She.

By AlessandraRaymond

6.1M 102K 8.4K

¡Dime como vivir sin tu melena y tus chistes! ¡Como respirar sin tus manos y tus cosquillas! Y dime, como v... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 - ESPECIAL NAVIDAD
Capítulo 20
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24

Capítulo 21

94.9K 2.3K 325
By AlessandraRaymond


Capítulo 21

Con el azúcar de sus besos y un vino de ilusiones

Salimos todos juntos del restaurante, Matías ya no se encontraba tan enfadado como antes, se veía sereno.

-Ahora si puedo llevarte a casa -se gira hacia su amigo- muchas gracias tío. -la chocan y se dan una palmadita en el hombro. -no preveía que no tuviéramos ni zapatos ni chaquetas. -su amigo se despide de mí y se marcha por una de las callejuelas hechas de roca que componían Madrid.

-Ni yo que nos coláramos en un restaurante de sushi a desayunar. -estiro las mangas de mi jersey y me abrazo para tratar de mantener el calor de mi cuerpo.

-Vamos, que tampoco vives tan lejos de aquí. -dice divertido, sale corriendo hasta su moto, que la enciende en un abrir y cerrar de ojos, me monto detrás de él como antes y arranca con cuidado, al salir a la calle principal acelera.

Me apoyo en su espalda, aferrándome a su cuerpo, y veo pasar la fuente Neptuno por mi lado, la brisa enreda mi pelo suelto, Adrián da una vuelta completa antes de salir de la rotonda, cada vez se hacía más insoportable el frío que cubría toda la ciudad, rezando de que no broten copos de nieve, estando a cero grados y solo con un jersey y unos pantalones, no sentía mis pies, y solo pensaba en mis padres, en que dirían cuando llegara sin zapatillas, a estas horas de la mañana, porque realmente eran los únicos que de verdad me importaban, a pesar de todo, lo que han hecho, que han dicho y están a punto de hacer.

Sueno mi nariz a la vez que Adrián gira una curva para llegar finalmente a mi casa, aparca un momento en la acera para dejarme lo más cerca posible del portal.

-Venga guapa, quedamos otro día, cuídate. -le devuelvo su casco y me despido sin beso alguno, corriendo rápidamente hasta el portal, toqué al telefonillo, giré a ver si seguía ahí; estaba esperando a que subiera, le sonreí tímidamente y me acomodé las gafas, al momento, respondió mi hermano.

- ¿Hola?

-Oye, soy yo, Alicia, se me quedaron las llaves.- cuelga y suena el pitido de la puerta al abrirse, me despido una vez más con la mano y siento una abrumadora calidez que me recorre un escalofrío de pies a cabeza, entro al ascensor y toco el botón del último piso, al llegar la puerta está abierta, se me aceleran las pulsaciones, cuando cruzo del pasillo a mi casa un silencio me invade; mis padres no estaban y de un modo, me alegraba de que fuera así.

- ¿Dónde estabas? -mi hermano está comiendo una tostada con mermelada, apoyado contra la encimera.

-Por ahí. -respondí sin ganas de hablar con él.

-Si vas a estar por ahí al menos ponte algo encima. -pegó un mordisco a su tostada.

-Que sí. -hice un ademán con la mano y me fui hasta mi habitación, para cambiarme de ropa y darme una ducha caliente.

Al entrar encontré una caja azul con un lazo rojo, no puedo evitar no sonreír, corro hasta la cama y abro la caja, en el fondo había una bolsa con una carta encima, la saco con rapidez y leo lo que parecía una cita a ciegas.

Alicia, no he tenido antes la oportunidad de decirte lo mucho que me gusta el color de tu pelo, que cada vez que te veo sonreír siento un escalofrío de paz recorrer mi espalda, y no sería sorpresa para nadie decir que contemplaría tus ojos marrones toda una noche abrazados junto con una copa de vino y un ramo de flores.

Déjame demostrarte lo mucho que te quiero con una cita que he preparado para ti esta noche, déjame verte envuelta en el vestido que he comprado para ti y vernos a las nueve a la entrada del Retiro, por la calle de Alcalá.

Dejo caer la carta en la cama y saco el vestido envuelto, se despliega un vestido rojo largo hecho de lentejuelas rojos con un escote en v, me quedo boquiabierta y rápidamente me quito toda la ropa para probarme el vestido que ya estaba perfumado con un aroma que no conocía. Subo el cierre y me acerco al espejo, parecía otra persona completamente diferente, mi cintura se veía más pequeña con el corsé que había por debajo de las brillantes lentejuelas, di una vuelta y todo mi cuerpo brillaba con la lámpara que me apuntaba directamente, me solté el pelo, que resbaló por mis hombros y espalda desnuda. Me sentía incapaz de salir a la calle de esta manera, me veía tan bien...no estaba acostumbrada a verme con unas curvas tan pronunciadas, plancho el vestido con mis manos una y otra vez, re acomodándome las gafas otras mil veces, estaba paralizada frente al espejo imaginándome la cita con la persona misteriosa que ya sabía quién era, con quien pasaría mucho tiempo de mi vida junto a ella; mi querida Nora.

