ENIGMA

By angievts

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corrí y corrí por el extenso bosque. Mis pies me dolían, como si quemaran. Las voces se escuchaban al fondo... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI
CAPÍTULO XXII
CAPÍTULO XXIII
CAPÍTULO XXIV
CAPÍTULO XXV
CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVII
CAPÍTULO XXVIII
CAPÍTULO XXIX
CAPÍTULO XXX
CAPÍTULO XXXI
Azahar
CAPÍTULO XXXII
CAPÍTULO XXXIII
CAPÍTULO XXXIV
CAPÍTULO XXXV
CAPÍTULO XXXVI
CAPÍTULO XXXVII
CAPÍTULO XXXVIII
CAPÍTULO XXXIX

CAPÍTULO XIII

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By angievts


Dash.

Esta semana ha sido una mierda, al igual que la anterior y las que siguen. Hace exactamente dos semanas que vi a Arienne en su colegio. Desde ahí me he mantenido encerrado haciendo estrictamente lo necesario: comer, dormir y fumar. Mi hermana por otro lado, se ha ido a la ciudad con Luke al cine. Al principio mostré mi descontento, pero no podía privarla a que saliera a divertirse un poco, o iba a terminar peor que yo.

Estas dos semanas las pesadillas apenas y me dejaban descansar. Me despertaba a cada momento sudando y asustado. Melody no sabía nada y por supuesto, no se lo contaría. No quería que se repitiera el incídete de días atrás.

Trataba de fumar lo más lejos de ella para que no se diera cuenta y se preocupara. Por fortuna, Los ataques de ansiedad no habían vuelto a repetirse.

Por otro lado, Luke logró que los socios de mi padre desaparecieran, lo cual me tranquilizaba en cierta medida, pero también me había puesto en alerta a cualquier otro movimiento sospechoso. Ellos no se iban a quedar tranquilos hasta encontrarme. Revisé los documentos y pude encontrar una pista importante que me abría paso a investigar a Akram, quien era un importante inversionista en los Emiratos Árabes unidos. Se es conocido como un país más rico del mundo, pero algo que aprendí al lado de mi padre en todos esos años de trabajo, es que no todo el dinero que posee los grandes magnates del susodicho país viene de fuentes legales. Se han encargado de crear una buena reputación, pero desde el fondo se maneja toda la corrupción y criminalismo.

Los actores corruptos y criminales de todo el mundo operan a través o desde Dubái. Los señores de la guerra afganos, los mafiosos rusos, los cleptócratas nigerianos, los lavadores de dinero europeos, los destructores de sanciones iraníes y los contrabandistas de oro de África Oriental, encuentran a Dubái un lugar idóneo para operar. Así fue como mi padre llegó al poder rápidamente¸ rodeándose de gente peligrosa pero que sabía cómo moverse sin ser descubiertos. Por supuesto, mi progenitor era ambicioso de poder y este era el golpe perfecto que necesitaba. Era el escenario ideal para su negocio de lavado de dinero y enriquecer aún más esos bolsillos que ya rebosaban.

Akram era el socio crucial de mi padre. Cuando sus fuerzas se unieron todo el mundo creía que serían invencibles y muchos carteles empezaban a tenerles miedo, o por lo contrario, los veían como una competencia que debía ser destruida. Ahí fue donde empezó una guerra sangrienta, donde el clan de mi papá estaba decidido a ganar. No les importó destruir a todo el que se impusiera en su "lucha".

«― ¡Ya te dije que no me importa nada!―vociferó mi padre, hablando por teléfono.

Hace unas horas hubo un golpe que desestabilizo a sus aliados, dejando más de una cuarta parte de sus miembros muertos. Eso le tomó por sorpresa haciendo que su estrés e ira subiera a niveles amenazantes. Se la pasaba caminando por su despacho dando órdenes, viendo planos y creando estrategias con Akram y Hasam, quienes también tenía todas las de perder en esta contienda.

―Debemos retroceder­― aseguró el oficial a mi padre.

Este lo miró con ganas de asesinarlo, y entendió que esa no era opción para mi padre. Pues hacerlo era perderlo todo; Su poder, su dinero, su estatus y por supuesto, su orgullo. Así que el iría hasta el final.

― ¡Se mata el que se tenga que matar, pero aquí no nos rendimos! ―sostuvo.

Todos asintieron y se marcharon. Yo me quedé sentado en mi silla, suplicando que no se desquitara conmigo o me mandara allí a defenderlo.

Se sentó en su silla mientras seguía mandando a la gente que había comprado para que acabara con sus enemigos. Muchos se habían querido salir―pero como era de esperarse― En este negocio el que entra no sale, al menos que no sea un tiro en su cabeza. Me tocó presenciar como daban de baja a civiles que por tomar una decisión errónea, ahora los apuntaban con un arma asegurándoles que iban a morir. Otras ocasiones, me había tocado la horripilante orden de yo mismo fusilarlos, y era eso lo que me atormentaba cada noche, haciéndome Sentir culpable.

