Gazes to the soul [Nejiten]

By PireBh

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El byakugan te permite ver más alla de lo visible, ¿será capaz este de permitirle al genio Hyuga percibir los... More

Prólogo
Capítulo 1: Bento
Capítulo 2: Confrontación "rápida"
Capítulo 3: Wakizashi
Capítulo 4: Sake
Capítulo 5: Discordia
Capítulo 6: Iris
Capitulo 7: Fuera de sí.
Capítulo 8: Circo
Capítulo 9: Ruptura
Capítulo 10: Frenesí
Capítulo 11: Broken
Capítulo 12: Todavía
Capítulo 13: Palabras vacías.
Capítulo 14: Mal presentimiento.
Capítulo 15: Quebrado
Capítulo 16: Asedio
Capítulo 17: Fluctuación
Capítulo 18: Vorágine
Capitulo 19: Insurrección
Capítulo 20: Atesorar
Capítulo 21: Intenciones
Capítulo 22: Ascendente
Capitulo 23: Insight
Capítulo 24: Obliteración
Capítulo 25: Irrupción
Capítulo 26: Yuanfen
Capítulo 27: Regresión
Capítulo 28: Gezelligheid
Capítulo 29: Proximidad
Capítulo 30: Counter
Capítulo 32: Maquinación
Capítulo 33: Subyugación
Capítulo 34: Cúspide
Capítulo 35: Juventud
Capítulo 36: Plenitud

Capítulo 31: Desavenencia

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By PireBh

Caminó hacia él un par de pasos más y Lee procuró poner una distancia entre ellos a la par que veía aparecer a dos personas más, de aspecto duro, con una banda colgando de su cintura. Eran ninjas de la niebla pero ¿qué estaban haciendo ahí?

Sin embargo, lo más importantes no eran aquellos ninjas, sino aquel soldado. Un vuelco se formó en su estómago al recordar como en ese tiempo, tres años atrás, Lee había hablado con ese hombre de Tenten.

― ¿Qué significa todo esto? ―Evaluó a los tres hombres con apariencia oscura. Uno sonreía divertido. Pero fijó su atención en el que estaba en medio, el soldado. ― ¿Quién eres?

―Somos los espadachines de la niebla.

Lee en ese momento visualizó los mangos de las espadas que estaban en las espaldas de los hombres, solo eran tres. Habían existido dos generaciones anteriores. La primera, que decían que fue la más fuerte, la que el padre de Gai había matado a la gran mayoría. La segunda generación vino un par de años y algunos de sus miembros fueron erradicados. Después de tener tantas bajas en el grupo no volvió a escucharse el nombre de aquel grupo de espadachines, hasta ahora. ¿Habían permanecido oculto? ¿O eran el resto de los que quedaron de la segunda generación? ¿Habían iniciado otro nuevo grupo? Intentó hallar la mejor respuesta pero nada vino a su cabeza, solo la traición misma.

―En aquella ocasión... ¿Qué es lo que buscabas?

El soldado, un hombre de cabellera larga negra y vestimenta adherida a su cuerpo se llevó el dedo a la barbilla rememorando lo de años atrás.

―Íbamos con la intención de detener ese absurdo tratado, por lo que me vi a la tarea de mezclarme entre la gente, pero unos inconvenientes ninjas nos hicieron retroceder. ―Lee entendió que se refería a ellos. ―Pero encontré cosas interesantes aquella vez.

― ¿Cosas? ¿De que estas hablando? ―Rock Lee fue consciente de como los otros ninjas retrocedieron hasta perderse por detrás en la oscuridad del cuarto cerrado y sin accesos de luz.

―Vamos, Lee-san, sabes de que hablo. ―Soltó una risa divertida. ―Me vendiste a tu compañera de equipo, algo que podría ser de utilidad.

El ninja de Konoha se quedó anonadado ante esas palabras, las ganas de vomitar se presentaron con violencia al recordar cómo le había hablado de que Tenten era la kunoichi más fuerte y había hablado del poder que tenía. Sintió el aire abandonando sus pulmones y el pecho siendo oprimido ¿había sido su culpa?

