Las primeras horas, Shisui estaba completa y totalmente desconcertado, aturdido por la situación en el que se encontraba y, las personas a su alrededor, sobre todo los adultos, no se acercaban mucho a él debido a que estaba tan fuera de sí mismo y asumieron que era por culpa de la pérdida de un amigo tan cercano.
La madre de su amigo lloraba amargamente y ni siquiera podía dirigirle la mirada, la familia de su amigo lo evitaba como peste y, al final, él mismo se fue del funeral sin saber ni siquiera como llegó a su casa.
Debías de estar bromeando.
La muerte de él había sucedido hace ya hace Ocho años, ¿Cómo podría estar en el funeral de su amigo? Si esta era una mala broma del destino o la llamada "vista de tu vida antes de la muerte" quería que pasara más rápido.
Pasaron tres días completos antes de que él asumiera lo que estaba sucediendo y no pudo evitar gemir con frustración y angustia, para luego situarse en el espacio y tiempo en el que se encontraba, adaptándose a su situación rápidamente como el jodido ninja que era.
Uchiha Shisui, se encontraba en el pasado.
Un pasado de hace ocho años, cuando él tenía solo siete años.
Mirando sus ojos en el espejo frente a él, solo asentó aún más su resolución de sacudir toda la mierda de Konoha y evitar el descontrol de su clan -tenía ambos ojos, nunca creyó que sería tan feliz y estaría tan aliviado al ver sus ojos frente a su reflejo, jamás se imaginó que estaría tan complacido por algo que antes siempre dio por sentado; que sus ojos, ambos, estarían siempre en sus cuencas oculares, en el lugar donde correspondían-.
Sus -preciados, hermosos, malditos- ojos observaron con agudeza los rostros Hokage y la estructura de la aldea. Era como antes, todos los lugares estaban en sus sitios, pero a la vez no. El Clan Uchiha seguía cercano al pueblo -no excluido, aislado, arrinconado y difamado-, los Uchiha podían vivir en zonas residenciales comerciales y no estaban atados a su distrito.
Paseando por el pueblo, vio la felicidad en la gente, la tranquilidad, la paz...
Shisui, aun incomodo por su situación, habló con las personas felizmente, se integró, adaptó y moldeó a su nueva situación, volviendo a ser una mariposa social que se ganaba la favorabilidad de las personas tan fácil como respirar, con su amplia sonrisa, sus ojos entusiastas y brillantes, con la energía casi infinita que emanaba de su cuerpo.
Si las personas notaron que estaba un poco apagado, no comentaron nada.
Él, cuando era niño, siempre convivió y se mezcló con el pueblo de Konoha, había pocas personas que no lo conocieran y muchas menos que no lo quisieran. Por ello, incluso después de graduarse, no se vio obligado a unirse a la policía de Konoha, llegando a causar estragos porque con su carisma había embaucado a las personas comunes hasta el punto de que estas mismas protestaran para que no se uniera a la Policía Militar de Konoha para evitar que se alejara de ellos y se perdiera con los frívolos Uchiha.
Entonces, se convirtió en un Ninja hecho y derecho bajo el mando del Hokage.
Shisui se paró sobre la roca de los Hokages y observó a Konoha con una mirada complicada, su querido hogar, su pueblo amado, su lugar de residencia, donde nació, vivió y creció, también es el lugar donde murió -donde fue asesinado, donde fue traicionado por el pueblo que juró proteger-. Ahora, no tenía la influencia que tenía antes, solo era un Chunin en el mejor de los casos, uno de siete años al cual nadie toma realmente en serio.
Débil, pensó mirando sus pequeñas manos, sus tiernas y regordetas manos que tenían algunas asperezas, cortes y diminutas cicatrices.
Incluso si Konoha lo traicionó, al fin y al cabo, Shisui sigue amando a su país, sigue adorando a su pueblo natal, aquel al cual juró siempre ser leal y lo fue incluso hasta el final -aun sentía el frio mordiendo su piel y huesos, como su cuerpo húmedo se sumergía más y más en las violentas corrientes de agua, como su débil fuerza era arrastrada por la corriente del espeso y profundo río. Aun sentía sus pulmones ardiendo por aire, sus órganos enfriándose por el frio agua que entraba por su boca y su nariz, el ruido sordo y pesado de las corrientes acuáticas resonando como un disco rayado contra sus oídos. Sentía el veneno corriendo como agua hirviendo por sus venas, el dolor sordo de sus heridas salpicadas por el agua, las costillas y huesos rotos por el impacto con la masa liquida y furiosa que era el rio.-
Amaba a Konoha -incluso si Konoha nunca lo mereció-, mucho más que cualquier cosa, también amaba a su clan -incluso si solo lo veían por su fuerza-, pero amaba incluso más a su amado ángel cantor -oh, su amada Elise, su único amor y más grande arrepentimientos-, a su bella novia con la que terminó para evitar involucrarla en las turbias y fangosas aguas subterráneas de Konoha.
Él dio todo por Konoha, quemó cada parte de su ser por su amado pueblo hasta finalmente convertirse en menos que cenizas.
Pero aquí estaba y no sabía si era para dejar que la corriente siquiera su curso o enmendar sus errores, para intentar resolver sus arrepentimientos -dejarle todo en las manos de un niño de trece años al cual llamaba su mejor amigo, abandonar al amor de su vida sin explicación alguna por su, según él, propio bien-.
