Resumen: Te llama la atención Eddie, por quejarse del instituto y, al mismo tiempo, por no esforzarse lo suficiente para graduarse. Te pide que le enseñes a hacer la única cosa que le da miedo: intentarlo.
Contenido/Advertencias: angustia con final feliz, spoilers del episodio 1 de la temporada 4, palabrotas, una referencia sexual
Autor: shemarmooresfedora
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Todo comenzó con un comentario que hiciste en el almuerzo. Decir que te sentaste con el Club Hellfire en el almuerzo sería una interpretación errónea. Claro, te sentaste en su mesa pero no te sentaste con ellos. En realidad, no te relacionabas mucho con nadie en el instituto y su mesa solía ser la última en llenarse, así que era tu lugar designado para comer.
Escuchabas sus conversaciones mientras ojeabas el libro que tenías ese día. Aunque no habías hablado con ninguno de ellos antes, era como un acuerdo no expresado de que tú no les molestabas y ellos no te molestaban a ti.
Sin embargo, Eddie estaba hoy en uno de sus estados de ánimo santurrones, provocado por la ausencia de Lucas Sinclair en su partido de esta noche. Acababa de terminar de criticar sobre las pandillas y cómo no podía esperar a graduarse este año.
Te vas a arrepentir de esto, Y/N, pensaste.
Pero aun así, no pudiste evitar abrir la boca.
"Sabes, con lo mucho que te quejas del instituto, no pareces muy motivado para terminar", mordiste tu manzana, mirando hacia Eddie, que acababa de sentarse de nuevo.
Toda la mesa dejó de moverse y te miró en silencio. Nadie había contestado nunca a Eddie, era su líder. Eso nunca se cuestionó.
Eddie se limitó a mirarte con una expresión que no pudiste descifrar.
"Sólo digo", continuaste, para horror del resto del Club Hellfire, "que sigues hablando de que todo lo que necesitas es no estropear el final de la señora O'Donnell y entonces conseguirás graduarte. Bueno, ¿has intentado siquiera estudiar para ello? ¿O vas a hacer lo que Eddie hace mejor y fingir que no te importa una mierda y luego enfadarte cuando tengas que repetir todo el ciclo de nuevo?"
Ya has cavado tu tumba, así que podrías profundizar un poco más: "Siento si te he ofendido, pero eres un tipo inteligente, Eddie. Lo sé a ciencia cierta. Y me frustra que no te apliques ni siquiera un poco para que al menos puedas salir de aquí. O si no, vas a estar atrapado en este bucle hasta que finalmente abandones porque o aprendes la mierda y apruebas o no. La Sra. O'Donnell no puede obligarte a preocuparte lo suficiente como para aprobar. Eso depende de ti".
El timbre que indicaba el final del almuerzo sonó justo cuando terminabas la frase. Recogiste la basura en tu bolsa de papel marrón y cogiste tus libros, abandonando la mesa para dirigirte a matemáticas.
"¿Alguien sabe quién es esa chica?" oíste que Eddie susurraba a sus amigos y sonreíste.
Tal vez, sólo tal vez, le diste el empujón que necesitaba para obtener finalmente su diploma.
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Supongo que, para empezar, la biblioteca era más adecuada para ti. No tenías que preocuparte por terminar un libro en la cafetería y no tener nada con lo que entretenerte durante el resto del periodo de la comida.
Sin embargo, echabas de menos el ruido de fondo que proporcionaba el Club Hellfire. A pesar de no haber interactuado nunca con ellos, todas las conversaciones que habías escuchado a escondidas te hacían sentir como si fueran tus amigos de una manera extraña. Como si supieras todo sobre ellos y ellos no supieran nada sobre ti. Eras básicamente una mosca en la pared del Club.
Sin embargo, no te atreviste a volver después de los acontecimientos de ayer. Está bien, supusiste, sólo quedaba un mes de almuerzos antes de graduarte y te conformabas con pasarlos solo en la biblioteca.
Estabas especialmente distraida en un capítulo de tu libro y no te diste cuenta de que la silla de enfrente se había retirado y alguien se había sentado en ella.
"Hola", dijo Eddie.
No te diste cuenta, tus ojos siguieron deslizándose por la página mientras comías una zanahoria pequeña.
"Um holaaaa," Eddie agitó su mano en tu vista, sacándote de tu trance.
Te sobresaltaste un poco.
"Lo siento, no quería asustarte", Eddie sonrió ligeramente.
"Yo también me disculpo, no estoy acostumbrada a que se acerque tanta gente a hablarme aquí", colocaste el marcapáginas en tu libro para no perder la página.