Había transcurrido toda la tarde soñando sobre sus labios, imaginando sus pestañas acariciar mi piel desnuda, descubrir un mundo diferente al que yo conocía, con ella, señalar la Torre Eiffel escuchando su risa, poder tomar un café con el azúcar de sus besos.

Opté por ondularme un poco el pelo, aunque no duraría demasiado ya que no me había puesto laca, traté de maquillarme lo mejor posible, cogí algún que otro producto de mi madre, que ella si sabía maquillarse, se veía como Diosa del Olimpo arreglada siempre que salía a alguna fiesta, porque ahora se pasa acostada días enteros en su cama con todas las luces apagadas, ella y un vaso lleno.

Al salir de mi habitación, encontré a mi hermano durmiendo en el sofá, por lo que me quité los tacones y salí con todo entre las manos, el abrigo, la cartera y los tacones con las llaves entre dientes, ya en el rellano me acomodé el abrigo y tacones, bajé por el ascensor, levantando discretamente un poco el vestido para que no arrastrara toda la mugre que siempre había por la calle. Cerré mi abrigo pelo y cuando salgo me encuentro con una limusina pequeña negra enfrente de la puerta a mi portal, paso de largo, pero enseguida el chofer pita.

- ¿Es usted Alicia? -se acomoda el sombrero.

- Sí. -respondo frunciendo el ceño.

-Estoy aquí para recogerla. -sale del coche y da la vuelta para abrirme la puerta con una sonrisa, entro con dificultad, tratando de cuidar el vestido lo más posible; el chófer regresa al puesto piloto y arranca.

- ¿Quién te contrató? -pregunto sonriendo con el corazón a mil, llegaríamos en un pis pas al Retiro.

- Me pidió que no le dijera nada de nada, cuando llegué podrás ver quien es. -mira por el retrovisor, siempre con una sonrisa. Me recuesto extrañada sobre el asiento y me abrocho el cinturón, había pensado en todo, sabría la vergüenza que habría pasado entrando al metro en semejante vestido, tan formal para sentarme en un vagón junto a borrachos malolientes.

Solo espero llegar al lugar y encontrar a Nora en otro vestido tan bonito como el mío, quizás con una caja de bombones y poder estrecharla con mis brazos.

Constantemente estaba revisando la hora, acomodando mi pelo, las gafas, jugando con mis manos hasta que por fin llegamos a la calle de Alcalá, poco a poco empezó a frenar el coche hasta que veo un vestido de lentejuelas azul, solo la cola arrastrada por el suelo.

-Gracias. -me despido del conductor y al salir veo su melena pelirroja volando sobre su espalda desnuda, se gira y sonríe de oreja a oreja, la limusina se va y Nora se gira, coge el vestido con su mano y se acerca a mí, quedando a escasos centímetros.

-Estás preciosa. -moja sus labios y me besa, rodeando mi cintura con su mano, apretando un poco.

-No me esperaba nada de esto, el vestido, la limusina... -entrelazo mi mano con la suya, sabía que estaba igual de nerviosa a mí, hablo sonriendo, al igual que ella.

-Y todavía no ha empezado la noche, vamos. -ladea su cabeza refiriéndose al parque, entramos cogidas de la mano, recogiendo nuestros vestidos.

- ¿Qué tienes preparado? -reí nerviosa.

-Si te lo cuento ya no tiene gracia. -respondió riendo.

Caminamos por todo el camino perfilado de arena con piedras amontonadas, tratando de no caerme, evitando todas aquellas miradas acusándonos de ser mujeres amándonos, siendo humanas.

Al cabo de caminar por un rato en un silencio romántico perfumado de inocentes nervios, llegamos al restaurante del parque, jamás lo había visto cuando la luna caía junto con las estrellas, una larga alfombra roja decorada los peldaños de piedra y agradables llamas encerradas decoraban la entrada con grandes ramos de flores.

- ¿Has reservado aquí? -pregunté boquiabierta, apreté su brazo, sabía que tenía la mano congelada, pero aún así, no dijo nada.

- No hay nada improvisado aquí Alicia. -respondió acomodando su pelo.

- ¿Cuánto te has...? -me interrumpe apoyando su dedo sobre mis labios pintados.

-Eso no importa, ¿vas a dormir mejor sabiendo eso? -ríe.

-Depende de cuanto te hayas...

-No te preocupes por eso, tampoco fue tanto. -me suelta de la mano y al entrar, se acerca un camarero con un uniforme completamente negro, con una sonrisa en su rostro a preguntarnos si nos puede ayudar en algo.

-Buenas noches, tenemos una reserva a nombre de Nora Jiménez.

-Déjame comprobar...-abre un libro apoyado en una torre de tronas, mueve ágilmente sus dedos por las páginas- sí, perfecto, por favor, acompáñenme.

Seguimos al camarero hasta nuestra mesa, donde tenía una pequeña carta encima que decía "RESERVADO", la retira sutilmente y acomoda nuevamente los cubiertos y sillas.

-Gracias. -decimos casi al unísono cuando se aleja a toda prisa por la puerta de la cocina.

