ISOLATION | Dramione - Traduc...

By Palowinki

326K 21.9K 16.1K

Traducción autorizada del Fanfic 'Isolation' de la autora Bex-Chan. Esta historia no me pertenece, únicamente... More

Capítulo 1: Refugio
Capítulo 2: Puñetazo
Capítulo 3: Puertas
Capítulo 4: Puntuación
Capítulo 5: Esencia
Capítulo 6: Azulejos
Capítulo 7: Humano
Capítulo 8: Tacto
Capítulo 9: Veneno
Capítulo 10: Gusto
Capítulo 11: Duda
Capítulo 12: Sueño
Capítulo 13: Solo
Capítulo 14: Anhelo
Capítulo 15: Cristal
Capítulo 16: Nevada
Capítulo 17: Estrellas
Capítulo 18: Regalos
Capítulo 19: Grises
Capítulo 20: Lágrimas
Capítulo 21: Cicatrices
Capítulo 22: Tormenta
Capítulo 23: Limbo
Capítulo 24: Horas
Capítulo 25: Kilómetros
Capítulo 26: Fantasma
Capítulo 27: Verdad
Capítulo 28: Ángel
Capítulo 29: Semanas
Capítulo 30: Tabú
Capítulo 31: Sangre
Capítulo 32: Pulso
Capítulo 33: Marcas
Capítulo 34: Cordialidad
Capítulo 35 (Parte 1): Agua
Capítulo 35 (Parte 2): Agua
Capítulo 36: Varitas
Capítulo 37: Defectos
Capítulo 38: Otra vez
Capítulo 39: Ahogado
Capítulo 40 (Parte 1): Lucha
Capítulo 40 (Parte 2): Lucha
Capítulo 41: Snape
Capítulo 42 (Parte 1): Resplandor
Capítulo 42 (Parte 2): Resplandor
Capítulo 44: Moribundos
Capítulo 45: Harry
Capítulo 46: Piedad
Capítulo 47: Poder
Capítulo 48: Después
Capítulo 49: Epílogo
Agradecimiento

Capítulo 43: Inerte

3.4K 340 286
By Palowinki

Draco pensó que era extraño que una habitación llena de gente gritando pudiera parecer tan silenciosa y vacía.

Todo el ruido parecía deslizarse por encima de él en ondas amortiguadas, como vibraciones más que como ruido, que le hacían sentir un cosquilleo en los oídos, pero que nunca llegaban a ellos. Sin llegar a registrarlo del todo. Recorrió frenéticamente la sala, buscando a Granger, deteniéndose en un par de chicas con el pelo alborotado similar al de ella, pero no pudo verla. Mientras sus ojos iban de una persona a otra, lo asimiló todo sin palabras, observando las caras familiares de la gente que se agolpaba en la sala.

Muchos estaban sangrando, presionando las manos contra sus heridas, o lanzando hechizos sanadores. La mayoría estaban de pie en grupos, murmurando entre ellos o intentando ayudar a un compañero, pero había varias personas que deambulaban solas por la sala, con la mirada perdida o llorando. Algunas personas estaban de pie, otras sentadas, y el resto estaban tumbadas, separadas en dos filas en lados opuestos de la Sala. Draco tardó unos instantes, pero se dio cuenta de que una línea era para los heridos demasiado graves como para estar de pie, y la otra línea era para los muertos.

Pomfrey pasó corriendo por delante de su línea de visión para socorrer a una víctima que gritaba, pero todo lo que pudo enfocar fueron sus manos rojas; guantes de sangre que tanteaban con pociones. Se apartó el pelo de los ojos, manchando la frente de rojo, y Draco apartó la vista cuando se agachó para atender una gran herida que atravesaba el pecho de Ernie Macmillan.

El ruido le golpeó entonces, y apretó los dientes contra el estridente rugido.

Sus ojos volvieron a barrer la habitación; quizás Granger había estado agachada y no la había visto, o quizás el sudor de sus ojos había comprometido su visión. Se detuvo en una melena pelirroja, pensando que podría ser Weasley, pero era el otro gemelo, George, llamando a sus hermanos, que habían entrado en la habitación antes que Draco, Blaise y Luna.

Posando con cuidado a Boot en la línea de los fallecidos, Fred y Percy se fueron hasta la esquina de la sala con George, uniéndose a los otros Weasley. Excepto por Ron, y Draco nunca pensó que se decepcionaría al no ver al jodido Ronald Weasley con Granger cerca, pero hoy era, al parecer, un día de primeras veces.

Y últimas para otros.

