Los golpes y patadas en el cielo eran brutales a simple vista desde el suelo, varias técnicas de sincronización de golpes y rayos de ki se mezclaba en medio de la batalla que ya estaría durando varias horas.
-Koron y Oliver son increíbles- exclamó asombrada la pelirroja mientras preparaba algo para cenar.
-Aunque te parezca increíble aún no es suficiente para Koron- explicó el híbrido -Ella sólo está calentando porque sabe que al entrenar conmigo no será fácil- sonrió orgulloso.
-Según lo que yo se en este momento estas hablando como tu padre- soltó una dulce y suave carcajada. Trunks se dio cuenta de aquello, observó curiosamente a la pelirroja y bajó la cabeza con las mejillas algo rojas.
-Era broma- agregó moviendo su mano de arriba a abajo -Aunque no es malo tener algo de orgullo- volvió a dirigir su mirada a la cacerola.
-¿A qué te refieres?- preguntó muy confundido.
-Que al tener algo de orgullo te hace sentir bien de ti mismo, es decir- volteó y sonrió al joven- Que puedes identificarte como alguien que quiere superarse y tener metas fijas- volvió hacia su cacerola, recogió un poco del estofado con la cuchara y probó lo que había preparado -Está rica- murmuró suavemente.
-Gracias Mamoru- susurró para si mismo.
Era raro escuchar eso por parte de Mamoru, además de su hermana mayor la única persona con la que puede conversar así es con Trunks, su timidez no la deja conversar normalmente con las personas aunque con Koron y Oliver iba ganando valor para tener una conversación larga.
Algo cae justo al lado de ellos, el polvo no los deja ver, segundos después la vista se aclara pero lo que causó eso ya no estaba allí.
-¡Casi caen sobre nosotros!- grita enfadado el joven saiyajin. Ambos se detienen al instante.
-¡Lo siento!- dijo la pequeña descendiendo junto al terricola hasta el suelo. Sus ropas estaban desgastadas y sucias, son una camiseta celeste con una calsa larga y negra con unos zapatos deportivos del mismo color. Oliver llevaba su gi naranja de la "Academia Tortuga" del Maestro Roshi, que también estaba desgastado por el duro entrenamiento.
-La comida ya está lista- exclamó la dulce joven humana señalando la cacerola.
-¡Genial!- el joven terrícola se sentó en el suelo por el cansancio.
-Que suerte, me muero de hambre- siguió a Oliver y se sentó al lado de él. El saiyajin frunció el entrecejo aunque nadie lo notó.
-Espero que les guste- exclamó entusiasmada la dulce humana.
-Gracias por la comida- exclamaron todos a la vez firmando un coro con sus voces.
El sonido del grillo cantando era la música en medio de la noche, todos están durmiendo dentro de la nave en dos colchones separados: en uno las chicas y en uno los chicos.
Trunks no podía conciliar el sueño, estaba acostado de costado dando la espalda a Oliver, mientras los demás roncaban el quedaba pensando en varias cosas: ¿Las esferas del Dragón podría hacer volver a Gohan? ¿Koron podrá pelear sola? ¿Qué es esa extraña sensación en su pecho que siente algunas veces?. Tonterías. Pensó, cerró los ojos para tratar de dormir.
Unas pisadas largas por el suelo de la nave despierte de nuevo al híbrido, éste abre de nuevo los ojos y observa a su alrededor, logra ver algo que se dirige hacia la conservadora de comida.
-Koron...- susurra en un tono la cual ella pudo escucharlo perfectamente -¿Qué estas haciendo? - se levanta un poco hasta sentarse encima del colchón.
-Tengo hambre- murmura observando hacia el suelo, todo era oscuro pero la escasa luz de la luna menguante refleja su tierno y pequeño rostro.
-No es hora de comer- bosteza en un tono bajo, pero al tratar de recostarse de nuevo para dormir los rugidos del estómago de la saiyajin lo interrumpen. Se puso de pie y se dirigió hacia Koron -¿Qué quieres comer?- pregunta mientras revisa el interior de la conservadora.
-Un sándwich estaría bien- responde señalando a ciegas a la comida.
El joven rebusca entre la comida y encuentra lo que ella deseaba -Ten, es de atún- se lo entrega sin ni siquiera mirarle la cara.
-Gracias- acepta la comida y se sienta recosatada por la pared. Trunks la sigue con una lata de gaseosa de naranja en la mano.
Cada uno consumía lo suyo en silencio, fueron como 2 largos minutos en medio de la oscuridad y sólo el canto de un pequeño grillo sonaba en el ambiente.
El híbrido ya había terminado, quiso colocar la lata vacía hacia un costado hasta que sintió el roce de algo peludo. Su reacción llamó la atención de la pequeña.
