ENIGMA

By angievts

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corrí y corrí por el extenso bosque. Mis pies me dolían, como si quemaran. Las voces se escuchaban al fondo... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI
CAPÍTULO XXII
CAPÍTULO XXIII
CAPÍTULO XXIV
CAPÍTULO XXV
CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVII
CAPÍTULO XXVIII
CAPÍTULO XXIX
CAPÍTULO XXX
CAPÍTULO XXXI
Azahar
CAPÍTULO XXXII
CAPÍTULO XXXIII
CAPÍTULO XXXIV
CAPÍTULO XXXV
CAPÍTULO XXXVI
CAPÍTULO XXXVII
CAPÍTULO XXXVIII
CAPÍTULO XXXIX

CAPÍTULO XV

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By angievts



Dash.


Hace dos horas había aterrizado en Las Vegas. Me alojé en un hotel un poco retirado del centro para poder tener un poco de tranquilidad y seguridad.

Desde que entré en el territorio ya había empezado a ver las ostentosidades. Los residentes portaban trajes estrafalarios que iban hasta lo más cortos e insinuadores, hasta personas recorriendo las calles disfrazadas de personajes y famosos icónicos. Las calles estaban rodeadas de todo tipo de gente. Era ruidosa, aglomerada y con una versatilidad caótica. Contemplé a mí alrededor con más detalle y aunque veía mucho turista, era un contraste bastante singular.

Era una ciudad bastante concurrida, y he de recalcar que por cualquier lado que miraras habían construcciones suntuosas que dejaban sin habla. Estaba muy acostumbrado a la vida desmedida que tenían aquí, pero a su vez me seguía sorprendiendo el libertinaje que había todo a mi alrededor.

Hice mi checking y uno de los empleados me ayudó con el equipaje. Esta vez cambié mi vestimenta por una camisa blanca manga larga, unos pantalones negros, mocasines y unos lentes de sol. No era mi tipo de vestuario, pero debía de alguna manera u otra encajar tan siquiera un poco. No podía andar por estas calles con un buzo negro y siempre con mi capota puesta y mis vans desgastados. La gente miraría intrigada y lo que necesitaba era pasar por desapercibido.

Abrí mi dormitorio e inmediatamente cogí el celular que había tenido todo este tiempo apagado. Puse la tarjeta y llamé a Azahar. Era el único aliado que tenía y que me ayudaría a ubicarlo en esta gran metrópoli.

―Azahar― dije cuando escuché su voz al otro lado de la línea.



***



―Hice lo que me dijiste― apareció el árabe, con su característico traje gris. En su mano izquierda traía los planos que le dije―. Averigüe con mis socios. Aunque al principio no querían cooperar, a al final logré ubicarlos.

Asentí con la cabeza. Me terminé de tomar la soda que había pedido en el bar del hotel.

― ¿No es mejor un trago?­―preguntó este, divertido.

―No tomo alcohol.

Miré a mi alrededor y me levanté de la silla y lo guié hasta el ascensor para subir a mi cuarto. Debíamos ser delicados con este tema.

Azahar era un enemigo en potencia de mi padre. Lo conocí un día que él y su élite llegaron a atacar a Akram y Hasam y a sus hombres. El me vio, que estaba debajo de un escritorio de madera escondiéndome de los continuos disparos. Furioso, se acercó a mí y tiró de mi brazo. Por su expresión, no era difícil deducir que había sido reconocido. Sin embargo yo era muy joven aun para estar metido en tanta mierda como lo era ese mundo.

Suplicándole le dije que todo ese tiempo había sido manipulado por ese hijo de puta, y que ahora me encontraba secuestrado junto con mi familia. Afirmé que no tenía idea de cuál era el paradero de mi padre y que lo único que quería era escapar de la crueldad a la que era sometido día tras día.

Así fue como empezó una amistad. Fue un inicio poco convencional, pero pasé de ser un simple mocoso que hacían con él lo que les placía, a un chico infiltrado que les pasaba toda la información a su grupo. Así fue como logré escaparme de sus asquerosas garras.

Entramos a mi habitación y encendí la luz. El rápidamente ubicó la mesa de vidrio reluciente y explayó el gran plano. Serví un vaso de agua y me acerqué a él. Apoyé las palmas de mis manos en la mesa y meticulosamente grababa cada línea.

―Hace poco llegaron al edificio Emirates Towers―retiró su saco dejándolo en el espaldar de la silla―. Según tengo entendido se han estado moviendo a lo largo de los países latinoamericanos y territorio estadounidense.

Me tenso y él lo nota.

―De hecho ya sabes que Akram y Hasam estuvieron en Lanesboro―miró dudoso.

Asentí y el continuó:

―Lo que investigó Zaida es que alguien de aquí Estados Unidos que está asociado con ellos, está siguiendo muy de cerca tus pasos― hace una pausa, pensando―. Lo que se me hace raro es que eres muy cuidadoso en ese lugar. No entiendo cómo pudieron llegar.

Yo si sabía cómo.

―El edificio es muy custodiado y más ahora, que se esconden grandes magnates― rió por lo bajo―. Bueno, grandes criminales, pero que ante los ojos de Dubái son millonarios respetables.

