirtiera en algo suyo y la trataran mejor que a ella, sino el mismo hecho de que Jun era una mierda podrida que se merecía el maldito infierno. Ese maldito psicópata mataba animales por diversión y humillaba a la gente como si fuera una cosa banal como hablar del día y estar orgulloso de ello, le hacía la vida imposible mientras sus padres hacían vista gorda a sus agresiones...
Y luego se dio cuenta de que tal vez si eran una pareja enviada del cielo, porque Elise era una persona brillante y apasionada que, con su ingenuidad e idiotez, sería fácilmente abrumada por la mierda de persona que era Jun hasta que todo su resplandor desaparezca y ni siquiera queden brazas de su antigua personalidad.
Entonces, emocionada por el pensamiento de ver a esa perra acaparadora en el suelo, le mencionó a Elise sobre cómo sería una perfecta concubina para su hermano, porque ciertamente esta perra arrastrada y pobretona que tiene demasiado talento para su propio bien no llegaba a más casándose con su poderosa y prestigiosa familia.
Ella tuvo el descaro de ofenderse y parecer asqueada.
Misaki lo disfrutó.
Luego vino el incidente en que Elise explotó en cámara siendo una bastarda poco filial y arrogante, Misaki estaba extasiada pensando en cómo esa entrevista lograría desanimar a todos sus fans, desilusionándolos y espantándolos, luego, cuando su base de fans cayera en picado, ella podría elevarse sobre Elise y aplastarla bajo la suela de sus zapatos al mostrar que era mucho mejor que esa perra y un ejemplo a seguir como una hija estrella de una familia rica.
Y, nuevamente, eso no fue lo que sucedió. Por más que Misaki esperó y esperó, nada malo le ocurrió a Elise y, por el contrario, la base de fans se hizo más grande junto con que todo lo malo le sucedió la compañía que intentó provocar el escándalo, haciendo que más personas apoyaran a Elise debido a la poca ética de trabajo y la turbiedad de la compañía y sus proveedores.
Misaki había hacho una rabieta en su pieza ese día.
La oportunidad perfecta vino cuando la entrevistaron en conjunto de su hermano, mientras más abría la boca su inútil hermano mayor, Elise se ponía cada vez más roja de rabia e ira, parecía que estaba esperando el momento de quiebre para luego lanzarle una silla al imbécil de Jun y matarlo en el acto.
Ella reventó, pero Misaki no esperaba que otros la apoyaran y se pusieran de su lado.
Hubo una guerra campal.
Elise la protegió de su hermano y Misaki no pudo evitar la oportunidad para incitar al mayor para provocar más disputas, quería, no, necesitaba actuar de una manera en que los periódicos la pusieran a ella en primera plana y opacar a Elise con su lamentable acto.
Nuevamente, eso no sucedió y Elise se robó el maldito espectáculo a la hora de casi asesinar al bastardo inútil que tiene como hermano mayor de un puto puñetazo y empezar a regañar a todos en el puto estudio de grabación como una inútil madre gallina.
Un monstruo.
Pensó Misaki en ese instante temiendo un poco por su vida, pero una vez fuera del escenario, ella empezó a tramar nuevamente contra la Elise.
Estaba harta.
Harta de ser la segunda, se ser comparada constantemente, de ser menospreciada y humillada...
Hasta que murió su hermano y todos los periódicos, shows y entrevistas le llovieron del cielo como una bendición divina, fue una oportunidad tan grande y fantástica que Misaki la tomó sin pensarlo dos veces, yendo a esos lugares y llorando profundamente mientras contaba lo .maravilloso que era su hermano mayor y soltando mierdas parecidas
También insinuó que fue el golpe de Elise lo que lo mató.
Pero fue desmentida y traicionada por sus propios padres, los cuales lloraron aún más que ella diciendo haberse lamentado el no darse cuenta de que su querido hijo tenía un corazón tan débil que terminó matándolo tras una dolorosa semana de problemas cardíacos.
