M.N. (1-7)

Door numizu

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Temas sensibles Libros del 1 al 5 Meer

Aviso
Sinopsis Libro 1: M.N: D
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
1-1: Jungkook
1-2. Yoongi
1-3. Jungkook
1-4. Yoongi
1-5. Jungkook
1-6. Yoongi
1-7. Jungkook
1-8. Yoongi
1-9. Jungkook
1-10. Yoongi
1-11. Jungkook
1-12. Yoongi
1-13. Jungkook
1-14. Yoongi
1-15. Jungkook
1-16. Yoongi
1-17. Jungkook
1-18. Yoongi
1-19. Jungkook
1-20. Yoongi
1-21. Jungkook
1-22. Yoongi
1-23. Jungkook
1-24. Yoongi
1-25. Jungkook
1-26. Yoongi
Epílogo: Yoongi
Epílogo bonus: Jungkook
Extra 1
Sinopsis Libro 2: M.N: P
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
2-1. Jungkook
2-2. Yoongi
2-3. Jungkook
2-4. Yoongi
2-5. Jungkook
2-6. Yoongi
2-7. Jungkook
2-8. Yoongi
2-9. Jungkook
2-10. Yoongi
2-11. Jungkook
2-12. Yoongi
2-13. Jungkook
2-14. Yoongi
2-15. Jungkook
2-16. Yoongi
2-17. Jungkook
2-18. Yoongi
2-19. Jungkook
2-20. Yoongi
2-21. Jungkook
2-22. Yoongi
2-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Epílogo Bonus: Yoongi
Extra 1: Vida Familiar pt.1
Libro 3: D
Glosario
3-1. Jungkook
3-2. Yoongi
3-3. Jungkook
Prólogo: Jicheol
3-4. Yoongi
3-5. Jungkook
3-6. Yoongi
3-7. Jungkook
3-8. Yoongi
3-9. Jungkook
3-10. Yoongi
3-11. Jungkook
3-12. Yoongi
3-13. Jungkook
3-14. Yoongi
3-15. Jungkook
3-16. Jungkook
3-17. Jungkook
3-18. Yoongi
3-19. Jungkook
3-20. Yoongi
3-21. Jungkook
3-22. Yoongi
3-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Sinopsis, especial libro 3.5: D
Glosario
Prólogo: Jicheol
3.5-1. Jungkook
3.5-2. Yoongi
3.5-3. Jungkook
3.5-4. Yoongi
3.5-5. Jungkook
3.5-6. Yoongi
3.5-7. Jungkook
3.5-8. Yoongi
3.5-9. Jungkook
3.5-10. Yoongi
Epílogo. Jungkook
Sinopsis Libro 4: P
Glosario
Prólogo. Jicheol
4-1. Yoongi
4-2. Jungkook
4-3. Yoongi
4-4. Jungkook
4-5. Yoongi
4-6. Jungkook
4-7. Yoongi
4-8. Jungkook
4-9. Yoongi
4-10. Jungkook
4-11. Yoongi
4-12. Jungkook
4-13. Yoongi
4-14. Jungkook
4-15. Yoongi
4-16. Jungkook
4-17. Yoongi
4-18. Jungkook
4-19. Yoongi
4-20. Jungkook
4-21. Yoongi
4-22. Jungkook
4-23. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Sinopsis Libro 5: T
Glosario
Prólogo: Jicheol
5-1. Jungkook
5-2. Yoongi
5-3. Jungkook
5-4. Yoongi
5-5. Jungkook
5-6. Yoongi
5-7. Jungkook
5-8. Yoongi
5-9. Jungkook
5-10. Yoongi
5-11. Jungkook
5-12. Yoongi
5-13. Jungkook
5-14. Yoongi
5-15. Jungkook
5-16. Yoongi
5-17. Jungkook
5-18. Yoongi
5-19. Jungkook
5-20. Yoongi
5-21. Jungkook
5-22. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Pregunta
(Protagonistas del libro 3) Especial Extra 1: Yoongi conoce a Kendra
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2: ¿Bridezilla? pt.1
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2.1: ¿Bridezilla? pt.2
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 3: ¿Estás borracho, nene?
Especial Extra 4: Yoongi
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5: Conferencias telefónicas pt.1
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5.1: Conferencias telefónicas pt.2
Aviso

Bonus Epílogo: Yoongi

146 14 5
Door numizu

Yoongi estaba debajo de un Honda Civic cuando oyó a Jay decir:—Hola, Jungkook.