"No estabas a la hora del almuerzo", habló Eddie.
"Me imaginé que ya te habías cansado de mí", respondiste, señalando la biblioteca vacía que te rodeaba, "No se puede molestar a nadie aquí", te encogiste de hombros.
"Nunca fuiste una molestia", respondió Eddie, "De hecho, fue agradable tener al menos una chica en la mesa. Nos hace sentir a todos un poco menos como bichos raros y perdedores".
"No digas eso".
"¿Por qué no? Es verdad, ¿no?"
"No, definitivamente no lo es y además, no me gusta cuando la gente es mala consigo misma. ¿Qué sentido tiene odiar a la única persona con la que estás atado el resto de tu vida?"
"Huh, nunca lo había pensado así", Eddie se recostó en su silla, sumido en sus pensamientos.
"Entonces, ¿qué estás haciendo en la biblioteca, Eddie?", cuestionó.
"Buscándote", respondió.
"¿Y puedo preguntar por qué?"
"Realmente quiero graduarme", explicó, "como de verdad. Porque si no lo hago este año, dudo que lo consiga el próximo, así que lo dejaré y todos estos años no habrán servido para nada."
"Bueno, te apoyo", respondiste.
"Pareces muy estudiosa", miró tu gran pila de libros, "¿Hay alguna manera de que me ayudes a estudiar? ¿Cómo darme consejos o algo así? Nunca lo he intentado", parecía avergonzado por esta confesión, "No tengo mucho dinero de sobra, pero podría pagarte un poco en efectivo. O drogas, tengo muchas drogas".
Se rió un poco, "No tienes que pagarme, Eddie. Estaría más que feliz de ayudarte gratis".
"¿De verdad?"
"Pues sí", te encogiste de hombros, "Creí que te había dejado bastante claro lo mucho que me molestaba que estuvieras desperdiciando tu potencial. Sería una total hipócrita si no quisiera ayudarte cuando realmente estás dando el paso de buscarlo".
"Muchas gracias. Realmente significa mucho para mí", respondió Eddie.
"Los lunes, miércoles y viernes, te encuentras conmigo aquí para almorzar y usaremos ese tiempo para estudiar para tu final en la clase de la señora O'Donnell. Pero realmente tienes que presentarte e intentarlo, Eddie, estoy más que dispuesta a ayudar pero ciertamente no voy a arrastrarte por esto y obligarte a preocuparte."
"De acuerdo, quiero aprender", Eddie asintió con la cabeza con entusiasmo, "Pero tengo una condición".
"Soy yo quien te ayuda, Eddie. No hay nada que ganar para mí. ¿Por qué demonios podrías tener una condición?", preguntaste, divertida.
"Tienes que seguir sentándote con nosotros en el almuerzo los martes y los jueves", sonrió.
Pusiste los ojos en blanco, secretamente emocionada por la posibilidad de que alguien te echara de menos. Alguien te quería allí, te había invitado a propósito.
"Vamos", insistió, "No me gusta la idea de que te sientas sola aquí dentro".
"Si te sientes sola cuando estás sola, estás mal acompañada", replicaste, levantando la vista para ver si entendía la referencia, estaba claro que no, "Jean Paul Sartre", terminaste.
"Por favoooooooooooor", suplicó, juntando sus dedos cubiertos de anillos.
"Bien", cediste con una pequeña sonrisa, "volveré a mi rincón de la mesa del Club Hillfire".
"¡Sí!" Eddie estalló en una amplia sonrisa, "Echamos de menos desesperadamente a nuestro miembro honorario".
"Nunca he hablado y ni siquiera me he ido para un almuerzo completo", puso los ojos en blanco.
"Y sin embargo se te echó de menos. De hecho", Eddie rebuscó en su mochila, "Toma", Eddie deslizó un montón de tela arrugada por la mesa hacia ti, "Por favor, acepta esto como muestra de mi agradecimiento".
Lo levantaste, era una camiseta de Hellfire. No pudiste evitar la pequeña sonrisa que apareció en tu cara.
"Me encanta, gracias", la metiste en tu bolso, sabiendo que probablemente te la pondrías para dormir esta noche.
"Nos vemos mañana al mediodía, Y/N", sonrió, apartando su silla y poniéndose de pie.
Finalmente, cuando salió de la biblioteca, caíste en la cuenta. ¿Cómo sabía tu nombre?
✿
Eddie se tomaba sus clases muy en serio. Tan en serio que te sorprendiste cuando consiguió corregirte una vez.