»La primera torre es un hotel 5 estrellas donde se hospedan los grandes dirigentes y sus aliados más confiables. Las plantas más altas están rodeadas de hombres con artillería con orden de disparar en el cualquier momento. Por otro lado, en la otra torre están las oficinas. Muchas están destinadas para trabajos públicos, aunque se dice que es una fachada ya que es el centro de operación de ellos.

― ¿Entonces ahí es donde siguen operando? ― pregunté. El asintió―. Es imposible derrotarlos para que nos dejen tranquilos.

―Imposible no. Tenemos algo a nuestro favor y es que Akram y el otro han estado tranquilos porque hace un año el resto de clanes han aceptado la derrota.

―Él sabe que tu equipo es un enemigo inminente.

―Es cierto, pero como puedes comprender es justo lo que buscaba; Que se confiaran tanto para yo tener tiempo de estructurar mi estrategia y poder derrocarlos.

Me levanté y fui a prender un cigarro. El arrugó la nariz, pero no menciono nada al respecto. Me acerqué nuevamente al plano estudiándolo más a fondo.

―Si entramos por los conductos, esquivaremos todos los hombres armados. El problema es que son muy estrechos y mis hombres no cabrían por ahí. Con el mínimo ruido los pondremos alerta.

― ¿Qué otra forma hay?

Guardó silencio, observando el plano atentamente.

―Bueno... ese lugar está protegido todos los días, 24 horas, pero si logramos infiltrar a alguien como un simple turista que quiere descansar podemos idear una nueva estrategia.

―Es un hotel costoso­―alegué―. No creo que se crean tan fácil el cuento de que es un turista común.

El hizo una mueca dándome la razón.

― Otra idea es atacar directamente a Hasam―sonrió―. Hasam es uno de los grandes proxenetas de Dubái, sino es el más poderoso e influyente―sacó su teléfono y tecleando velozmente, me enseñó una fotografía―. Él es el príncipe heredero. Es un joven mimado que se la pasa entrometiéndose en asuntos ilegales.

Me fijé bien en la foto. Se notaba que era un riquillo caprichoso.

―Hace poco en una intervención que hicimos en una fiesta privada del heredero, estaban Akram y Hasam. Eran muy pocos los presentes y todos eran gángster o socios de ellos dos. Estaban rodeados de mujeres vestidas con burkas.

― ¿Eso se puede? ―pregunté inocentemente.

Azahar soltó una carcajada ruidosa.

―Por dios, Dash. Todo es posible rodeándote de las personas correctas, y por supuesto, con mucho dinero de por medio. El principito se encargó que su celebración fuera privada y que nadie se enterara.

Todo esto me hacía doler la cabeza. De alguna manera me hacía sentir como si aún fuera parte de ellos.

―A lo que quiero llegar es que el príncipe tiene contacto directo con ellos dos. Su debilidad son las putas y las drogas.


***



Zaida, una mujer asiática criada en territorio árabe, estaba acomodándose su burka, que a decir verdad le quedaba excelente. Azahar estaba impartiendo órdenes a los hombres mientras estos se colocaban los chalecos antibalas y cargaban sus armas. La asiática subió una pierna en el borde de la silla donde estaba, dejando al descubierto un liguero color negro. Me otorgó una sonrisa de picardía mientras acomodaba su arma. Era atractiva, de hecho sus ojos rasgados y su piel blanca y labios ligeramente rojos la hacían ver apetitosa. Sin embargo siempre había mantenido compostura frente a las mujeres. Nunca habían sido una ficha importante en mi vida.

Solté el humo y me levanté. Apagué el cigarro. Ella me seguía observando, pero con un asentimiento de cabeza fui directo al cuarto de baño para cambiarme.

Ya hace casi tres días que estaba aquí. Las horas transcurrían organizando las posiciones, estrategias, puntos estratégicos, horas, etc. Había sido sumamente agotador. Apenas y habíamos podido dormir, pero hoy era el gran día. Si todo salía como lo teníamos planeado, era el fin de ellos.

Me quité la camisa para ponerme el chaleco antibalas. Tomé la camisa negra y la empecé a botonar despacio. 

Un joven de Pakistán con el que tenía contacto Azahar, quien tenía un negocio de tráfico de drogas, logró comunicarse con Hasam. Le ofreció una gran cantidad de dinero a cambio que le ayudara a negociar con el heredero para ser quien le proveerá la droga. Por supuesto Hasam se en interesó mucho en el dinero que recibiría. Cerró trato con el Pakistán y le dijo que organizaría una reunión privada para debatir al respecto.

La reunión era hoy. Zaida era la encarga de infiltrarse entre las mujeres que habían contratado para el espectáculo. Cuando Zaida nos diera la orden por el micrófono instalado, entonces era momento donde ellos debían intervenir.

Acomodé el micrófono y la puerta se abrió, dejando ver a Azahar que ya estaba encubierto con su arma sujeta entre sus brazos con confianza.

―Es hora. Recuerda, hazle creer que estás arrepentido.


***



La foto de arriba es como me imagino a Azahar.

Este capitulo me costó escribirlo mucho, pero me gustó el resultado, espero que a ustedes también, y por supuesto gracias por el apoyo.

Si les gusta no olviden votar y comentar, eso motiva mucho a los escritores. 

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