"JARVIS. Firmas de calor Extremis, inhabilitar con prejuicio extremo". Tirando de Maya con él, Tony echó a correr a toda velocidad por la puerta, deteniéndose en el armario de los abrigos para empujarla adentro con una orden apresurada de que se quedara quieta mientras pedazos de Mark 80 se desplegaban en borrones metálicos, volando a su lado con una eficiencia mortal.
Debería haber sido una pelea fácil. No debería haber sido una pelea en absoluto. Excepto que los sonidos estaban todos mal. En lugar de los chasquidos armónicos cuando la armadura se colocó en su lugar, estaba la risa desquiciada de Killian.
"Oh, Tony, te advertí sobre tus juguetes baratos". Una sección medio derretida de Mark 80 se deslizó por el suelo, dejando un rastro carbonizado como una flecha que apunta al paradero de Tony.
"¿Dónde está mi traje?" Tony siseó mientras se asomaba por la esquina. Killian alternaba entre apartar las piezas de la armadura y aplastarlas en sus manos.
"Entrada, señor. Diez segundos". La expresión inexpresiva habitual de JARVIS fue reemplazada por una tensión recortada.
Tony trató de echar otro vistazo furtivo, solo para encontrarse cara a cara con Killian, quien movió los dedos en un gesto de burla. Tony maldijo y se agachó.
"Odio ser el portador de malas noticias". Killian hizo rodar uno de los bultos desmenuzados en su palma, probando su peso. "Pero no te vas a ir". Y se lo arrojó a Tony.
Tony rodó para esquivarlo, luego esquivó otro mientras giraba para ponerse en cuclillas. Una parte le rozó el hombro mientras se enderezaba, solo para desmoronarse cuando la siguiente golpeó su rótula izquierda. La sensación discordante de los huesos moviéndose le dijo que estaba hecho añicos. El pánico bordeó sus pensamientos y ordenó a la fuerza que lo devolviera. Ahora no era el momento. "¡Vamos JARVIS!".
La vista y el tacto del familiar rojo y dorado del traje de Iron Man fue un consuelo bienvenido, incluso si su rodilla izquierda protestó violentamente cuando se dobló bajo la tensión de pilotar la armadura. El dolor se alivió un poco cuando Tony encendió los repulsores y quitó el peso de su rodilla.
Killian inclinó la cabeza, evaluando la situación y aparentemente encontrándola todavía a su favor. "Tsk tsk, Tony. Juguete s baratos–"
El segundo Mark 80, completamente ensamblado, abordó a Killian antes de que pudiera terminar su comentario, sin duda condescendiente y temático. Inmediatamente abrió y encerró a su objetivo.
Tony respiró aliviado. "Eso estuvo cerca, ¿eh?".
"Le gusta mantener las cosas emocionantes, señor". respondió JARVIS.
"Quédate conmigo, JARVIS, y nunca te aburrirás". Tony se movió para ver a Maya, agradecido por la armadura para anclar y sostener su rodilla lesionada, solo para detener sus pasos ante los sonidos discordantes de los engranajes y el crujido del metal.
El movimiento de Mark 80 fue forzado, como si intentara perseguir dos objetivos diferentes. Dio otro paso tambaleándose hacia las ventanas del piso al techo, donde estaba programado para tomar el cielo para la detonación de Extremis, luego se detuvo por completo.
"Me retracto. Aburrido es bueno". Tony apuntó a Mark 80, haciendo una mueca ante la imagen que presentó. Iron Man enfrentándose a Legionario de Hierro. Su visión periférica captó varios helicópteros que volaban afuera, probablemente de las estaciones de noticias. Ojalá no se le ocurra desmantelar su propia creación.
Una de las articulaciones del Mark 80 crujió cuando su brazo derecho se movió salvajemente hacia arriba para quitar la placa frontal, revelando la piel de ascuas y los ojos ardientes de Killian.
Tony evaluó su entorno y estrategias. Estaba de cara a la ventana y no podía disparar un misil sin poner en peligro a los medios de comunicación que desconocían la precariedad de su posición. El unibeam requería demasiado tiempo de carga. Un buen disparo repulsor en la cabeza debería ser suficiente, pero dudaba que Killian le hiciera la cortesía de quedarse quieto. El temor burbujeaba en su pecho cuando se enfrentó a un oponente al que había subestimado severamente con solo una armadura y dos legionarios de hierro.
El conocimiento previo no garantizaba la victoria.
"¿Querías el mandarín? Lo tienes, Tony". El metal resplandeció intensamente cuando se ablandó y se deslizó fuera de Killian como piezas de cera, revelando su sonrisa triunfante. "¡Yo soy el mandarín!".
"Dilo de nuevo para la cámara". Tony bromeó, llamando al humor en su defensa y esperando que le proporcionara la distracción que necesitaba.
Lo hizo.