Estaba haciendo las lecturas que le habían asignado a lo largo del año y a las que no había prestado atención hasta ahora. Preguntaba cosas que no entendía y tomaba notas para repasar. Incluso le pillaste una vez haciendo fichas con multitud de rotuladores de colores brillantes, aunque nunca lo admitirá.
De alguna manera, le avergonzaba la sola idea de intentarlo. Parecía ir en contra de su naturaleza.
Estaban repasando los términos clave de la clase de la semana pasada, él estaba casi completamente al día con el resto de los compañeros, cuando un tipo al azar se acercó a la mesa.
"Qué tal, hermano", saludó el tipo a Eddie, dándole el clásico apretón de manos de los chicos.
"¿Qué haces en la biblioteca?" Eddie le preguntó nervioso.
"Tengo que consultar con el bibliotecario si puedo cumplir mis detenciones aquí. Cuenta como dos si ayudas a acomodar los libros en lugar de quedarte ahí sentado", habló mirando todos los libros abiertos sobre la mesa. "¿Estás estudiando, Munson?".
"¿Qué? ¿No?" Eddie apartó su libro, "Vamos, hombre, ya me conoces".
"Entonces, ¿qué haces aquí con ella?", presionó el tipo.
Eddie tragó saliva, mirando nerviosamente entre este tipo y tú. Tenía que elegir, su "reputación" o tú.
Te miró con simpatía en sus ojos y pudiste notar la decisión que estaba a punto de tomar.
"Sólo intento aprovechar", puso una vacilante sonrisa falsa para mantener su apariencia.
Cerraste el libro de golpe y empezaste a recoger tus cosas.
El tipo se rió de tu enfado: "Lo siento, Munson, puede que te haya fastidiado eso. Pero no te preocupes, vete de fiesta a mi casa este fin de semana, puedes hacerlo mucho mejor que esto".
Terminaste de cerrar la cremallera de tu bolso y saliste corriendo de la biblioteca, dirigiéndote al baño de las chicas.
Empujaste la puerta y trataste de cerrarla con lágrimas que te nublaban la vista.
Tiraste la mochila al suelo y te sentaste junto a ella en el suelo, apretando las rodillas contra el estómago y apoyando la cabeza encima.
No sabes cuánto tiempo estuviste sentada allí. Por lo menos hasta que sonó el timbre de fin de la comida. Te quedaste allí sentada, completamente derrotada, dejando que las lágrimas fluyeran.
Llamaron a la puerta de la caseta.
"Ocupado", respondiste, pensando que podrían esperar, añadiste, "Por un tiempo así que sólo....vete lejos por favor".
"¿Y/N?"
Miraste hacia la puerta con confusión.
"¿Nancy?", respondiste.
Nancy era agradable. Siempre tenías al menos una clase con ella desde el primer año. Has estado emparejado con ella en algunos proyectos y siempre se han llevado bien.
"Um, me dirigía al baño de todos modos, pero Eddie me detuvo justo afuera y me pidió que te revisara. No puede entrar porque bueno, ya sabes, pero quería que te dijera que lo siente mucho. Sonaba verdadero, si eso es un consuelo".
"Gracias, Nancy", resoplaste, "pero no tengo nada que decirle. ¿Podría decirle, por favor, que se vaya al salir?"
"Por supuesto", respondió Nancy.
Unos minutos más tarde, cuando salió del baño, oíste los susurros furiosos y silenciosos de Nancy echándole en cara a Eddie.
"Si lo que me dices es cierto y ella realmente ha estado allí llorando durante la última hora y media, entonces dudo que cuando esté lista para irse, quiera hablar contigo cuando me dijo específicamente que te dijera que te fueras. Lo que sea que le hayas hecho no va a ser ayudado por que la molestes. Ahora, vete -le espetó Nancy-.
Tendrías que agradecérselo más tarde.
Después de otros 30 minutos, finalmente te pusiste de pie y te asomaste a la puerta del baño. Por suerte, Eddie no aparecía por los pasillos.
Te dirigiste rápidamente por el pasillo a la oficina de la enfermera, fingiendo un dolor de estómago que te había mantenido en el baño desde el almuerzo. La enfermera te dejó recostarte un poco y luego te escribió un pase para irte a casa temprano después de llamar a tus padres.
Era viernes, así que no tendrías que preocuparte por ver a Eddie hasta la semana siguiente, que también era tu última semana antes de la graduación. Tal vez, deberías saltarte esa última semana por completo. No es que nadie te vaya a echar de menos.
✿
Te quedaste en la cama todo el fin de semana con tu "dolor de estómago", incluso hiciste creer a tus padres que era lo suficientemente grave como para no poder ir a la escuela el lunes.
