EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTE

By Liza120787

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Secretos, una infancia triste y llena de reglas y obligaciones. A veces la realeza no es tan feliz como se pi... More

Prólogo
Capitulo 1: Serenity Black
Capitulo 2: Mi mejor amiga
Capitulo 3: El viaje
Capitulo 4: Secuestro
Capitulo 5: ¿Estoy muerta?
Capitulo 6: El caballero de la Luna
Capítulo 7: Peligro en el Palacio
Capitulo 8: ¡Gritos de auxilio!
Capitulo 9: Secretos
Capítulo 10: Un trágico pasado
Capítulo 11: Libertad entre muros
Capítulo 12: Encuentro fallido
Capítulo 13: Un cambio positivo
Capítulo 14: Pacto amistoso
Capítulo 15: Dolorosos recuerdos
Capítulo 16: Un enigma llamado Luna
Capítulo 17: La chica indicada
Capítulo 18: Revelaciones
Capítulo 19: ¿Estará convencida?
Capítulo 20: Una mágica velada
Capítulo 21: Una gran responsabilidad
Capítulo 22: Sentimientos sorpresivos
Capítulo 23: ¿Quien es ella?
Capítulo 24: Cuídalo bien
Capítulo 25: Sentimientos encontrados
Capítulo 26: Señales De vida
Capítulo 28: ¿En Donde Están?
Capítulo 29: Reflexiones tardías
Capítulo 30: De vuelta a casa
Capítulo 31: Declaraciones
Capítulo 32: Confesiones
Capítulo 33: Una boda en puerta
Capítulo 34: Adiós Mamoru
Capítulo 35: Un final de cuento (1)
Capítulo 36: Un final de cuento (2)

Capítulo 27: Reencuentro

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By Liza120787

Pasaron tres días, sin novedad alguna. Pensé que tal vez al saber que estaba viva, mi padre vendría a buscarme de inmediato, cosa que no fue así. En verdad estaba confundida.

—Serenity, quiero que me disculpes, pero esta tarde no podré acompañarte al despacho, pero te compensaré por eso, lo prometo.

—No te preocupes, en realidad, no tenía ánimos de leer el día de hoy— le dije con melancolía en mi voz.

—¿Te sucede algo Serenity? Te noto un poco triste.

Era evidente que estaba triste, pero no podía decirle que era por que mi familia no había ido por mi, aunque en el fondo entendía los motivos de esa reacción. Mi padre no era ningún tonto, siempre estuvo obsesionado con la seguridad, así que para llegar hasta aquí debió haber sabido que tendría que enfrentarse a alguien más que poderoso en todos los aspectos, era lógico que antes de aparecer debía idear una estrategia más que perfecta para evitar errores y que alguien saliera mal librado .

—Pensaba dejarte sola un momento y después llevarte a la laguna por la noche, pero dado tu estado de ánimo creo que es mejor que me acompañes a donde voy a ir. No quiero que te quedes aquí sola y encerrada en tu habitación. Además, creo que ya es tiempo de que salgas de nuevo del palacio y puedas ver la ciudad de noche.

—No Mamoru, gracias pero no tengo ánimos de salir a ningún lado— le dije con pesadez en la voz.

—Anda, acepta acompañarme por favor. Esta es una reunión de negocios muy importante, y no quiero ir solo. Además, Kunzite no luce tan lindo en vestido como tú— esa manera tan agradable de ser me cultivaba cada vez más, pero aún así yo deseaba volver con mi familia.

—¿Reunión de negocios? Creo que Kunzite es mejor acompañante para eso que yo. Seguramente me aburriría muy rápido y no sabría ni qué decir— alegué.

—No necesito que digas nada, además, te llevaré del brazo, y a mi lado, tal y como tú estás acostumbrada, ¿Que dices? ¿Aceptas? — sin duda para Mamoru ese sería un esfuerzo sobrehumano, pues él era bastante rígido con sus costumbres.

—Está bien, pero no me preguntes nada porque no sabré ni de qué están hablando— acepté sin mucho entusiasmo, pero qué otra cosa podía hacer. Cuando a Mamoru se le metía algo en la cabeza no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión.

Tan pronto como terminé de hablar con Mamoru, me dirigí al enorme guardarropa que estaba en mi habitación para elegir algo acorde a la ocasión. Después de recorrer el sin fin de hermosos vestidos que tenía en la colección, elegí uno un poco sencillo pero hermoso. Era blanco en su totalidad, confeccionado de una delgada, fina y suave seda, con las mangas aglobadas, adornado en la parte superior con diseños dorados que parecían griegos. De inmediato me lo coloqué y para ser franca, me gustaba cómo lucía.

Pasó alrededor de una hora, hasta que Kunzite fue a buscarme para llevarme directo con Mamoru, quien al verme, quedó boquiabierto.

—Serenity, luces como una verdadera princesa. Hasta podría llamarte "Princesa Serenity" — me dijo con un poco de admiración en su voz. Debo reconocer que en este punto, ya no quedaba nada del Mamoru frío y autoritario que conocí en un principio.

—¡Gracias! Pero solo llámame Serenity, eso de "princesa" no va muy bien conmigo— expresé sin imaginar que obtendría una respuesta que me dejaría bastante sorprendida.

—Esta noche, después de la reunión con los empresarios que desean verme, te tengo preparada una sorpresa. Si todo sale bien, después de eso, todos deberán llamarte "Princesa"— Mamoru quedó en silencio mientras me guiñaba un ojo y me ofrecía su brazo para dirigirnos a su automóvil.

Me intrigaba un poco esa tal sorpresa, en ese momento tenía tantas cosas en la cabeza que lo que menos necesitaba era una nueva. En lo único que quería enfocar mi atención ahora era en volver a ver a mis padres.

