¿Existen los finales felices...

By Anilec_

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Los caminos siempre se cruzan, las personas conocen a otras que pueden terminar siendo o no parte de sus vida... More

Prólogo: La vida de los nuevos saiyajin.*
Capítulo 1: Rumbo a Namekusei.*
Capitulo 2: La joven extraña.*
Capítulo 3: La cosa celeste flotante.*
Capítulo 4: Llegada a la Tierra.*
Capítulo 5: Familia.*
Capítulo 6: Memorias e integraciones.*
Capítulo 7: Amistad en paz.*
Capítulo 8: Malentendidos, flores y un viaje.
Capítulo 9: Los preparativos para el viaje.
Capítulo 10: El entrenamiento va a comenzar.
Capítulo 11: El miedo de Koron.
Capítulo 12: Siente el ki.
Capítulo 13: El súper saiyajin.
Capítulo 14: El valor de la familia.
Capítulo 15: ¿Le gusto?
Capítulo 16: Volvamos a entrenar.
Capítulo 17: Un cumpleaños "perfecto"
Capítulo 19: Sentimientos no entendidos.
Capítulo 20: Hermanos.
Capítulo 21: Una noche divertida.
Capítulo 22: Nuevo obstáculo, nueva meta.
Capítulo 23: Orgullo vs pequeño orgullo.
Capítulo 24: Fuerza de voluntad y novias bonitas.
Capítulo 25: Amores y despedida. (Capítulo alargado)
Capítulo 26: Pan, tartas y más pan.
Capítulo 27: Locura primaveral.
Capítulo 28: Verdades.
Capítulo 29: Similitudes extrañas.
Capítulo 30: Plan arruinado.
Capítulo 31: El gran ataque.
Capítulo 32: Confusiones.
Capítulo 33: Lágrimas de amor.
Capítulo 34: El mensaje.
Capítulo 35: Llegada inesperada.
Capítulo 36: Entre llamas.
Capítulo 37: Riesgos.
Capítulo 38: Gotas de sangre.
Capítulo 39: Vida.
Capítulo 40: Tal cual como Freezer.
Capítulo 41: Espada de salvación.
Capítulo 42: El inicio.
Capítulo 43: Venganza dorada.
Capítulo 44: Destrucción o salvación. (Capítulo alargado)
Capítulo 45: ¿Un deseo es suficiente para ser feliz?
Capítulo 46: Felicidad...
Epílogo: Torneo de Artes Marciales.
¡Z Awards!

Capítulo 18: Te quiero Fuko.

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By Anilec_

Ya había pasado casi dos semanas después del cumpleaños de Trunks, como siempre ambos saiyajines continuaron entrenando en la cámara de gravedad. Trunks decidió tomar un día libre y utilizarlo para trabajar en la oficina para completar los trabajos pendientes mientras Koron entrena en la cámara de gravedad.

-¡Fuko!- llamaba la pequeña a la mascota de la corporación. Últimamente se estaba llevando muy bien con la perrita. Cada vez que terminaba su entrenamiento por las tardes, se pasaba jugando con ella el resto del día -¡Fuko! ¿Dónde estas?

-¿Por qué tanto griterío?- preguntó el híbrido encontrándose con ella en el pasillo, llevaba varios papeles la cual debía controlar.

-No he visto a Fuko en todo el día- bajó la mirada algo triste -¿Habrá escapado?

Trunks sonrió, dejó los papeles en un mueble que estaba a unos pasos detrás de él y se agachó hasta la altura de Koron para susurrarle -Sígueme.

Ella obedeció y lo siguió a través de los largos pasillos de la corporación, pasaban puertas y habitaciones por un largo periodo de unos diez minutos de caminata hasta llegar a una enorme puerta de cristal.

-¿El invernadero?- preguntó frunciendo el el ceño. Trunks la ignoró y abrió la gran puerta con una perilla de color plata.

Entraron dentro de aquel invernadero, arbustos en macetas y varias flores por doquier sin llenar ni siquiera la mitad de la habitación. Según lo que ella conocía un invernadero debería estar lleno de árboles pequeños y varios arbustos con bellas flores de colores, esto estaba casi vacío.

-Es poco pero recién estamos empezando a cultivar nuevas plantas- explicó el híbrido observando nostálgicamente el lugar -Mi madre me había contado que antes del ataque de los androides este lugar estaba repleto de plantas y animales.

