ACCIDENTE FORTUITO [corrigien...

By mundodiamante

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Lisa se fue a la montaña a conseguir las mejores fotografías de animales. Su vida da un giro al sufrir un acc... More

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AGRADECIMIENTOS

CAPITULO 12

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By mundodiamante

♫Self Control - Laura Branigan♫

Terminé de comer, no tenía ganas de comer más, me terminé el agua y quizá eso llenó mi estómago, pues no negaré el tremendo susto que me di.

Realmente me sentía cansada...Si tan solo pudiera dormir un rato en la cama...

Giré la cabeza hacia la cama, la vi apoyada en el espaldar de esta con la cabeza baja; la luz entraba por la ventana y no era necesario acercarme tanto para divisarla.

Decidí ir a retirar la bandeja.

No comió nada...Tampoco soy una torturadora. Suspiré y decidí prepararle algo más a su altura, ¿quizá pollo y arroz? Pensé; algo bueno para ella habrá en la despensa, espero que no solo coma caviar y acepte pasta, ¿a quién no le gusta la pasta? a todos le gusta la pasta...seguía pensando en mis adentros hasta que llegué a la bandeja.

Agarré la bandeja hasta que emitió un sonido.

—si lo comeré—dijo la rubia casi en susurro.

—esta frio—le respondí.

—¿puedes hacerme un favor? —esta vez lo dijo normal, yo solo alcancé a fruncir el rostro, le di caliente y seguro querrá que se lo caliente.

—Rubia tengo muchas cosas que hacer... esta vez te lo calentaré, pero...

—No, no es eso—me interrumpió.

—¿entonces? —le dije ahora curiosa.

—¿puedes probar una cucharada? —me miró, pero rápidamente quito su mirada de mis ojos.

Quizá escuché mal, la verdad ni siquiera sé cómo reaccionar, ¿Qué significaba tal petición? —si no quieres comer solo dímelo, antes de botar la comida o no sé qué pretendes.... no escupí tu comida ni algo parecido—mi paciencia ya estaba llegando al límite.

Tomé el plato de la bandeja y empecé a comer varias cucharadas en su delante, lo que provocó que la rubia abriera sus ojos como plato, quizá es la primera vez que le veo abrir los ojos tan grandes a una china o japonesa, ni siquiera pensé que podrían abrirlos tanto.

—¡basta! —reaccionó. Con un movimiento rápido me quitó el plato.

Me quedé inmóvil frente a lo que mis ojos veían, ¡realmente la mate de hambre!, se lo acabó rápido.

—¿quieres más? —le dije.

—por favor—respondió. Extendiendo el plato con ambas manos, sin levantar la cabeza. Quizá ser amable le avergonzaba, moví mi cabeza para ambos lados y rápidamente cogí el plato. Decidí servirle todo lo que había y preparé más agua, esta vez le daría caliente y no me iría de su lado hasta que termine, no quiero que vuelva a comer frio.

—toma—le llevé con mucho cuidado el plato que estaba por rebalsar— esta vez come caliente por favor—luego regresé corriendo y le traje la bebida.

—¿puedes tomar un sorbo de agua? —dijo.

Yo me quedé expectante viéndola comer; curiosamente tenía una forma muy peculiar de masticar los alimentos, ahora no lo hacía como hace rato, ahora lo hacía delicadamente. Moví mi cabeza nuevamente para así dejar de verla. Sin embargo, me di cuenta recién de lo que mis odios habían oído. Otra petición rara.

—ahora lo entiendo—le dije tocando mi mentón con mis dedos— ¿piensas que te voy a envenenar o algo así? —no quise discutir más así que ni esperé que me respondiera, esta vez solo tomé un sorbo de la taza y se la devolví—vez no estoy roja ni nada, ni convulsionando... ¿contenta?

No respondió, me dio una mirada rápida y luego bebió un poco de la taza—los sabores son raros jamás en mi vida probé esto, pero no esta tan mal—me dijo terminando de tomar su taza de un solo tiro. Extendió la mano con la taza vacía y yo entendí que debía aumentarle.

—estamos en una montaña, mi mamá cocina mejor los frejoles, a mí tampoco me gustó mucho esa cosa enlatada—le dije casi gritando desde la cocina, sirviéndole más agua.

Por un momento olvidé todos los arranques de locura que tuvo la rubia y empecé a hablarle normalmente.

—esta cosa si esta rica—me dijo recibiendo más infusión de hierbas.