En el momento en que Killian giró para mirar detrás de él, Tony se abalanzó y agarró a Killian por los hombros para apartarlo de las ventanas.
Lucharon por un momento, retorciéndose y empujándose unos a otros hasta detenerse. El calor generado por Extremis abrasó los guanteletes y Tony luchó por aguantar a pesar de las ampollas que se formaban en las yemas de sus dedos y el debilitamiento del traje.
Al sentir una oportunidad, Killian luchó para liberar un hombro y le dio un puñetazo que derribó a Tony, luego otro que lo envió deslizándose por el suelo.
El impacto empujó su rótula rota y Tony gruñó cuando su visión se desvaneció por la punzada de dolor. Probablemente nunca volvería a caminar sobre esa pierna, al menos no sin una amplia tecnología de asistencia. Morbosamente, pensó con oscura diversión que era bueno que tuviera eso cubierto. Los aparatos ortopédicos para las piernas estaban funcionando muy bien en los ensayos clínicos, pero esta vez no sería Rhodey quien los necesitara.
Rhodey. La Legión de Hierro.
Si Killian lograba primero interceptar y luego eludir la Marca 80, entonces había una buena posibilidad de que los veinte o más soldados Extremis a los que se enfrentaban sus amigos pudieran hacer lo mismo. Tony había calculado mal la adaptabilidad reactiva de un usuario de Extremis que no estaba al borde de una explosión. Sin mencionar que, aparte de Killian, todos los demás tenían experiencia en combate. Estaba muy contento de haberle pedido a Bruce que se asociara con Rhodey. Parecía un favor tan tonto en ese momento, pero ahora era una necesidad corregir su descuido demasiado confiado.
Killian aterrizó en cuclillas sobre él, uno de sus codos descansando sobre sus rodillas y el otro se enderezó cuando una mano brillante acarició el centro del traje de Iron Man.
"Tumbado como una pequeña tortuga en su caparazón de tortuga". Killian se burló y Tony encontró su burla tan poco inspiradora como la primera vez que la escuchó. "Me pregunto qué pasaría si hiciera ... " Killian colocó su otra mano en el traje, enmarcándolos alrededor del reactor de arco e invocando un calor extremo. "Esto."
El sudor corría por la frente de Tony a medida que la temperatura aumentaba rápidamente. La interfaz parpadeó y emitió un pitido, indicando circuitos fritos.
"Señor–" la voz de JARVIS vaciló en medio de la estática. "Peligro– Recomendar–"
"Expulsar." Tony gritó y apretó los dientes contra la repentina presión cuando lo sacaron del traje. Estaba agradecido por el plano de planta abierto cuando el impulso lo llevó cerca de la sala de estar. Su rodilla izquierda dolio, pero Tony hizo todo lo posible por ignorarlo mientras tropezaba para ponerse de pie, balanceándose inestablemente sobre su pierna derecha. No era lo peor que había tenido.
La cirugía a corazón abierto en medio de una cueva en Afganistán siempre sería la número uno para este ranking en particular.
Killian sacó las manos del destrozado torso del traje de Iron Man y se las limpió en los pantalones. "Sabes, Tony, me alegro de que esto esté documentado". Lanzó un saludo descuidado a los helicópteros
Tony se alejó cojeando, apoyándose contra la pared o los muebles para apoyarse. Killian no parecía tener prisa por cazarlo todavía, prefiriendo disfrutar del lujo con su monólogo villano estándar.
"Una vez valoré el anonimato, pero ahora he llegado a apreciar el tipo diferente de libertad que solo se obtiene cuando las personas saben exactamente a quién temer". Killian siguió a Tony con la tranquilidad de un depredador que sabe que su presa no tiene escapatoria.
Por el rabillo del ojo, Tony captó un movimiento en el pasillo que conducía al garaje. Maya. Debe haber estado avanzando poco a poco hacia una salida, planeando su escape de este desastre de noche.
"Después de años de gobernar detrás de escena, es bueno finalmente obtener el reconocimiento que merezco". Killian se acercó, su sonrisa maníaca se extendía por su rostro. "Especialmente cuando estoy a punto de convertir a Iron Man en chatarra". Con eso, cargó.
Tony se arrastró hacia atrás pero no tuvo palanca para evitar la colisión. Killian se estrelló contra él en un borrón de calor y fuerza, indiferente y tal vez disfrutando del hecho de que su piel mejorada con Extremis dejaba marcas de quemaduras rojas y furiosas donde hacía contacto.
"Empecemos con esto". Killian puso una mano sobre la luz azul en el pecho de Tony, quemando fácilmente el fino algodón de la camiseta de Tony y luego reduciendo el calor para evitar dañar el reactor de arco.