De camino a nuestro destino, solo me dedicaba a observar la ciudad de noche. Todo lucía hermoso, la gran diversidad de luces en los edificios se reflejaban en el océano creando un ambiente moderno pero mágico.

—Serenity ¿Estas bien? Te noto un poco rara, en todo el trayecto no has dicho una sola palabra, eso no es normal en ti. ¿Te sucede algo?— Mamoru preguntó colocando sus manos sobre las mías.

—No. Todo está bien, es solo que estoy nerviosa— mentira, eso era una gran mentira. Muchas veces mamá y yo acompañamos a papá a sus cenas de negocios, así que sabía perfectamente a lo que me iba a enfrentar, lo que me tenía inquieta era el que mi padre me estuviera buscando, y que ya sabía en dónde hacerlo. Solo era cuestión de tiempo para que viniera por mí.

—No tienes nada de qué preocuparte, ya te lo había dicho, no tienes que hablar, solo hacerme compañía. Te aseguro que en cuanto pactemos todo, volveremos al palacio— me expreso él con mucha tranquilidad. —Te aseguro que el lugar al que vamos te va a encantar— agregó con esa ya tan agradable sonrisa.

En efecto, nuestro destino, desde afuera era increíble. Su nombre era "Sansation", un lugar que se especializaba en comida libanesa en el que, para tan ansiada reunión, se había reservado la terraza del establecimiento.

Desde nuestro arribo, Mamoru cumplió con todo lo que había prometido. Como todo un caballero occidental, bajó del auto, abrió la puerta, me ofreció su mano para que yo bajara, y posteriormente, su brazo para que yo caminara a su lado, ante las miradas atónitas de todos los presentes en el lugar.

—¡Buena noche tengan Emir Chiba!— el encargado del lugar nos dio la bienvenida acompañada de una reverencia, señal de respeto. —Su reservación está lista. Sus invitados ya lo esperan— fueron las palabras nerviosas del pobre hombre, y es que con Mamoru había que tener bastante tacto. Todo el mundo le temía, solo yo era la única afortunada que conocía su personalidad más humana y bondadosa.

—Kunzite, adelántate. Verifica que todo esté en orden por favor— fue la indicación de Mamoru. —Hay mucha gente que me quisiera muerto y no conozco a esos americanos. No quiero que vaya a ser alguna trampa y que todo esto termine mal. Me moriría si algo te sucediera— Mamoru expresó su preocupación hacia mí, pero en ese momento no me importó. En mi mente solo se repetían como eco, una y otra vez, las palabras "esos americanos".

Sin saber por qué, mi corazón comenzó a latir de forma acelerada, mis manos comenzaron a sudar y en vez de respirar comencé a hiperventilar con gran fuerza como si presintiera que mi más grande deseo estaba por cumplirse.

—¡Serenity! ¿Te sientes bien?— pregunto preocupado.

La adrenalina que corría por mi cuerpo en ese momento era tanta que no pude más que asentir con la cabeza.

Con tan solo un chasquido de dedos del príncipe de medio oriente, el encargado del lugar corrió hacia nosotros con un pequeño botiquín del que Mamoru tomó un poco de algodón, lo empapó con suficiente alcohol y comenzó a pasarlo alrededor de mi nariz.

Poco a poco, el oxígeno fue entrando a mi cuerpo y pude recuperar la respiración normal.

—Señor, todo está bien— habló Kunzite mientras le daba a Mamoru la señal para entrar sin preocupación. —¿Sucedió algo?— cuestionó Kunzite al percatarse de que aún me estaba recuperando de mi reciente ataque de pánico.

—Kunzite, creo que Serenity está muy nerviosa, lo mejor será que la lleves de vuelta al palacio. Yo trataré de apresurar las cosas para volver lo antes posible. Dile a los empresarios de Black Moon que en un minuto estoy con ellos

¿Qué había dicho? ¿Los empresarios de Black Moon? Esa era la firma de las discotecas de mi padre. Por fin, después de seis meses de encierro y alejada de ellos, había venido por mí. Era hora de volver a casa y estaba feliz por ello, aunque en el fondo me dolía tener que dejar atrás a Mamoru, su nueva personalidad, y todo ese amor que me había confesado y al que debía renunciar al volver a casa.

—¡No! Estoy bien— dije incorporándome de inmediato —No quiero que arruines tu cena por mi. Ya me siento mucho mejor— debía sonar bastante convincente si quería entrar a esa reunión y encontrarme con los enviados de mi padre para ser rescatada.

—¿Estás segura?— preguntó Mamoru, cosa a la que yo asentí con la cabeza.

En cuanto Mamoru me ofreció su brazo de nueva cuenta, caminamos con rumbo a la terraza. Los pasos se hacían cada vez más incontables, mi corazón latía a mil debido a la adrenalina de lo que iba a encontrar tan pronto como nos integráramos a la reunión, pero más por la incertidumbre de no saber cómo reaccionaría Mamoru. Si bien era cierto que era un hombre totalmente diferente, yo había traicionado su confianza, y me había aprovechado de sus confesos sentimientos.

—¡Buenas noches caballeros!— saludó Mamoru de forma cortés, pero este no obtuvo una respuesta favorable de parte de ninguno de los hombres que lo esperaban ansiosos.

Mientras él esperaba alguna palabra de cortesía, yo solté su brazo para correr a los brazos del hombre que sí bien no me había dado la vida, me había tratado como a una verdadera hija.

—¡Papá!— grité en medio de lágrimas de emoción.

—¡Serenity!— Mi tan ansiado reencuentro se había logrado, pero salir de aquí no sería tan fácil. Sin duda, necesitaríamos bastante ayuda.

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