Estaba momentáneamente fijado en la profesora Sprout arreglando la clavícula fracturada de Stephen Cornfoot cuando Blaise y Luna se adelantaron, entrando en el Gran Comedor, de la mano. Siguiéndolos entumecidamente, sus ojos pasaron de una escena sangrienta a la siguiente, observando a una chica con la cara destrozada y maltratada, con la corbata de Hufflepuff colgando del cuello. No la reconoció; su rostro estaba tan dañado que no parecía un rostro en absoluto. Su atención se desvió hacia las gemelas Patil, una de las cuales tenía un brazo roto y un trozo de hueso que le sobresalía de la piel. Su hermana le sostenía la mano mientras Trelawney le lanzaba Encantos Curativos. Entonces giró la cabeza hacia la fila de los muertos, pero una voz fuerte lo detuvo antes de que pudiera mirar un solo cuerpo pálido.

''¡Eh! ¿Qué demonios están haciendo esos dos aquí?''

El quejido de Draco resonó en su boca seca. ''Joder, por el amor de Dios. ¿Y ahora qué?''

No necesitaba mirar para saber que quien fuera que hubiera chillado estaba gritándoles a Blaise y a él, pero lo hizo igualmente, encontrándose con la mirada agresiva de Seamus Finnegan. Otros en la sala levantaron la cabeza, sus expresiones se tensaron con ira cuando vieron a los Slytherins, y una extraña sensación de vergüenza, asentándose fuertemente sobre los hombros de Draco. Bajo el odio ardiente y desinhibido de sus ojos, se sintió condenado al más absoluto destierro. ¿Dónde estaba Tonks cuando la necesitaba?

''¡He preguntado que qué demonios hacen esos dos aquí!'' gritó Finnegan de nuevo, su acento duro y mordaz. ''¡No debéis estar aquí!''.

''Sí que deben estar aquí'' dijo Lovegood, como si fuera obvio. ''Están con nosotros''.

''Apártate de ellos, Luna''.

''Te juro por Salazar'' dijo Blaise entre dientes, para que solo Draco pudiera oírle. ''Que si alguien más insinúa que soy su secuestrador en vez de su novio, voy a empezar a romper mandíbulas''.

''Luna'' dijo Seamus, dando un paso hacia ella. ''Aléjate de ellos''.

Estiró la mano para agarrarle el brazo pero ella lo rechazó, agarrando la mano de Blaise más fuerte mientras arrugaba el ceño tristemente hacia Seamus. La treintena de personas cercanas que se habían detenido a observar -la mayoría Gryffindors y Ravenclaws- miraban a Lovegood con confusión, algunos de ellos levantando cautelosamente sus varitas. Draco echó un vistazo a la sala, buscando a su prima con la esperanza de que interviniera, pero, al igual que Granger, no la encontró por ninguna parte. Buscó su varita en el bolsillo.

''No'' lo frenó Blaise. ''Eso no ayudará''.

''Luna'' la llamó Cho Chang esta vez. ''Están del lado de Voldemort. Lo sabes''.

''No, están de nuestro lado''.

''Vamos, Luna, ¡déjate de tonterías!'' gruñó Seamus, apuntando su varita con decisión. ''¡Y vosotros dos, fuera!''

''Mira, te está diciendo la verdad'' dijo Blaise. ''Hemos estado en un piso franco. Estamos luchando para la Orden''.

Seamus retorció la boca. ''Sabes, si fueras solo tú, podría creérmelo'' - entornó la mirada hacia Draco - ''Pero no a ti. Todos nos acordamos de lo que hiciste el año pasado''.

''Por Dios, Finnegan'' dijo Draco. ''¿Crees que estaría aquí si estuviera luchando para Voldemort?''

''Obviamente estás intentando engañarnos. Voldemort probablemente te ha mandado aquí a recabar información...''

Draco resopló. ''Oh, por favor. ¿Todos los Gryffindors os juntáis los fines de semana para pensar gilipolleces que decir u os salen de manera natural?''

Blaise sacudió la cabeza. ''No ayudas mucho si los insultas''.

''A decir verdad, estos imbéciles me lo ponen muy fácil...''

''¡Cállate, idiota!'' ladró Seamus furioso. ''¡Vosotros dos, iros! Ahora mismo''.

''¿O qué?''

''¡O haremos que os vayáis!''

''¡Que te jodan, Finnegan!'' soltó Draco. ''¡No me voy! ¡Busca a Tonks y ella te contará!''

La expresión de Seamus se ensombreció un poco. ''Eres un capullo enfermo y retorcido''.

Draco frunció el ceño. Algo en la actitud de Finnegan parecía de repente extraño, pero no conocía al Gryffindor lo suficientemente bien como para saber cómo o por qué. Giró la cabeza para ver si Blaise se había dado cuenta, pero antes de que pudiera ver los ojos de su amigo, sintió la punzada abrasadora de un hechizo que golpeaba su brazo y gritó de dolor.

''¡Maldito gilipollas!'' gruñó hacia Seamus.

