La habitación era muy grande, tanto como para que la luz del día no llegara a iluminar algunos rincones y dentro de ella se encontraba Beltrán mirando como todo estaba en su lugar y en perfectas condiciones.
Era como si las personas que habían vivido dentro de la habitación aun siguieran ahí, por cada rincón que pasaba, al mirar se podía reflejar las imágenes de ellos dos en sus momentos más felices, tristes e incluso los momentos en los que llegaban a discutir por pequeñas tonterías.
—hace mucho tiempo que no vengo aquí...no ha cambiado casi nada...
Decía Beltrán al mirar la habitación y apoyar su mano sobre una pequeña mesa color marrón.
—No hay polvo —dijo al ver sus dedos limpios
—Si, se ha estado limpiando como usted ha ordenado durante años...—respondió Robert
—¿Limpiar? Yo nunca...
La imagen de Emilia paso por su mente
—para eso tenemos a los sirvientes
—está bien, me gusta hacerlo por mi propia cuenta —sonrió
"entiendo... Diste esa orden antes de dejar este mundo Emilia..."
Pensó con una leve sonrisa
—¿Señor? ¿Todo está bien? —pregunto Robert al llamarlo
—No, es nada, me parece muy bien que lo hayan hecho...—respondió con una leve sonrisa cerrando los ojos.
—Robert...
—dígame, señor
—¿sabes de quién es esta habitación? —pregunto con una leve sonrisa al mirar la ventana
—no, aunque trabaje para usted, no estoy permitido en saber su vida privada señor...
—ja... Es cierto, tú apenas tienes cinco años trabajando para mí —sonrió por lo bajo
—Pues verás... Esta era antes mi habitación
La imagen de Beltrán entrando a la habitación y encontrando a Emilia sentada en la mesa leyendo un libro recibiéndolo vino a su mente.
—Entonces, Porque ya...
—¿Ya no lo uso? —Interrumpió Beltrán
—Lo siento, pregunte algo que no debía —dijo apenado Robert
—No, está bien...—respondió Beltrán calmado
—pero la respuesta a ello se debe a que mi querida Emilia ya no está aquí...—con la mirada a la nada respondió y Robert lo miro con tristeza al escucharlo
"la señora Emilia..."
Pronuncio Robert en su mente al recordar su primer día de trabajo
—este es la habitación principal...—decía mientras caminaba y mostraba los alrededores
—recuerda que tu principal función como asistente, es llevar un control de la agenda del Maestro Beltrán, calendarizar actividades, reuniones, citas, contestar y revisar todo tipo de documentos, como E-mail, llamadas telefónicas, correspondencia y pasar a quien corresponda la información recibida, entendido.
—sí, tío — Respondió firmemente un Robert más joven siguiéndolo por detrás
—descuida en los primeros días yo te ayudare, solamente hasta que ya comiences a familiarizarte con el trabajo.
—está bien, gracias...
—y aquí es donde siempre está el Maestro Beltrán —dijo al abrir la puerta y entrar a una gran sala de estudio iluminada.
—increíble...—pronuncio Robert asombrado
—ahora mismo el maestro no se encuentra presente, está en una reunión importante al lado de Carl, la persona a quien reemplazaras.
Por su parte Robert miro lo ordenada que estaba la sala de estudio y la cantidad de libros que había, para alguien que siempre está ocupado se podía notar claramente que le gustaba mucho leer.
"Jamás había visto un lugar tan grande"
Seguía diciendo Robert en su mente mientras caminaba contemplando las decoraciones y los detalles que había en los muros.
Al llegar hasta el escritorio logro ver un cuadro con marcos dorados y una mujer con una hermosa sonrisa y en el otro marco se podía ver la foto de un niño de apenas cinco años con una sonrisa tímida.
"Es hermosa..."
Pensó al mirar a la mujer de la foto
"y el niño es tan lindo, parece una niña, si tuviera un hermano pequeño como él no me gustaría que nadie me lo arrebatara"
—Veo que ya conociste a la esposa del Maestro Beltrán
—¿Eh? ¿Su esposa? —Pregunto un poco sorprendido
—Creí que él... Quiero decir el señor Beltrán no estaba casado
Su tío al escucharlo lo miro con extrañes y pregunto
—¿Dónde oíste eso?
—Ah... Bueno
"cómo le digo que esos rumores rondaban en la misma empresa del Señor Beltrán"
—Está bien, no tienes que hacerlo de igual forma, luego me encargaré de averiguarlo yo mismo. —respondió firmemente
"cómo era de esperarse de mi tío"
—Dime que más fue lo que escuchaste —insistió su tío
—Oí que la esposa del Señor Beltrán fue una mujer que solamente se casó con él para concebir un heredero y cuando cumplió con lo prometido le pidió el divorcio junto a una fuerte suma de dinero, dejando a quien ahora sería su exesposo e hijo, para así poder ser libre y vivir con su verdadero amor.
—Ja... Las personas de hoy en día no saben qué mentiras crear —respondió su tío con una sonrisa seria
—Aunque déjame decirte que solo una parte de la historia es cierta
—¿en serio? ¿Cuál? —Pregunto Robert curioso
—Sobre el heredero, era cierto que se casaron para que la señora Emilia pudiera dar a luz al heredero de la familia Herschel —pronunció seriamente
—Pero...
—¿Pero? —pregunto Robert un poco nervioso y con una gota de sudor recorriendo su mejilla al ver que la expresión de su tío había cambiado.