-¿De verdad?- expresó la pequeña con un tono de lástima, le dolía sólo imaginarse lo terrible que pudo haber ocurrido en ese lugar para destrozar algo tan bello.

Salió de trance cuando Trunks le dio unos golpecitos en su hombro izquierdo, hizo una seña de silencio y luego para que lo siguiera, ella asintió. Ambos se dirigieron hacia un mueble de madera donde se encontraban distintos materiales de jardinería.

-Mira al costado- susurró el hibrido señalando con su dedo índice una zona cerca del mueble.

Koron acerco curiosamente su rostro a aquel sitio y al presenciar lo que estaba allí una inmensa sonrisa se dibujó en su rostro demostrando que logró ver algo increíble.

Fuko estaba dormida en una almohada color celeste, algo sucia, junto con unos seis cachorritos acostados y acurrucados cerca de su vientre como unas bolitas de pelos rellenas de ternura. Todos de color café como su madre, bostezaban y hacían unos pocos gestos notándose que hace poco tiempo llegaron al mundo.

-Los encontré así a la madrugada- intervino el joven también observando aquellos "milagros" -Son cinco hembras y un macho.

-Son adorables- murmuró la saiyajin aún atónita por el asombro de ver semejante ternura en unos animales recién nacidos.

-Pero no se si sobrevivan- su tono se volvió apagado y triste -Fuko no puede alimentarlos adecuadamente, ella está muy débil desde el momento del parto.

-No... no es posible- ella no quería creerlo, sentía mucho dolor a escuchar esas terribles palabras "No se si sobrevivirán". ¿Por qué? ¿Por qué no pueden sobrevivir?, su mente comenzó a dar vueltas y sus ojos se llenaron de lágrimas, eso era lo ultimo que deseaba escuchar.

-Fuko no tiene las suficientes fuerzas para alimentarlos- siguió Trunks -Por eso yo debo alimentarlos, pero es muy complicado, están tan débiles como su madre.

-Yo voy a ayudarte - dijo la pequeña apretando sus puños juntos a la altura de su pecho. Tenia un cariño muy especial hacia dicho animal. Observó de nuevo a Fuko y sus cachorros para después continuar -Yo puedo alimentarlos junto a ti...

Su conversación fue interrumpida cuando se escucharon las puertas del invernadero se abrieron de golpe, eran Bulma y un señor extraño. Es algo calvo, con una camisa azul claro y pantalones negros, llevaba algo raro en el cuello y una maleta de color oscuro.

-Es por aquí- dijo Bulma, se estaba dirigiendo hacia ellos mientras conversaba con aquel señor.

-¿Quién es él?- susurró la saiyajin. Trunks la ignoró y se levantó del suelo para saludar a aquel hombre.

-Trunks, el es el doctor Maximun, el veterinario- Bulma presentó al aquel hombre calvo.

-Buenas Dr. Maximun- saludó pasándole la mano.

-Por favor, llámame Dr. Max- respondió con el mismo gesto amable -¿Dónde se encuentra la...?

-Justo por allí - interrumpió el híbrido señalando hacia donde se hallaba Fuko y sus cachorros.

Koron sintió curiosidad y raramente nervios. No se atrevió a levantarse del suelo, ni para saludar al Dr. Max quien quedó en una situación ridícula al pasarle la mano y ser rechazado.

-Koron...- murmuró Trunks agachándose a la altura de la pequeña -Salúdalo ¿si?

Ella asintió levemente y pasó su suave mano al doctor saludándolo con timidez.

-¿Eres tímida, niña?- preguntó con una sonrisa amable y cariñosa.

La ira brotó de nuevo en ella, lo único que no soportaba era esas palabras: "niña" o "pequeña". Logró mantener el control para no explotar y gritar o golpear a aquel sujeto.

Trunks notó lo que sucedía. Es como si estuviera leyendo su mente. Colocó su mano en el hombro de Koron y se acercó a su odio -Vamos afuera- susurró, la tomó de los hombros dirigiéndola hacia afuera. -Les dejamos para no molestarlos, cuiden a Fuko- dijo finalmente para despedirse y cruzar las puertas del invernadero para afuera.

-¿Qué pasa?- preguntó justo después de que Trunks cerrara las puertas.