''¡Os dije que os fuerais! Ahora iros, u os echaremos, pedazo de...''

''¡Ya basta Señor Finnegan!''

McGonagall se abrió paso entre la multitud, empujando varias varitas dirigidas a Draco y Blaise mientras se acercaba. Draco pensó distraídamente que nunca había visto a la directora con un aspecto tan desaliñado, pero su pelo, habitualmente ordenado y arreglado, estaba desordenado y suelto alrededor de la cara, y su túnica estaba polvorienta y rota. A pesar de su aspecto desaliñado, seguía teniendo ese formidable aire de autoridad, ignorando las miradas confusas de los alumnos cuando se detuvo junto a Finnegan.

''¿Qué está pasando aquí?'' preguntó ella.

''Están tramando algo'' dijo Seamus, señalando con un dedo acusador hacia Draco y Blaise. ''Dicen que están luchando por nuestro lado''.

''Eso es correcto''.

Seamus se negó. ''¿Q-qué?''

''El Señor Malfoy y el Señor Zabini se han estado quedando en una casa segura con Andrómeda Tonks durante varios meses'' explicó, su tono recortado y práctico. ''Están en nuestro bando''.

Draco consiguió camuflar su sorpresa, decidiendo a cambio que una sonrisa burlona en la dirección de Finnegan sería más efectiva. La mirada en su rostro, y en los rostros de los demás que los habían desafiado, eran brillantemente atónitas.

''P-pero...'' tartamudeó Seamus. ''Son Slytherins''.

''La integridad y la valentía no son rasgos exclusivos de los Gryffindors, Señor Finnegan'' dijo McGonagall. ''Aquí encontrará miembros de todas las casas de Hogwarts, lo que debería indicarle bien. Ahora, vaya a asistir a los que requieren atención''.

Con una última mirada de incredulidad hacia Draco, Seamus giró sobre sus talones y desapareció, mezclándose con la masa de gente como una gota de lluvia en un río sangriento. Blaise se adelantó para dar las gracias a la directora y Draco se tomó un momento para examinar de nuevo la habitación, en busca de cualquier indicio de Granger, pero de nuevo no encontró nada.

''... creo que vi el Señor Bletchey, la Señorita Davies y la Señorita Bulstrode con el profesor Slughorn por la parte de atrás de la sala'' McGonagall le estaba contando a Blaise y Lovegood. ''Parecían estar perfectamente bien''.

''¿Y Granger'' se apresuró Draco. ''¿Está aquí?''

Las arrugas en el rostro de la directora se hicieron más profundas al fruncir el ceño. ''Yo... no la he visto, pero estoy segura de que aparecerá en breve con el señor Potter y el señor Weasley''

''¿Qué hay de Theo?'' preguntó Blaise. ''Theodore Nott. ¿Lo ha visto?''

''No, lo siento. Tenemos varios grupos buscando a los heridos y estoy seguro de que hay otros que todavía están llegando. Intentad no preocuparos hasta que sepáis algo. Preocuparse no hace más que sobrecargar las mentes ya ocupadas''.

''¿Hay algo que podamos hacer para ayudar?'' preguntó Lovegood. ''Estaría encantada de revisar la habitación en busca de una infestación de Nargles''.

McGonagall parpadeó despacio. ''Estoy segura que eso no será necesario, Señorita Lovegood, pero gracias por la oferta. Veo que todos estáis heridos y que necesitáis que os curen. Hay un poco de espera, pero Madam Pomfrey, muchos otros profesores y yo estamos tratando a los heridos. Venid a buscarme en unos quince minutos, debería haber terminado de ayudar a los que tienen heridas más graves. Mientras tanto, hay comida, agua y mantas. Manteneos calientes e hidratados. Parece que volveremos a la batalla dentro de no mucho''.

''Gracias, profesora'' dijo Lovegood.

McGonagall dudó al irse, sus ojos pensativos oscilaban entre Blaise y Draco. ''Os recomiendo a los dos que permanezcáis aquí'' les dijo gentilmente. ''Entiendo que vuestras circunstancias no pueden haber hecho la elección fácil. Las decisiones correctas son a menudo las más difíciles de tomar''

Draco se aclaró la garganta incómodo cuando la directora regresó al caos, uniéndose a Pomfrey cerca de la fila de los heridos. Ignorando las miradas poco amistosas de un grupo de Gryffindors cercanos, se agarró el brazo herido un poco más fuerte, estremeciéndose cuando el dolor se intensificó con su movimiento. El dolor era del tipo que palpita a intervalos constantes, viajando desde el hombro hasta la punta de los dedos, pero era soportable.

''Deberíamos encontrar a Slughorn y a los otros'' sugirió Blaise. ''Puede que ellos hayan visto a Theo. Dudo que a alguien más le haya importado lo suficiente como para notar su presencia''.