—Acerca de que la señora Emilia abandonara al pequeño maestro y pidiendo el divorcio junto a una gran suma de dinero, todo eso es una gran mentira... —dijo lo último con nostalgia
—Durante mis treinta años de trabajo en esta familia, jamás había visto a una pareja tan amorosa, como lo era el maestro Beltrán y la señora Emilia.
A su mente vino la imagen de dos niños jugando en el patio persiguiéndose uno al otro
—Te abras dado cuenta de que la mayoría de las familias con dinero y en especialmente las que tienen a los Alfas y Omegas de mayor categoría no muestran una sonrisa.
—Si...
—Eso se debe a que ellos fueron obligados a comprometerse, dejando a las personas que más querían atrás y viviendo con alguien que apenas conocieron unos días.
—Entiendo... —pronuncio Robert bajando la mirada y al recordar a las personas que siempre estaban serias o ignorando a sus propios hijos.
—Pero ellos dos eran diferentes, a diferencia del Maestro Beltrán que era una persona reservada y seria, la señora Emilia era una persona vivas y alegre, le mostró al Maestro Beltrán un mundo lleno de diversión y alegría, haciendo que su compromiso funcionara de una manera maravillosa, nadie podía creer que dos personas que apenas se habían conocido pudieran llevarse bien, la envidia que ellos ocasionaban hacían que rumores comenzaran a rondar, diciendo que como ella era Omega las feromonas que ella emitía habían cegado a Beltrán, otros decían que ella tenía un amante y como la familia Herschel era alguien poderosa ella tenía que fingir sonreír para que todos creyeran que realmente eran una pareja perfecta de lo contrario harían daño a su amante.
—¿Por qué siempre atacaban a la señora Emilia?
—Siempre lo hacen con alguien que es Omega y más aún cuando quieren tener algo que nunca lograron conseguir, felicidad...
Robert entendía perfectamente eso, los Betas también eran marginados porque eran personas que tenían que estar debajo de alguien, pero no tanto como los Omegas.
—Y aunque las personas seguían atacando la felicidad de los Maestros, ellos lograron casarse llenos de felicidad —pronuncio con una leve sonrisa al final
—¿Y qué paso con la señora Emilia?
—Ah... Poco tiempo después de su matrimonio, la señora Emilia quedo embrazada del joven Eliam, pero ella...—dijo con la mira triste.
La imagen de Emilia sola en la habitación paso por su mente y recordó sus días al lado de ella atendiéndola
—Señora...
—Está bien... Mientras tenga a mi bebe a mi lado no podría estar más feliz —respondió con una sonrisa acariciando su vientre
—La señora Emilia falleció al dar a luz...
Los ojos de Robert se abrieron sorpresivamente
—Dejando este mundo a una edad muy joven y con ellos al Maestro Beltrán y al joven Eliam.
—el Maestro Beltrán... paso por momentos muy difíciles, desde que la señora dejo este mundo...
La imagen de un Beltrán desorientado vino a su mente
—Ahora entiendo por qué el señor Beltrán siempre es tan serio...
—Si, no lo culpo si mi pareja destinada dejara este mundo, yo también me hubiera ido con ella...
—¿Pareja destinada? —pregunto extrañado Robert
—Así es la señora Emilia era la pareja destinada del Maestro Beltrán
—No lo puedo creer...
—Lo sé, a mí también me costó creerlo mucho, eso de las parejas destinadas se consideraba un mito, pero era cierto...
Recordó como Beltrán se tocaba el pecho y le decía a su mayordomo lo que sentía
—Cada vez que la veo mi corazón no deja de latir, quiero protegerla de todas las personas que quieran hacerla daño
—Joven amo...
—Ha... el Maestro tuvo que ser un hombre muy fuerte por su hijo...
—ahora que lo mencionas tío, ¿Dónde está el joven Eliam? —pregunto Robert
—desde que llegue a trabajar aquí no he visto a alguien joven entrar o salir y mucho menos en la oficina principal del señor Beltrán.
—El joven Eliam abandono la familia cuando apenas tenía veinte años, junto a la persona que amaba y han pasado catorce años, desde entonces el señor Beltrán no ha sabido nada de él.
—Ya veo...
—Solo espero que mi joven Eliam se encuentre en un lugar muy feliz con la persona que eligió pasar el resto de su vida a su lado.
—Wa... ¿Por qué papa no me quiere? ¿Acaso soy un niño malo?
—No, no, claro que no es así... Mi joven amo es el niño más amable del mundo —decía al abrazarlo
—Entonces, ¿por qué papa me dejo solo Albert?, waa...
—Bueno, eso es todo el recorrido por ahora, mañana comenzarás a trabajar, recuerda no meter la pata en tu primer día.
—No te preocupes, tío, haré mi mayor esfuerzo.
—Eso espero...
"Desde que supe la triste historia que tenía el señor Beltrán, me hizo entender que no siempre puedes obtener todo en esta vida, si tienes salud y amor, el dinero te faltará, pero si simplemente tienes mucho dinero y una salud muy estable, el amor tendrás que dejar ir..."
"No importa si es tu destino estar con esa persona..."
—¿Y qué dices? —pregunto Beltrán
—Lo siento, señor, no pude escucharlo
—Te decía que ya es hora de redecorar la habitación
—¿Eh? ¿Y eso a que se debe señor?
Beltrán sonrió por lo bajo y respondió
—Cuando mi nieta aparezca, mi hijo y toda su familia vendrán a vivir aquí, en mi mansión
—Entonces déjeme decirle que es una gran idea
—Lo sé, no veo las horas de poder tener a mi hijo y a mi nieta a mi lado... Como siempre debió de ser...
La imagen de Eliam y Ameri siendo abrazados por el paso por su mente.