La luz tenía atravesaba aquella fina tela de las cortinas iluminaba levemente la habitación, pero iba directamente a su rostro adormecido, dio la vuelta y cubrió su cabeza con la almohada.
-Buenos días Trunks- se escuchó una dulce y tierna voz. No puede ser... Vaya forma de despertar en navidad.
Se levantó para sentarse pero el esfuerzo le dio un tremendo dolor de cabeza. Se juró a si mismo nunca más beber... en este mes.
-¿Qué haces en mi cuarto?- preguntó molesto. Lo irritaba esa sonrisa pícara que llevaba la joven en su rostro.
-¿No lo sabes?- no -Para despertarte, deserebrado- definitivamente se lleva el premio del mejor insulto dicho en el día -Anoche tú y tu madre bebieron mucho ¿no?
-Sólo vete- masculló acostándose de nuevo en su cómoda cama.
-Pero si ya son las diez- insistió moviéndolo y pateándolo en la espalda.
-Dije que no Koron- dijo como si no le importara el hecho de que ella lo esté golpeando.
-Y eso que preparé tu desayuno- comentó rindiéndose y sentándose al borde de la cama justo en frente del híbrido.
-¿Desayuno?- abrió sus ojos rápidamente como si fuese encendido por un interruptor.
-Sí, lo hice yo misma- fue hacia el pequeño mueble que se hallaba al costado izquierdo de la cama y levantó una bandeja y se la acercó al híbrido -¡Buen provecho!
Trunks observó detalladamente lo que le servían. La bandeja contenía un plato lleno de huevos revueltos junto a dos panes y un vaso de jugo... ¿azul? ¿Que clase de jugo puede ser totalmente azul?
-No gracias...- rechazó al instante. Tenía miedo que si aquello fuera tóxico o algo parecido.
-Vamos Trunks, no seas malagradecido- tomó el tenedor, con éste recogió parte del huevo revuelto extraño -Abre la boca.
-No me vas a dar de comer- giró su rostro esquivando lo que la saiyajin le estaba ofreciendo -Yo puedo hacerlo solo- tomó el utensilio y de un bocado probó lo que la pequeña había preparado.
No está mal, pensó saboreando aquel pequeño bocado de comida, Son simples huevos revueltos, tiene algo de queso y... Su expresión cambió al sentir un trozo duro en medio de la suavidad del alimento.
-¿Qué le pusiste?- preguntó tratando de no herirla.
-Arroz- respondió segura -Bulma siempre le coloca arroz al huevo revuelto.
-Pero hay que cocinarlo primero, no sólo colocarlo seco en el sartén junto al huevo- corrigió observando detenidamente el resto del desayuno.
-¿En... En serio?- Trunks asintió -Lo siento, no lo sabía.
-Bueno no importa - ignorando todos sus instintos se dejó llevar por el hambre y devoró un segundo bocado del huevo-arroz revuelto.
En unos segundos su boca comenzó a arder y su rostro se puso rojo de repente, casi sale volando para chocar por el techo pero se resistió al momento.
-¿¡Qué diablos colocaste en esto!?- hablaba con la lengua afuera, no deseaba beber aquel misterioso líquido azul así que aguantó el gran malestar en su boca.
-Una salsa que parecía tener un dibujo de un tomate estirado- dijo pensativa observando el techo.
-¿Cuánto le pusiste?- preguntó tratando de estar aliviado.
-Todo lo que había en el envase- respondió sonriendo inocentemente.
¿En serio? ¿Acaso piensa matarlo? Parece que no ya que ella no piensa sobre sus acciones.
-Eso que condimentaste era salsa picante- respondió molesto.
-¿En serio? Discúlpame- expresó arrepentida observando lo que sirvió a Trunks.
-Bueno, eso ya no importa- se rascó la nuca para luego comer otro bocado de su desayuno. Nada diferente, siguió comiendo hasta limpiar todo el plato.
Sorprendida, Koron esperó una respuesta o un gesto de disgusto -¿Y qué tal?
-No estaba mal, de hecho, no para alguien que cocina por primera vez alguna comida terrestre- bajó la cabeza y trató de ocultar su sonrisa con su mano. Ella también sonrió.
-¿Vas a tomar la limonada?- preguntó señalando alegremente el vaso con el extraño líquido azul.
-Esto es... limonada...- observó con repugnancia el jugo, pero luego de procesar lanzó otra pregunta que lo estaba haciendo actuar así -¿Por qué es azul?
-Le puse edulcorante- contestó segura, como si conociera eso y no el picante -Recirdé que tu madre lo utiliza para endulzar comidas, y encontré una pequeña botella y lo coloqué al jugo- guiñó el ojo esperando a que el híbrido respondiera.
Ahora todo tiene sentido. -No es edulcorante, es colorante azul- mentalmente se lo estaba agradeciendo, si fuera edulcorante ya se habría muerto de diabetes con tan solo olerlo.
-¿Qué?- se sintió decepcionada consigo misma y se acercó lentamente al joven -Voy a trearte otro...- dejó de hablar al ver que Trunks bebió todo el jugo como si lo hiciera de un sólo trago.