''En realidad, me gustaría ir a hablar con el profesor Flitwick'' dijo Lovegood. ''¿Estarás bien caminando sin apoyo, Blaise?''

''Sí, claro. Ven a buscarnos cuando hayas terminado. Y mantente atenta por si ves a Theo''.

Dándole un beso en la mejilla, Luna dejó a los chicos solos, desapareciendo entre el mar de estudiantes en cuestión de segundos. Blaise y Draco comenzaron a caminar, adentrándose en la espesura de las secuelas. El aire estaba tan cargado de olor a sangre y sudor que Draco tuvo que tragar una o dos arcadas. Disminuyó su ritmo para acomodarse a la cojera de Blaise y, ya fuera por accidente o por curiosidad morbosa, sus ojos se desviaron hacia la fila de muertos.

Estaban lo suficientemente cerca como para que Draco pudiera reconocer y distinguir los rasgos de sus rostros inmóviles y grises, y se quedó absorto en silencio. Este lado del Gran Comedor estaba inquietantemente silencioso, como si se hubiera levantado un muro invisible y amortiguador para proteger sus oídos inauditos y dejarlos en paz. Uno a uno, puso nombres a los rostros que conocía; Terry Boot, Lavender Brown, Lisa Turpin, Gabriel Tate, Nick Alas, y tantos otros que creía reconocer, pero que nunca se había tomado el tiempo de esforzarse en aprender sus nombres.

Aunque sonara insensible y cruel, no sentía ninguna simpatía por ellos. Nunca había conocido o interactuado con esa gente más allá de intercambiar miradas en los pasillos, pero eso no quiere decir que no le afectara.

La muerte deja huellas en tu mente; extraño o amigo, ser testigo de ella deja cicatrices en la memoria, y aunque algunas cicatrices son más pequeñas que otras, ninguna se cura realmente.

Se sintió perturbado más que nada, sobre todo cuando vio a una chica de Hufflepuff con los ojos muy abiertos y secos, con la mandíbula todavía abierta por su último grito. Todas las demás habían parecido algo serenas y tranquilas, pero esta chica parecía estar atrapada en el tiempo, reviviendo el horror, atrapada en el purgatorio. Quiso dirigir su atención a otra parte, pero decidió recorrer con la mirada los cadáveres restantes, solo para asegurarse de que Granger no estaba entre ellos. Sabía que McGonagall le habría informado, pero la necesidad de comprobarlo era demasiado molesta como para ignorarla.

No, definitivamente Granger no estaba entre los caídos, pero...

''No'' murmuró Draco, deteniéndose en seco. ''No, no puede ser''.

''¿Qué?'' preguntó Blaise, siguiendo la mirada de Draco. Suspiró tristemente y sacudió la cabeza. ''Mierda. ¿Pero cómo... Mierda''.

Hacia el final de la fila había un mechón de pelo rojo y Draco lo reconoció al instante. Sin ser realmente consciente de ello, se acercó, observando los rasgos muertos de Tonks. Su piel era blanca como la luna, sus labios azules y ligeramente separados, pero el tono brillante y vibrante de su cabello era tan vivo, y eso de alguna manera lo empeoraba. Solo cuando estuvo a punto de llegar a ella se dio cuenta de que Remus estaba tumbado a su lado, con la tez también muy pálida y la camisa salpicada de manchas de sangre marrón. Draco frunció el ceño cuando se dio cuenta de que sus manos se estaban tocando; los dedos de Tonks rozaban suavemente la palma de Remus, como si fuera intencionado, y se preguntó distraídamente si alguien había colocado sus manos así, o si la gravedad y el destino habían tirado suavemente de la mano de Tonks para que descansara contra la de Remus de forma tan perfecta. Tan trágica.

A un par de pasos detrás de él, Blaise hablaba con Trelawney, pero estaba demasiado distraído para captar lo que se decía. La emoción que se le quedó atrapada entre la garganta y el pecho era indefinible y completamente ajena a él. No era ni rabia ni pena, sino más bien la conciencia de que algo faltaba y que nunca podría recuperarse. Era como si hubiera un agujero en él donde siempre había asumido que había un agujero de todos modos.

Pero la muerte era eso; un pinchazo en el statu quo.

Su relación con su única prima no había sido ni mucho menos amistosa, pero ella había entrado en su vida en un momento en el que todo estaba cambiando para él, y se había acostumbrado en cierto modo a la posibilidad de que ella estuviera presente en su futuro. Ni siquiera de una manera particularmente profunda, pero ciertamente...allí . Y ahora ella no estaría, y la emoción más cercana a la que se le ocurría comparar lo que sentía era la decepción.

Cuando Blaise llegó a su lado, sus nudillos estaban igual de blancos que la piel de Tonks.

