CAPITULO 14

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♫Circus - Britney Spears♫

—¡Mierda! — dijo la rubia.

—que pasa, ¿lo quieres más amargo? — respondí.

—no, esto realmente está delicioso— respondió tomando nuevamente otro sorbo de café que le preparé.

—entiendo..., tu vocabulario deja mucho que desear—no pude evitar mirarla frente a mi comentario, porque lo dije por molestar.

—silencio y continua lo que estás haciendo, me gusta concentrarme en la comida, necesito saborear esto, ¿sabes? es lo único rico que me diste, desde que me tienes aquí cautiva—su cara no fue de molestia ya que realmente estaba disfrutando la taza de café.

—sí te portas bien, quizá te prepare más— No soy egoísta, pero, las bolsas de café las traje desde Colombia, así que no pensaba desperdiciarlo con una muchacha desquiciada y malagradecida.

Después de entrar nos cambiamos y encendí las lámparas.La cabaña estaba más iluminada, ambas nos pusimos a cargar nuestros celulares en diferentes tiempos, no hay señal aquí en la cabaña, pero podemos escuchar música, y eso es suficiente para mí.

Ahora le estoy colocando un torniquete para que inmovilice el tobillo, lo debí hacer desde el principio, pero quería que desinflamara primero su pierna; la temperatura, el hielo, hicieron bien el trabajo.

Tuvimos una discusión, ya que le dije que necesitaba dormir en la cama, y después de tanto discutir ella aceptó, con la condición que no compartiríamos cobija.

—listo ahora iré a ducharme, no demoraré ni veinte minutos. Trata de no moverte mucho, te acostumbraras después de un rato.

—no vi ni una ducha en ese baño rustico al que me llevaste.

—porque ahí no me ducharé... aquí en el closet tengo que quitar las cosas y poner una base de plástico, hay un orificio que sirve como desagüe, lo destapo y listo. No sé porque te explico esto, si mañana ya te irás...

—¿a qué te refieres? —frunció el ceño, aunque la verdad pensé que se iba a poner feliz.

—te explico cuando salga de ducharme.

La dejé ahí en el mueble al frente de la chimenea con la leña recién puesta, gracias al generador teníamos calefacción, pero nada como la hoguera en un invierno tan frio.

Al terminar de ducharme, me cambié y me puse calentador. Y con una manta me envolví al costado de la chimenea junto a la Rubia.

—¿no piensas decirme tu nombre? —le saqué un audífono.

—me ofende tu pregunta y no me vuelvas a tocar—se volvió a poner sus auriculares.

—¡como quieras! Igual ya no te veré desde mañana así que es lo de menos.

—explícame eso...—ahora sí se quitó sus auriculares y me miró seriamente.

—¿no que no?, esta bien —mientras le hablaba aproveché para cepillarme el cabello, con el calor de la hoguera, estaba ayudando a secarlo.

—mañana iré al pueblo, el mas cercano esta cuesta abajo aproximadamente cuatro horas. Smith es el dueño de esta cabaña, le diré que suba conmigo en su moto de nieve, ahí podrá transportarte y llevarte al pueblo; primero al centro de salud, como te abras dado cuenta no soy doctora, y necesitas atencion y ahí podrás comunicarte con tu familia e hijos.

—¿luzco como si tuviera familia e hijos? no seas absurda — puso los ojos en blanco. Yo solo me divertía con la aseveración.

—bueno no sé..., con quien tengas que comunicarte.

—quiere decir que regresaras en ¿ocho horas? —su voz sonaba un poco preocupada.

—no, si Smith me trae en la moto, llegaré en una hora quizá menos.

—pero si no confió en ti, ¡menos confiaré en un tal Smith!, y serías capas de dejar que me llevé a no sé dónde... Un hombre desconocido y ¿ni sé con qué intensiones?

—entiendo que eres una niña de dinero y quizá tratas de esconder tu identidad, la verdad no sé, y la verdad a estas alturas ni me importa, eres demasiado desconfiada ardilla, ¿como piensas salir de la montaña?

—¿ardilla?

—ya que no me dices tu nombre, te llamaré ardilla a partir de hoy ¡entendiste!.

—¡no seas insolente!

—ya te dije que las ardillas no tienen la culpa que tu te parezcas a ellas, además aquí la única loca, demente, tarada, e insolente eres tú OK.

—¿enserio no sabes quién soy? O estas actuando, bueno lo entendería, aquí en medio de la nada sin señal..., eres practicamente una cavernícola que no sabe nada del mundo exterior.

—así seas la presidente de EEUU, aquí no te sirve de nada, no sé si te disté cuenta, pero no te fuiste, te dejé y no te fuiste. Si realmente querías irte lo hubieras hecho, no importa como, si es posible a rastras.

—puede ser un plan...tu cartita...esta cabaña. 

—hay ardilla, que haré contigo y tu cerebrito de larba...

—¿realmente te llamas Lisa?, como sé que no me entregarás a un psicópata vende mujeres.

—JAJAJAJAJA...—me levanté y fui a mi maleta. 

—¡de que te burlas!

—¿Ardilla? mira tómale foto si quieres...—regresé a su lado y le tiré mi pasaporte, que ella miró y le tomó fotos para mi sorpresa—¿te has mirado al espejó?, ¡no eres la gran cosa!, digo ¿cuánto me darían por una mujer loca, chillona, e insoportable como tú?.

—hay por favor, quien lo dice, la Rodolfo el reno, cara de payasa, ¡nariz roja!, por cierto, ¿eras cirquera? por que podría entender que te fue mal, no eres para nada graciosa, una triste payasa. No habría dinero en el mundo entero para comprar a la gran R-ro...a la... o sea a MI.

—pues desde ayer te puse en oferta y nada... nadie toca la puerta por ti.

—tu choza está en el fin del mundo, como quieres que llegué alguien.

—no es mi choza, es alquilado. Además, vine por la flora y la fauna, lo último que querría es internet o gente como tú que no sabe apreciar la naturaleza, pero lo único que encontré fue a un animal rubio cara de ardilla, que nadie compraría porque está rota.

Tardé dos segundos para darme cuenta que me pasé, la miré y su cara era de decepción con agua en los ojos a punto de salir.

—eres una idiota—guardó sus auriculares e hizo a un lado la manta que traía.

Antes de que intentara pararse, me hinqué al frente de ella.

—lo siento—tomé sus manos, estaban calientes—realmente lo siento, no quise decir eso Y-yo...

—pero lo dijiste...

—lo sé, yo lo lamento tanto, sé que el tener la pierna así, no me da derecho a insultarte o burlarme de tu situación, prometo no volver a mencionarlo por favor, pero perdona mi actitud.

—no sabes cuanto quisiera tener mis piernas bien para largarme de este cuchitril de una vez por todas y no ver tu fea cara—se deshizo de mi mano y se limpió las lágrimas.

Me quedé al frente de ella con la cabeza agachada por un par de minutos. Luego rompí el silencio.

—Te llevo a la cama, yo realmente estoy cansada y necesito dormir, y descuida yo dormiré a tu lado, pero me meteré a la bolsa de dormir para que no desconfíes.

Nada justifica mi comportamiento, esta mujer saca lo peor de mí, y realmente yo no soy así. Solo quiero que sea mañana para despertar e ir al pueblo y decirle a Smith que se la lleve.

Espero que el clima me ayude... 

ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]Where stories live. Discover now