-No estaba mal- musitó soltando una suave carcajada. Levantó la vista y logró ver el rostro de Koron muy raro, parecía asustada, no solo eso, sino también muy sorprendida, además lo estaba observando congelada sin despegar su mirada de él. -¿Qué sucede?- preguntó al ver dicha reacción.
-Tu... tu...- tartamudeaba mientras levantaba su mano izquierda para señalarlo -Tu... tu boca... está azul...- se acercó al híbrido pero no podía dar un sólo paso. Esta vez ella tiró todas las cosas por el caño.
-¿¡Qué!?- gritó exaltado, pegando un salto que hasta para él mismo dio un escalofrío.
Corrió al baño y se escuchó el grifo abrir y el agua correr para que luego con ésta él se limpiara todo el rostro. De paso sacarse el ácido sabor de la limonada que quemaba en su lengua junto el picante.
Se sintió una presencia acercarse hacia la casa para después de unos segundos llegar a la puerta principal, seguido esto el timbre sonó en eco por los pasillos y habitaciones de la gran corporación.
-¡Ya llegó!- gritó emocionada saliendo de su trance. Corrió saliendo rápidamente de la habitación y lo único que se escuchó fue una despedida amable -¡Adiós!
Trunks acabó con su aseo de rostro y dientes, preparado para empezar otro día se colocó su abrigo, salió de la habitación y bajó las escaleras. Pero se detuvo en seco al ver a Koron intentando salir de la casa pero, graciosamente, Fukito no la dejaba salir, fue algo muy divertido de ver.
Finalmente Koron logró mantener al perro dentro de la casa para que ella saliera fuera de esta y bloqueara totalmente el paso del animal cerrando la puerta.
¿Qué está haciendo? pensó bajándose de las escaleras. Llegó hasta la puerta y, apartando a Fukito quien estaba apegado a esta, abrió la puerta y sintió que se se había metido a un gran refrigerador.
Estaba nevando. Hace tiempo que no cae nieve por esas ciudades. Levantó la vista hacia al frente y en unos segundos el frío dejó de ser un problema.
Koron está con Oliver. Están charlando mientas caminan alegremente alejándose de la corporación.
Sintió su alrededor desplomarse y sólo fijarse en aquellas dos personas. Juntas.
Salió de su trance al darse cuenta de lo estúpido que era en esa situación. ¿Qué rayos estaba haciendo? ¿En qué diablos estaba pensando? Dejó que su subconsciente lo llevara afuera y seguirlos hasta llegar a la calle que cruzaba en frente de su casa.
Retrocedió rápidamente son ser notado y de nuevo se adentró en su hogar tropezándose con todo que estaba en su camino.
Se sentía un tonto, no sabía lo que hacía. ¿Por qué se está colocando su bufanda? ¿Por qué está acercándose de nuevo hacia la puerta? ¿Por qué estaba saliendo afuera una vez más?. No tenía idea que estaba sucediendo, sólo se dejaba llevar por su "yo interior".
Fijó su mirada hacia varias direcciones para tratar de localizar a sus amigos pero no logró ubicarlos. Intentó sentir sus presencias de ki pero ambos lo tenían ocultos.
Maldiciendo todo mentalmente comenzó su caminata. No quería volar, las personas igual lo verían y entrarían en pánico. Era mejor evitar inconvenientes.
Sus pasos pasaron a ser rápidos, luego un leve trote. No podía controlar su cuerpo, su interior le decía que debía seguirlos, y una rareza se formaba en su mente.
Síguelos. No lo pierdas de vista. Ahí están. En una cafetería inglesa. ¿Por qué rayos estaban en un lugar como ese?
De nuevo varios pensamientos locos llegaron en su mente y sin darse cuenta él ya estaba a punto de cruzar la puerta de lugar mientras sus puños estaban atrozmente cerrados de la ira.
Se tranquilizó y sigilosamente cruzó el umbral de la puerta, buscó el lugar más alejado y se sentó allí. Su ubicación era en una esquina mientras Koron y Oliver estaban ordenando en la caja. Se dio cuenta que ellos iban a ordenar para llevar y no para consumir en el local.
Estaba a punto de levantarse de su asiento cuando alguien se acerca hacia él.
-¿Le tomo la orden? - preguntó amablemente una señorita que llevaba un vestido llamativo y con la falda anncha.
-Yo... esto- observó de reojo a sus amigos y luego fijó su vista al suelo -Debo irme...- se levantó de su lugar y se dirigió a la salida evitando las miradas de las personas. Por suerte Koron y Oliver no lo notaron.
Rápidamente salió del lugar con una vergüenza que lo inundaba hasta el cuello. Se alejó del local para dirigirse a una banca que estaba al otro lado de la calle.
Luego de unos minutos ambos chicos salen del lugar riendo y hablando de cosas que a Trunks no le interesaba, de hecho él se encontraba a una cuadra de ellos, siguiéndolos, y no lograba escucharlos, era preferible mantener esa distancia.