—Hola. ¿Está Yoongi por aquí?

¿Jungkook? Yoongi frunció el ceño. ¿Por qué vendría Jungkook de visita a mediodía?

¿Habría pasado algo malo?

Se salió debajo del carro y se incorporó justo a tiempo para ver a Jungkook entrar a la oficina de Yoongi sin saludarlo. Tal vez no lo había visto. Hizo un intento poco entusiasta de limpiarse la grasa de las manos antes de seguirlo. Entró justo a tiempo para ver cómo Jungkook bajaba las persianas, envolviendo la oficina en la oscuridad.

—¿Qué pasa, Pecas? ¿Estás huyendo? —provocó Yoongi.

Jungkook no dijo nada, sólo empujó a Yoongi hacia el sofá raído, siguiéndolo hacia abajo hasta sentarse a horcajadas sobre sus piernas. Antes de que Yoongi pudiera saber qué pasaba, Jungkook lo estaba besando, metiéndole la lengua en su boca, moliendo su evidente erección contra la rápidamente creciente de Yoongi. Las manos de Yoongi le rodearon el culo, acercándolo más, hasta que sus caderas se encontraron de nuevo, haciéndolos gemir a los dos.

Yoongi pensó en romper el beso para averiguar qué tenía a Jungkook tan excitado, pero se lo pensó mejor. Jungkook rara vez iniciaba el sexo, y nunca lo hacía cuando Yoongi estaba trabajando. Levantó las manos para sujetar la cara de Jungkook, manteniéndolo quieto para poder tomar el control del beso. Todo el cuerpo de Jungkook se relajó en respuesta, como si hubiera estado esperando a que Yoongi se subiera a bordo.

—¿Quieres algo, Pecas? —murmuró Yoongi, rompiendo el beso para recorrer con sus labios su mandíbula, su oreja.

Jungkook suspiró, inclinando su cabeza para dar a Yoongi un mejor acceso.

—A ti.

Yoongi le mordió la manzana de Adán.

—Me tienes. Tú lo sabes.

—Te quiero —dijo Jungkook, arrastrando la boca de Yoongi devuelta a la suya, susurrando:—Fóllame. Te quiero dentro de mí.

La polla semidura de Yoongi se endureció tan rápido que le dio vértigo.

—¿Aquí?

Jungkook asintió, dándole un sucio beso, antes de decir:—Ahora.

Sí, definitivamente algo estaba pasando con él, pero Yoongi no iba a rechazarlo. Jungkook se cerraría durante días si Yoongi rechazaba algo que él había iniciado. Además, no había nunca ningún otro lugar en el que Yoongi prefiriera estar que enterrado dentro de Jungkook.

—Sabes que hay como diez personas al otro lado de esa ventana —provocó Yoongi, ya alcanzando los botones de los pantalones de Jungkook, liberando su polla, antes de trabajar en los botones de su camisa.

—Entonces tendrás que mantenerme callado —dijo Jungkook con voz ronca, los ojos en blanco cuando Yoongi le raspó los dientes a lo largo del hombro, tirando su camisa hacia el escritorio.

—¿Lubricante? —preguntó Yoongi, sabiendo ya lo que Jungkook diría a continuación.

Jungkook lo miró fijamente a los ojos, haciendo que el estómago de Yoongi se revolviera de una manera nada desagradable.

—No, estoy bien. Estoy... listo.

Listo. Preparado y listo. Ese era Jungkook, siempre preparado.

—Mierda, Pecas. Vas a ser mi muerte.

Yoongi tiró a Jungkook en el sofá.

—De cara al respaldo. Así, de rodillas, con las manos en la espalda —Empujó los pantalones y la ropa interior de Jungkook hacia abajo hasta que se arremolinaron en sus rodillas—. Abre tus piernas para mí, Pecas —Yoongi zumbó en agradecimiento ante la imagen que protagonizaba Jungkook

Yoongi bajó la cremallera de la ropa de trabajo que llevaba puesto, apartando su ropa interior, frotando la cabeza de su polla sobre el resbaladizo agujero de Jungkook.