―Fue una gran herramienta, gracias por la información. ―El ninja sonrió con malicia y la niebla llenó todo el cuerpo.

Lee observaba alrededor en busca de alguna pista de donde se encontrarían cada uno de los ninjas, eran reconocidos por su asesinato silencioso. Sabía que si se descuidaba un segundo su cuello sería cortado. Adicional, le costaba respirar ante las últimas palabras escuchadas. La culpa lo embriagó con violencia ¿de verdad todo había iniciado desde aquella vez? Se suponía que en aquella ocasión ellos habían cumplido con su misión.

Sintió el sudor frio en la espalda, cerró los ojos para poder relajarse y concentrarse. Si no lo hacía terminaría en el suelo. Inhaló y exhaló siendo consciente de su entorno, de los latidos de su corazón y de la niebla acariciando su piel. Abrió los ojos cuando el primer ataque llegó hasta él, inclinándose para evitar la cuchilla que intentó rebanarle el cuello. Saltó hacia atrás en una voltereta cuando otra espada intentó alcanzarlo y se inclinó hacia atrás al percibir un tercer ataque, que rozó su mejilla, haciendo que brotara sangre.

Uno de los ninjas, el más corpulento con una cicatriz atravesando su ojo derecho se materializó a su lado lanzando un par de golpes que acertaron a alcanzar a la bestia de Konoha, se movió para esquivarlos. Intentó regresar los golpes al hombre pero este desapareció de nuevo. Era bastante bueno para ocultarse. Sin embargo los golpes empezaron a venir de todos lados, de todas direcciones con gran fuerza e impacto. Una espalda acarició su costado generando una herida que lo hizo retroceder. Fue en ese momento que el rostro de aquel ninja apareció por un segundo, pero era todo lo que necesitaba Lee, un instante. Lanzó una patada alta pero su pie no impactó con nada. La lluvia de golpes volvió a aparecer.

Lee resistió esquivando los que podía con la idea de que en algún momento tendría una apertura. Una que debía aprovechar. Brincó y bloqueó algunos golpes, cuando sintió el brazo de aquel hombre. Apoyó una mano en el suelo para dar mejor impulso y golpeó la barbilla del hombre lanzándolo hacia arriba. Las vendas en sus brazos se deshicieron y saltó intentando enrollarlo en ellas para utilizar el loto primario y acabar con esto. Sin embargo, las vendas traspasaron al hombre que solo sonrió y se hizo intangible, perdiéndose entre la niebla.

El ninja de Konoha aterrizó en el suelo, entendiendo la habilidad de aquel hombre. Podía hacerse intangible y tangible a disposición, una habilitad muy útil para un ninja de la niebla. Pero nada imposible para él. Se arrodilló quitándose las pesas de sus pantorrillas y lanzándolas a un lado, hundiendo el piso cuando aterrizaron.

Rock Lee comenzó a correr en círculos usando su gran velocidad con la intención de dispersar la cortina de niebla que lo tenía incapacitado para seguirle el juego a aquellos ninjas que parecían estar jugando con él al turnarse para atacarlo. Sus piernas moviéndose con gran rapidez sin ser afectadas al estar familiarizadas con ese tipo de rendimiento. La niebla se despejó y Lee visualizó a uno de los enemigos. Por lo que sin frenar corrió, saltando en el aire y buscando aterrizar para golpear a aquel otro ninja más delgado con el cabello verde oscuro. Cuando su puño estuvo a punto de acertar, el ninja se dio cuenta al último momento y sin preverlo se sumergió en el piso, como si se tratara de agua en vez de metal. Lee aterrizó disminuyendo el impacto con sus piernas.

El espadachín de la niebla salía cada vez y Lee arremetía contra él para alcanzarlo. Sin embargo desaparecía tan rápido que era imposible. Lee torció la boca cuando una espada cortó su brazo derecho ocasionando que la sangre brotara y goteara en el piso.