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-¿Cuánto tiempo van a estar allí?- se murmuraba como por endécima vez. Los observaba sentados en una banca del parque y él, recostado por un árbol como a veinte metros de distancia, esperando impaciente a que se separaran y que ella vuelva a casa.
Ambos terminaron sus aperitivos y se levantaron de los asientos, continuaban hablando tan dulcemente hasta que en un punto pararon y comenzaron a observar por sus alrededores, cosa que llamó la atención de Trunks e hizo que le den unos escalofríos y algo de enfado.
Acaso... ¿Ellos...?, pensó. Colocó ambas manos en sus sienes tratando de no pensar en estupideces. Ellos... no pueden.
En instantes ambos jóvenes salieron volando del lugar.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?. Salió de un trance momentáneo y siguió a sus amigos.
Agradeció mentalmente que no sucedió lo que él estuvo imaginando.
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Aterrizó en la nieve, comenzó a dar zancadas ya que la nieve era algo profunda, y con esfuerzo llegó por la puerta evitando que Fukito salga de la casa.
Claro, dejar huellas era mucho mejor que entrar por la ventana. Pero por lo aturdido y estúpido que estaba no logró pensar en sus acciones.
Tomó asiento en su gran sillón, se quitó su abrigo y esperó a que llegaran. Y no tardaron nada.
-Adiós Oliver- se despidió la pequeña agitando su mano tras la puerta. Abrió esta y se adentró a la casa. Al darse vuelta se topó con Trunks quien estaba sonriendo maliciosamente como si fuera un padre que estaba a punto de regañar a su hijo.
-¿Qué tal Koron?- preguntó irónicamente como inicio de la conversación.
-Más que bien- contestó sonriendo sentándose al lado del joven. Estaba a punto de continuar cuando fue interrumpida.
-¿Así que Oliver y tú están saliendo?- se acarició la nuca y desvió con seguridad su mirada hacia el costado.
-¿Saliendo?- de nuevo su inocencia e ignorancia acerca de términos terrestres atacan de nuevo -Sí salimos.
A Trunks le dio un medio paro cardíaco pero cuando Koron continuó sintió que sus venas y músculos se aflojaban nuevamente.
-Salimos a tomar café y recorrer el parque- respondió la pequeña con suma inocencia.
Los nervios del joven estaban a punto de llegar al cielo, pero algo lo decía que se estaba equivocando en sus expectativas. Se calmó y tomó el control de la situación.
-¿No hicieron algo... algo...?- sus palabras no tenían nada de sentido.
-Trunks, ¿qué dices?- se acercó un poco más hacia el para poder darle la cara -Tú ayer me habías dicho que si te preparaba el desayuno dejarías que salga con Oliver y Mamoru a recorrer la ciudad.
-¿Y Mamoru...?- preguntó aún no estando satisfecho del argumento de la pequeña.
-Mamoru tenía cosas que hacer hoy, por eso no pudo ir- comenzó a mover la cola alegremente mientras su sonrisa brillaba hacia los ojos azules del híbrido.
Él noto aquel gesto, se había dado cuenta lo estúpido que fue al imaginarse tales disparates.
Koron sólo había salido con Oliver como amigos, amigos y nada más, él no debía preocuparse... ¿Por qué se preocuparía por eso? Estaba actuando como un imbécil que no comprende ni sus propios sentimientos y pensamientos.
-Koron...- dijo levantándose del sofá ayudando a levantar a la pequeña también -¿Quieres cenar? Te prepararé un banquete- mencionó sonriendo sin soltar la suave mano de la pequeña.
Ella asintió sonriendo pero luego cambió su expresión a duda. -¿Qué no cenamos ayer demasiado?
-Nunca es demasiado para un saiyajin- bromeó con un tono tierno. Soltó la mano de Koron y se dirigió a la cocina sin más que decir.
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Su mirada se posó en la cantidad y variedad de manjares que se hallaban en la mesa. Estaba atónita y una hermosa y emocionante sonrisa se dibujó en sus labios.
-¿Todo esto es para mí? - preguntó aún teniendo aquel brillo de emoción en sus ojos.
-Por supuesto- respondió el híbrido orgulloso de su trabajo.
La pequeña tomó con los utensilios un pedazo de comida que se hallaba frente a ella, lo probó de un bocado y logró sentir las variedades de sabores exquisitos que bailaban en su gusto.
-¡Está increíble!- exclamó emocionada tomando otro trozo de comida entre sus palillos -¡Siento que te amo!
El tiempo se detuvo para Trunks justo en ese momento. Tardó en procesar cada palabra y cada letra que Koron había pronunciado.
-¿En... en serio?- se ruborizó, observó fijamente a la pequeña mientras él en su interior gritaba que esto fuera real.
-¿Qué? Pero si le hablaba a la comida- respondió sinceramente.
El joven casi cayó al suelo por lo sucedido. Pero se recuperó dándose cuenta en lo que estaba pensando, negando todo lo que estaba sintiendo.
Debería dejar de ilusionarme... y negarme a mi mismo.