Misaki rechinaba los dientes de ira, pero continuó su papel de victima.
Un año después del incidente, Elise había aumentado incluso aún más su fama con nuevos éxitos y colaboraciones, no había quien jodidamente la parase en su loca carrera hacia la cima. Misaki estaba verde de envidia, quería destrozar el camino de cristal de esa perra engreída y mostrarle lo dura que es la vida, que no todo es como ella quisiera ni siempre sería todo tan fácil y que el mundo le debía todo.
Entonces tramó, en conjunto con Yaeko, una nueva chica cantante, como harían caer a Elise.
Como abeja a la miel, a Elise le encantaba presumir su superioridad actuando como una abeja reina y ahora no solo le bastaba conquistar Konoha, sino que también empezó a hacer tours por distintos pueblos y, en conjunto con Yaeko, les pagaron a ciertos hombres de dudosa procedencia para que hicieran lo posible para romperla.
La primera vez, falló, esos tipejos civiles no eran nada.
La segunda vez, también falló, al parecer esos bandidos eran poca cosa.
La tercera vez, falló porque Konoha no aceptó el pedido y casi las atrapan, pero como lagartijas, cortaron su cola y dejaron al pobre civil en menos de los furiosos Uchiha luego de hacer tal petición.
Menos mal que les pagaron de antemano a través de sus guardaespaldas, los cuales a su vez fueron cubiertos completamente para que no los reconocieran.
La cuarta vez, Yaeko sugirió ninjas renegados y a ella le pareció una excelente idea, lástima que fue un dolor en el culo contactarse con esos ninjas renegados, en especial cuando fueron más de uno.
Nuevamente, fallaron, solo que esta vez, cuando Elise regresó tranquilamente de su gira, en su ventana apareció un chico de su edad cubierto de sangre y una cara aterradora mientras sus ojos rojos giraban y giraban.
La cabeza de Yaeko fue lanzada en su dirección y, antes de que se diera cuenta de qué era lo que sostenía, ella la había atrapado solo para darse cuenta de que era la cabeza decapitada, sangrante y horrorizada de Yaeko.
Misaki ni siquiera pudo gritar antes de soltar la cabeza horrorizada y en shock, el chico le dio una sonrisa llena de dientes.
—Sabía que la mierda siempre se juntará con la mierda —rio entre dientes mientras Misaki retrocedía horrorizada.
—¡¿Q-quién eres?! ¡¿Qué haces aquí?! —chilló horrorizada Misaki mirando con desesperación al chico que fácilmente pasó por el borde de su ventana y entró a su habitación como si esta fuese su propia casa.
—Mm~ ¿Quién soy? —tarareó con diversión el azabache y cerró sus ojos con placer, casi saboreando esa pregunta— Tu peor pesadilla.
—¡¿A-a qué te refieres?! —preguntó a la defensiva mientras retrocedía aún más.
—No fue buena idea atentar contra Sirene-chan —tarareó el azabache mirando el poster de la anteriormente nombrada con unos cuchillos enterrados en su bello rostro.
La ira mordió sus huesos.
—¡¿Esa perra te mandó?! —gritó con ira Misaki olvidándose de su miedo anterior— ¡Ja! ¡Sabía que esa arrastrada pueblerina no era tan santurrona como se hacía ver! —Misaki sonrió con arrogancia— ¡Solo espera que los medios se enteren!
—¿Quién dijo que te dejaría vivir? —preguntó bruscamente el hombre y Misaki se congeló, dándose cuenta una vez más de la situación en la que se encontraba.
Solo que esta vez, tenía un cuchillo en su garganta y su brazo estaba en una posición dolorosamente antinatural detrás de su espalda.
—¡Aaaahhhgggg! ¡Y-yo...! ¡El doble! ¡El doble de lo que ella te haya pagado, lo haré! ¡D-déjame vivir! —exclamó escandalizada sintiendo como su piel se abría ligeramente ante el cuchillo.