Se giró cuando detectó a alguien más acercándose hacia él y se inclinó para adelante esquivando. Escuchó el sonido de la cuchilla cortando el aire y una ligera corriente. Dio la vuelta intentando alcanzar al ninja, en un rápido movimiento pero una de las espadas aguja que usaba se clavó en su abdomen. Cuando Lee pensó en alejarse una corriente de eléctrica contundente sacudió todo su cuerpo con violencia, haciendo castañar hasta sus dientes. Cayó al suelo sintiendo sus extremidades fallando por la descarga, viendo como tres pares de pies se acercaban hacia él.

― ¿Eso es todo lo que tiene Konoha? ―Habló el más corpulento del grupo.

Aquel que podía sumergirse en el suelo movió el rostro de la bestia de Konoha con el pie. Desvainó su espada, listo para dar el ataque de gracia.

―Que decepción, Lee-san. ―Habló aquel soldado que conoció años atrás.

Rock Lee sentía su cuerpo entumecido, mientras veía la hoja de la espada acercarse. Sonrió de lado mientras inhaló y exhaló. Pensando que era momento de dejar de jugar y ponerse serio.

La hoja de la espada bajó incrustándose en el suelo, sin cortar nada de carne. Los tres espadachines levantaron el rostro, conmocionados de que el ninja de Konoha desapareciera de la nada enfrente de los tres. Escucharon una risa detrás de ellos y voltearon.

Lee sonreía divertido mientras sostenía el costado de su abdomen, deteniendo el sangrado que venía de ahí. Alzó la mirada viendo a cada uno de los espadachines que tenía enfrente. Recordando que Dai, sin dominar las puertas, había logrado pelear con 7 al mismo tiempo. Ahora solo había tres, que al parecer lo habían subestimado.

Kyūmon, abierta. ―Sus manos se volvieron puños mientras sentía la energía correr por sus venas. Ya había abierto la primera puerta cuando intentó hacer el loto primario. ―Seimon, Shōmon y Tomon abiertas.

El chakra emanaba de su cuerpo de tonalidad verde, las venas presentes en su rostro y su cuerpo mientras sentía las fibras musculares presionando con fuerza.

Alzó la mirada y desapareció ante la vista de los ninjas, que verlo abriendo las puertas sería lo último que verían con su regocijo de victoria.

.

.

.

Aterrizaron con maestría cuando el suelo cedió y se cerró una vez que los había engullido. Cuando el piso desapareció y las paredes se movieron en un rápido movimiento sujetó a Tenten del antebrazo y la atrajo hacía el para protegerla de aquello que intentaban hacer.

― ¿Estas bien? ―Habló tan bajo que solo ella pudiera escucharla.

La kunoichi asintió, incorporándose y alejándose un poco del Hyuga. Él activó su byakugan y miró a su alrededor, captando algo enfrente de ellos.

Por eso ahora miraba alrededor con su byakugan activado, visualizando al enemigo a un par de metros enfrente. Frunció el ceño al ver el número que tenían ahí. Un deja vú viajó a su cabeza, sintiendo cierta ansiedad, pasó el brazo por delante de la kunoichi para bloquear la mirada del enemigo.

Unos tacones sonaron por el suelo de metal con gran eco, hasta que se detuvieron a una distancia en la cual ambos ninjas de Konoha pudieran visualizarla. Con una sonrisa arrogante en el rostro, el cabello rubio en el hombro y los ojos azules celestes destellando. Neji fue consciente de como Tenten se tensó en su lado, la buscó con la mirada, viendo como presionaba sus labios en una mueca incomoda.

―Tenten, no pensé que te atreverías a regresar con nosotros.

Neji rememoró las palabras de Inoichi sobre el contrincante que había enfrentado en la mente de Tenten, sobre que poder mental era más fuerte. Le había informado sobre ella y su apariencia física. El cabello, los ojos que podían atravesar a cualquiera que visualizara. Era la Yamanaka a la cual se refería, la que había encapsulado la mente de Tenten durante esos años. A su lado apareció un hombre, con una cicatriz en el rostro. Sintió de igual forma a la Kunoichi intentar retroceder pero reprendiéndose a sí misma sobre su débil acción. Pudo adivinar que había sido uno de aquellos ninjas que se habían divertido con ella en su estadía en aquella base.

―Deberíamos darle una bienvenida adecuada.