''Era Auror'' murmuró. ''¿Cómo ha podido...''

''Bellatrix'' le interrumpió Blaise. ''Trelawney dice que Bellatrix la mató''.

Draco cerró los ojos y aspiró con los dientes apretados. Ahora se sentía enfadado. Furioso, en realidad. ''De verdad que odio a esa puta mujer''.

''Andrómeda va a estar devastada''.

''Joder''.

Joder.

Su tía apenas había terminado de llorar a su marido, y ahora su hija había sido asesinada por su hermana. ¿Exactamente cuánto se esperaba que soportara una persona antes de desmoronarse? ¿De romperse? Y, mierda ...¿qué hay de Granger? Ella adoraba a Tonks como a una hermana. De repente se sintió impotente, sabiendo que no podía proteger tanto a Andrómeda como a Granger de la realidad de la muerte de Tonks, y aunque no tenía ni idea de por qué, sentía que era su responsabilidad hacerlo.

Pellizcándose el puente de la nariz con los dedos, exhaló con fuerza, tratando de calmar sus pensamientos acelerados. Pero era inútil. Estaba rodeado de muerte y destrucción, y era todo lo que podía ver, oír, oler y saborear. Era abrumador, le consumía, y no sabía qué hacer.

-----

A pesar de que el humo los arañaba, los ojos de Hermione se movieron, recorriendo el patio en ruinas y deteniéndose en el enorme e inmóvil cadáver de un gigante. Esparcidos por el suelo había innumerables cuerpos, algunos con túnicas de mortífago, otros con uniformes escolares, y le costó todo lo que tenía para seguir caminando. Sentía las rodillas quebradizas, las piernas tambaleantes, pero Harry marchaba atentamente hacia el castillo y ella tenía que seguirle el ritmo.

No podía creer que hubieran estado en este mismo lugar hacía unos veinte minutos. Todo había sido tan ruidoso y brillante entonces; una explosión constante de ruido, luz y calor. Ahora todo era frío y silencioso, excepto el viento, que aullaba como los moribundos, y ella se estremeció con ese pensamiento moroso.

''Está tan tranquilo'' dijo Hermione. ''¿Dónde están todos?''

''Deben estar dentro'' contestó Ron, con voz tensa. ''Vamos, Hermione''.

Se dio cuenta de que él estaba observando cada cuerpo, buscando pelo pelirrojo. Harry, por el contrario, parecía concentrado en sus pies y en el camino hacia el castillo, sin apenas levantar la cabeza, y ella prácticamente podía sentir la culpa que irradiaba de él. Consideró la posibilidad de decir algo para tratar de consolarlo, pero ¿qué palabras podría ofrecerle que sirvieran para aliviar su conciencia?

Cuando entraron en Hogwarts, el sonido lejano de las voces recorrió el pasillo y Hermione respiró aliviada. Sí, la lógica le había asegurado que habría supervivientes, pero oírlos era tan tranquilizador que su corazón latía un poco más despacio.

''El Gran Comedor, supongo'' dijo Ron.

El trío siguió las voces, y sus pasos se aceleraron a medida que se acercaban, hasta que empezaron a correr. Las puertas estaban abiertas de par en par, pero se detuvieron antes de pasar el umbral, asimilando todo. Hermione no sabía dónde mirar, pero se sorprendió a sí misma observando a Pomfrey, que estaba atendiendo una fea quemadura en el costado y el muslo de Firenze. Ron se adelantó y ella lo siguió mientras se reunía con su familia en el otro extremo de la habitación. Hizo un hizo un rápido recuento, suspirando cuando se dio cuenta de que todos los Weasley estaban presentes, aparte de Charlie, que sabía que seguía en Rumanía.

Gracias a Merlín.

Al observar mejor la caótica habitación, arrastró lentamente los ojos del lado derecho al izquierdo, y su corazón se hundió cuando vio una fila de cuerpos inmóviles, colocados ordenadamente como fichas de dominó caídas. Pero entonces se vio un destello de algo familiar apartado de la vista, un destello de pelo rubio y blanco, y se fijó en él, sabiendo, pero sin creerlo, que no podía estar aquí.

Pero lo estaba. Incluso de espaldas a ella, sabía que era Draco.

''Oh, Dios mío'' susurró para sí misma, con el corazón en la garganta. ''Oh, Dios mío''.

Reconoció su altura, su complexión, la inclinación de sus hombros; todo él. Se quedó congelada, sin atreverse a respirar, durante cinco segundos exactamente, y luego se lanzó hacia delante, como un rayo.

-----

''...la única familia que le queda'' estaba diciendo Blaise. ''Deberías ser tú el que le dijera...''

''Apenas soy familia, Blaise'' suspiró Draco, incapaz de apartar completamente los ojos de Tonks y Remus. ''Conozco a Andrómeda desde hace unos meses y eso es todo''.