—Mierda, Pecas. Me encanta cuando ya estás mojado para mí.

—Lo sé —consiguió Jungkook.

—Arquea la espalda para mí. Así está bien. Justo así —Yoongi no lo penetró, sólo siguió frotando la cabeza de su polla entre sus mejillas—. ¿Es esto lo que vienes buscando? —Preguntó Yoongi—. ¿Me quieres dentro de ti?

—Sí —dijo Jungkook, con la voz ronca.

Yoongi le dio una palmada en el culo, admirando la única huella de la mano que aparecía en esa carne cremosa y pálida.

—¿Sí qué, Pecas?

—Sí, por favor —susurró Jungkook, presionándose contra Yoongi, emitiendo un sonido frustrado cuando este se apartó.

—Tú sabes lo que quiero —provocó Yoongi—. Dímelo. Déjame oír las palabras y te follaré justo como te gusta.

Jungkook no dudó.

—Por favor, Yoongi.

—Buen chico —Yoongi puso una mano sobre la boca de Jungkook, capturando su grito de sorpresa, mientras lo empalaba de una sola y dura estocada.

Yoongi no le dio la oportunidad de adaptarse. No podía. De repente, estaba desesperado por follarlo tal y como le gustaba a Jungkook. Chocó sus caderas contra él con estocadas duras y profundas que tenían a Jungkook gimiendo detrás de su mano.

Mierda. Conocía el cuerpo de Jungkook por dentro y por fuera, sabía exactamente lo que tenía que hacer para que se estremeciera, suspirara, lloriqueara, gimiera... suplicara. Jungkook siempre afirmaba que Yoongi utilizaba el sexo como mecanismo de adaptación, una forma de desahogarse cuando estaba demasiado emocionado o tenso.

Pero Jungkook era todo lo contrario. Jungkook usaba el sexo como una forma de sentirse físicamente conectado. Jungkook iniciaba el sexo cuando se sentía ansioso o desconectado. O al no sentirse amado. No por Yoongi. Yoongi lo amaba más de lo que amaba a nadie más, más de lo que podía expresar con palabras, aunque tratara de decirlo todos los días. Jungkook era quisquilloso y cerrado y se avergonzaba con facilidad, y Yoongi amaba cada una de sus singularidades.

Dejó que su mano se deslizara desde la boca de Jungkook hasta su garganta, inclinando su cabeza hacia atrás para darle un beso sucio mientras lo embestía por detrás.

—¿Así está mejor, Pecas? ¿Para esto has conducido por toda la ciudad?

La cabeza de Jungkook se movió mientras asentía frenéticamente.

—Sí.

—Ese es mi chico. ¿Tan puta eres por esta polla que saliste de tu trabajo temprano? ¿Era que solo me necesitabas dentro de ti? ¿Necesitabas que te usara, que te llenara?

Las palabras eran tanto para Yoongi como para Jungkook. No siempre era así, áspero y crudo y carente del más mínimo gesto romántico. No, a veces, Jungkook quería que Yoongi fuera suave y lento, que lo provocara y torturara durante horas hasta que sollozara de necesidad. A veces, Yoongi lo follaba para despertarlo, lo abrazaba con fuerza mientras se mecía dentro de él hasta que las pesadillas de Yoongi desaparecieran.

Jooheon hablaba constantemente de los lenguajes del amor. Si él y Jungkook tuvieran un lenguaje del amor, sería el sexo, el tacto, la unión de sus cuerpos en uno solo. Tenían sexo a diario, a veces más de una vez. Junseop se burlaba de que eran como adolescentes calientes, incapaces de tener suficiente. Tenía razón, sin embargo. Yoongi no podía tener lo suficiente. Cuando se trataba de Jungkook, era insaciable.

Yoongi le agarró las caderas, aumentando el ritmo, cambiando el ángulo de tal manera que Jungkook se tapó con un cojín para no alertar a todo el mundo de que su esposo lo estaba follando a plena luz del día.

—Mierda, Pecas. No voy a durar.

Jungkook volvió a mirar por encima de su hombro, con una expresión de necesidad.