—Realmente eres patética, tu hermano había durado más —habló tranquilamente la misma voz desde sus espaldas, pero el chico estaba frente a ella.
«¡¿Había dos de ellos?! ¡¿Por qué nadie viene cuando grito?!» pensó aterrorizada Misaki.
—Mmm... tal vez tenga que ver con que estaba atrapado en un genjutsu —tarareó el chico frente a ella.
—Si, es posible —respondió tranquilamente quien la estaba amenazando y sujetando por la espalda.
—¿M-mi hermano? —preguntó temerosa Misaki, dándose cuenta de algo...
Tenía varios hermanos, tres más y uno por nacer en los próximos meses, apartando al que ya estaba muerto, por supuesto.
—Jun, por supuesto —respondió tranquilamente el chico azabache buscando entre sus pertenencias.
—¡P-pero el murió por un ataque al corazón...!
—No, murió porque lo torturé durante una semana bajo un genjutsu —habló tranquilamente el chico que la sujetaba por la espalda.
—¡¿Q-qué?! —aterrorizada, Misaki miró al chico frente a ella tomar su diario, revisarlo con esos aterradores ojos rojos suyos y luego tomar una pluma y sacar una hoja de su diario como si todo esto le perteneciera.
—No te preocupes, tú también experimentarás lo mismo que tu hermano —tranquilizó alegremente el chico detrás de ella—. O tal vez peor —agregó tardíamente dándose cuenta de algo y continuó—, porque al menos ese pedazo de mierda no intentó mandar civiles, bandidos y ninjas tras mi Sirene-chan.
Misaki temblaba por todas partes y estalló en sudor frio.
—Aunque realmente no sé qué sea peor, ese bastardo no solo insultó a chica, sino que también la golpeó —tarareó el hombre distraídamente—. Me pregunto en qué escala debería poner cada acción, él la lastimó, pero tú la mandaste a asesinar y hacer cosas... peores... pero estaba ahí para protegerla completamente y gracias a eso pude ganarme aún más su corazón... aun así...
El chico que estaba escribiendo algo en esa hoja arrancada mientras continuaba con su diatriba descuidadamente, de repente paró de hacerlo y volteó hacia ella con la pluma al aire, sus ojos centellando con ese rojo carmesí y cruel que no tenía nada más que promesas de dolor y una muerte espantosa.
—No debiste tocar lo que me pertenece —hablaron ambos chicos a la vez y Misaki fue transportada a un lugar extraño que no conocía.
Shisui continuó con la carta de suicidio que estaba escribiendo y esperó un momento hasta que las lágrimas empezaron a caer de los ojos de la chica para poner la carta debajo de su rostro, dejando que las lágrimas mojaran la carta y corrieran un poco de la tinta fresca de esta misma para darle un toque más realista.
Arrugando los bordes de esta como si fuera estrés, tristeza, conflicto y demás, Shisui la dejó en su escritorio haciendo un pequeño desorden como lo haría una persona mentalmente inestable que no aguanta más la presión y en un acto de desesperación pura, acaba con su vida de forma abrupta.
Mirando con satisfacción la letra de la chica y como su clon desaparecía en un suave "puf", Shisui tarareó mientras aumentaba el horroroso genjutsu al que había metido a la chica, pero lo detenía en el momento en que su corazón estaba a punto de detenerse.
No quería que notaban anormalidades en la autopsia, después de todo.
El brazo roto había sido un pequeño estallido de ira inesperado e incontrolado, pero podría cubrirlo fácilmente con que su brazo se desgarró con las ramas de un árbol al momento de suicidarse lanzándose por la ventana, por lo que el ninja no se preocupó más que de torturar con sus ojos a la chica mientras leía atentamente el diario de ésta encontrando todos sus altibajos emocionales y cada maldita prueba de que ella atentaba contra la vida de Elise una y otra vez, deseándole las peores cosas que alguien podría imaginar en su mente retorcida por los feos y crueles celos demoniacos de una persona inestable.