El Hyuga fue consciente de como dos ninjas más brotaban a su vista, ambos despertaron aquel sentimiento de deja vú en su cabeza, recordando verlos años atrás, en aquel fatídico día. Los ninjas que habían peleado con Tenten. Y sorpresivamente una docena más de ninjas. Realmente esperaban que ellos vinieran y estaban preparados ante cualquier imprevisto. Aunque algo llamó su atención en aquella docena de ninjas que había aparecido, sus ojos eran completamente negros, como los de Tenten la vez que había atacado a Konoha.

Volteó a ver a Tenten que no despegaba la mirada de los ninjas enfrente, viendo como fruncía el rostro cada vez más, con cierta ira.

―Acabemos con esto. ― Habló aquel ninja con la cicatriz en su rostro.

Todo sucedió muy rápido, tan rápido que había terminado antes de que su máscara de Anbu cayera al suelo. Todo fue un borrón rápido en el cual Neji fue embestido por uno de los ninjas, que comprendió al instante tenía la capacidad de crear clones de sombra, ya que había doce ninjas más de lo que había al inicio. Se soltó de su agarre aplicando una llave y haciendo que aquel clon desapareciera.

Maldijo internamente cuando volteó a ver a su lado derecho, viendo a Tenten regresarle la mirada y enfrascarse en una pelea con aquella Yamanaka y la docena de ninjas que estaba ahí, con esa mirada oscura. Su corazón dio un golpe fuerte y doloroso, sintiendo la ansiedad presentarse, como aquel día donde los habían separado y había sido el peor error de su vida. Movido por ese miedo que lo había perseguido como culpa durante tanto tiempo, se movió con rapidez hacia la dirección de la kunoichi en un intento de acercarse y pelear a su lado. A pesar del tiempo que había transcurrido sin que tuvieran que librar un enfrentamiento conjunto, sabía que aún existía esa conexión entre ambos, donde podían entenderse con una sola mirada.

Por eso en ese instante donde sus miradas se cruzaron Tenten le dejó dicho que estaría bien. Y que le enseñara cuanto había mejorado en ese tiempo. Neji sonrió sin muchas ganas, el volverse fuertes era algo que ambos querían, la idea de que ella peligrara lo abrumaba tanto que no podía concentrarse en su propia pelea. Su consuelo es que no estaban a una distancia grande y en cualquier momento, iría auxiliarla. Él tenía ahora la capacidad de protegerla.

Despegó la mirada de Tenten en el momento que dos de los ninjas se acercaron hacia él, atacándolo con taijutsu. La mirada asesina de Neji al haber sido separado se materializó en cada centímetro de su rostro. Iba a matarlos y disfrutaría sus rostros de agonía, nada impediría que cumpliera su misión. Tomó una de las manos de uno de los contrincantes, el de raiton y acertó un juken en su pecho, mandándolo a volar hasta estrellarse a la pared. Sin esperar un segundo el otro ninja, el de los clones se acercó hasta él.

Los ataques comenzaron a llegarle de todos lados, los kunai intentando clavarse en su cuerpo. Sin embargo, se movía grácilmente esquivando con maestria cada uno de los ataques y contratacando con su juken, haciendo que desapareciera. Se inclinó cuando un ataque intentó acertar su rostro y saltó en el aire esquivando una bola de fuego que iba directo hacia su dirección. Cuando vencía a cada uno de los clones, más aparecían, en una acción de nunca acabar.

Prontamente una gran cantidad de shurikens se acercaron hacía él, sonrió divertido y giró provocando el kaiten. Debía estar jugando que intentaran atacarlo cuando su compañera de equipo era una experta en armamento y él se había sabía cómo repeler ese tipo de ataques.

Tenía que terminar con esta pelea absurda de una vez y dirigirse hacia donde estaba Tenten, librando una pelea con aquella Yamanaka. Era el enemigo que más lo hacía sentir inquieto por sus habilidades mentales y que podía freírle el cerebro a Tenten. Aunque Inoichi le había dicho que había deshecho cualquier conexión y acceso que aquella ninja podría tener sobre el psique de Tenten, no se mantenía tranquilo.

