El año pasado había decidido pasar la Navidad con amigos de la universidad. Sí, a mi mamá le había dolido, pero qué puedo decirles si para mí no era más que una simple navidad. Escogí mis amigos en lugar de los seres que más amo y hoy me arrepiento. Extraño a mis padres, a mi familia, a ella. No es lindo pasar una Navidad completamente solo.
"Sin identidad", historia de @StayStrong7
Bien, Austin me descubrió y por desgracia eso es algo que lo podría haber evitado, pero claro, tuve que dejar mi celular detrás del sofá. Algo me dice que mi membrecía y liderazgo en los traficantes de lindura quedará vacante, ya que me echarán ante mi desliz. Sin embargo, debo tranquilizarme y tratar de escapar de las garras de mi enemigo nudista photoshopeado.
―¿Holis? ―preguntó enfurecido―. ¿Estás en mi armario y dices "holis"? ―imitó mi voz.
―¡Ponte algo, una camisa, no sé! ―Le grito.
―¿Ah? ―Me mira confundido y luego ve su torso, abre sus ojos por la sorpresa y se tapa ridículamente con los brazos―. ¡Eres toda una degenerada! ¡Mirona!
―¿Qué? ¡Nada que ver, tonto! ―Tapo mis ojos―. No estoy mirándote, ¡qué horror!
―¡Me siento expuesto y sucio; una pobre víctima de tu vil depravación! ―Vuelvo a verlo y estira un brazo y saca algo del armario.
¿Vil depravación? ¿No se le podía ocurrir algo mejor que eso?
Aprovecho el momento en el que se está cambiando y salgo del armario lista para correr. Sin embargo, cuando estoy a punto de abrir la puerta de su habitación, siento como Austin toma mi brazo deteniéndome en mi intento de huida. Quedo frente a él y le sonrío con inocencia.
Genial, lo que me faltaba.
―Muy tierno de tu parte el querer despedirme, pero déjame decirte que no hace falta ―Le digo.
―¡Agnus, no te hagas la tonta! Aunque pedirte eso es algo imposible de cumplir, pero por lo menos inténtalo ―recriminó―. ¿Qué estás haciendo en mi habitación?
―Te vengo a visitar porque te extrañé durante todo el fin de semana... ¡Rescatando a mi mascota! ¿Qué más podría estar haciendo? ―Bufo―. ¿Piensas que vendría a visitarte?
Me río ante esa idea.
―¿Dónde está ella? ―Me pregunta de manera seria.
Tiene el tupé de ponerse serio, encima.
―Claro, seguro que te lo diré. Bueno, creo que se me hace tarde, así que nos vemos mañana, por desgracia ―Intento salir, pero él me detiene de nuevo.
―No, no, no, hay algo que no entendiste, niñita. No te irás de aquí hasta que me digas dónde está la cerdita ―explica. Él enarca una ceja y tengo ganas de darle una buena patada en la espinilla, pero es su casa, estoy en su cuarto y por ende no me conviene.
―Gritaré y déjame decirte que mi voz es muy potente cuando grito ―Cruzo mis brazos.
―¿No querrás decir chillona? ―Se burla―. Grano de Hobitt, te lo preguntaré por última vez: ¿Dónde está Lili?
―Está sana y salva de tus malévolas y engreídas garras ―Le señalo.
―¿Malévolas garras? En solo un día la he cuidado más que tú, puedo decirte que soy el mejor dueño del mundo.
Eso realmente me hizo reír, así que no me contengo. Vi cómo se enojó cuando lo hice.
―Lástima que no eres el dueño de mi Lili. Bueno, ahora si déjame pasar que mis amigos me esperan ―exijo.
―No.
―¿No, qué?
―No te dejaré salir.
―¡Austin! ―Chillo.
―Entraste a mi casa, eso es un hecho delictivo y puedo llamar a la policía o dejarte con los guardias... que por cierto no están haciendo un buen trabajo, ahora que lo pienso.
―Hay uno que solo como rosquillas...
―Sí, lo he visto, le gustan las de chocolate con... ¡No me distraigas! ―espeta.
Vuelvo a reír y él se queja.
―Solo déjame ir para encontrarme con mi mascota, ahora.
―Hablando de mascota, podemos llegar a un acuerdo... ―dice algo incómodo.
―Aquí no hay ningún tipo de acuerdo cuando se trata de Lili. No estoy pidiendo nada del otro mundo, de hecho, no debería estar aquí porque pensé que habíamos terminado con todo esto ―expongo.
―No te irás ―Se encogió de hombros despreocupadamente.
―No seas tonto, por favor, no puedes retenerme aquí todo el tiempo. Abre la puerta ―exigí.
―No.
―¡Clarkson!
―No.
―¿Qué quieres? ―pregunté con exasperación mientras me apoyaba en la pared.
―Una custodia compartida, eso es lo que quiero ―confiesa.
¿Una qué? ¡Inaudito!
―¡Pero si Lili es mía! ―exclamé.
―Pero me encariñé con ella y mis hermanitos también ―Se queja en un puchero.
―¿Eso debería importarme? Es que, Austin, analiza la situación: me estás pidiendo compartir a mi mascota, la cual robaste, sólo porque te encariñaste. Mira tu casa, puedes comprar todos los cerditos del mundo. ¿No puedes simplemente dejarme en paz y hacer de cuenta que nunca hablamos?