Lo admitía, matar a Yaeko tan brutalmente había sido un fallo suyo, en especial considerando que era una celebridad semi famosa que se estaba haciendo un nombre lentamente en la industria de la música, pero entrar en contacto con otra banda de ninjas renegados y planear un falso secuestro para encubrir su asesinato no sería realmente una tarea difícil o complicada, en especial cuando existían tantos ninjas rojos después de la tercera guerra mundial.
Era una lástima que no fueran los mismos bastardos que planearon atacar a su linda Elise-chan porque ya los había asesinado de forma brutal y rápida luego de conseguir información de sus cuerpos cercenados, aun así, el plan era algo plausible. Yaeko era una mujer estúpida que seguía guardando los pagarés de los ninjas a los que contrató, no tenía sus nombres, pero si el recibo y la solicitud por la misión de dañar a la cantante Sirene.
Ahora, ahora, ¿Qué debería hacer con el cuerpo desmembrado de Yaeko-chan? Tenerlo guardado en un pergamino de almacenamiento no era algo que le molestara realmente, incluso lo hacía sentir un tanto complacido llevar su cuerpo desmembrado como un -retorcido- trofeo de victoria, pero si alguna vez verificaban sus cosas por x o ye motivo, no podría esconderlo sin parecer sospechoso.
No es como si lo fuesen a hacer, pero ser precavido nunca estaba demás.
Tarareando para si mismo, asintió en el momento en que decidió hacer que los ninjas renegados hicieran lo que quisieran con los restos del cuerpo de la cantante.
Tal vez los metería en un genjutsu para que la encontrasen más atractiva, ¿Quién sabe?
Mirando el amanecer luego de haber torturado a la chica durante toda la noche y que para ella pareciesen años, Shisui parpadeó incrédulo por la repentina y rápida aparición del sol de mañana, por lo que empezó a limpiar con molestia la sangre que había derramado la cabeza de Yaeko mientras, con fastidio, empezaba a limpiar la sangre en las manos de la aberración llamada Misaki.
La ropa era una molestia, pero si calculaba bien como podría caer su cuerpo, esas manchas de sangre extranjera podrían ser fácilmente cubiertas por la sangre del mismo cuerpo.
Sentándose en el borde de la ventana, Shisui empezó a calcular todos los factores que serían determinantes para lograr que la muerte de la chica se viera lo más normal posible.
Asintiendo para sí mismo, Shisui hizo que el cuerpo se moviera aún bajo el genjutsu de tortura y se pusiera al borde de la barandilla, parada sobre esta y deshizo el Genjutsu.
Misaki lo miró con horror.
Shisui le sonrió feliz e inocentemente despidiéndose.
Misaki se tambaleó por una suave palmadita en la espalda.
Shisui observó como el brazo destrozado de Misaki se enganchaba en el árbol frente a él, desgarrando la suave y tierna piel, atravesando los huesos, empalando la extremidad y dejando su cuerpo colgando de un lado a otro como una muñeca rota, para que Misaki cayera finalmente con gruesas y profundas líneas lágrimas deslizándose de sus ojos y nariz llena de mocos hacia el abismo para finalmente caer sobre su brazo destrozado una vez que llegó al suelo, enterrándose la rama roca en las costillas y muriendo miserablemente por el daño de la extensa caída y un pulmón atravesado por una rama rota.
Deleitándose con el sonido crujiente de huesos chocando y rompiéndose, Shisui desapareció de la escena con una sonrisa retorcida y llegó a la casa de Elise, bañándose rápidamente de cualquier suciedad y poniéndose esos ridículos pijamas que le ofrecía felizmente su suegra para finalmente acostarse al lado de su amada chica.