Extrañamente, el pánico generalmente asociado con el reactor de arco no llegó. Quizás estaba demasiado ido para preocuparse y demasiado consciente de su inminente desaparición. "¿Hace calor aquí o soy solo yo?" Tony sonrió con dientes antes de escupir directamente en la cara de Killian. La saliva se evaporó insatisfactoriamente en un instante.
"Siempre con las bromas. Para ser honesto, Tony, tu sentido del humor realmente no es tu punto fuerte". Killian se rió de su propio juego de palabras. "Eres como uno de esos juguetes de niños que chilla sin parar y nunca se cierra hasta que…" Sacó el reactor de arco y rasgó los tensos cables con un dedo descuidado que se volvió abrasador y los cortó fácilmente. "-se acaba la batería."
Tony se lanzó hacia adelante y golpeó su frente contra la nariz de Killian, aprovechando al máximo el elemento sorpresa al arrancar el reactor de arco de las manos de Killian y rodar hasta que su espalda golpeó la pata de la mesa de café. El peso y la luz en su mano se sentían extraños pero familiares. Al mirar hacia el enorme agujero bordeado por un anillo rojo escaldado, Tony volvió a sentir el vacío entumecido de la nada. Sin pánico. Sin miedo. Sin ira. ¿Fue shock o fue desensibilización? Ninguna parecía la explicación correcta. Sabía, con el tipo de certeza que rara vez tenía, que estaría bien sin el reactor.
Podría ser tomado, envenenado o aplastado.
Tony no pudo.
No importa lo que robaron o destruyeron sus enemigos, Tony siempre sería Iron Man. El reactor de arco ya no era el ancla de su identidad sino un lastre que podía y debía corregirse. Tal vez era hora de llamar al Dr. Wu, el talentoso cirujano chino que había extraído las piezas de metralla antes. Los riesgos asociados con la cirugía seguían siendo altos, pero ya no tanto. Después de todo, ya sobrevivió una vez.
"Eso fue desagradable". La nariz de Killian se había erguido en una llamarada de ascuas, la tocó con cautela y olfateó.
Un susurro verde llamó la atención de Tony. El ficus, similar al que Happy había manipulado en Berna, demasiado similar. Tony dejó caer el reactor de arco y alcanzó la planta con ambos brazos, extendiéndolos al máximo y acercándolo para inspeccionarlo. Había un mínimo indicio de calor en las hojas. Con un tirón decisivo, rompió varias ramas y observó con júbilo cómo los tallos titilaban de color naranja. Soltó algunas más, sonriendo cuando la planta comenzó a brillar y estremecerse ya que su composición genética básica no podía manejar múltiples objetivos de reparación a la vez. Sobrecargando así el sistema.
"Oh, lo siento mucho. Toma, ten una planta y que te recuperes pronto". Tony arrojó los ficus a Killian y, en una hazaña de destreza física, saltó sobre la mesa de café y usó el impulso para impulsarse hacia adelante, poniendo la mayor distancia posible entre él y la inminente explosión de Extremis.
La onda expansiva lo bañó, junto con pedazos de escombros y una inmensa oleada de calor. Había un latido en su abdomen. Sus dedos encontraron un borde dentado que no debería estar allí, junto con una humedad que se extendía por su camisa. Levantar la cabeza requirió más esfuerzo del que Tony pensaba y lo mareó terriblemente. Se las arregló para vislumbrar el rojo que fluía y se acumulaba debajo de él antes de que su cuello se aflojara y su cabeza cayera hacia atrás con un ruido sordo que apenas sintió.
*
Una puñalada aguda arrancó a Tony del olvido silencioso e indoloro en el que estaba a la deriva.
"¡Tony!" Maya estaba gritando, presionando su pecho con un cojín del sofá cubierto de hollín. Debió haber sacudido lo que sea que había hecho su hogar en el abdomen de Tony al hacerse un lugar con avidez. De ahí la sensación punzante. "¡Tony, gracias a Dios!".
"M-Maya". Se lamió los labios agrietados y probó el cobre. "Tu ... regalo ... fue ... la ... bom-bomba".
"Sí, lo siento por eso". Su risa tenía un tono histérico. "¿Como estas?".
"He ... estado mejor".
"Sí, apuesto".
"¿Killian?" Tres sílabas mezcladas en una, pero Tony estaba demasiado cansado para que le importara. Apenas podía mantener los ojos abiertos, al menos el dolor se estaba desvaneciendo.
La mirada de Maya se desvió de la cara de Tony a un punto detrás de él, ella hizo una mueca ante lo que vio. "Él está muerto".
Tony tarareó en reconocimiento.
"Señor, he alertado a las autoridades correspondientes". informó JARVIS, totalmente preocupado y apenas tranquilo. "¿Señor? ¡Señor!".
"¡Tony!"
Tony parpadeó, sin darse cuenta de que había cerrado los ojos en primer lugar o por cuánto tiempo. A juzgar por el pánico en el rostro de Maya, podría haber sido más largo que los pocos segundos que había pensado.