Con una velocidad impactante se movió por el área de ataque, ignorando a cada uno de los ninjas, esquivando sus ataques que intentaron acertar y alcanzó el rostro del que se encontraba hasta el final, hundiendo su cara al suelo, aplastándola con gran fuerza. Fue consciente de como la vida escapó de esos ojos conmocionados y simultáneamente los clones de sombra desaparecieron.

Miró hacía su derecha observando a su compañera ascender en el cielo y desplegar sus pergaminos. Giró sin dudar un momento para repeler al ninja que había visto por su byakugan que se aproximaba hacia él. Fijó su atención siguiendo las líneas del chakra de aquel enemigo. Se levantó rápidamente para bloquear el ataque y destruir a aquel bastardo cuando su visión se perdió, haciéndolo detenerse. Súbitamente sintió un dolor arrollador en la pierna, viendo una franja de metal atravesando su pierna derecha. La sangre goteó en el suelo y su mirada captó a aquel hombre con la cicatriz acercándose hacía él con la mano ligeramente alzada. ¿Acaso ese ninja tenía dominio del metal? Intentó retroceder pero el metal grueso atravesaba su pierna.

El ninja que momentos antes se le había acercado, aquel usuario de raiton sonrió divertido mientras colocó su mano en el suelo y liberó una descarga eléctrica en el suelo. El metal era conductor por lo que prontamente alzó el cuerpo del Anbu, haciendo gemir dolorosamente. Se había distraído, él había...

Abrió los ojos cuando el entendimiento llegó a su cabeza y sus ojos orbe sin presencia del byakugan buscaron entre la oscuridad, captando aquellos ojos rojos que años atrás había visto. Aquel niño con la capacidad de bloquear su byakugan ¿seguía vivo? Siempre pensó que lo dejarían ahí, muriendo en su propia miseria, que estaba bastante cerca de la muerte. Además que los enemigos habían huido aquel día con rapidez cuando habían atrapado a Tenten, no pensó que regresaran por él.

Su sorpresa fue grande cuando de entre las sombras emergió una mujer, de cabellera roja y los ojos centellando joviales al observarlo, imposibilitando su visión. ¿Una mujer? ¿Había más usuarios con aquel poder ocular de inhibir su kekkei genkai? Su vista regresó en el justo momento que un brutal dolor mental lo invadió, haciéndolo caer al suelo y sujetando su cabeza. Era un dolor similar a la activación de su sello maldito aunque ya no lo tenía. No podían usarlo más en él, entonces ¿qué era lo que pasaba ahí?

Gimió cuando el torrente agonizante de dolor se esfumó y aquel ninja con la cicatriz en su rostro hizo una posición de manos, deformando el metal hasta convertirlo en una especie de lanza y dirigiéndolo hacía él.

.

.

.

Saltó hacía atrás, poniendo una distancia considerable de aquella mujer que estaba observándola sin parpadear. Tenten observó a todos los ninjas que estaban entre ambas, como un escudo para evitar llegas hasta ella. Tenten tenía un kunai en su mano y su pulso temblaba, sintiendo la adrenalina llenar todo su cuerpo.

Hace ya varios años que no peleaba por sí misma, controlando su propio cuerpo. La habían usado ese tiempo para su lo que sea que estuvieran haciendo en ese lugar. Aun recordaba en sus primero días ahí los gritos esclarecidos que atravesaban las gruesas paredes. Un terror que aún ahora solía rememorar, aunque la presencia del Hyuga a su lado anestesiaba lo que le provocaba.

Aquella mujer de enfrente no le había hecho lo que aquel otro hombre con la cicatriz. No la había lastimado físicamente, sin embargo, había hecho algo mucho peor. Se había metido a su cabeza una y otra vez, sintiéndose invadía, como jugaban con ella. Y cuando no logró lo que quería, la encerró durante años, haciendo que perdiera toda esperanza.

Recordarlo la hacía estremecerse hasta la medula, y más por la sonrisa que le dedicaba la mujer. Además que los ninjas enfrente suyo le daban una sensación de que algo no andaba bien. No la veían como tal, su mirada estaba perdida en algún punto y sus ojos por completo negros.