—Bueno. Lléname. Quiero sentirte dentro de mí lo que queda del día.

—Dios —murmuró Yoongi entre dientes apretados.

Tres empujones sólidos más, y luego sus caderas perdieron el ritmo y se apoyó en Jungkook, hundiendo los dientes en su hombro para amortiguar su propio grito ronco de liberación.

Yoongi se tomó un minuto para saborear los temblores de su orgasmo antes de decir:— Date la vuelta, Pecas.

Jungkook obedeció, deslizándose hacia el extremo del sofá como si supiera lo que Yoongi iba a hacer. Se puso de rodillas, cogiendo su sonrojada polla y tragándosela hasta que sus ojos se aguaron y su garganta convulsionó. Las dos manos de Jungkook se enroscaron en el pelo de Yoongi mientras empezaba a follar su boca, con la cabeza echada hacia atrás, los labios abiertos mientras abusaba de su garganta.

—Mierda. Mierda. Mierda —cantó Jungkook, y luego inundó la boca de Yoongi, obligándolo a tragar o ahogarse. Yoongi siguió chupándolo hasta que Jungkook le dio un suave empujón.

Yoongi se puso de pie, y luego se dejó caer en el sofá al lado de Jungkook, envolviéndolo con sus brazos.

—¿Qué pasa, Pecas? ¿Estás bien?

Jungkook asintió, dejando caer la cabeza sobre el hombro de Yoongi.

—Sólo estaba teniendo un mal día.

—¿Y ahora? —preguntó Yoongi, besando su sien.

Jungkook dio un gran suspiro.

—Mejor.

Yoongi frunció el ceño.

—¿Pasó algo en el trabajo?

Jungkook asintió.

—Sí, pero te lo contaré esta noche. Ahora mismo no quiero hablar. ¿Te parece bien?

—Sabes que sí —prometió Yoongi.

Después de unos minutos, se oyó un tímido golpe en la puerta, y entonces la voz amortiguada de Jay dijo:—Eh, ¿Jefe? Sabes que el tipo del Honda estará de vuelta en unos treinta minutos, ¿Verdad?

—Ya voy —dijo Yoongi.

Jungkook soltó una risita ante su forma de expresarse. Se arreglaron la ropa y Jungkook siguió a Yoongi.

—Vamos, Pecas. Te acompañaré a tu carro.

Jungkook asintió, permitiendo que Yoongi lo tomara de la mano. Cuando llegaron al Volvo, Yoongi lo empujó contra la puerta del lado del conductor, dándole un suave beso.

—¿Vas a regresar al trabajo?

Jungkook miró su camisa irremediablemente arrugada.

—Creo que me iré a casa. Estoy bastante seguro de que tengo las huellas de tus manos grasientas en mis pantalones de vestir Armani.

Yoongi sonrió con satisfacción, dándole un apretón juguetón en el culo, antes de pellizcarle la barbilla.

—Oye, tú viniste a mí, Pecas.

Jungkook frunció el ceño, su mirada se desvió hacia abajo para mirar con horror algo. Yoongi siguió su mirada y se rió al ver que un pequeño gatito se abría paso arriba en el pantalón de Jungkook.

Yoongi se agachó para sacar las garras del Armani favorito de Jungkook. Su cuerpo era blanco puro, pero sus orejas, cola y patas eran grises y con rayas negras. También tenía unos bonitos ojos dorados.

—Parece que has hecho un amigo.

Jungkook curvó el labio ante la diminuta bola de pelusa, como si Yoongi estuviera sosteniendo una rata de alcantarilla.

—Odio a los gatos.

Yoongi se echó a reír ante la vehemencia en la voz de Jungkook. Empujó al gatito hacia él y éste empezó a maullar.

—Creo que le gustas. Ella se subió a tu pierna para acercarse a ti.

—Suena como si fueras tú —dijo Jungkook, con tono remilgado, todavía dándole una mirada despectiva al gatito.

Yoongi lo levantó más alto.

—Mira esa cara. ¿Cómo puedes estar molesto con algo que pareciera que tuviera puesta botitas?

Jungkook puso los ojos en blanco.

—Es fácil. Está sucio y probablemente plagado de enfermedades.

Yoongi sacudió la cabeza.