El híbrido lanzó un gran suspiro, trató de buscar las palabras adecuadas para poder explicar lo que estaba sucediendo -Koron... El veterinario va a cuidar y curar a Fuko y sus cachorros, no debes preocuparte.

-Pero yo quiero estar con Fuko- exigió con un tono triste.

-Koron escúchame- se agachó hasta su altura y la miró a los ojos -Todo va a estar bien, sólo que ahora el Dr. Max estará con ella un momento.

-Está bien- dijo bajando la mirada. Ella siempre está con Fuko, cuando no entrena o no está ocupada se pasa jugando con la perrita. Sabía que algún día tendría sus cachorros, pero que también esté enferma le preocupa mucho.

-Vamos al salón, a ver televisión o algo- señaló el pasillo con su pulgar. Koron asintió triste y siguió por detrás al híbrido que ya se había ido.

Koron abrió los ojos, se dio cuenta que se había dormido en el sofá. Ya eran como las 11 o las 12 de la noche. Se levantó perezosamente llevándose con ella una frazada que seguro Trunks o Bulma lo utilizaron para cubrirla.

Se dirigió hacia el pasillo arrastrando su frazada de color amarillo para luego subir en las escaleras, pero se detuvo al pisar el primer escalón. Observó hacia el fondo y vio la puerta del invernadero. Bajó y se dirigió rápidamente hacia aquel lugar, al llegar abrió la puerta lentamente e ingresó dentro del lugar.

Observó por varias partes para localizar hacia donde se encontraba Fuko. Finalmente lo logró.

Fuko y sus cachorros se encontraba en el mismo lugar sobre una almohada, sólo que junto a ella había una lamparita encendida y comida.

Koron se acercó lentamente, al llegar se sentó en el suelo recostándose por la pared hacia el lado izquierdo de donde se encontraban los perritos. Se cubrió con su frazada ya que el frío se presentaba en el ambiente.

-No te preocupes Fuko- habló en voz baja mientras se cubría la cabeza con una parte de su cobija -Yo estaré aquí, no te dejaré...

Comenzó a observar a cada uno de los cachorros, todos son iguales a Fuko, solo que en versión miniatura. Pero estaban débiles, su respiración era agitada y estaban flacos.

No podía dejar de observarlos, son algo tan hermoso, no quería perderlos. Se recostó por la fría pared mientras se inundaba en sus pensamientos.

Y poco a poco el sueño la dominó por completo.

-Koron...- se escuchó un susurro -Koron, despierta...- sintió que alguien la agitaba por los hombros.

Como ella no dio respuesta el sujeto la levantó y la llevó cargada en los brazos. Abrió los ojos para ver a aquella persona. Y es justo quien pensaba.

Trunks la llevaba a su habitación.

Los sucesos ocurrieron por una semana completa, Koron salía de su habitación por las noches, iba al invernadero y se quedaba allí cuidando a los perritos hasta quedarse dormida para que luego Trunks la encontrara y la llevara de nuevo.

Pero esa noche no fue así.

Koron salía de su habitación a escondidas como siempre, bajó por las escaleras y luego cruzó el gran pasillo. Llegó a la puerta del invernadero, la abrió y se encontró con algo inesperado.

-Hola...

-¿Trunks?- expresó confundida frunciendo en ceño.

-No dejaré que vuelvas a quedarte dormida en el frío, recuerda que el invierno se acerca- advirtió con un tono de superioridad cruzándose de brazos.

-No me importa- respondió sin importancia. Se escabulló por un costado libre entre el joven y la puerta logrando entrar en el invernadero.

-Koron...- la llamó pero no recibió respuesta siendo completamente ignorado -Al menos déjame ponerte un abrigo.

-No es necesario- se recostó por la fría pared como siempre y se sentó en el suelo justo al lado de sus mascotas.

Trunks se sentó a su lado, bajó la vista y no le dirigió palabra alguna. Silencio, sólo había un silencio inmenso por varios minutos.

-¿Qué te sucede?- la pequeña rompió el silencio fingiendo no mostrar ninguna emoción. No hubo respuesta alguna -¿Trunks?

Un movimiento rápido la dejó helada. Sus instintos sabían que ocurriría, no debía confiarse.

Trunks la levantó e intentó llevársela pero ella se resistía atrozmente manifestándose entre los brazos del híbrido.