''Aún así eres su sobrino''.

''Sabes que es más complicado que eso''.

''Sí, pero...'' Blaise se interrumpió, su boca se torció en una esquina con una sonrisa de medio lado cuando vio algo sobre el hombro de Draco. ''Quizá quieras mirar detrás de ti, colega''.

''¿Qué?''

''Tú mira''.

Entornando los ojos por la confusión, Draco empezó a girar, y apenas pudo llegar a la mitad del camino antes de que se quedara sin aliento. El cuerpo era pequeño, pero se abalanzó sobre él con tal fuerza que casi perdió el equilibrio. Casi. Un par de brazos le rodearon el cuello como una soga, con tanta fuerza que se ahogó, y pudo sentir el pelo húmedo presionado contra su mejilla. Desplazando los ojos hacia un lado, no pudo ver la cara enterrada en el hueco de su hombro ileso, pero sus rizos empapados y de color café la delataron.

Granger.

Ella temblaba ligeramente, sus rápidas bocanadas de aire le hacían cosquillas en la garganta, y él podía sentir los latidos de su corazón martilleando contra su pecho. Draco se quedó quieto durante un largo momento, estático por la incredulidad, pero luego su brazo bueno rodeó lentamente la cintura de ella, acercándola. Las uñas de ella se clavaron en su espalda y en sus omóplatos, pero el dolor era extrañamente reconfortante, como si de alguna manera confirmara su presencia. Bajando la cabeza con alivio, tuvo exactamente un segundo - un segundo - para inhalar su aroma familiar y dar las gracias a Merlín por haberle agraciado por fin con algo de buena suerte, pero entonces ella se apartó de él. Y entonces le dio una bofetada en el pecho.

''¡Ay!'' dijo él. ''¿Qué cojones...''

''¿Qué diablos estás haciendo aquí?''

Draco se quedó mirando su cara, notando primero su labio partido y el profundo hematoma púrpura junto a su sien, e ignoró el impulso de estirar la mano y frotar la sangre seca de su barbilla. No era la primera vez que la veía hinchada y sangrando, pero de todos modos lo enfurecía; sin embargo, fue su expresión la que realmente llamó su atención. Sus ojos estaban muy abiertos y brillantes, con el brillo de las lágrimas que aún no habían caído, y sus labios estaban separados, mostrando los dientes apretados; lo más parecido a un gruñido que probablemente podría lograr.

Enumeró en su cabeza las emociones que encontró en sus ojos: ira, tristeza, asombro, excitación y, en el fondo, un leve indicio de felicidad. Con los puños cerrados temblando a los lados y el pecho agitado por la respiración entrecortada, ella parecía completamente en conflicto, como si estuviera dividida entre golpearlo o besarlo. Al parecer, ya había tomado una decisión.

Le golpeó el pecho otra vez.

''Mierda'' dijo él entre dientes. ''¡Deja de hacer eso!''

''¡Te he preguntado que qué diablos estás haciendo aquí!'' requirió furiosa. ''¡Se supone que no deberías estar aquí!''

''¿Pero qué coño te pasa? ¡Cálmate!''

''¡Se suponía que estabas en un lugar seguro!'' Entonces empezó a llorar. ''¡Yo quería que estuvieras a salvo! Esto es demasiado peligroso. Muchas personas están siendo heridas y... asesinadas...''

''¡Lo sé!'' chilló él. ''¿Qué? ¿Pensaste que me iba a quedar en casa y preguntarme si serías una de esas personas? ¿Pensaste que no me iba a importar una mierda? Joder, Granger, ¡por supuesto que he venido!''

''¡No me voy a escapar de aquí contigo! ¡Estoy aquí para pelear!''

''¡Ya sé que no te vas a escapar conmigo! ¡No estoy aquí para pedirte eso!''

''¿Entonces por qué demonios estás aquí?'' preguntó otra vez, limpiándose las lágrimas bruscamente. ''Porque... no puede ser que estés aquí solo por mí...''

''¡No estoy aquí sólo por ti!'' soltó, aspirando una bocanada de aire para calmarse. ''Mira, estaría mintiendo si dijera que no eres la razón principal, pero yo...'' gruñó con frustración. ''¿Recuerdas cuando me dijiste que tenía que elegir un bando?''

Ella tragó fuerte y asintió con la cabeza una vez. ''Sí, lo recuerdo''.

''Bueno, obviamente esta es mi maldita elección, ¿no? Evidentemente, toda tu insistencia dio sus frutos, porque aquí estoy'' le frunció el ceño acusadoramente, pero continuó con su despotricación ''¡Y sabía muy bien antes de venir que no había manera de convencerte de que te fueras conmigo porque eres así de jodidamente terca, pero vine de todos modos!''

