CAPITULO 19

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♫Dinero - Trinidad Cardona♫

Cuando por fin salí, aproveché para llevar a la rubia al frente de la chimenea para que cepillara su cabello.

Mientras tanto, ordené la cama y separé toda la ropa mojada, la metí en la lavadora que era una reliquia y limpié las alfombras.

Traté en lo posible de no pensar en lo sucedido y mantenerme ocupada ayudó bastante. Cuando terminé de hacer el desayuno se lo alcancé.

—Gracias—dijo sacándose sus auriculares.

—si algo no quieres, devuélvelo—le advertí.

—no, está bien...se ve delicioso—me dijo.

Le abrí una lata de duraznos con almíbar y preparé huevos revueltos con café.

Yo lo devoré en un instante.

Con todo el trajín recién estábamos desayunando a las 10:00:Am. Cuando abrí la cortina de la ventana vi que la tormenta seguía fuerte. Imposible que vengan a rescatarnos con el clima así.

—quisiera pedir disculpas, por lo sucedido—le dije. Mientras me cepillaba el cabello.

La rubia no dijo nada. No era difícil de entender a qué me refería y aunque fueron las circunstancias, no quería que pensara que me aproveché de la situación.

—te dije que no le contaría a nadie, eso incluye no volver a mencionarlo—por fin respondió—Y te agradecería que no menciones cosas desagradables mientras estoy comiendo.

Así que no quería hablarlo, no pude evitar poner rostro de desconcierto, no sabía si no le agradó que casi pasara algo entre nosotras o ...

—me refiero a la araña—como si leyera mis pensamientos y dudas. Lo dijo entregándome ya su bandeja vacía.

—Pediré un reembolso, no fumigaron bien...—le esbocé una sonrisa fingida y fui a lavar los trastes.

No hablamos más, ella se puso nuevamente sus auriculares.

Pensamientos tontos se me vinieron a la mente.

Ella quería olvidar lo que pasó, incluido el casi beso...¡mejor!, así evitaba encariñarme con una extraña de la que no sabía nada. Pero vamos, un rato en la cama...no había necesidad de compromiso para liberar tensiones.

Mejor dejo de estar pensando en cosas que no van a pasar,le tomaré la palabra porque lo último que quería era más complicaciones, y tener afectos por ella significaba problemas.

Como pude empecé a hacer arroz. Había una lata con guiso de carne, el plan era combinarlo con el arroz. Yo no soy de cocinar, el cocinero de mi equipo era Edison, y sí que preparaba manjares con ingredientes simples, siempre sabía acomodarse.

Me puse a extender la ropa, al costado de la chimenea, había dos orificios donde podía sujetar dos palos que saqué del closet y aprovechar el calor de la hoguera para secar la ropa y las toallas.

—Oleremos a leña—dijo sacándose sus auriculares.

—no hay nada de malo en oler a leña ardilla quejona—le respondí. Tomé la misma postura de antes del "incidente"

—Huele a quemado y no es esta leña—señaló la leña de la chimenea.

— ¡ohh Shet! —corrí rápidamente y giré la perilla, apagando la cocina—¡lo que faltaba!...quemé el arroz.

— ¿enserio? No sé por qué me sorprende, ¿ahora qué más puede salir mal?

Luego que dijo esto, se apagaron las luces.

ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]Where stories live. Discover now