La rubia se acercó a uno de aquellos ninjas pasando sus dedos, con las uñas pintadas de un tono morado, en la barbilla de uno de ellos y jugando con el cabello de otro, en un gesto fraternal, como de una persona que acaricia a... su mascota.

―No sabes lo que lamenté haberte perdido...― Caminó entre un par más, pasando los dedos por sus rostros. ―Tú eras mi juguete favorito.

Tenten palideció al escuchar eso, sin entender a que se refería. Retrocedió unos pasos para mantener una distancia considerable. Presa de la sensación de tenerla cerca se elevó en el cielo desplegando uno de sus pergaminos. Varios shuriken, kunais, sembo y demás arsenal ninja se quedó en el aire, esperando. Furiosa ante todo lo que le habían hecho los lanzó hacia cada uno de esos cuerpos. Un par de cuerpos cayeron al suelo y pero la gran mayoría bloquearon su ataque, para posteriormente regresar a su postura inicial. Tenten aterrizó a una distancia considerable sin entender que sucedía. Intentó extraer otro pergamino de su espalda pero sus extremidades no reaccionaron. Conmocionado ante no poder moverse lo intentó una y otra vez.

Fue en ese momento que su mirada se centró hacia adelanta, viendo a la mujer a un metro de distancia con una sonrisa en los labios y las manos en una posición de manos. La había atrapado en uno de esos jutsus de manipulación mental, podía sentir su mente siendo invadida y las náuseas la llenaron.

La Yamanaka se acercó lo suficiente hasta tenerla de frente y pasó sus dedos blancos por la mejilla morena, una y otra vez, como si estuviera acariciando a un animal. Se colocó a su espalda y la obligó a mirar a los ninjas que seguían ahí sin moverse.

― ¿Qué acaso no lo recuerdas? ―Habló aquella mujer. ― ¿Qué tú eras uno de ellos? ―Una risa escapó de sus labios pintados de morado. ― Mi Seishin dasshu no jutsu me permite crear unos títeres humanos, encerrando las consciencias de la gente en su cabeza y manipularlos a mi antojo con un solo pensamiento. ― Las cosas fantásticas que hicimos juntas, las aldeas que arrasaste tú sola.

El pecho de la kunoichi de la hoja se agitó incapaz de pensar en algo como eso. Ella no había hecho algo como eso, jamás bajo ningún sentido. Aunque la incertidumbre de no recordar ni tener acceso a todo lo que su cuerpo hacía sin que ella pudiera ser consciente la abrumó ¿había hecho cosas tales como eso? Sintió su estómago removerse de asco de pensar en algo tan vil ¿la habían usado de esa forma?

No, estaba harta de ser manipulada de esa forma. Ya lo habían hecho lo suficiente, ella no había sido la que había hecho esas cosas. La habían obligado, ella jamás... la sentía tan palpable en su cabeza, tan presente. Con la fuerza de voluntad representativa del equipo Gai, empujó aquella consciencia fuera de su cabeza, obligándola a salir. La Yamanaka se sorprendió al verse expulsada por lo que no pudo reaccionar al momento en el cual Tenten giró con un kunai en su mano, alcanzando a rozarle el vientre, rompiendo su ropa morada y logrando causarle una herida pronunciada.

El rostro de la rubia se contrajo en su gesto desquiciado y lleno de ira. Como si no pudiera concebir que una de sus mascotas se atreviera a irse contra ella.

―No vuelvas a meterte en mi cabeza. ―Demandó la castaña, con la adrenalina corriendo por sus venas.

Súbitamente todos los ninjas a su espalda arremetieron contra ella, con la clara instrucción de destruirla. Zuri Yamanaka no permitiría algo como eso, ella la había convertido en una de sus mejores herramientas ¿y de esa forma se lo pagaba? Haría que se arrepintiera. Debió haberla terminado desde el momento en que supo que había sido capturada, pero al enterarse que el clan Yamanaka estaba ahí se vio interesada si había alguien capaz de deshacer sus jutsus. Se había llevado una sorpresa al ver al líder del clan, y como había usado a un Hyuga para poder romper las barreras de la mente de la castaña. Había sido bastante astuto. Y más al realizar ese último jutsu para que pasara inadvertido el hecho de que no tenía ya control ni acceso a la mente de la ninja de Konoha. Se percató tiempo después, al intentar acceder. Había sido una buena jugada. Pero jamás lo suficiente para derrotarla.

