No era sencillo para Shisui exponer su corazón tan fácilmente a un extraño, incluso si siempre actuó como una mariposa social y se ganó el favor de la gente, siendo muchísimo más accesible que cualquier Uchiha de su clan que hubiese existido, eso no significaba que fuera totalmente sincero con las personas.
Era fácil observar cómo complacer a los demás, mirar a las personas y actuar en consecuencia, tomar el mejor rumbo de acción y ganar rápidamente a las personas con su encanto.
Pero hablar de sus problemas, de sus miedos e inquietudes, denudar su corazón y dejarse ser vulnerable con otra persona, no era el fuerte de Shishui, mucho menos de cualquier Uchiha, especialmente porque era un Uchiha.
Pero ahora era una oportunidad, si el Hokage era tan bueno como había escuchado y visto con anterioridad, sabría que ese hombre de sonrisa amable y lengua plateada, se engancharía a Danzo como una serpiente y no lo dejaría ir fácilmente, incluso podrían arrestar a Orochimaru antes de tiempo y evitar que ese se escapara de la aldea.
Namikaze Minato era un hombre amable, cariñoso, servicial y dedicado a su aldea, todos en el pueblo lo adoraban... o al menos la parte civil del pueblo y gran parte de los Shinobis y Kunichis, pero los grandes clanes no estaban realmente bien con él cuando se trataba de sus intereses. Yondaime Hokage se ocultaba detrás de una sonrisa suave y ojos amables, tal como su velocidad en el campo de batalla, desarmaría a un oponente político incluso antes de que comenzara la discusión.
Con el relámpago amarillo al mando, incluso si los clanes se podían mover más libremente que con Sandaime-sama, nadie querría tratar con la enorme montaña que era ese hombre rubio, porque absolutamente nadie en las grandes cinco naciones ninjas quisiera estar en la mira del Relámpago Amarillo de Konoha, mucho menos en su lado malo.
Aunque su gobierno fue corto, Namikaze Minato logró estabilizar rápidamente las aguas turbulentas de Konoha y guiarlas hacia el mejor camino con decisiones decisivas y acertadas. Si no hubiera peces agitando el estanque, seguramente la paz no hubiera sido un problema siempre que tuvieran el inmenso poder disuasorio del Yondaime Hokage, que al igual que el Nidaime Hokage, era un inventor y genio nato a la hora de establecer nuevos jutsus o implementar las políticas de la aldea de una manera suave y fluida que no agitara el rio hasta que finalmente diera la vuelta al tablero invirtiendo las aguas permanentemente.
Apenas se dieran cuenta de su movimiento, el hombre ya habría conseguido todo lo que quería y no habría forma de revertir la situación.
Shisui tomó una respiración profunda y miró con inquietud la casa del cuarto Hokage.
Era una terrible falta de respeto y ética que se metiera en la casa de su líder para hablar de temas tan serios fuera de su oficina, pero por mucho que quisiera simplemente irrumpir en la oficina del Hokage con toda confianza como lo hacía con anterioridad, temía si había ratas ocultas entre los hombres confiables del Hokage o si hubiera algún sello oculto de espionaje que le permitiera a Danzo conocer la situación y que el hombre actuara en consecuencia.
Solo tenía siete años, su cuerpo era joven e inmaduro, incluso si tenía la fuerza y experiencia para derribar a varios ninjas y su Mangekyo le daría una gran ventaja a la hora un combate contra ninjas más poderosos, ni su chakra ni cuerpo aguantarían el peso de sus habilidades o de una batalla prolongada.
En esta situación, tenía que ir a por el Rey.
Si lograba poner a Minato de su lado, el juego terminaría antes de que comenzara.
Si se equivocaba, su segunda oportunidad se iría a la mierda y su clan sería condenado por intentar atentar contra el Hokage en su propia vivienda.
—¿Mmm? ¿Shisui-kun? —habló sorprendido el rubio al ver al pequeño Uchiha apunto de llamar a su puerta—. Es bastante tarde, ¿No deberías de estar descansando?
—Yondaime-sama —saludó rígidamente Shisui e hizo una pequeña reverencia y Minato lo desestimó.
—¿Quieres pasar adentro? Está haciendo algo de frio afuera —habló suavemente el hombre mirando los brazos y piernas desnudas del niño. Las corrientes de aire eran bastante frescas últimamente, las noches se volvían cada vez más frías, entonces, ¿Por qué el chico andaba con una camisa de manga corta y unos pantalones cortos? A ese paso, se iba a enfermar.
—U-uhm... no quisiera molestar —respondió torpemente Shisui y se llevó la mano a la nuca mientras se maldecía internamente.
Joder, nunca antes le fue tan difícil de hablar, ¿Por qué ahora parecía que sus palabras de ahogaban en su garganta?
—Adelante, no creo que a Kushina le importe tener otro invitado en casa —invitó Minato mientras abría la puerta y hacia señas al pequeño Uchiha para entrar.
—Perdón por la intromisión —murmuró Shisui inclinando la cabeza.