"Este sería un excelente momento para canalizar su impresionante terquedad y mantenerse consciente hasta que llegue la ayuda". JARVIS hizo una pausa. "Considéralo un doble reto".
Esto sorprendió a Tony con una carcajada, el sonido atravesó su pecho como una cuchilla y se cortó en un gorgoteo ahogado.
Las manos de Maya aún sostenían el cojín del sofá en su lugar, sus nudillos estaban blancos por la cantidad de presión ejercida. Sin embargo, Tony apenas lo sentía ahora. Una mancha carmesí se filtraba a través de la tela, como la negrura que oscurecía su conciencia. Por mucho que odiara admitirlo, probablemente iba a fallar en el doble desafío. Lo cual fue decepcionante, ya que había estado tratando durante años de que JARVIS emitiera uno.
La forma en que parpadearon las luces y el jadeo de horror de Maya hicieron que Tony pensara que tal vez había dicho algunos o todos sus pensamientos en voz alta.
"Yo ... yo puedo salvarte." Ella susurró. "Tengo una dosis de Extremis en mi bolso".
Tenía la intención de imitar el sonido de una explosión soplando aire a través de sus labios, pero salió como un silbido.
"Sé que no es estable, pero puedes ayudarme a arreglarlo. Casi lo hiciste hace trece años y estabas borracho". Maya puso los ojos en blanco, una lágrima escapó por el movimiento. "Vamos, Tony. Vendí mi alma al diablo para mi investigación, ayúdame a recuperar una parte. Ayúdame a usarla para el bien. Eres bueno".
Tony sabía que existía la posibilidad de que su cuerpo rechazara a Extremis, pero no más que el riesgo que planeaba correr con la cirugía de extracción de metralla. No estaba listo para dejar ir las amistades que había construido. No estaba listo para renunciar a todo el progreso que había hecho. No estaba preparado para desperdiciar este milagro de una segunda oportunidad. Su vida finalmente fue buena.
Él era bueno .
"Oh ... está bien".
El frío metal presionó contra su cuello y luego el fuego líquido fue empujado por sus venas.
*
Todo estaba demasiado caliente, demasiado, demasiado rápido. Tony sintió como si estuviera ardiendo, hirviendo y ampollando. Débilmente, escuchó a una mujer gritar.
"...no no no...sobrecarga...ayuda!".
Sus huesos chamuscados. Su carne quemada. Su sangre chisporroteó.
Un calor insoportable, que todo lo consumía e implacable, estaba surgiendo a través de su cuerpo y buscando una salida que no estaba allí. Su piel se estaba agrietando y en lugar de aliviar la urgencia, cada fractura hacía que la búsqueda de alivio fuera mucho más desesperada. El infierno que rugía en su interior quería salir y Tony no pudo contenerlo. Una voz robótica pero reconfortante de alguna manera logró atravesar el humo que llenaba su mente y sus pulmones.
"Fabricación completa..."
El metal frío y el aire más frío lo rodearon, apretándose a su alrededor hasta que todo lo que pudo sentir fue hielo.
Entonces el alivio se fue tan rápido como llegó. La tormenta de fuego enjaulada arrasó su interior mientras la ventisca desinhibida aullaba afuera hasta que Tony quedó atrapado entre los extremos, febril y helado sin término medio.
"...Nueva York..."
El tiempo debe haber pasado porque había voces familiares que hablaban en fragmentos incomprensibles, aunque Tony no tenía idea de cuánto tiempo desde que el tipo de agonía en el que estaba parecía perpetuo y hacía que medir el tiempo fuera inútil.
"... agotado..."
"Ven a buscarme."
"¡Tony!"
Los sentidos y pensamientos desgastados de Tony se concentraron en una entrada que era diferente a las demás. Era una instrucción en lugar de una conversación. Era seguro en lugar de temeroso. Era conocido en lugar de oído.
"Ven a buscarme." Hizo señas, autoritario pero juguetón, y Tony estuvo tentado a obedecer.
"...estabilizando...ejecución de prueba..."
"...fuera de tiempo..."
Un soplido de aire. Una ligera presión. Una picadura rápida.
Tony jadeó y abrió los ojos. Un naranja brillante y ardiente llenó su visión, como mirar fijamente el alma del-
Abruptamente, comenzó a desvanecerse cuando el hielo corrió por sus venas, combatiendo y combinándose con el fuego existente hasta que un agradable calor fue todo lo que quedó. Olas de calor latían hacia afuera con cada latido de su corazón, derritiendo la escarcha que cubría su piel y ahogando lo que estaba vivo pero no vivo.
"Ven a buscarme." Susurró una vez más.
Tony prometió que lo haría antes de sucumbir al reconfortante abrazo del descanso y la oscuridad.