-¡Sueltame pedazo de basura!- gritaba mientras se agitaba violentamente tratando de zafarse de Trunks.

-No puedes quedarte aquí - decía intentando sostenerla.

Ella logró escapar, fue directamente hacia donde se hallaba los perritos. Su rostro explicaba perfectamente que ella deseaba estar allí y que no los dejará solos.

-Ah, no tienes remedio- finalmente Trunks se rindió -Veo que te encariñaste mucho con ellos- dijo sonriendo levemente.

Koron asintió -Desde que me dijiste que posiblemente no sobrevivirían me comencé a preocupar mucho por ellos- observó a los cachorros y a Fuko, quien estaba extendida en medio de todos sus críos totalmente exausta.

-Parece que los cachorros tienen hambre- anunció de repente llamando la atención de la saiyajin.

Salió del invernadero dejando completamente sola a Koron. Regresó luego de unos diez minutos con unas jeringas con leche.

-Mira- dijo agachándose al lado de Koron, levantó a uno de los cachorros y comenzó a darle de beber con la jeringa que contenía leche.

-¿Así comen? Que raro- expresó observando fijamente lo que hacía el híbrido.

-Como su madre no puede alimentarlos yo les doy leche en esta jeringa-biberón para alimentar animales pequeños en este estado.

-¿Puedo intentarlo?- dijo con un tono tímido y curioso.

Trunks asintió y sonrió. Pasó a Koron uno de los cachorros, el único macho, y la enseñó a sujetarlo y alimentarlo.

-Bien, ya vas aprendiendo- comentó mientras sujetaba al animal, observaba a Koron utilizar correctamente el instrumento a pesar de ser su primera vez.

-No es tan difícil- expresó orgullosa. Aquel cachorro comenzó a moverse inquietante y alterado mientras bebía su leche.

-Parece que éste será el más travieso- comentó bromeando.

-Por su puesto que sí, seguro se pasará todo el día correteando por toda la corporación - comenzó a reír en voz baja mientras seguía alimentando al pequeño.

A una señal de Trunks ella paró pasar a otro perrito, comenzaron a alimentar a los demás cachorros uno por uno hasta terminar con los seis.

-Ya terminamos- expresó el joven sentándose en el suelo al lado de Koron, ambos recostados por la pared y cubiertos con una cobija gruesa de color blanco.

-No quiero abandonarlos- comentó observándolos tristemente.

-No vas a hacerlo- respondió Trunks algo molesto -Nos quedaremos aquí si tanto quieres.

-¿En serio?- su expresión se alteró y una bella sonrisa se dibujo en su rostro.

-Si, pero ahora duerme- empujó levemente con su mano a la cabeza de Koron haciendo que se recueste por su hombro -Buenas noches.

Koron se acurrucó al lado del híbrido sin dejar que el frío llegara a ella -Buenas noches Trunks, buenas noches perritos- murmuró con un tono sabe e infantil para luego quedarse dormida.

Trunks ladeó su cabeza y observó a sus mascotas quienes dormían plácidamente en aquella almohada. Hasta mañana Fuko... despidió su mente y el sueño lo consumió.

Pero esa mañana no llegó para Fuko...

-¡Trunks! ¡Trunks!- se escuchaba aquellas palabras que a penas se pronunciaban en medio de lágrimas -¡Trunks, despierta!- comenzó a agitarlo y en segundos despertó.

-¿Qué sucede?- preguntó somnoliento.

-Fuko ni los cachorros despiertan- comentó desesperada -Ninguno de ellos respira...

El corazón del joven se rompió en mil pedazos. Su mascota, a quien había rescatado después de vencer a Cell, se había ido. Para siempre.

Sólo cerró los ojos y tomó fuertemente la mano de su compañera quien estaba totalmente destrozada. La había visto crecer y tener hijos, ahora estaba allí permaneciendo pacíficamente en la amohada con sus cachorros. La enfermedad los consumió rápidamente y no lograron combatirla, se rindieron y ahora están abatidos pero en paz.

-Trunks...- murmuró la pequeña tratando de contener las lágrimas de tristeza que aun quedaban dentro suyo -¿Por qué...?- fue lo único que dijo antes que su voz se cortara y se volviera débil.

-Creo que ya era suficiente para ellos- dijo Bulma encendiendo uno de sus cigarrillos -Estaban muy débiles desde el principio.