Minato miró al incomodo niño y no pudo evitar que una oleada de tristeza inundara su rostro. Como Hokage, había recibido el informe de la misión de Shisui cara a cara y el rostro culpable, adolorido y devastado del pequeño niño cuando informó sobre su misión y como procedió hasta el trágico final de su amigo y compañero de misión todavía era bastante claro en su memoria -era como Kakashi, devastado, completamente abrumado por la culpa y el odio a si mismo cuando perdió a Obito-.
Uchiha Shisui era un nombre que había estado esparciéndose rápidamente, un shinobi con gran potencial y un genio en ascenso. Graduado temprano de la academia ninja, participó en las olas finales de la tercera guerra ninja y se hizo de un nombre propio.
Tan joven como era, Shisui había experimentado los horrores de la guerra tan temprano en su vida debido a sus grandes habilidades -como Kakashi, como Rin y Obito- y había perdido a su compañero de equipo -¿Acaso ser un genio lleva el estandarte de tragedia?-. Lo máximo que había podido hacer por Shisui, como Hokage en una situación en donde apenas habían calmado la tormenta de la guerra, había sido darle -tan solo- una semana libre de misiones para que pudiera recuperarse de su perdida -ni siquiera los shinobi adultos se pueden recuperar de una perdida en tan poco tiempo, ¿Cómo podría recuperarse un niño?- debido a la falta de personal shinobi dentro de la aldea y las aun existentes tenciones entre países.
Minato observó que no se encontraba Kushina en casa, frunciendo el ceño ligeramente buscó alguna pista, encontró una nota en la encimera de la cocina y no pudo evitar negar ligeramente con una pequeña sonrisa mientras leía la nota. Kushina había ido a hablar con Mikoto.
El joven, tan incomodo y serio como Minato podía observar, intentaba un modo de encontrar palabras para iniciar una conversación sin éxito.
—¿Estás pensando en cómo pudo haber ido diferente la misión? —inició Minato y Shisui se estremeció ligeramente.
—¡Yo...! —Shisui se quedó sin palabras y los recuerdos enterrados profundamente se removieron intentando llegar a la superficie, pero él negó frenéticamente con su cabeza cerrando sus ojos y apretando los puños en sus pantalones cortos—. No, no es eso de lo que quiero hablar con usted, Yondaime-sama.
—Entonces, qué es, ¿Quieres renunciar a ser Shinobi? —preguntó Minato mirando el lenguaje corporal del chico.
—Tampoco —Shisui volvió a negar.
Minato sintió como su cuerpo se estremecía ligeramente al ver los ojos de Shisui y su pequeño cuerpo rígido y alerta. El chico era tan pequeño, pero tenía un porte de un shinobi recto y entrenado -como Kakashi- que a perdido y sacrificado mucho en su camino -como Kakashi-, pero sigue intentando avanzar, aferrándose a la vida y a la promesa de cosas mejores -que sus pérdidas son significativas y que su dolor vale la pena, que hay motivos de lo que hace y porque esto le sucede- como tantos otros shinobis -destrozados por la guerra, por las perdidas. Ahogados en el dolor- que trabajan bajo el mando de la aldea.
—Yo... —Shisui realmente quería regañarse a sí mismo, nunca le faltaban las palabras, ¿Entonces por qué ahora? Era demasiado importante, siempre hablaba hasta por los codos, ¿Entonces por qué dudaba? Era importante para el futuro, para las personas que amaba y para su clan. No podía quedarse así simplemente tartamudeando y diciendo "yo" "yo", él era mejor que eso—. Usted es un maestro de sellos, ¿No es así?
—¿Sí? —respondió extrañado y Minato observó atentamente como el niño parecía dudar y cambiar de tema, pero lo descartó ligeramente.
—Y bueno, el Hiraishin es... un jutsu espacio temporal, ¿No es así? —preguntó con cuidado el Uchiha, mirando con cautela al rubio el cual asintió— Qué... ¿Qué tan posible cree que sea un viaje en el tiempo...?
—... —Minato miró al niño y su postura floja se enderezó rápidamente mientras sus ojos se afilaban ligeramente—. Es complicado, hay muchos inconvenientes a la hora de hacer sellos y jutsus, sobre todo, hay que tener un amplio conocimiento para no desgarrar accidentalmente la realidad y que el usuario no se rompa antes de lanzar un jutsu de tal magnitud, en especial porque se están desafiando las leyes del orden natural del mundo, lo que puede alterar completamente la realidad e incluso terminar destruyendo esta misma. Shisui-kun, ¿No estarás interesado en un viaje en el tiempo, verdad? —el rubio entrecerró sus ojos ligeramente hacia el niño—. No importa que tanto quieras cambiar el pasado y salvar a tu amigo, jugar con las líneas temporales es algo muy peligroso y complicado, no deberías de tocar lo que quedó en el pasado.
—Pero... ¿Sigue siendo posible?
—Sería más fácil cambiar a una dimensión alterna que hacer un viaje al pasado, cambiar y reescribir la historia tendría graves consecuencias, tal vez buenas, tal vez malas, nunca se sabe cuándo se juega con algo tan delicado como el tiempo —Minato frunció el ceño aún más por la insistencia del niño.