―Tu― me miró con rabia. Sabía que estaba perdiendo― ¡Sirve para algo y vete a poner en práctica lo que te hemos enseñado!

Me iba a negar, pero los hombres que cargaban el pesado armamento, me sujetaron por los hombros y me arrastraron a ponerme el uniforme y entregarme las armas que tanto detestaba y que me obligaban a utilizar y a manchar mis manos.

Los miré con odio. Sin embargo, ellos solo me ayudaban a ponerme los fusiles y los cargadores. Me empujaron por los vacíos y largos pasillos hasta llegar afuera donde había una guerra campal que me partía el corazón. Ver cómo la gente se ponía en contra de la otra por un miserable pedazo de papel que al parecer importaba más que sus vidas, que su familia.

Arremetieron contra nosotros y sin quedarme de otra, empecé a disparar a diestra siniestra sin importarme a quien le caía un disparo. Todos eran contra todos. Clanes de otros países como Brasil, Rusia, Alemania estaban aquí, contra mi padre. Queriéndole quitar todo lo que había conseguido suciamente.

Quería ponerme de sus lados, disparar contra el recinto donde se escondía la escoria que se hacía llamar padre, pero me tenían aprisionado, amenazado con lo único que me quedaba. Aunque fuera una mala persona, y mereciera la miseria de vida que tenía, debía protegerlas con todo lo que tenía.

Encapuchados con sus rifles y bombas de humo se acercaban más al gran portón. Estábamos acorralados, estábamos perdiendo. Los hombres de mi padre yacían en el suelo con su sangre derramada por el asfalto. Quedábamos pocos y ellos eran muchos. Volví a cargar mi arma y apunté a los que atacaban a los de nuestro bando. Se desplomaron y aproveché que distraje a los enemigos, escabulléndome por las escaleras. Me escondí en el muro más cercano. Los clanes seguían atacando sin piedad. Estaban decidíos a derribarlo.

Apunté nuevamente y derribé a cinco. Así seguí matando con un disparo preciso en el lado izquierdo de sus tórax hasta que nuevos aliados de mi padre llegaban ayudarnos.

No sé cuánto tiempo estuvimos salvándole el cuello a ese hijo de puta, cuando por fin vimos que muchos se retiraban, pero otros seguían insistentes en entrar al lugar. Los dos oficiales que mi papá había comprado, sacaron una metralleta y la descargaron en son de nada. Cada vez éramos menos los sobrevivientes. Las puertas se abrieron de repente y Akram y Hasam aparecieron con dos metralletas más, acabando con los hombres que aún seguían disparando en mi contra.

Miré el escenario y todo era lleno de cuerpos sin vida. Había inocentes, personas que por cometer errores acabaron así. También habían grandes delincuentes que lo único que querían conseguir era el poder y cobrar venganza por las fechorías de mi padre.

Miré a los hombres que estaban igual de cansados que nosotros. Asentimos con la cabeza y entramos al lugar, pero nos llevábamos una gran sorpresa cuando mi padre había abandonado su gran despacho.

―grito Akram.

" hijo de puta"

Empezaron a llamarlo, pero era imposible localizarlo. Buscaron por todo el lugar dándose cuenta que se había llevado gran parte del dinero.

El muy cobarde traidor se escapó, cuando estábamos arriesgándonos para salvarlo.

Los árabes estaban furiosos y empezaron a destrozar todo lo que había a su alrededor. Me miraron y me cogieron del brazo llevándome no sé a dónde. Pero me tranquilicé cuando vi a mi hermana y a mi madre que las cogía otros de los cabecillas y nos llevaban por detrás del edifico para montarnos en una camioneta.

Mi madre y mi hermana lloraban desconsoladamente y ellos solo trataban de ubicar a mi padre quien seguramente si lo encontraba iba a ser vilmente asesinado.

―Más vale que su marido aparezca o ustedes pagaran las consecuencias―advirtió Hasam.

Empezaron a conducir y yo protesté.

―No creo que él se inmute porque nos tengan como rehenes.

―Que lastima― dijo el otro árabe, con la vista fija en la carretera―. Pero de aquí no salen si el hijo de puta de Matthew Cox no aparece.»


Miré los boletos de avión que Luke me compró.Suspiré y bajé las escaleras. Tenía que recoger la ropa antes de que Melody y Luke regresaran. Saqué la maleta y empaqué solo lo necesario. Corrí la estantería y saqué el dinero que necesitaba. Cerré mi equipaje, cogí mi cigarro y lo prendí. Di la calada más profunda y caminé hasta la entrada. La cerré y caminé hasta la casa de Luke donde me había dejado su moto para transportarme.

Vigilé a mí alrededor que nadie estuviera cerca, y entonces, me subí en la moto rumbo al aeropuerto.

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