El examen final de Eddie era hoy a primera hora, así que dudabas de que se presentara el resto de la semana. Odiabas que, a pesar de todo, quisieras que aprobara. Odiabas que probablemente hubiera encontrado una chica mejor que tú en la fiesta del fin de semana pasado, tal y como el chico había afirmado. Y odiabas, sobre todo, que siguieras llevando tu camiseta de Hellfire.
Debiste quedarte dormida porque cuando te despertaste al ver a tu madre llamando suavemente a tu puerta, afuera estaba muy oscuro.
"¿Y/N, querida?"
"Sí", respondiste.
"Hay alguien que quiere verte", lo dijo como si ni ella misma se lo creyera.
Te pusiste de pie y abriste la puerta de tu habitación: "¿Quién?".
"Un caballero con una chaqueta de cuero y un... peinado interesante", dijo ella.
"Dile que no quiero verlo", te cruzaste de brazos.
"Cariño, tal vez sólo escúchalo", propuso ella, "Está sosteniendo un ramo de flores tan grande que me da miedo que se le caigan los brazos si no sales pronto".
"Bien", te pusiste unos zapatos y bajaste las escaleras, sin estar preparada para enfrentarte a él pero haciéndolo a pesar de todo.
Empujaste la puerta lentamente hasta donde Eddie estaba esperando. Sus ojos se dirigieron instantáneamente hacia ti.
"Hola", tartamudeó.
"¿Cómo sabes dónde vivo?", le preguntaste inmediatamente.
"Tuve que preguntar por ahí, pero Henderson vive unas casas más abajo, así que lo sabía", contestó Eddie con nerviosismo, mirando hacia el suelo y recordando de repente que tenía flores en la mano, "Estas son para ti".
Te tendió las flores, pero no intentaste cogerlas.
"¿Para qué?"
"Por todo", contestó, "La señora O'Donnell me dijo que calificaría mi final primero y me lo haría saber ya que sabía lo mucho que estaba en juego para mí. En la comida me dijo que había aprobado, mi primer sobresaliente. Estaba emocionado hasta que me di cuenta de que no estabas allí para celebrarlo".
"Felicidades", tarareaste.
"Siento mucho lo que pasó el viernes, Y/N. Fui un completo imbécil. Me estabas ayudando por la bondad de tu propio corazón y te lo eché en cara. No te merezco en absoluto, así que por favor, toma las flores, no significa que hayas aceptado mis disculpas o que todo esté bien porque sigo sabiendo que la he cagado a lo grande".
"Bien", cediste, aceptando el ramo de flores cómicamente grande, "Gracias".
"No, gracias a ti. En serio, Y/N. Tenía tanto miedo de admitir realmente que lo estaba intentando y que seguía fallando", confesó, "Porque si me esfuerzo y sigo fallando, entonces tengo que admitirme a mí mismo que soy un verdadero fracaso. Pero tú me empujaste, creíste en mí, me ayudaste. Nadie ha hecho eso por mí antes y sé con certeza que no me estaría graduando sin ti".
"Sí, pero tú hiciste todo el trabajo duro. Nunca te obligué a preocuparte o ha aprender. Eso fue todo tuyo, Eddie. Estoy muy orgullosa de ti", hablaste suavemente.
Viste lágrimas en los ojos de Eddie ante el cumplido que sabías que había escuchado muy pocas veces en su vida.
"Estoy bastante seguro de que estoy enamorado de ti, pero lo he jodido todo", admitió en un susurro silencioso.
"Eddie, me rompiste el corazón y todavía llevo puesta una camiseta que me regalaste. Yo diría que aún hay una oportunidad".
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"Eddie Munson", anunció el director Higgins por el micrófono mientras Eddie se abría paso por el escenario con su toga y birrete.
Eddie había dicho todos los años durante los últimos cuatro años que cuando se graduara, miraría al director Higgins a los ojos y lo dejaría plantado. Todos los alumnos lo sabían a esas alturas por lo mucho que lo repetía en la cafetería.
La multitud observó con la respiración contenida cómo Eddie aceptaba su diploma y estrechaba cortésmente la mano del director. Luego, se volvió hacia la multitud, buscando y localizandote.
Te mostró su diploma con una sonrisa radiante. Te reíste mientras aplaudías tan fuerte como podías, dándole un pulgar hacia arriba. Él formó un corazón con sus manos y te mando un beso antes de salir del escenario.
Te sonrojaste profusamente mientras las cabezas se giraban para mirarte. Pero, no podía importarte menos. Era todo tuyo, con diploma de bachillerato y todo.
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