Hermione sintió que toda la rabia se le escapaba del cuerpo, dejando sólo el asombro. ''Entonces, ¿estás... estás aquí para luchar por la Orden?''

''No te tomes esto como algo que no es porque... Granger, no me mires así'' la advirtió. ''Esto no es una declaración heroica. Si no estuvieras aquí, yo no estaría aquí, y créeme, estoy muy tentado de aturdirte ahora mismo y aparecernos a los dos fuera de aquí''.

''Ni se te ocurra pensarlo...''

''Pero quiero a Voldemort muerto, y quiero estar presente cuando suceda'' continuó, bajando la voz y mirándola fijamente a los ojos. ''Así que sí, he venido a luchar, ¿de acuerdo? Y he venido a luchar contigo porque eres...'' vaciló y suspiró, buscando las palabras. ''Tú eres la razón para mí. Tengo otras razones para estar aquí, pero tú eres la razón. Tú eres la razón de todo, joder ¿Lo entiendes? ¿Tiene algo de sentido todo lo que estoy diciendo?''

Ella se mordió el labio hinchado. ''Sí, pero... quiero que estés a salvo...''

''Si vuelves a decir eso una vez más, te juro que te aturdiré. ¿Y qué hay de tu seguridad? ¿Qué demonios creías que estaba pasando por mi cabeza?''

''Pero yo...''

''Granger, ven aquí'' suspiró, exasperado. ''No he venido a Hogwarts a buscarte por todo el maldito castillo para discutir. Vine para... Ven aquí, anda''.

Draco creyó ver que su boca se curvaba en una sonrisa triste y desolada, pero ella se precipitó hacia él de nuevo antes de que pudiera prestarle atención. Se abalanzó sobre él, rodeándole el cuello con los brazos y aplastando desesperadamente sus labios contra los de él. Fue uno de esos besos impulsivos en los que los dientes chocan con el impacto, pero no importó porque fue puro e intenso; el más real de los besos. Draco la rodeó con el brazo, igual que antes, y la estrechó contra él, ansioso por tenerla lo más cerca posible, no fuera a ser que decidiera abofetearlo de nuevo, y no se lo pensaría.

''Lo'' - beso - ''siento'' murmuró ella. ''Me alegro que estés aquí, pero'' - otro beso - ''al mismo tiempo estoy preocupada porque te pase...''

''Lo sé''.

Beso. ''Te qui...''

''Lo sé''.

Suavizó la presión del beso cuando el corte del labio inferior empezó a escocerle, y sintió que ella se relajaba un poco, exhalando satisfecha, moviendo las manos para sujetarle la cara y acariciar los moratones que le surcaban los pómulos. Tenía los labios agrietados, la boca áspera como papel de lija, pero siguió besándola. Necesitaba seguir besándola, y ella era igual de reacia a parar, pero cuando oyó unos jadeos en algún lugar a su izquierda, frunció el ceño y abandonó el momento.

Se apartó de Hermione con un gruñido frustrado que retumbaba en lo más profundo de su garganta, despreciando la interrupción, pero sin poder ignorarla. Desviando los ojos hacia un lado, miró al curioso grupo de Gryffindors y Ravenclaws, entre los que se encontraban Finnegan y Longbottom, que los observaban y señalaban indiscretamente en su dirección. Desde luego, no había olvidado que estaba en una sala repleta de gente que podría considerar su relación con Granger inviable y digna de cotilleo, pero al parecer se había olvidado de importarle.

''Tenemos público'' dijo Draco, poniendo los ojos en blanco. ''Los imbéciles de tus amigos nos están mirando, Granger''.

''No me importa''.

''Sus feas caras de desaniman''.

Se rio suavemente; no con diversión, sino con alivio. Dudaba que él pudiera comprender lo mucho que la conmovía que estuviera aquí con ella. Por ella. Había algo indescriptiblemente dichoso y aterrador en el hecho de que alguien se adentrara voluntariamente en el camino del peligro solo para estar a tu lado, y eso era esencialmente lo que Draco había hecho.

Al mirarlo ahora, observando todos los cambios que había hecho desde aquel primer día en su habitación, el orgullo y el amor que sentía por él eran una sensación cálida y maravillosa en su pecho. Sí, ella deseaba que él estuviera lejos de esta Guerra, porque eso es el amor; el amor es el cambio de la vida de alguien que tiene prioridad sobre la tuya. Pero una parte dormida y egoísta de ella lo quería aquí. Solo para verlo, en realidad. Solo para tenerlo a su alcance.

''¡Eh!'' Draco se dirigió a los espectadores, interrumpiendo la ensoñación de Hermione. ''¿Os podemos ayudar en algo? Esto no es un espectáculo gratuito, sabéis''

''Draco'' le regañó ella. ''Solo ignóralos. Obviamente se estarán haciendo preguntas. Hablaré con ellos más tarde''.