-Tienes razón madre- comentó mientras cubría la última parte del pequeño pozo con tierra -Ni los cinco cachorros ni Fuko resistieron.

-¿Que no eran seis?- preguntó al instante en que su hijo anunció eso.

-¿Seis?- dijo exaltado, arrojó la pala y observó por varias partes -¿En dónde está Koron?

Hacia el otro lado del invernadero se escuchaba unas risas y un pequeño ladrido. Era imposible. Trunks y Bulma no podían creerlo.

Ambos fueron corriendo hasta donde se escuchaba aquellos sonidos y se encontraron con algo muy adorable... Koron se encontraba jugando con uno de los cachorros. Era el único cachorro macho, el extrovertido y juguetón, se encontraba allí más sano que nunca.

-¡Koron! ¿Cómo...?- las palabras se le trabaron al híbrido en un instante.

Koron volteó y observó a ambos -Lo encontré bajo el mueble después de que limpiara este rincón.

-Imposible...- murmuró la mujer soltando inconscientemente el cigarro que llevaba en la boca para después ir junto a su hijo hacia donde estaba la pequeña.

Trunks se sentó en el suelo junto a Koron, tomó al cachorrito y comenzó a acariciarlo. Es tan suave como Fuko, pensó pasando sus dedos en la espalda del pequeño.

-¿Cómo piensan llamarlo?- preguntó Bulma colocando sus brazos en sus caderas observando cariñosamente al animal.

Trunks observó a Koron, él quiere que ella elija el nombre del cachorro, después de todo ella fue quien se quedaba a cuidarlos todas las noches hasta el amanecer.

-¡Fukito!- exclamó ansiosa. ¿En serio? ¿No tienes algo original?

-Está bien- anuncio el joven sonriente -Su nombre será Fukito.

Koron tomó en brazos al pequeño mientras pronunciaba su nombre con ternura. El animal se veía completamente sano y alegre, el fue la luz de aquellos hermanos caídos. Ahora es otro miembro de la familia.

Un mes después.

-¿Crees que nos encontrará?- susurró el híbrido quien estaba justo detrás de ella en la puerta de la cámara de gravedad.

-Shh, pedazo de basura- se quejó en voz baja y lo golpeó en la cabeza.

Salió del lugar para después encaminarse a hurtadillas hacia la casa. Trunks la siguió hasta llegar al salón.

-No lo veo, creo que esta vez llegaremos- tomó de la camiseta al híbrido y lo arrastró por el largo pasillo.

-Espera...- detuvo a la pequeña y el silencio inundó el ambiente mientras ellos se concentraban -¿Escuchaste eso, Koron?

-Creo que sí - respondió murmurando.

A pocos segundos de eso se escucharon unos pequeños pasos viniendo directamente hacia ellos. El sonido se volvía mas intenso, indicaba que aquel dueño de los pasos rápidos se acercaba.

-Diablos... ¡escóndete!- empujó al híbrido hacia una puerta abierta y ambos entraron en la oscura habitación -Aquí no nos encontrará- susurró.

Se sentaron en el suelo, cerca de la puerta, para prestar atención a cualquier cosa que pueda suceder.

Después de la supuesta esperanza momentánea, lo descubrió aquel sujeto... o mejor dicho animal.

Ella sintió una pequeña lamida húmeda en los dedos de sus pies seguido de un pequeño ladrido corto.

-Nos encontraste Fukito- Trunks comenzó a reir, se levantó del suelo y encendió las luces.

-Esta vez fuiste muy rápido - expresó mientras acariciaba al cachorro.

-Realmente si- se agachó para también acariciar al pequeño -Bueno, Koron, creó que es hora de bañarse- se levantó y junto a él Koron.

-Está bien- sonrió asintiendo y dirigió una dulce mirada a su mascota -Vamos Fukito- corrió hacia los pasillos y detrás de ella lo seguía el pequeño animal peludo.

-¡Después tienes que bajar a cenar!- comentó aunque sabía que ella no la escucharía. Se encaminó hacia su cuarto mientras pensaba en Fukito, en que éste logró sobrevivir durante esos días debiles y salió adelante. -Eres increíble Fukito- murmuró observando perdido el techo.

Te quiero Fuko... Jamás te olvidaremos.

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