-Veo que ya te diste cuenta- murmuró, dio un ultimo bocado a su sándwich para continuar -Me volvió a crecer la cola- su voz era apagada, como si estuviera arrepentida por eso.
-¿Acaso no quieres que te crezca?- era como si leyera la mente.
-Yo tengo miedo...- su voz se quebraba, bajó la cabeza para que él no la viera aunque estaban en completa oscuridad -Tengo miedo de convertirme en Ozaru y asesinar a todos. Una vez me convertí y herí gravemente a mi padre.
-¿Y no puedes controlarlo?- preguntó preocupado. Su madre le había contado sus experiencias con Goku en forma Ozaru, y no fue muy bonito.
-No, nadie sabe como hacerlo- dobló sus rodillas y las rodeó con sus brazos -Ni mi padre, ni mi madre, ni ninguno de mis hermanos, nadie pudo controlar la transformación Ozaru.
Trunks quedó pensativo y en silencio, cuando ya estaba dispuesto a hablar fue callado por Koron.
-Pero prométeme una cosa, Trunks- su voz era rara para el saiyajin híbrido, no era ni la voz amargada ni la voz tierna y curiosa, era una voz seria.
-¿Qué?- su garganta se secó y entrelazó sus manos recostados en su barriga.
-Cada vez que me crezca la cola tú me la cortarás- simple y sencillo, nada más que cortarla. Trunks suspiró y asintió. Aunque ella no lo viera perfectamente supo que el aceptaría.
-Tú no quieres dañar a nadie ¿verdad?- la curiosidad lo inundaba.
-La verdad yo jamás desee ser una guerrera- se acurrucó al lado del joven, ya no aguantaba el sueño.
Eso no lo molestó al híbrido ya que aquel comentario lo sorprendió. Recordó a Gohan, recordó a él mismo, obligados a dejar todo para luchar contra los androides que habían asesinado a todos los guerreros que quedaban. Un sentimiento profundo de empatía se formaba en su ser, sabía lo duro que era eso, pero lo peor de todo es que alguien tan delicada como la pequeña Koron arriesga su vida contra alguien extremadamente poderoso.
Sin dudarlo rodeó el cuello de la pequeña saiyajin con su brazo y la abrazó de lado, era un abrazo muy diferente a otros, era uno de "Te entiendo". Koron se sorprendió pero se dejó llevar y cerró los ojos para tratar de dormir.
Las luces se encendieron revelándolos en frente a Mamoru dejando una situación incómoda y un malentendido. Ambos saiyajines se separaron rápidamente.
-Lo siento- habló la pelirroja como si hubiera hecho algo malo, su mano aún estaba en el interruptor de la luz -Si quieren puedo apagarla de nuevo y... Bueno...- se ruborizó mirando al suelo.
Koron abrió la boca para hablar pero las palabras no salían, no sabía como explicar lo que está sucediendo en realidad.
-No tienes que alertarte, Mamoru- habló el joven de cabellera lavanda -Koron tenía hambre, le di algo de comer y luego me dijo que tuvo una pesadilla- señaló con el pulgar hacia la pequeña -Y nos quedamos a conversar sobre aquello para que no tenga miedo- le había salvado. Internamente, Koron estaba agradecida.
-¿Koron tiene miedo?- preguntó con lástima acercándose hacia ella -No te preocupes Koron- colocó su mano en la cabeza de la pequeña saiyajin y acarició su suave cabellera -Nosotros estamos aquí para protegerte, no tienes que tener miedo- sonrió dulcemente sentándose en frente de su amigos.
La saiyajin observó de reojo al híbrido y le dedicó una leve sonrisa con una mirada dulce. Definitivamente se lo estaba agradeciendo.
-Bien- suspiró el joven levantándose del suelo -Vayamos a dormir, tenemos que despertarnos muy temprano.
Los tres se dirigieron en sus respectivos lugares y durmieron tranquilamente por unas cuantas horas hasta que los rayos del sol atravesaron las ventanas e iluminaron poco a poco el lugar.
-¿Lista?- preguntó el saiyajin con los brazos en posición de pelea mientras la luz del sol cruzaba el horizonte completamente indicando las siete de la mañana.
-Sólo si tú lo estás - respondió estando en la misma pose con una sonrisa desafiante.
-Recuerda Koron, aunque esto sea un entrenamiento quiero que utilices todo tu poder- suspiró y cerró los puños preparándose para la batalla.
-No necesitas repetirlo- lo observó duramente -Se perfectamente que debo hacer.
El sol ardiente comenzaba a quemar el suelo, ambos preparados con sed de batalla se observan fijamente. Colocan un pie delante el otro y prosiguen al gritar al unísono.
-¡Ahora...!