''Podrías decirles también que es de mala educación quedarse mirando fijamente, y que... ¡Finnegan, te voy a romper el dedo si me vuelves a señalar!''

Frunciendo los labios con irritación, Hermione dio un suave empujón en el hombro de Draco para que volviera a centrar su atención en ella, ajena a su herida. Él soltó un sonoro ladrido de dolor, seguido de una lista de blasfemias entre dientes mientras se agarraba el brazo herido, cerrando los ojos e inhalando entre los dientes. Por la tumba de Salazar, le dolía. Le dolía todo el costado izquierdo.

''¿Qué pasa?'' preguntó Hermione, su tono evidentemente preocupado. ''Apenas te he tocado''.

''Hombro... dislocado'' dijo entrecortadamente.

''¿Y me has dejado que te golpeara estando herido?''

''Yo no te he dejado golpearme'' respondió con sorna. ''Evidentemente, es una costumbre que tienes sin importar que estemos en una relación o no. Encantador, por cierto''.

''¿Cómo te has dislocado el hombro?''

''Bailando''.

''Draco''.

''Pues peleando con los malditos mortífagos. Obviamente''.

Los ojos de Hermione se entrecerraron inquisitivamente. ''Espera, ¿has estado luchando? ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Y cómo llegaste a Hogwarts?''

''Llevo aquí como dos horas'' explicó. ''Vine con Blaise y los otros. Tonks nos trajo...''

Su voz se desvaneció, e ignoró su dolor. De repente se sintió bastante entumecido. Mierda. ¿Cómo podía haber olvidado que el cuerpo frío y sin vida de Tonks yacía a pocos metros de ellos? De Granger. Necesitaba alejarla de allí. No quería que ella lo viera.

''Oh, eso tiene sentido'' dijo Hermione. ''Ginny dijo que vio a Tonks, pero luego...''

''Granger'' la interrumpió, agarrándola del codo e intentando posicionarse entre ella y Tonks. ''Ven conmigo un segundo''.

''¿Dónde está? ¿La has visto?''

''Granger...''

''¿Podrías dejar de empujarme?'' frunció el ceño, buscando por su alrededor. ''Estoy intentando encontrarla''.

''Hermione, no''.

''¡Draco, para!'' ella arrancó el brazo de su agarre y siguió inspeccionando el Gran Comedor, con una expresión ansiosa e inquieta. ''¿Dónde está? ¿Dónde está Tonks?''

Draco hizo una mueca cuando los ojos de Hermione se acercaron peligrosamente a donde su amiga yacía como un muñeco de trapo hecho jirones, y pudo precisar el momento exacto en que la encontró. Sus ojos marrones se oscurecieron de horror y descubrimiento y su mandíbula bajó un par de centímetros, preparada para palabras o gritos que aún no podía conjurar. Entrecerrando los ojos y parpadeando varias veces, como si tratara de borrar la imagen de Tonks por pura voluntad, comenzó a sacudir la cabeza frenéticamente mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas.

''Granger'' susurró tan suavemente como probablemente había susurrado algo en su vida. ''Deja de mirarla...''

''Es-esto no puede estar pasando'' tartamudeó. ''Ella a-acaba de tener un bebé...''

''Granger, mírame a mí, no la mires a ella''.

Ella siguió mirando detrás de él. ''No, no, no, no, no''. Empezó a temblar. ''Es imposible...''

''Granger...''

''NO''.

Intentó pasar por delante de él, pero se tambaleó y cayó en los dispuestos y firmes brazos de Draco. Agarrando la tela de la camisa de él con las manos, se rindió y se quedó allí, enterrando la cara en su pecho antes de soltarlo todo. Su grito fue amortiguado contra su piel, pero los temblores de ella lo recorrieron como el hielo, y lo único que se le ocurrió hacer fue rodearla con el brazo, acariciando distraídamente su espalda con las yemas de los dedos. Ella lo ahogó todo; cada sollozo, cada gemido y cada grito lo sintió él. Absorbido por él.

''Lo siento'' murmuró el, porque era todo lo que se le ocurrió decir. Aunque eso no fuera a consolarla.

Así que no hizo nada. Cuando se trata de la muerte, a veces nada es todo lo que una persona puede hacer.

Continue Reading

You'll Also Like

594K 79.6K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
19.8K 547 18
esta historia está hecha para entretener , nada es real y no es para que la gente se ofenda ojalá les guste y la lean , gracias por su atención
669K 86.8K 63
"Y si no eres el amor de mi vida diré que me equivoque de vida y no de amor" Cuando Izuku observó como Kacchan le decía que sería padre, supo que en...
573K 90.5K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...