Mirando en conflicto sus manos, con una profunda impotencia, Shisui, aun dudoso, miró la nuca del monumento del cuarto Hokage.
Y luego desvió su mirada al pueblo.
Y su mirada cayó en cierta mansión.
La resolución cubrió sus ojos.
No sabía si estaba en el pasado o si vio el futuro, mucho menos sabía si lo que vio es realmente un sueño, una premonición o sus delirios, pero sentía que su muerte había sido muy real y joder si se había suicidado en vano, por los fragmentos que vio después de su muerte, no había nada bueno para el clan o Itachi.
Dudaba de su mente. De sus recuerdos
¿Itachi realmente mató al clan por Konoha?
¿Torturó a su adorado hermanito menor bajo genjutsu? ¿Murió a manos de Sasuke?
Los recuerdos estaban bloqueados, confusos y fragmentados, pero de eso se preocuparía después, tenía que concentrarse en las cosas actuales.
No era lo suficientemente fuerte como para frenar y evitar el ataque del Kyubi por su cuenta, ni siquiera sabía los detalles exactos de esa noche, no podía evitar por su propia cuenta la rebelión del clan si el Kyubi atacaba, podría utilizar el Kotoamatsukami, ¿Pero a qué costo? Si le volvía a revelar esta información al tercero, seguramente terminaría de nuevo como lo hizo, traicionado, enmarcado, ultrajado y envenenado por Danzo.
Por mucho que le doliera, Shisui sabía que el Sandaime Hokage no era de confianza. No podría hacer nada para evitar el trágico destino de su clan si es que el tercero seguía al mando, no cuando dejaba que los perros rabiosos rondasen sueltos como Danzo y su sequito, no cuando no había castigo a los altos mandos por desobedecerlo y hacer mal a sus espaldas, no cuando detrás de esos amables ojos, el hombre anciano ocultaba un profundo disgusto y sospecha por el clan Uchiha.
No cuando nunca recuperaron el cuerpo de su abuelo.
Porque por mucho que no quisiera pensar en esa horrible posibilidad, luego de que le arrebataran el Sharingan desde su rostro con crueldad, no podía evitar sospechar que Danzo tuvo algo que ver con la muerte de su abuelo, Uchiha Kagami. Danzo y Kagami siempre fueron a misiones juntos, casi un dúo imparable, su abuelo tenía muchas entradas en su diario de como ayudó a Danzo en varias ocasiones con la ayuda de su Sharingan, como su abuelo a veces temía no ser lo suficientemente bueno o ágil para salvar a su compañero.
Pero Danzo tenía un Sharingan en su rostro y lo utilizó para robarle su Mangekyo.
El cuerpo de su abuelo nunca fue encontrado.
La última misión de su abuelo, fue con Danzo.
Puede que sea paranoico o esté resentido con el hombre, no lo sabría decir con certeza, pero sabía que todo lo que sucedió fue parcialmente culpa del hombre.
Danzo propuso alejar aún más a los Uchiha, los vigiló, los arrinconó a una esquina, sembró la semilla de la desconfianza entre sus camaradas shinobis y los aldeanos a que los que juraron proteger, fomentó la discordancia entre la aldea y los Uchiha, los acorraló como ganado y, tal vez, lo que realmente quería conseguir con toda esta farsa, era su poder único y especial, su Sharingan, el cual estaría estaría servido en bandeja de plata si todos morían espontáneamente sin poder siquiera activar los sellos suicidas.
Porque el clan Uchiha es orgulloso, jamás permitiría que les robaran la libertad poniendo un sello en sus ojos como esos becerros del clan Hyuga. No aceptarían nada a menos de que sea el sello que los Uchiha utilizan desde la era de los reinos combatientes para suicidarse con honor y consumirse en un fuego tan intenso que revienta sus ojos, derrite su piel y hace cenizas sus huesos para que su Sharingan no sea robado por nadie.
Para los Uchiha, quemarse en el fuego es como volver a los brazos de su madre, volver a sus raíces bajo el cuidado apasionado e intenso de su diosa Amaterasu.
El amor de los Uchiha es rojo, rojo como el fuego, como la sangre que corre por sus venas, como sus ardientes ojos apasionados que cuando su amor se desborda, se convierte en odio, un odio negro, negro como los tomoes inquietos de su Sharingan, como las formas varias de los Mangekyo, como el fuego que nace de quienes defienden del linaje directo de Amaterasu.
Shisui no odiaba a Konoha, porque su amor era demasiado grande para odiar, demasiado apasionado y abrasador como para permitir que el espeso negro tiñera de oscuridad sus ardientes llamas de valor.
Pero él ya se consumió por su amor, no quedaron huesos que quemar y se ahogó en la oscuridad lejos del honorable ritual de cremación para su cuerpo moribundo.
Y ahora, tenía la oportunidad de volver a elegir: su amado pueblo y su apasionado clan o el amor de su vida.
En su primera vida, eligió su pueblo y su clan, intentó olvidar al amor de su vida, a su otra mitad, intentando autoengañarse que eso era por su bien, que solo resultaría en penurias si él se quedaba a su lado.
Pero ahora... ahora la elegirá a ella.
Y si quiere quedarse con ella, si realmente espera tener una oportunidad para estar juntos toda su vida, necesita resolver los problemas de raíz, evitar que sucedan.
Necesita confiar y abrir su corazón a alguien que no está seguro si escuchará.
Necesitaba hablar con el Yondaime Hokage.