―Agnus, solo...
―¡No, Austin! ―Le interrumpí―. No digas nada, no puedes obligarme a compartir a Lili cuando solo la has tenido por muy poco tiempo y por vías ilegales.
―Es muy linda ―Vuelve a hacer ese puchero tan tierno que... ¡No! No me importa su tonto puchero.
―Ya lo sé.
―Te doy lo que pidas menos un beso ―dijo frunciendo el ceño―. Aunque me lo implores no te lo daré.
―Yo no quie...
―No.
―Pero...
―No insistas, Agnus, ya te he dicho que jamás seré tuyo ―Vuelve a interrumpirme.
―¡Que ni loca te pido un beso! ―Golpeé su hombro―. Aunque, ¿te puedes cambiar de escuela? Juro que esa propuesta sería demasiado tentadora.
―Clas, hablemos...
―No, no tenemos nada que hablar, porque la última vez que negociamos algo, fue para que no me dirigieras más la palabra, y ya ves lo que pasó: no lo cumpliste ―ostenté―. ¡Es que tan solo pasó un mes de conocernos y estás turbando mi existencia! Ahora, responde esta pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué lo haces? Porque busco la respuesta y juro que no la encuentro.
Sólo me mira sin responder, intenta hacerlo porque abre su boca para decir algo, pero no lo hace. Mira hacia arriba claramente nervioso y vuelve a mirarme.
―Creo que... ¡No lo sé! ―suelta como si estuviera desesperado.
―Entonces déjame pasar ahora mismo y deja de molestarme ―exijo.
―¿Bomboncito? ¿Estás por ahí? ―De repente se escucha la voz de una mujer, seguido del sonido tocando la puerta.
Austin se puso en alerta y el nerviosismo denotó en su rostro. Llevó las dos manos a su cabeza y puedo jurar que estaba a punto de sufrir una crisis.
―S-sí, mamá, estoy con charlando con Agnus que acaba de llegar ―titubea al decir mi nombre.
―¡Qué alegría, qué lindo poder conocerla! ―Se escucha.
¿Qué? ¿Su mamá? ¡Solo quiero ir a casa, no quiero conocer a su madre!
―¡Claro, mamá!
―Claro nada, yo no conoceré a tu madre. Me dejas ir o me dejas ir, así de simple ―musito.
―Agnus, escucha...
―¿Por qué tu madre se puso feliz cuando me mencionaste? ―cuestiono.
―Te aborrezco, ¿bien? Te detesto y eres la micro persona más odiosa que he conocido... pero eres mi novia.
―¿Qué? ―espeté con voz aguda.
¿Es que hoy es el día de los inocentes y nadie me dijo?
Estoy indecisa al cómo debería reaccionar en este momento; no sé si reírme en su cara de lo ridículo que suenan sus palabras, o ponerme a llorar de imaginar que fueran ciertas. Pero, si de algo estoy segura, es que este chico se levantó menos cuerdo de lo normal.
―No grites, tonta ―susurró y me tapó la boca con su mano―. Ahora vamos a bajar y simular que somos una feliz pareja de enamorados. Te lo suplico, Agnus.
Para responderle hice lo primero que se me vino a la mente: mordí su mano. Austin chilló con una voz aguda, que hizo que me partiera de la risa.
―¡Me mordiste, mini caníbal! ―Me gritó, acariciando su mano―. ¿Sabes cuántos microbios acabas de dejarme? ¡Hay muchos hermanitos tuyos en mi mano ahora! ¡Puedo morir de alguna enfermedad!
―¿Y todavía pretendes que finja ser tu novia tratándome así? ―inquiero―. ¡Esto es igual de loco que robarme a mi mascota! Recapacita, Austin. Déjame ir a casa de una buena vez.
―Por favor, prometo explicarte después, pero permite que te presente como mi novia ―ruega―. Yo tampoco quiero esto, ¿entiendes? Tú no... no me gustas, pero por favor.
De todas las cosas tontas e incoherentes esta es la peor que he escuchado. ¿Por qué querría Austin decir que soy su novia? ¡Se supone que ni nos aguantamos! No, se supone no, es verdad que no nos aguantamos o eso pensaba.
En este momento sólo sé que soy yo la que desea que todo esto se termine, que él pase a ser un simple compañero del colegio, con el que no tengo nada que ver. Pero mientras yo doy un paso al frente, él corre. Mientras hago un sinfín de cosas para evitarlo, él no me pierde de vista. Me encuentro envuelta en una situación poco inusual que me hace preguntarme algo que no quería enfrentar: ¿Austin siente cosas por mí?
Baia baia baiaaaaaa
Si Agnus se lo pregunta...
¿Qué creen que responderá Austin?
MAÑANA O EL VIERNES VAN A AMAR EL CAPÍTULOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
AY, QUIERO LLORARRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR.
Esta nota de autor es cortita porque me tengo que ir shá. Pero gracias por todooooooooooo!
Loz quiero con ternura y paziom (?
Mañana en el grupo de Feisbuk voy a dejar una sorpreshita 7u7
(Link en mi perfil)