—eso es algo que aprendí de mi mamá, ya sabes... para que digiera mejor la comida, te sentirás mejor y no tendrás indigestión ni nada por el estilo, aunque si eso pasa, tengo pastillas para el dolor estomacal también.

—prefiero el agua—dijo poniendo una cara de desconfianza nuevamente.

Tomé la bandeja y fui a lavar los trastes y aproveché para pensar un poco sobre la rubia paranoica.

Bien definitivamente quise ponerme en su lugar, despertar en una cabaña, quizá no acorde a su estatus, bueno definitivamente no era de su estilo y con una extraña que estaba con la nariz hinchada. Fui a verme al espejo y bueno ya había bajado bastante la hinchazón, pero aún faltaba, quizá por la cabaña y mi cara piense que le quiero robar o peor aún que le estoy secuestrando.

Había pasado dos días enteros y no me di cuenta de que eso es lo que realmente pensaba, recién pude comprender su comportamiento tan a la defensiva y por qué motivo cree que tengo compañeros o el por qué me hizo probar lo que le di de comer.

¡claro! ¡Lisa que lenta!

Al terminar de lavar, decidí hablar con ella, pero no ahora sino más bien en la noche, porque ahora tenía que aprovechar la luz y el clima que también estaba a mi favor para hacer funcionar el generador eléctrico.

Me puse una casaca más liviana, unos guantes de trabajo, botas y busqué una pala que estaba en el closet; el generador estaba al costado derecho de la cabaña y tenía que sacar el hielo que lo cubría por la tormenta del día anterior.

—¡Lisa! —me llamó la rubia. Y de alguna forma mi cuerpo no reaccionó al instante, no porque no quisiese hablar con ella sino más bien por el asombro de escuchar mi nombre pronunciado por ella.

Oí un ruido y volteé al instante. La rubia se había caído estaba en el suelo tratando de levantarse junto con la muleta de madera.

—¡oh mierda! —fui rápidamente a su ayuda.

—¡maldita pierna! —insultó a su tobillo.

—espera, no hagas esfuerzo, si necesitas algo te lo alcanzaré—le dije ayudándola a levantarse.

—¿a dónde vas? —preguntó con una leve queja por la caída.

—iré a ver qué puedo hacer para restablecer la luz, ya sabes... el generador se congeló ayer.

—llévame contigo.

Eso no fue ni siquiera una petición, eso fue una orden.

—¿está loca?, hace frío afuera, sin contar que no puedes caminar bien—estaba convencida que la rubia estaba loca, pero nuevamente se me vino a la mente "Lisa tienes que ser empática".

—por favor—susurro.

Quien soy yo para negarme ante tal petición casi avergonzada de la rubia, no sabía que pretendía, pero su gesto fue muy tierno.

—OK, pero déjame ver que silla te acomodo, hasta eso vístete apropiadamente, pensé que mi ropa apestosa no te la pondrías—lo último lo dije haciendo el gesto de comillas y señalándole mi polera blanca y mi buzo que traía puesto, se me hizo raro ver mi ropa en su cuerpo, pero no voy a negar que le quedaba.

—mi traje es un poco ajustado y la pierna sigue doliendo—se excusó.

—está bien, está bien, usa lo que quieras de mi guardarropa, igual ya lo hiciste —yo estaba concentrada en el closet, Smith me había dicho que ahí guardaba una silla desplegable de las que usas para la playa, aunque si hago memoria no es muy diferente a las sillas desplegables de montaña.

Esperé a que se vistiera, mientras veía el reloj, ya eran las 3:30Pm.

—se me dificulta caminar con esto, no es de mi talla—agarraba la muleta, que quizá era de un niño, porque era muy pequeña.

—si no me acuchillas mientras te cargo, te llevo en mi espalda—me acerqué a ella y me volteé.

—¡tonta, no puedo saltar! —me dio un par de palmadas en mi hombro, para que yo bajara un poco.

—ya decía yo, era demasiado bueno para ser verdad...no puedes estar ni una hora sin insultarme, eres bipolar Rubia no sé cómo te soporto—me puse de cuclillas y ella se abrazó de mi cuello refunfuñando, delicadamente tomé sus piernas y la levante despacio, me acerqué al closet—tienes que tomar la silla, yo cargándote no puedo llevarlas a las dos. Sin mas me obedeció. 

Salimos con dificultad, no sabia lo que estaba haciendo cumpliendo su capricho, pero estaba segura que ella no quería estar dentro, quizá por estrés o quien sabe que...

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