Si una herramienta ya no le servía la desechaba, por lo que era momento de tirar las cosas a la basura. Retrocedió dándole paso a sus mascotas, que se lanzaron hacia la ninja de Konoha.

Tenten desplegó su pergamino invocando una bola de fuego que fue directo hacia los ninjas que se acercaran. Los cuales lo esquivaron y arremetieron de nuevo contra ella. Sonrió esperando aquella reacción y una jiranda apareció. La castaña retrocedió a tiempo para evitar la explosión que siguió a continuación, que barrió con toda el área de pelea. Sonrió al ver como el humo se dispersaba. Sorpresivamente un ninja salió de entre el humo listo para atacarla con un kunai, justo cuando iba a contratacar, una vibración sacudió todo su cuerpo, haciendo retumbar todo su interior y caer de rodillas al suelo. Su mano se dirigió a su oreja sintiendo el líquido carmesí brotar de ahí.

Uno de aquellos ninjas se acercó y la atacó en el suelo con una onda expansiva que la elevó en el aire. Su sentido de equilibrio estaba destruido y todo estaba borroso. Ver a ninjas del sonido era algo que no esperaba. Pero eventualmente aquella mujer no tendría a cualquier ninja a su mano. Sintió como su cuerpo caía hacia el suelo e intentó componerse, moverse, pero no podía controlarse. Posteriormente fue consciente de como algo se clavó en su espalda, hasta atravesar su cuerpo. Tosió sintiendo la sangre salir de sus labios. Se estrelló en el suelo con un ninja aplastando su espalda y hundiendo su cabeza en el suelo. La sangre brotaba de su boca y la debilidad embriagó su cuerpo.

¿Debía haberle hecho caso a Neji y quedarse en Konoha? Intentó moverse pero sintió el cuerpo del contrincante hundirse más fuertemente sobre ella y la cuchilla entrando, alcanzando sus órgano vitales. Tosió como pudo, con el rostro en el suelo. Su mirada se dirigió hacia donde estaba Neji, viendo como había sido atrapado por tres ninjas y pudo escuchar los sonidos de dolor. La culpa de que él estuviera pasando por algo como eso o el mismo Lee por su culpa...

Su fleco en su frente se había despeinado, haciéndose a un lado, dejando a la vista por completo la piel ahí. En ese momento recordó su reflejo en el espejo del baño de Neji Hyuga y como había acudido con Tsunade un día antes de salir.

-

"Tsunade sonreía con los brazos en las caderas, hasta que una expresión severa se formó en su rostro.

―No pude mencionarlo por tu ausencia, pero como recordaras en tu entrenamiento de años atrás, hay tres reglas que todo ninja medido debe respetar― Levantó su puño y mostró uno de sus dedos, con el afán de ir enumerando. ― 1. Los Ninjas Médicos nunca se deben rendir en el tratamiento para sanar a sus compañeros, mientras estos sigan respirando. ― Un segundo dedo se extendió para señalar el número dos. ― Los Ninjas Médicos no pueden entrar en combate. ― Tsunade levantó un tercer dedo. ― Los Ninjas Médicos deben ser los últimos en morir en el equipo. ― Tenten tragó saliva.

Sabía que el ser un ninja medico significaba quedarse atrás, para salvaguardar al resto de su equipo. Lady Tsunade no se había quedado atrás, ella había ido más alto.

Tsunade levantó un cuarto dedo y una sonrisa se dibujó en sus labios.

Sólo aquellos que hayan dominado el Jutsu: Fuerza de un Centenar, están designados a romper las tres reglas anteriores."

-

Tenten levantó el rostro del suelo con una sonrisa en los labios ensangrentados mientras aquel rombo en su frente brilló ligeramente, demostrando que el sello había sido roto. Las líneas negras recorrieron su rostro y sus orbes castaños centellaron como nunca antes había pasado.

Era momento de demostrar lo que los ninjas de Konoha eran capaces de hacer. 

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