—Bueno, menos mal que eres un doctor. Eres buenísimo con las enfermedades.

Jungkook frunció el ceño.

—¿Me estás diciendo que esperas que me quede con esta... pequeña rata?

—Por supuesto que no. Quiero decir, podrías si quisieras. Sería bonito tener una mascota en casa. Pero quizás puedas dejarla en el refugio de animales que hay al final de la calle. Se va a hacer daño al estar aquí sola.

Jungkook suspiró y se quedó mirando a la gatita durante un buen minuto antes de cogerla y acercarla a él.

—Está bien. La dejaré en el refugio.

Yoongi suspiró, inclinándose y dándole otro beso en la mejilla, riéndose cuando la gatita protestó.

—Te veo esta noche, Pecas. Intenta descansar un poco. ¿Te acordaste de descongelar el pollo?

Jungkook le dirigió una mirada altiva.

—Esas cosas no se me olvidan.



◆═════════●★●═════════◆



Cuando Yoongi llegó al edificio, se bajó del Bronco y apagó el motor al no ver al chico que estacionaba los carros. Estaba casi en la caseta cuando Diego llegó trotando por la esquina. Yoongi saludó y lanzó sus llaves en dirección a Diego. El chico las cogió fácilmente, gritando, mientras se subía al carro.

—¿Viste el partido de anoche?.

Yoongi se rió.

—Sí, creo que este es nuestro año para los campeonatos.

Saludó con la mano mientras Diego se alejaba, y luego otra vez a los dos recepcionistas antes de entrar en el ascensor. Yoongi no estaba seguro de lo que encontraría al llegar. Jungkook parecía bastante nervioso cuando se había presentado temprano. Había estado trabajando demasiado los últimos días.

Yoongi intentaba ayudar a los Jeon para que dejaran a Jungkook hacer lo que mejor sabía hacer, pero, a veces, Yoongi necesitaba su ayuda. Habían tenido algunos trabajos en las últimas dos semanas y podía ver que Jungkook se ponía un poco más nervioso con cada día que pasaba. Toda esa angustia tenía que irse a algún lado.

Yoongi se sonrojó, pensando en Jungkook inclinado y mojado para él en el sofá de su oficina. Cada vez que miraba ese sofá durante lo que quedaba del día, se le ponía dura. Tendría que convencer a Jungkook para que lo visitara para tener rapiditos al mediodía más a menudo.

Compartió el ascensor con la anciana quisquillosa del tercer piso. La del perro de cartera. Ella le echó una mirada, observando sus manos permanentemente manchadas, arrugando la nariz.

—¿Qué es ese horrible olor?

Yoongi estaba seguro de que se refería al olor de la suciedad y el aceite de motor del garaje aún pegado a su piel, pero la miró fijamente a los ojos y dijo:—Sexo. Acabo de tener sexo.

Ella emitió un sonido de asco y prácticamente salió corriendo del ascensor. Yoongi se rió el resto del camino hacia arriba al apartamento, marcando el código de la puerta y deteniéndose en seco. Jungkook estaba profundamente dormido en el sofá, con una pierna colgando y las manos detrás de su cabeza. Llevaba una camiseta negra y un pantalón de pijama de franela.

Yoongi nunca había visto a Jungkook en ropa de dormir durante el día, pero eso no era lo que lo sorprendió. Lo que lo sorprendió fue la pequeña bola de pelusa acurrucada en su pecho. Yoongi dejó caer su bolsa en uno de los taburetes de la cocina, tomando una caja de pequeñas latas de comida para gatos que probablemente costaban una fortuna.

También había una torre para gatos con una hamaca y pequeños escondites y juguetes esparcidos por el suelo. Incluso había una camita mullida junto al sofá.

Yoongi atravesó el espacio y recogió suavemente a la gatita, sonriendo cuando ésta emitió un pequeño maullido. Ya no estaba cubierta en pulgas y ácaros. De hecho, parecía brillante y limpia. Incluso llevaba un diminuto collar de pedrería rosa con una etiqueta que decía:—Botas.

No era muy original en cuanto a nombres de animales se refería, pero era apropiado y Jungkook lo había hecho él mismo.

—Levántate, Pecas —dijo Yoongi, dándole un suave empujón con la rodilla.