-Es impresionante, jamás había estado en un restaurante así. -apoyo el codo sobre la mesa y miro a mi alrededor encantada por la decoración aparentemente artesanal, llena de macetas con flores esparcidas por la madera del suelo, la música era sutilmente fuerte, era agradable para mirarla a los ojos y decirle, hasta quedarse sin voz, lo mucho que la quieres.

-Espera a ver la comida, te vas a quedar flipando. -abrió la carta mientras sacaba su lengua. -te recomiendo los raviolis, al chef le quedan...-no termino la frase, cerró los ojos y saboreó nuevamente la salsa de tomate y el queso parmesano que le echaban por encima de los raviolis rellenos de carne y más queso derretido.

-Está bien, pediré eso, y de beber...-miré la carta una vez más.

-Vino. -cerró suavemente la carta.

-Somos menores, ni de coña el camarero nos va a vender vino. -crucé mis piernas envueltas en lentejuelas rojas.

-El camarero no, pero el chef sí. -arquea las cejas y se pone de pie, se va hacia la puerta de la cocina, metiendo solo la mitad de su cuerpo, escuché un par de risas, al final, entró por completo, pudiendo dejar de verla.

Veo las personas a nuestro alrededor, la gran mayoría eran parejas, como nosotras, hasta que me topé con los ojos azules de un señor aparentemente joven pero con calvicie, negando una y otra vez, estaba acompañado de su mujer e hijo de más o menos doce años, me señala con el cuchillo, su esposa, rubia, parecía tenerme lástima, asentía a todo lo que el gordinflón le decía, su barba me impedía leer lo que sus labios querían gritarme.

-Ya está todo solucionado, nos traerán vino y nos regalan de paso unas tapas. -frotó sus manos a la vez que se sentaba. - ¿pasa algo? -se gira hacia atrás, buscando.

-No, en absoluto. -respondí riendo- me quedé un poco...-balbuceé-empanada. -solté una risa falsa, con la esperanza de no arruinar nuestra cita.

-Pues no mires a otras, que me pongo celosa. -sonríe y le sigo la cuerda.

Traen nuestro primer plato, junto con una botella de vino y después traen a la mesa, otro camarero diferente, unas tapas con gambas y jamón serrano, llevé a mi boca directamente los raviolis calientes, entre bocados y un intercambio de palabras terminamos nuestros platos, y al final de la cena nos trajeron unas mentas junto con la cuenta, forcejeé con ella, luchando por pagar, pero no me dejó.

-Que no te voy ha dejar pagar, en la próxima cita ya me invitarás tú. -tira un poco más fuerte y cedo la carta con la factura dentro, negando con la cabeza me rindo y quedo fijamente mirando al florero anticuado que había encima del marco de una pequeña ventana hecha de madera y piedras, absorta en mis pensamientos sentí sus ojos en mi nuca, al girarme veo como lentamente acerca su mano hacia mí, por lo que acerco también la mía, que tenía un anillo negro en el dedo índice y uno pequeño de oro en el anular, acariciando nuestras manos calientes, ella, rompió el silencio con su voz.

-Negué más de cien veces lo que sentía, pero pensaba en ti mil veces por la mañana y otras mil por la noche. -suspiró- y ahora que estas aquí conmigo, sé que nací para amarte, porque lo que más me gusto de ti no fueron tus ojos, ni tampoco tus tambaleantes caderas...-soltó una carcajada-fue darme cuenta de todas las veces que me habías escuchado, soportado y aguantado, de todas las noches en vela por pasar un minuto más, solo un minuto más hablando, las tardes viendo películas juntas hasta el atardecer con un beso de por medias y mis perros ladrando, fue darme cuenta que te necesitaba no solo por las tardes y noches, te necesitaba y te necesito...-apretó mi mano por un segundo-por eso, quiero que seas mi novia.

Para cuando ya había terminado su propuesta, tenía lágrimas navegando en mis mejillas, y con un nudo en la boca, asentí.

-Te quiero. -sonrió y se acercó para darme un beso, encajando su mano en mi mejilla.

-Y yo aún más. -suelto una risa nerviosa para después fundir nuestras almas tras una noche embarrada de besos y risas furtivas.


-

Primero que todo perdón por no haber subido un capítulo la semana pasada, se me pasó por completo escribir, no os voy a mentir.

Segundo, feliz año a tiii en especial, que estas leyendo esto, gracias por llegar hasta ahí.

Tercero, gracias por todos los que se preocuparon por mí, que me escribieron preguntándome si estaba bien o si iba a continuar con la historia; estoy muy bien pero con mucha presión escolar, y si voy a continuar con la historia, hasta el último capítulo, si llegara a pasar algo malo, os avisaría, wattpad, She, vosotros, sois una parte muy importante de mi vida.

Te quiere, Alessandra.

Instagram: alejandra_ramosm

Twitter: alessandraray12

Continue Reading

You'll Also Like

118K 3.8K 49
"Cada decisión que tomamos teje un destino único, y así fue como Juanjo y Martin se encontraron inmersos en las vibraciones emocionales de OT 2023, u...
1.5M 108K 82
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
916K 24.9K 31
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...