—Y sería... ¿Sería posible entrar en una brecha temporal o algo? ¿Viajar al pasado...? No sé, por decirlo de alguna manera, ¿Accidentalmente? Como... creer que estás muerto y... y sentir todo porque moriste, pero al momento siguiente... ¿Despertar en el pasado?
—Shisui-kun, ¿Estás insinuando que viajaste en el tiempo al pasado por accidente? —preguntó con sospecha el rubio y el Uchiha evitó los ojos azules del hombre— Que, en el futuro, moriste y, de alguna manera, ¿Terminaste en el pasado?
—... —Shisui movió ligeramente su pie en ansiedad y luego cerró sus ojos y asintió.
Aunque tenía muchas dudas, Minato solo pudo hacer una pregunta y esa fue...
—¿Qué edad tenías cuando moriste? —a pesar de que tal vez fuera del futuro, algunas de sus actitudes son un poco infantiles aun, ese nerviosismo e inexperiencia, la incomodidad al tratarlo... no es la actitud de un shinobi que haya trabajado durante décadas bajo el mandato del Hokage.
—Quince... —murmuró Shisui y Minato frunció el ceño mirando al chico.
El chico tenía como seis o siete años, ocho como mucho, ¿Y muere tan temprano? Era consciente que la mayoría de los shinobis no vivían mucho, llegar a los treinta años era todo un logro, en especial en servicio activo, ¿Pero morir tan solo siete u ocho años después de la delicada paz que habían logrado con las otras naciones? ¿Acaso la guerra se volvería a desatar tan pronto?
—Yondaime-sama... puedo... ¿Puedo pedirle un favor? —Shisui tragó en seco y miró al hombre que repentinamente había cambiado de un estado de ánimo amable a uno despiadado.
Se estaba ahogando.
La presencia de Minato, su aura, todo su ser... parecía demasiado imponente, demasiado inaccesible, como una gran montaña que, si no tienes cuidado, te aplastará.
—Depende de cuál sea el favor —Minato miró con sospecha al Uchiha.
—Puedo... ¿Puedo mostrarle mis recuerdos? —preguntó cuidadosamente Shisui—. Ya sea que viajé al pasado o experimenté una vista del futuro... creo que es necesario que usted lo vea.
—Si realmente viajaste al pasado, podrías cambiar demasiadas cosas con tus acciones, tal vez incluso para mal... —advirtió el rubio y Shisui apretó sus labios con impotencia.
—Nada puede ser peor que la mitad de la aldea casi destruida y el clan Uchiha al borde de un golpe de estado —Shisui miró fijamente al rubio el cual lo miró con ferocidad
«Por favor, por favor, solo muerde el anzuelo.» pensó internamente Shisui mirando al hombre frente a él.
Ya sea por lo que dijo antes sobre los viajes temporales y sus advertencias o por la mirada y tensión que le estaba dando, Shisui necesitaba que Minato mirara el mundo a través de sus ojos y se enterara de lo que estaba sucediendo en el futuro. El ataque a Konoha del nueve colas, el Sharingan en los ojos del Kyubi, el aislamiento del clan Uchiha, los rumores, las tensiones dentro de la aldea, los miembros de raíz, que se supone que debieron disolverse hace mucho tiempo.
Shisui, por el futuro de su clan, de su aldea, de la felicidad con quien amaba, necesitaba mostrarle el futuro a Minato.
No sabía si era la opción correcta o no, pero Minato era un amigo de Fugaku y la esposa de Minato es muy amiga de la esposa de su líder de clan, si tan solo el hombre rubio extendiera su mano para que él se aferrara y pudiera mostrarle la realidad del clan, lo que sucedió esa catastrófica noche, si tan solo pudieran comprenderlos...
Si le mostraba el futuro a este hombre que no está cegado por la desconfianza de antaño, tal vez las cosas para el clan Uchiha estarían mucho mejor.
—¿Eso es una amenaza...? —preguntó Minato y lentamente empezó a filtrarle un ligero instinto asesino.
—No, es lo que yo viví... ¿Vi? No estoy seguro, pero al menos es lo que sé que sucederá. No sé los detalles completos, pero... pero el Kyubi será liberado dentro de poco y destruirá Konoha, luego de ese día, se sospechará del clan Uchiha y los aislarán, utilizando de excusa la destrucción provocada por el Kyubi para reubicar el complejo del clan y las tensiones entre la ladea y el clan aumentarán...
Minato se tensó y abrió sus ojos ligeramente temblorosos. La única forma que el Kyubi sea liberado, es que le suceda algo a Kushina durante el parto, si el Kyubi se llegara a liberar dentro de Konoha...
—Muéstrame lo que has vivido, desde el principio hasta el final —ordenó el rubio con una mirada férrea.
«Kushina... Naruto...» pensó Minato preocupado, temblando por dentro, temiendo lo que le podría suceder a su esposa e hijo por nacer.