Al llegar la noche, ambos hermanos se dirigieron al baño para poder bañarse antes de irse a dormir y terminar así el día, el primero en entrar fue Tsukasa por insistencia del mayor de los dos.
- Pero quiero bañarme con Amane – Exclamó Tsukasa con un puchero.
- Iré tan pronto como lleve nuestros uniformes a la secadora – Se excuso Amane llevando sus manos a los hombros de su hermano para así calmarlo un poquito de su berrinche.
A pesar que le dijo para calmarlo la realidad era otra.
"Debo atrapar a esos bastardos antes que hagan algo" Pensó sombríamente mientras que por el rabillo del ojo recorría el corredor en busca de alguna señal de los mokkes que lo acompañaban desde hace unas semanas.
Su plan era atraparlos y llevarlos al cuarto de lavado para sobornarlos o amenazarlos para que estén callados esta noche.
Y de ser necesario, hará una barrera de dulces de limón para mantenerlos a raya.
En cuanto su gemelo se le quedó mirando un tiempo hasta que él hizo un puchero en desaprobación.
- Está bien – Murmuro en voz baja con resignación por tener que esperar a poder bañarse juntos.
Amane sonrió por lo lindo que era su hermano menor cuando estaba de mal humor y colocó su mano sobre su cabeza para acariciarlo con ternura.
- Prometo no tardarme, así que procura que la bañera se llene lo suficiente para ambos – Dijo una ultima vez antes de darse la vuelta al cuarto de lavado.
Tsukasa se quedó ahí parado en la sala de estar por un rato más hasta que su mirada se detuvo a las figuras de tres conejitos rosas que se escondía en una de las patas de la mesa de estar.
Los tres mokkes se encontraban temblando por el aura siniestra que emanaba el humano.
- Parece que hay ratas - Dijo Tsukasa con una mirada oscura, sus ojos brillando de una manera siniestra.
Los mokkes no se quedaron más tiempo ante el inminente peligro y saltaron lejos de él lo más rápido posible.
El humano solo los miro huir sin una expresión en su rostro.
Se dio la vuelta y se dirigió al baño para preparar la bañera, tenia que hacerlo antes que Amane se diese cuenta de la ocurrido.
Aunque dudara que conectara las piezas.
- Ahora cierra los ojos – Le pidió antes de echarle el balde de agua sobre la cabeza para enjabonar los restos del jabón de su cuerpo.
El menor cerró los ojos con fuerza para que no le entrara shampoo en los ojos.
El agua caliente recorrió por todo su cuerpo junto con los restos del jabón y espuma hasta caer en el piso de azulejos para baño blancos.
- ¿Puedo abrirlos? – Pregunto Tsukasa sin abrir los ojos y con los labios fruncidos.
Amane cubrió su boca con una mano para amortiguar su leve risa, su hermanito parecía un gatito malhumorado por ser bañado.
- ¡Sip! Ahora puedes remojarte en la bañera – Hablo el mayor de los dos mientras intentaba levantarse, había estado de cuclillas para lavar mejor la espalda de su gemelo, mientras que Tsukasa se encontraba sentado en un taburete para baño.
Pero antes que se levantara por completo, un brazo se lo impidió y fue empujado hacia atrás, por suerte Tsukasa lo agarro de la cintura y lo colocó sobre el taburete antes que ocurriera un accidente.
- ¡Ahora me toca lavar la espalda de Amane! – Exclamó Tsukasa antes de restregar su espalda con una esponja llena de espuma.
- Pero Tsukasa—
- Me toca lavar la espalda de Amane – Volvió a repetir Tsukasa dándole a entender que no aceptaría un no como respuesta.
El mayor de los gemelos suspiro por la terquedad del otro, pero le permitió lavar su espalda a pesar que no quería.
Era porque su espalda estaba llena de moretones de la vez que fue arrojado al abismo en el límite de Yako-neesan.
Tsukasa no dijo o pregunto nada al respecto, solo siguió enjabonándolo con suavidad con la esponja en silencio.
En cuanto a Tsukasa, pues, estaba furioso.
Si no decía nada era porque sabía que no recibiría una respuesta.
Tan pronto como terminó de bañarlo, ambos se dirigieron a la bañera llena de agua caliente y se desataron las toallas de su cintura para meterse en ella.
El agua de la bañera se desbordó al sumergir sus cuerpos en la bañera, ambos no cabían por completo, por lo que terminaron apretados, pero eso no les importaba.
- Neh~ ¿podemos pedir pizza? – Pregunto el menor para romper el silencio.
Amane tarareo mientras pensaba y no le parecía una mala idea.
Estaba muy lleno por el almuerzo, ya que logró terminar su comida, pero él cree que podría comer una o dos rebanadas.
En lo que pensaba, su hermano menor reposo su cabeza en su hombro y se acurrucó más cerca de él.
Le gusta sentir el cuerpo caliente de su gemelo.
Le hacía recordar que aún estaba vivo y a su lado.
Ya bañados y con pijamas a juego, porque así fue decidido por su hermanito, se prepararon para acostarse a dormir.
Los gemelos llevaban unos pijamas de dos piezas de una camisa de manga larga con botones y un pantalón de color azul claro con estampados pequeños de estrellas plateadas en el pijama.
- ¿Seguro que no quieres dormir conmigo? – Volvió a preguntar Amane sin gustarle la idea que durmiera en un futon en el suelo.
Ni siquiera tenía un futon en su departamento, eso solo mostraba lo mucho que esforzó Tsukasa para este día.
- Claro, es que me muevo mucho y no quiero hacerte daño – Dijo Tsukasa preparando su lugar para dormir.
Su hermano no parecía seguro, pero aun así respeto su decisión.
- Por si acaso te dejare un espacio – Bostezo Amane y se acomodó en su cama antes de cerrar los ojos.
Realmente estaba cansado para dormirse rápido.
Tsukasa se le quedó mirando un rato más en lo que observaba cómo su pecho subía y bajaba lentamente acorde a su respiración.
Fue reconfortarle verlo así.
Respirando.
El pelinegro se acostó ya en el futon y se llevó la cobija hasta los hombros para acomodarse mejor antes de irse a dormir.
Parpadeando un poco, cerró los ojos en lo que su respiración se calmaba.
"Esperaba no tener pesadillas esta noche" - Y con ese pensamiento se durmió.
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Curiosidad que mata#35
En un principio la enfermedad de Amane iba ser cáncer en los huesos, pero al investigar los síntomas se decidió que no ya que uno de los síntomas es la debilidad en los huesos, que provocan fracturas.