Jungkook se levantó en posición y miró confundido la habitación, aliviado por un breve momento cuando vio que Yoongi sostenía la gatita. Casi con la misma rapidez, su rostro se sonrojó y miró alrededor del apartamento, como si se acabara de despertar de un estado de fuga para encontrarse cuerpos en su piso.

—¿Estás bien, Pecas? —preguntó Yoongi, divertido, pero también ligeramente preocupado.

Jungkook asintió.

—Sí, estoy bien —dijo, presionando los talones de las palmas de las manos contra sus ojos—. Largo día.

—¿Quieres contarme algo? —incitó Yoongi.

Jungkook se sonrojó hasta la punta de las orejas y murmuró:—Tenemos un gato.

—¿Y cómo sucedió eso, Pecas? Cuando saliste del garaje, temía un poco que fueras a tirar a Botas en un contenedor de basura.

Jungkook parecía horrorizado.

—Nunca haría eso.

Eviscerar, desollar, descuartizar... nada de eso le molestaba a Jungkook. Podía sentarse y comer una comida de siete platos mientras Yoongi torturaba lentamente a alguien, pero retrocedía horrorizado ante la idea de herir a un gatito. Por eso Yoongi lo amaba. Por eso mismo. Jungkook tenía sus prioridades claras.

—Estaba bromeando, Pecas. ¿Pero puedes decirme qué pasó entre que te fuiste de mi garaje y entre que llegaste al máximo de tu tarjeta negra en PetCo?

—Primero, mi tarjeta negra no tiene límite. Segundo, llamé a CL para que me diera la dirección del refugio.

Yoongi se rió. Por supuesto que lo había hecho. ¿Por qué iría su científico esposo a poner en manos de Google semejante tarea cuando podía acosar a su mejor amigo hacker?

—¿Y el refugio no l... —levantó el gatito para comprobar y ver el sexo— la quiso recibir?

La mandíbula de Jungkook se inclinó hacia delante mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

—No sé. Nunca llamé.

Yoongi sonrió con satisfacción.

—¿Y eso por qué?

—Porque CL dijo que hay miles de gatitos que son dejados en esos refugios todos los días y que a veces no son adoptados durante meses.

—¿Y pensar en eso te molestó, Pecas? —Yoongi pinchó con suavidad.

Una vez más, Jungkook desvió la mirada.

—No. Por supuesto que no. Simplemente no quiero contribuir a un problema. Tengo los medios para cuidar de un animalito. No hay razón para que no pueda vivir aquí en lugar de en un refugio. Es lo menos que puedo hacer.

Yoongi le rascó la parte superior de la cabeza del gatito.

—Así que... no tiene nada que ver con que te guste el gatito. ¿Sólo estás cumpliendo con tu deber de buen ciudadano?

—Sí, exactamente. Me alegro de que por fin lo entiendas.

Yoongi puso los ojos en blanco y se la devolvió a Jungkook.

—Lo que tú digas, Pecas. Me voy a duchar. Pollo para la cena, ¿Verdad?

—Uh... ¿Podemos simplemente a pedir comida? —Jungkook dudó.

Yoongi lo estudió.

—¿Por qué, Pecas?

Jungkook no lo miró a los ojos.

—Se me olvidó sacar el pollo del congelador.

—¿Tú? Pero si tú nunca te olvidas de nada —Jungkook no respondió, sólo hizo un puchero. Yoongi le besó los labios fruncidos—. Está bien. Los dejaré a ti y a tu nuevo caso humanitario. ¿Pido la cena cuando salga?

Jungkook asintió.

—Bueno, de acuerdo.

Yoongi estaba casi en el dormitorio cuando oyó a Jungkook canturrear: —¿Escuchaste lo que dijo? Nunca te tiraría a la basura. Tu padre se cree muy gracioso, pero a veces solo es un idiota.

Yoongi sonrió, caminando hacia el baño y cerrando la puerta, dejando que Jungkook creará vínculo con su nueva mascota. Ese hombre estaba loco, pero mierda si Yoongi no amaba eso de él.








NOTA: Confieso que a lo largo de mi tiempo como adaptadora, este "Yoongi" a sido de mis menos favoritos, no me gustó ni un poquito jajajaj

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